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Regeneración democrática

Intelectuales lanzan propuestas para pedir cambios ya en los partidos políticos

Presentación del foro +Democracia el pasado viernes en La Central de Madrid, con Jordi Sevilla y Antoni Gutiérrez-Rubí en el centro.

Imma Aguilar: "Es algo de lo que todo el mundo habla ahora en cualquier conversación. El convencimiento de que algo hay que hacer ya". 

Imma es periodista, asesora de Comunicación del grupo de la Entesa pel Progrés de Catalunya en el Senado. Pero es sobre todo, reconoce, una ciudadana preocupada por la política, por la marcha de la democracia. Ella y tantos otros, como los exministros Jordi Sevilla o Josep Piqué, el sociólogo José Antonio Gómez Yáñez, la catedrática de Ética Adela Cortina, el consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí, el periodista y exdirector de Abc José Antonio Zarzalejos o el director en España de Change.org, Francisco Polo, llevaban tiempo compartiendo correos, enlaces, textos, reflexiones, apuntes sobre qué dolencias tenía el sistema democrático español. Y hace como un mes decidieron dar un "salto", pasar de la "opinión y la crítica" a la propuesta "articulada y constructiva", al servicio de los partidos políticos. El esfuerzo se llamó +Democracia y se presentó el pasado viernes en Madrid. Su gran propuesta, esta: una nueva Ley de Partidos Políticos, para hacerlos más abiertos, más transparentes y más democráticos y frenar la corrupción. 

Hoy martes, nace otra plataforma, Por una nueva Ley de Partidos. El llamado Manifiesto de los cien. Con objetivos semejantes: promover una reforma del régimen legal de los partidos, para "regular su actividad, asegurar su democracia interna, la transparencia y el control de su financiación y acercar la política a los ciudadanos". Los promotores son otros. A la cabeza, Elisa de la Nuez, jurista y editora del blog ¿Hay Derecho?; el diplomático y escritor Carles Casajuana; el profesor de la London School of Economics Luis Garicano y el economista y empresario César Molinas, ensayista que aplicó en España la teoría de las élites extractivas, que denuncia la consolidación de una casta política que se resiste al cambio, que prima su interés particular sobre el colectivo y que ha replicado el caciquismo tradicional.

La plataforma se presentará hoy en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y defenderá su manifiesto. "Los partidos políticos tienen un papel insustituible en todo sistema democrático –asegura el texto–. A diferencia de lo que ocurre en otras democracias avanzadas, en España el marco legal vigente no facilita la depuración de los partidos cuando ello se revela necesario. Los partidos españoles se autorregulan: los congresos y órganos de dirección se reúnen cuando conviene a sus dirigentes; el método habitual de selección de cargos internos y de candidatos a cargos representativos es la cooptación; y el control de las cuentas se encomienda a un organismo, el Tribunal de Cuentas, fuertemente politizado, cuyos miembros acceden al cargo por cuota política y cuyo último ejercicio auditado es 2007".

"Que florezcan mil flores"

Molinas y sus compañeros plantean así una reforma de la Ley de Partidos como "condición necesaria para poder abordar con garantías un proceso de reforma institucional mucho más amplio", que comprendiera cambios en la Justicia, la regulación de los lobbies o la "separación estricta" de cargos políticos y puestos administrativos. ¿Qué puntos contendría esa reforma? Congresos de los partidos "cada dos años como mínimo", reunión de las ejecutivas con fecha fija, composición de los cónclaves y órganos de control "proporcionales al número de afiliados o de votos", limitación de mandatos, elección de órganos de dirección mediante el voto de "afiliados o delegados", elección de candidatos por primarias, mandato limitado de tesoreros, auditorías anuales independientes y constitución de comisiones que verifiquen los gastos de las campañas. 

