PABLO GONZÁLEZ, LIBERADO

Las incógnitas por aclarar del caso del periodista Pablo González tras ser entregado a Rusia junto a siete espías

Miembros de varias asociaciones con carteles durante una concentración por la liberación del periodista Pablo González, ante el consulado de Polonia en Madrid, a 26 de junio de 2024, en Madrid (España).

Las muestras de alegría, alivio y solidaridad por la liberación del periodista español Pablo González tras pasar 28 meses en un duro régimen de aislamiento en una prisión de alta seguridad acusado de espionaje, siguen sucediéndose un día después de que fuera entregado por Polonia a Rusia junto con otros siete presos acusados o condenados como agentes del Kremlin. Desde el Gobierno español, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (Sumar), manifestó "muchísima satisfacción" por su salida de prisión y expresó su deseo de que nunca más vuelva a ocurrir. También el Ejecutivo vasco, que, a través de su consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, calificó de "increíble" la detención de González y su envío a prisión preventiva sin acusación formal ni juicio, en un país del "corazón" de Europa como es Polonia.

Desde el periodismo, que ha defendido desde el primer momento la libertad del corresponsal, también se han sucedido las manifestaciones de solidaridad. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) expresó este jueves "la enorme satisfacción" por la puesta en libertad tras un régimen de encarcelamiento "inhumano", con largos períodos de incomunicación familiar y aislamiento, todo ello sin acusación formal. Más moderada ha sido, sin embargo, la reacción de Reporteros sin Fronteras, que se ha limitado a publicar un tuit en el que muestra su alegría "por su familia" pero advierte que ahora "le corresponde a él dar las explicaciones sobre su caso".

Fuentes de esta última organización, que durante el cautiverio de González pidió su libertad y organizó actos públicos reclamando un juicio justo, aseguran que han decidido ahora mantenerse más cautos. "Nos falta información, esperaremos a escuchar su versión", dicen. Consideran que las condiciones de detención en Polonia no eran justas, pero no ocultan sus dudas por cómo ha sido liberado, en un intercambio con Rusia junto a otros acusados y condenados por espiar para Rusia. En la noche de ayer, González fue recibido a pie de escalerilla del avión en Moscú por el presidente Vladímir Putin, el jefe del servicio de espionaje exterior, Sergei Naryshkin, y el ministro de Defensa de ese país -en el que González nació y del que también tiene la nacionalidad-, Andrei Belousov.

La agencia estatal rusa Ria Novosti difundió además unas imágenes de Putin prometiendo condecoraciones a los intercambiados, entre ellos el español. "Quiero agradecerles por ser fieles a su juramento, al deber y a la patria", les dijo a todos ellos, entre los que se encontraba el sicario Vadim Krasikov, condenado a cadena perpetua en Alemania.

Más allá de la alegría de Yolanda Díaz, la reacción de la parte socialista del Gobierno, y en concreto de Pedro Sánchez y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, los que dirigen la política exterior, ha destacado por inexistente. El Ejecutivo, que ha prestado asistencia consular a González mientras ha estado preso, ha preferido mantener las cautelas ante el modo por el que ha sido liberado. Polonia, el país en el que estaba encarcelado, es miembro de la OTAN y de la Unión Europea (y por tanto parte del Espacio Judicial Europeo), y es considerada una democracia equiparable a la de cualquier otro socio comunitario.

Durante los dos años largos que González ha permanecido en prisión, la justicia española ha colaborado con la polaca en el esclarecimiento del caso, al menos en una ocasión. El juzgado central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, que dirige María Tardón, recibió una solicitud de cooperación jurídica internacional del tribunal polaco encargado del caso en el que se solicitaban algunos datos relativos a la nacionalidad del periodista español. Fuentes de la Audiencia aseguran que la información requerida se envió a Polonia.

En un tuit publicado en la tarde del jueves, el primer ministro polaco Donald Tusk aseguró que el intercambio de prisioneros "fue posible gracias a la participación de nuestro Estado". También el presidente de EE UU, Joe Biden, agradeció expresamente en un comunicado la participación de Polonia en las negociaciones. De todos los prisioneros en países occidentales intercambiados con Rusia, solo González procede de este último país. EE UU, por su parte, ha aportado tres presos; dos Eslovenia y Alemania y Noruega, respectivamente, uno. Todos están acusados o juzgados por supuesto espionaje. El jefe de Departamento de Seguridad de Polonia, Jacek Siewiera, calificó al hispanoruso, el único intercambiado que sale de ese Estado, de "oficial del GRU", es decir, del servicio de inteligencia militar ruso. Y lo mismo hizo un portavoz del Ministerio del Interior.

Según publicó el periódico polaco más importante ayer, Gazeta Wyborcza, las autoridades de ese país sitúan a González entre los supuestos agentes que habrían vigilado a opositores rusos, entre ellos, el activista Boris Nemtsov. En su artículo, el diario asegura que el periodista español había sido detenido en Ucrania y posteriormente expulsado de ese país al carecer de acreditación para estar en zonas de conflicto. También lo sitúa en el entorno de otro supuesto miembro del GRU, con el que habría viajado de Moscú a San Petersburgo con billetes de avión adquiridos desde una misma cuenta bancaria, según una filtración de datos del sistema ruso Sirena-Travel.

Su defensa, dirigida por el abogado Gonzalo Boye, niega todas las acusaciones. En un comunicado hecho público el jueves, aseguró que la liberación "marca un hito significativo en favor de la libertad de todos los periodistas que se encuentran en estos momentos presos en diversos países". La nota también apuntaba a que la excarcelación se había producido "por razones humanitarias" y "reconociendo el valor y la importancia del periodismo". "El intercambio ha sido posible gracias a intensas negociaciones entre las partes implicadas y a un exhaustivo trabajo jurídico que ha asegurado un marco legal adecuado para su materialización garantizando el respeto a los derechos y la dignidad de los periodistas involucrados", añadía. "Las autoridades rusas han demostrado un interés real en buscar una solución mientras que otros se han centrado en criminalizar a Pablo González en lugar de defenderle", concluía.

La pareja de González y madre de sus tres hijos, Oihana Goiriena, ha asegurado este viernes que el periodista todavía no se ha puesto en contacto con ella, a la espera de que sea sometido a diversas pruebas médicas en Moscú, informa Europa Press. Goiriena ha señalado que, durante los casi dos años y medio de encarcelamiento, no se ha celebrado ningún juicio en Polonia porque "la justicia polaca no tenía cargos que presentar". "Las pruebas que decían tener no han aparecido en dos años y medio y no les interesaba llevarle a juicio", ha dicho. Su compañera cree que el periodista volverá a España "cuando pueda". "Su familia está aquí y pienso que su familia será su prioridad".

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