EL NUEVO CURSO POLÍTICO

La inestabilidad de algunas comunidades del PP puede malograr el primer año sin elecciones en una década

Alberto Núñez Feijóo interviene en la última sesión de control del año en el Congreso.

Bienvenido 2025. Y España no recuerda un año de calma electoral así como el que se adentra desde 2013. El país ha vivido una década, entre 2014 y 2024, dominada por un calendario complicado más allá de lo previsto con repeticiones de elecciones generales y varios adelantos en las autonómicas que han hecho que la tensión de las urnas haya marcado cada minuto de la vida política. 

El año 2025 llega sin que tenga que haber ninguna convocatoria de elecciones generales, europeas, autonómicas y municipales. Un hecho que puede influir en la forma de hacer política y que contrasta, por ejemplo, con la ansiedad del escenario provocado el año pasado por las elecciones gallegas, vascas, catalanas y europeas y, hace dos, por las autonómicas y municipales del 28M y las generales del 23J.

De esta manera se cierra el círculo de una década que ha convulsionado todo el país en las urnas. El punto de partida fueron las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014, fecha en la que por primera vez el bipartidismo del PSOE y del PP no superó el 50% de los votos y se abrió camino el nuevo mapa con la irrupción de Podemos en las instituciones. Al año siguiente llegarían las autonómicas y municipales que provocaron los gobiernos del cambio y las generales. Unos comicios que por primera vez se tuvieron que repetir en España a los seis meses al no haberse logrado una investidura.

Pero España estaba llamada a vivir experiencias novedosas como pasó en 2017, cuando se convocaron elecciones catalanas bajo el paraguas de la primera aplicación en la historia del artículo 155 en Cataluña. En 2018 habría comicios en Andalucía, que supusieron el fin del PSOE en la Junta, la histórica llegada del Partido Popular al Palacio de San Telmo y la vuelta de la ultraderecha a las instituciones a través de la papeleta de Vox.

España viviría en 2019 un super año electoral, con dos victorias de Pedro Sánchez el 28A y en la repetición del 10N, además de europeas, autonómicas y municipales. En 2020 transcurrieron las primeras elecciones en una pandemia con mascarillas en Euskadi y Galicia. El año 2021 estuvo marcado por la victoria holgada de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, mientras que en 2022 las urnas se pusieron en Castilla y León y en Andalucía.

Pendientes del PP y Vox

Este año, de partida, las urnas no tienen que desempolvarse. Algo que parece casi imposible en la política española. Desde La Moncloa se repite que no hay ninguna intención de convocar elecciones y que la legislatura aguantará hasta 2027. Esta tranquilidad puede verse malograda principalmente por la inestabilidad de algunas autonomías gobernadas por el Partido Popular, donde es necesario el voto de Vox para lograr mayorías absolutas. La relación entre las derechas es específica en cada territorio, pero en todas ellas los de Santiago Abascal están tensando la cuerda con sus antiguos compañeros de gobierno, a los que dejaron con la excusa de rechazar la distribución de menores migrantes no acompañados.

A pesar del ruido en el panorama nacional, la inestabilidad está más presente en las comunidades autónomas donde el PP depende de Vox. Castilla y León, Balears y la Región de Murcia acaban de prorrogar presupuestos, mientras que está pendiente del apoyo de la ultraderecha para sacar las cuentas en Extremadura, Aragón y la Comunitat Valenciana.

La falta de entendimiento de la derecha con la ultraderecha para las cuentas está dejando sobre la mesa la posibilidad de que algunos presidentes puedan apretar el botón electoral. Muchas de las miradas están puestas en Alfonso Fernández Mañueco, que, en teoría, es el que debe inaugurar el próximo ciclo electoral en 2026. La gran duda del barón del PP, como le pasa a otros de sus compañeros, es si poniendo las urnas lograrán la mayoría absoluta que tanto anhelan. En círculos del PP se recuerda que precisamente Ayuso logró su primera mayoría absoluta atrayendo a votantes de Vox desencantados por haber tumbado la ultraderecha las cuentas de Madrid el año anterior.

