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Este domingo no sólo se decide el candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Andalucía, siempre y cuando alguno saque más del 50% y no vayamos a una segunda vuelta. Las primarias de la mayor federación del partido, en las que están convocados a votar 45.374 militantes con tres candidatos en el menú –dos con opciones, Susana Díaz y Juan Espadas; y un outsider, Luis Ángel Hierro– ponen más elementos en juego.
1. Consecuencias en Ferraz
Juan Espadas es el candidato apoyado por Ferraz. "Pero no es el candidato de Ferraz", insisten sus afines. No es lo mismo. El alcalde de Sevilla no es, en realidad, un hombre con trayectoria de proximidad a Pedro Sánchez, con el que ha tenido poco trato. Se conocen y se respetan, y la dirección de Pedro Sánchez ha maniobrado en su apoyo. No obstante, Espadas está lejos de ser un sanchista –de hecho, por eso se presenta Luis Ángel Hierro, para reivindicar al Sánchez de las bases y más tendido a la izquierda de 2017–. Su alejamiento de Díaz, a la que apoyó en las primarias de 2017, sólo se produjo tras la pérdida de la Junta.
Un carrusel de acontecimientos ha terminado cebando la idea de que está bajo la tutela de Ferraz. ¿Qué ha pasado? Referentes del sector crítico llevan presionando casi desde el arranque de la legislatura a la dirección federal para que maniobre contra Díaz y promueva una alternativa, indican fuentes de dicho sector. La demora de Ferraz, que antes intentó convencer a Díaz de una salida pactada, llegó a alimentar la hipótesis de candidatos espontáneos o impacientes lanzados al ruedo contra Díaz sin esperar a que saliera un candidato de peso.
Esta posibilidad acabó precipitando las decisiones en marzo, cuando el nombre de Espadas empezó a circular ya de manera imparable y finalmente se impuso como opción bendecida por Ferraz y aceptada por los críticos andaluces, que también habían manejado –algunos con más entusiasmo– el de María Jesús Montero. Aunque desde el equipo de Espadas insisten en no fue Ferraz el que le dijo al alcalde que se presentase, sino al revés, y en que el alcalde es autónomo y ha medido sus propios tiempos, lo cierto es que la dirección federal se apresuró a darle su apoyo antes incluso de que él confirmase su candidatura. Es difícil que no sea visto como el aspirante de Sánchez, porque es obvio que este lo respalda. Pero lo cierto es que en su candidatura y sus mensajes ha mandado él.
Una derrota de Espadas supondría inequívocamente un golpe para el secretario general del partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un momento delicado, el mismo día en que la derecha se manifiesta en la Plaza de Colón contra los indultos y con los malos resultados de la Comunidad de Madrid todavía coleando. A ello se sumaría una mejor posición de Díaz a la hora de elegir los delegados andaluces al Congreso federal, previsto para octubre. En cambio, un triunfo de Espadas supondría que, por primera vez, la cabeza del socialismo andaluz se alinearía con Sánchez.
2. División del partido
Hay algo en lo que coinciden partidarios de uno y otro candidato: los militantes les piden "unidad" gane quien gane. "En esto, Juan lleva ventaja", señalan desde el entorno de Espadas, donde creen obvio que Díaz no es una figura que evoque unidad, dado su largo historial de batallas orgánicas, la más sonada –imborrable– la protagonizada contra Pedro Sánchez, de cuyo derribo en el famoso comité federal de 2016 Díaz fue protagonista. Es frecuente entre sus críticos el reproche a Díaz por el intento de impedir que María Jesús Montero fuera cabeza de lista por Sevilla en las elecciones generales de abril 2019, abundando en su largo enfrentamiento interno. "Nunca me he creído su reivención", señala un secretario local afín a Espadas. "No ha hablado contra Sánchez sólo el tiempo que le ha venido bien no hablar", añade, convencido de que, llegado el caso, volvería a convertirse en referente de la contestación interna si en Ferraz y Moncloa van mal las cosas.
Afines a Espadas creen que el mensaje de Díaz apelando a la autonomía de Ferraz es ambivalente. Por un lado, puede ser efectivo ante unas bases con patriotismo de PSOE andaluz, una federación que ha tenido históricamente personalidad propia y donde puede calar el mensaje contra una supuesta injerencia; pero, por otro lado, un discurso así –analizan– es identificado por los que desean unidad como un obstáculo para una futura pacificación. "La gente de Susana está empleando mucho la palabra 'traición'. Después de la traición, siempre viene la venganza. Eso la gente lo sabe", señala un afín a Espadas. Los próximos a Díaz insisten en que también cuidará de la unidad desde el mismo lunes y ponen el énfasis en la necesidad de un PSOE sin tutelas de Ferraz. Además, recalcan que Díaz no ha recibido un trato justo, ya que ganó las elecciones, a pesar de lo cual Ferraz ha maniobrado "desde el minuto uno" para apartarla, señala un próximo.
Si el alcalde de Sevilla gana, se convertirá en candidato del PSOE andaluz, pero la secretaria general seguiría siendo Susana Díaz. Eso abre un posible escenario de bicefalia hasta el congreso andaluz, que tendrá lugar previsiblemente a final de año. Está por ver qué actitud toma Díaz en caso de derrota, si da un paso al lado o sigue disputando posiciones de poder. También queda pendiente aclarar cómo se organizaría la oposición a Juan Manuel Moreno (PP) con un partido con una secretaria general y un candidato que acaban de enfrentarse. ¿Quién llevaría la batuta de la oposición en el último tramo de la legislatura?
Todo ello, en caso de que gane Espadas. Si gana Díaz, habrá que estar pendiente de los movimientos de Espadas. "Pase lo que pase, ya es un referente, que ha acumulado mucho capital político", señala uno de sus afines, que está convencido de que ni siquiera una derrota terminaría con su intento de liderar el PSOE andaluz. Habría que esperar, dice, a los resultados que obtuviera Díaz en las elecciones.
Ver másDíaz promete un PSOE andaluz sin tutelas y Espadas le replica que su tiempo ya pasó
3. ¿Candidato y alcalde?
Juan Espadas es, además de aspirante a convertirse en candidato del PSOE a la presidencia de la Junta, el alcalde de la mayor ciudad gobernada por el partido en toda España, Sevilla, con cerca de 700.000 habitantes. Si sale elegido, tendrá que elegir el momento en que abandona la alcaldía sin haber terminado el mandato, que se prolonga hasta 2023.
Desde su entorno, el mensaje no ha cambiado desde que confirmó su candidatura: seguirá como alcalde hasta que Moreno convoque elecciones autonómicas. De modo que tendría que hacer compatible la gestión en Sevilla con la campaña que deberá abrir en cuanto acaben las primarias, ya que tiene tarea por delante para darse a conocer entre el electorado de toda Andalucía y presentar un proyecto con posibilidades frente al PP, al que las encuestas pronostican una mayoría junto a Vox.
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