En el caso de +Democracia, los objetivos son concurrentes: reconocimiento de la "pluralidad y tradición" de los partidos, medidas que impulsen la "participación de los afiliados, simpatizantes y electores", principio de "publicidad", límites de gastos electorales, buenas prácticas y rendición de cuentas, funcionamiento interno democrático (paridad, primarias abiertas para elegir candidatos, primarias entre militantes para elegir líder...) y responsabilidad (que los programas sean un compromiso "vinculante" entre ciudadanos y electorales). 

Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid y expresidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), es promotor de +Democracia y ha suscrito el manifiesto de Por una nueva Ley de Partidos. "En ambos casos se cuenta con personas que son muy representativas de sus campos profesionales y académicos. No me preocupa que haya dos o tres o más plataformas". Como dice otro miembro de +Democracia, "que florezcan mil flores", ya que "cuanta más gente contribuya con más propuestas y más críticas y más se vea la necesidad de reforma, mejor". 

Desde fuera y desde dentro del sistema

Ni una ni otra, sin embargo, debutan en estas reivindicaciones. La conciencia social despertó y estalló con el 15-M. "Su gran valor radica no tanto en las propuestas, sino en el grito que significó", asegura Vallespín. "La reforma de la Ley de Partidos o de la democracia se plantea desde distintos frentes, la constatación de que los partidos tal como están no sirven para resolver los problemas de la gente es muy compartida", señala Aguilar. 

Varios manifestantes se concentraron el pasado 12 de mayo para conmemorar el segundo aniversario del 15-M en Sol | EFE

Pregunta de cajón: ¿hay diferencias con el 15-M? Sí. Y las reconocen unos y otros. Los indignados, sigue Aguilar, plantean una "democracia más directa", son muy "críticos" con el sistema. +Democracia, como el Manifiesto de los cien, son plataformas "integradas en el sistema", que piden "autoregenerar la democracia desde dentro". Según Vallespín, el 15-M plantea propuestas que no son "tan traducibles de facto", y de lo que se trata es "mantener el orden institucional pero oxigenándolo". Por una nueva Ley de Partidos rehusó que uno de sus promotores hiciera declaraciones, a la espera de la presentación de hoy. 

Kike Castelló, miembro de Democracia Real Ya (DRY), coincide. "Nuestro objetivo es una mayor participación, referendos vinculantes que puedan ser pedidos por los ciudadanos, que sean necesarias menos de 500.000 para presentar iniciativas legislativas populares, que haya mayor poder para el pueblo... En cuanto a la democracia interna de los partidos, brilla por su ausencia. Deberían ser mucho más participativos". Castelló ve además otra diferencia: que las dos plataformas que están surgiendo estos días están integradas por "viejas glorias", políticos "que ejercieron cargos institucionales" –referencia que va por el socialista Jordi Sevilla y por el exministro de José María Aznar Josep Piqué–, mientras que las iniciativas de los indignados "surgen de las bases". "Ahora bien, todo el mundo debe poder rectificar y que se planteen estas cosas es un salto cualitativo importante. Bienvenido sea".

Aportar material, no organizar movilizaciones

+Democracia subraya que su riqueza reside precisamente en su "pluralidad", en que integra "a personalidades de procedencias muy diversas, de estilos muy diferentes y que persiguen un objetivo común". "Nada es incompatible, claro que no", señala uno de sus promotores. "Que el 15-M exista es una buena noticia, y que sea crítico. Eso significa que hay esperanza. El problema es cuando todo el mundo tira la toalla", completa Aguilar. 

