Lo que se juega España en Brasil: del abismo con Bolsonaro a la alianza estratégica con Lula
Las imágenes son impactantes. Miles de bolsonaristas asaltando el Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo en Brasilia. Todo en un momento clave con la vuelta al poder de Lula. Todo se siguió minuto a minuto a 7.733 kilómetros, en el Palacio de La Moncloa y en el Ministerio español de Asuntos Exteriores. Se le da la máxima importancia.
Y es que la inestabilidad de Brasil es algo negativo también para España. El Gobierno de coalición le concede una vital consideración a la nueva etapa que se ha abierto en ese país, tras años de alejamiento ideológico con el Ejecutivo del ultraderechista Jair Bolsonaro, que representó los valores opuestos al PSOE y Unidas Podemos. El ciclo iniciado por Lula es visto, en cambio, como una puerta de esperanza y de ilusión para que los dos países caminen de nuevo juntos en temas internacionales, de derechos y económicos. En definitiva, un potente aliado en el convulso panorama geopolítico.
La preocupación por lo sucedido en Brasilia se hizo palpable desde los primeros momentos, con palabras de rechazo al asalto y de apoyo a Lula por parte del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (el primer mandatario europeo en reaccionar), y de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. A ellos se sumaron los principales miembros del Gobierno de coalición.
Este lunes, el jefe del Ejecutivo inició su intervención en una conferencia en Madrid ante los embajadores españoles con este mensaje: “Las noticias que llegan desde Brasil nos recuerdan cuál es la mayor amenaza que pesa sobre la democracia, la paz y la prosperidad en el mundo”. En el comunicado emitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores se expresaba con claridad esta idea: “El Gobierno de España expresa su apoyo incondicional al presidente Luis Ignacio Lula da Silva, elegido democráticamente por el pueblo brasileño y proclamado legítimo Presidente del país por las instancias electorales competentes de Brasil. Deseamos expresar nuestro rechazo a cualquier iniciativa o actitud que ponga en cuestión el proceso democrático brasileño por parte de sectores que no quieren aceptar los resultados emanados de la voluntad del pueblo de Brasil”.
El apoyo de España a Lula y su etapa de "esperanza"
Hace apenas unos días se visualizó el apoyo de España al nuevo Gobierno de Lula, al que acompañó en su toma de posesión del día 1 el propio rey Felipe, junto con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. Con una finalidad, como indicó el Ejecutivo español: “Continuar reforzando los sólidos vínculos de amistad que unen a España y Brasil, vínculos que van acompañados de unos valores compartidos que redundan en beneficio de nuestros ciudadanos”.
Cuando ganó el actual presidente, el Gobierno español dejó clara sus expectativas en un comunicado oficial: “La victoria de Lula significa el inicio de una nueva etapa política en Brasil guiada por la justicia social, la igualdad y contra el cambio climático, valores que comparte el Gobierno de España”.
“España continuará impulsando su asociación estratégica bilateral con Brasil, en favor del bienestar y la prosperidad de nuestros ciudadanos, a partir de los estrechos lazos económicos, demográficos, culturales e históricos que unen a nuestros pueblos y sus profundos valores compartidos. Asimismo, trabajaremos por la concertación en los ámbitos multilateral e iberoamericano para hacer frente de manera conjunta a los importantes desafíos globales”, añadió Exteriores.
En la diplomacia hay que leer entre líneas. Era una llamada a trabajar juntos internacionalmente, después de haber tenido posturas totalmente contrarias, por ejemplo, en temas cruciales como la crisis del coronavirus. España fue una de las naciones que más apostó por una respuesta conjunta frente al negacionismo que dominó la gestión de Bolsonaro. El ultraderechista brasileño tiene a su referente en Madrid a Vox. En diciembre Santiago Abascal fue a verlo en el palacio presidencial para apoyarle de cara a las elecciones.
Además, el cambio de Brasil supone tener al lado en muchos temas ideológicos a la gran potencia de Latinoamérica. Una sintonía que se comparte con los nuevos gobiernos progresistas que han nacido en el Chile de Gabriel Boric y la Colombia de Gustavo Petro. España le ha dado una máxima importancia a estos movimientos allende el Atlántico (por ejemplo, Pedro Sánchez fue el primer mandatario en ir a ver a Petro a Bogotá). Por todo ello, se va a potenciar esa relación también con la UE con España como puente con motivo de la Presidencia europea del segundo semestre, y se quiere que tenga máximo calado la cumbre iberoamericana de Santo Domingo, que se celebrará los días 24 y 25 de marzo.
Y Pedro Sánchez, según ha comentado él mismo, cree que la llegada de Lula supone también un “horizonte de esperanza” en un tema de primer orden: el cambio climático. Por eso, en La Moncloa se valora especialmente el compromiso del presidente brasileño con este tema y con la preservación del Amazonas. La vuelta del país a la pasada COP fue aplaudido por la escena internacional, proponiendo acoger la de 2025.
Fuentes del Gobierno insisten subrayan que el liderazgo de Lula significa "la vuelta de un gran país como Brasil, un miembro del G-20, un bric, un miembro no permanente en estos momentos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas". Y reflexionan: "Por su tamaño, su peso económico y demográfico y su lugar estratégico en América Latina es fundamental para hacer frente a los grandes desafíos globales".
Los vínculos económicos
La inestabilidad política en Brasil también es negativa para las relaciones económicas. En la nueva etapa con Lula se prevé por parte del Gobierno un mayor acercamiento también entre los dos países. Según los datos del Ministerio de Exteriores, Brasil es, a nivel global, el socio comercial número 18 de España. Pero su importancia queda manifiesta en otro dato: es el segundo destino de las exportaciones de España a Iberoamérica, con 2.257,5 millones de euros de ventas (sólo por detrás de México). Las exportaciones españolas a Brasil se concentran especialmente en estos campos: combustibles, aparatos mecánicos, material eléctrico, productos químicos y orgánicos.
Son muchas las grandes empresas españolas instaladas en Brasil como Inditex, Santillana, Planeta, Estrella Galicia, Día, Pamesa, Acerinox, Repsol, Endesa, Naturgy, Red Eléctrica Española, Airbus, ACS, Aena, Abertis, Acciona, Indra, Telefónica, Prosegur, Mapfre, NH Hoteles, Meliá, Cinebox e Iberia.
Lula es un mandatario con un gran tirón en la izquierda española. Su sintonía fue total en su primera época con el entonces presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero. La sintonía es de tal calibre que el ex jefe del Ejecutivo socialista estuvo con el brasileño en la noche electoral durante el recuento, en compañía también del uruguayo Pepe Mújica. Y, además, genera consenso dentro de la coalición, ya que genera el mismo entusiasmo en Pedro Sánchez que en Yolanda Díaz o Ione Belarra.