En cambio, también hay voces del Partido Popular que tienen más miedo a tirar los dados porque a Vox le va bien en las encuestas tras la ruptura con el PP y sube en la Comunitat Valenciana por la gestión de la dana. A favor de ir a las urnas, Fernández Mañueco tendría la baza de la situación interna del PSOE regional, que está en pleno proceso congresual y no hay un acuerdo todavía sobre la Secretaría General. El nombre que más suena en estos momentos es el del alcalde de Soria, Carlos Martínez, para empezar una nueva etapa sustituyendo a Luis Tudanca.

La posibilidad de ir a elecciones también está encima de la mesa de Marga Prohens, la presidenta de Balears, cuya relación con Vox es mala. Va a prorrogar las cuentas para este año y terminó alineándose con la izquierda, a través de una abstención del PP, para no derogar la ley de memoria histórica. El problema que tiene también es que la jugada de ir a las urnas no le lleve a la mayoría absoluta y acabe, como suelen decir en el PP, “haciendo un Mañueco”. En Murcia, la relación también es pésima entre la derecha y la ultraderecha. Los de Santiago Abascal acusan al presidente popular de que "las cuentas de la comunidad están en la quiebra" y que están “a la cola del informe PISA”: “López Miras está condenando a la miseria a nuestros hijos con el bajo nivel educativo que se está implantando en las escuelas”.

Junto a Castilla y León, en 2026 también tocan elecciones en Andalucía. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, sostiene que no tiene intención de adelantarlas: “No hay ninguna posibilidad por una razón: tenemos una mayoría suficiente que nos permite gobernar y aprobar los presupuestos en tiempo y forma. Contar ya con unos presupuestos de la comunidad aprobados por el Parlamento y que entrarán en vigor el 1 de enero de 2025 es estabilidad y credibilidad. Salvo que hubiera un fenómeno extranatural o una causa mayor de pasar algo muy grave que motivara un adelanto electoral, cosa que ahora mismo no es probable”.

En el PP también miran muy directamente al PSOE andaluz, que está en pleno proceso de renovación. Los socialistas dan por amortizado a Juan Espadas, pero todavía no ha emergido el nombre de la alternativa. Los aspirantes tienen hasta el diez de enero, pero muchos dirigentes quieren resolver ya la incógnita. El nombre de María Jesús Montero vuelve a sonar con fuerza, mientras que sigue también en todas las quinielas el de Juanfran Serrano, mano derecha de Santos Cerdán en Ferraz y diputado en el Congreso.

La izquierda se rearma

El presidente, Pedro Sánchez, quiere utilizar este año sin elecciones precisamente para renovar el mapa de liderazgos territoriales en su partido para el próximo ciclo. En Madrid ya se ha asentado Óscar López al frente de la Secretaría General. En Aragón se libra una batalla de aquí a febrero entre la ministra de Educación, Pilar Alegría, y el secretario de Organización, Darío Villagrasa. En Extremadura los militantes tienen que votar entre Miguel Ángel Gallardo y Esther Gutiérrez, mientras que en Murcia encabeza las quinielas Francisco Lucas, el hombre de confianza de la dirección nacional. En Cantabria habrá pugna entre Pablo Zuloaga y Pedro Casares, mientras que en La Rioja será Javier García el nuevo líder.

En este año sin elecciones también buscan su rearme los partidos a la izquierda del PSOE. Sumar tiene previsto realizar su asamblea en marzo, donde aprobará sus documentos orgánicos y políticos. La propuesta que hay sobre la mesa conlleva la creación de un liderazgo de dos coordinadores generales (un hombre y una mujer) y la posibilidad de tener doble militancia. Asimismo, se buscará implantación en los territorios pero reconociendo el papel hegemónico de fuerzas como Más Madrid, los comunes y Compromís. Asimismo, a Podemos le toca asamblea este año y acaba de renovar los liderazgos en Andalucía, Euskadi, Galicia, Castilla-La Mancha y Extremadura.

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