Los procedimientos también son distintos. Porque +Democracia quiere nutrirse de las aportaciones de aquellos que se sumen al foro para después llevarle una propuesta "articulada" y concreta a los partidos, como un material que les pueda ser "útil" y que sirva para "animar el debate". Ahí acabará su trabajo. No se piensa en movilizaciones en la calle. "Queremos ayudar, empujar desde fuera y dar más legitimidad a los cambios que vayan a hacer. Los partidos ya tienen expertos que les hacen papeles, pero lo que queremos es que tengan una legitimidad ciudadana", recalca Aguilar. Ella y Vallespín inciden en que hay que partir de la base de que los partidos son el "cauce natural" de comunicación de ciudadanos y poder, que hay que "creer" en ellos. Pero hoy ya no se pueden demorar los cambios. "Hay que solucionar los problemas desde dentro. La antipolítica no es la mejor compañera de viaje", por el peligro del "populismo". 

¿Por qué se pone el acento en la Ley de Partidos? Como decía Sevilla en su presentación del viernes, la reforma del marco legal que rige a las fuerzas políticas es el "nudo gordiano", porque buena parte de los problemas está "condicionado" por un funcionamiento deficiente de las formaciones que en lugar de pretender "soluciones", buscan "enfrentamientos". +Democracia no persigue "empezar de cero", una "catarsis" de todo el sistema. Partir de la democracia representativa para mejorarla, hacer uso de las nuevas tecnologías, fomentar la participación. No ir a la democracia directa. Lo advierte Vallespín: "Los referendos funcionan bien en lugares como Suiza, pero en otros sitios no tanto. ¿Y si el pueblo decide en caliente que hay que expulsar a los gitanos?". Ventilar el sistema de partidos. Reconstruirlos. A partir de ahí, cabrá profundizar en más reformas. Esto sólo es un paso. 

Los votos obligarán a cambiar

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Vallespín reconoce que el principal problema que aleja a los ciudadanos de sus representantes es la sensación de que quien manda es la economía. Ese es el pozo de desafección. Pero eso es harina de otro costal, porque en una economía globalizada "dependes de Europa, de Estados Unidos, de otros países". "Esto, reformar la Ley de Partidos, sí está en manos de los ciudadanos". Y si algo ha quedado claro con las últimas luchas sociales, como el combate a los desahucios, añade, es que "sí se pueden" cambiar ciertas cosas. Castelló es más contundente en el diagnóstico: "La democracia española y europea está acabada. No hay democracia. Los Gobiernos son títeres de la troika". 

Otro matiz importante: las dos plataformas piden que los cambios afecten a todos los partidos, por igual. "Hacer imposible que haya nuevos Luis Bárcenas, que haya primarias, que se controle al aparato, que haya rendición de cuentas...", enumera Aguilar. ¿Aprecian el giro de fuerzas como el PSOE, que ha importado incluso propuestas del 15-M en su nuevo proyecto? "El PSOE, para empezar, tiene una crisis de liderazgo. Estos cambios no van a ocurrir de un día para otro, pero si los dirigentes ven que no les votamos porque no nos gusta su forma de funcionamiento, estarán obligados a cambiar. Los ciudadanos tenemos un papel importante: les podemos presionar y reprobar con los votos". Castelló, por su parte, aprecia que IU o Equo sí que están "más en la línea" de lo que reclama el 15-M. 

Lo que está claro es que la política vende, interesa, implica. Como decía Aguilar, es de lo que se habla en los cafés, en cualquier tertulia, en la tele a todas horas. La culpa de todo la tiene una recesión que no calla ni para ni da tregua. "La presión de abajo se está notando, y que ahora se lancen manifiestos –analiza Castelló– es un efecto de ese empuje social. El 15-M está siendo una universidad popular de democracia". "Antes vivíamos en un coche cama y la política se veía lejana. Pero con la crisis, las cosas han empeorado y ya viajamos en un coche de tercera. Cuando a la gente le aprietas el cinturón, la gente reacciona, se preocupa y se siente más implicados, se moviliza, se da cuenta de que muchas decisiones vienen impuestas desde fuera", tercia Vallespín, que para rematar vuelve a la cuna de la democracia. A Grecia: "Vivimos en un contexto donde quien no se implica en política es un idiota, como decían los griegos, porque las cosas están mal". 

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