En apenas tres días los barceloneses podrán elegir a quién quieren como candidato a la alcaldía del PSC. O al menos, podrán descartar a quienes no quieren. Será la primera vuelta de las primarias abiertas. Pero, como todo proceso de primarias que se precie, siempre hay una segunda lectura que trasciende el resultado: en forma de respaldo o revés a la dirección del partido, encabezada por Pere Navarro. Más aún en plena tormenta por el incesante debate sobre el futuro político de Cataluña y de la consulta soberanista.
Son cinco los candidatos que compiten en esta primera ronda. Y con distintos perfiles. Los dos más cercanos al aparato son Jaume Collboni, portavoz –hasta su presentación a las primarias– del PSC y diputado en el Parlament hasta el pasado 10 de marzo, cuando decidió dejar su escaño para centrarse en la carrera por la alcaldía de la capital catalana; y Carmen Andrés, concejal en el Ayuntamiento de la ciudad. Los más críticos contra Navarro, la exparlamentaria autonómica Laia Bonet y el presidente del Grupo Municipal Socialista, Jordi Martí. Y entre los dos sectores, la diputada Rocío Martínez-Sampere, que en la última votación sobre la consulta apoyó al ala soberanista pero acató el mandato de la dirección. Los cinco se medirán este 29 de marzo en unas primarias para las que se han inscrito, hasta el momento, 11.157 ciudadanos. Pero el censo, a diferencia de lo que ocurrirá en las elecciones del PSOE, permanecerá abierto hasta el final. Si un barcelonés quiere votar el sábado, bastará con que se acerque a cualquiera de las 30 mesas abiertas desde las 10.30 hasta las 19 horas, mostrar un carné de identidad o pasaporte, firmar una declaración de apoyo a los principios del PSC y pagar un euro.
Barcelona no es un pastel cualquiera para el PSC. Es una federación crucial para el partido, que aglutina a 3.062 militantes, "entre el 15% y el 20% de todos los militantes de toda Cataluña", "unos 20.000-25.000", según fuentes oficiales. Y recuperar la capital, que estuvo en manos de alcaldes socialistas desde 1979 hasta 2011, ininterrumpidamente, es una prioridad. Lograr el bastón de mando daría respiro a un PSC que ha perdido la mayor parte de su músculo municipal –su fortaleza en sus tiempos de gloria– y que se encuentra arrinconado en la arena política catalana, cada vez más polarizada por la consulta.
Collboni, el favorito de la dirección
La cúpula del PSC, oficiosamente, muestra su clara simpatía por Collboni y, en menor medida, por Andrés, puesto que la edil no se sienta en los órganos de poder y tiene "una imagen menos potente" para enfrentarse al actual regidor, Xavier Trias (CiU). Si ganaran los aspirantes más soberanistas, Bonet y Martí, sería interpretado "como un revés a Navarro", en opinión de un influyente dirigente próximo al primer secretario. Una victoria de estos dos últimos conllevaría, inevitablemente, la lectura (otra vez) de la debilidad del líder y la posición mayoritaria respecto a la hoja de ruta secesionista, de la que el PSC se bajó el pasado noviembre. Aunque en el círculo de confianza de Navarro consideran "injusta" esa interpretación. "Lógicamente, ninguno de ellos tiene un proyecto de ciudad muy distinto. Así que el debate se está viendo en estos términos de castigo o no a Pere. Pasó lo mismo en las primarias entre militantes que se convocaron para elegir a nuestro primer candidato para las europeas: la discusión se polarizó entre Javi López, que ganó y era cercano a la dirección, y Eliana Camps, representante de los críticos. Es una lectura muy simple, pero se da", apunta con pesar un diputado del PSC en el Congreso.
Por eso la dirección se ha mantenido, oficialmente, "exquisitamente neutral", subraya un miembro del gabinete de Navarro. No se ha manifestado a favor ni en contra de ningún candidato, no quiere avanzar su pronóstico y prefiere esperar al resultado. Pero sí advierte de que, sea quien sea quien gane, "el PSC no va a cambiar". "En ningún caso las posiciones del PSC van a virar por las primarias en Barcelona. Son relevantes, sí, pero no tienen nada que ver con la política del PSC en Cataluña. Como proceso, marcan un punto de inflexión: esta ciudad es una de las más importantes del mundo, y que elija así, en unas primarias totalmente abiertas a los ciudadanos, a su alcaldable, en un país sin ninguna tradición de primarias, es muy relevante. Pero el PSC tiene su posición", advierte este estrecho colaborador del primer secretario.
La candidata a las primarias del PSC en Barcelona Laia Bonet, el pasado 20 de marzo | EFE
Desde el aparato del PSC de Barcelona, comparten esa tesis, aunque sus dirigentes son conscientes de que las segundas lecturas son insoslayables. "No podemos negar que al partido le gusta que ganen los suyos. Pero no elegiremos al jefe del PSC y el PSC tendrá que trabajar codo con codo con quien gane. Pero claro, es inevitable pensar en qué supone para el PSC porque algunos candidatos lo han metido en el debate", asegura un alto cargo de la federación.
Polémica por la consulta y la campaña #indyXMartí
Quienes han jugado a distanciarse más de la dirección son Bonet y, en mayor medida, Martí. La exdiputada, que ha rechazado volver al Parlament después de que Collboni dejara vacante su escaño, ha reiterado que ella no votó a Navarro como líder del PSC, así que es la que más puede hablar con "más solvencia y coherencia sobre el cambio". El jefe de la oposición en el Ayuntamiento ha polarizado el último tramo de la campaña al lanzarse sin tapujos a por el voto independentista. La semana pasada la polémica se incendió por una campaña en las redes sociales, #indyXMartí, que alcanzó tal dimensión que el partido se vio obligado a recordar a los internautas que los votantes han de apoyar por escrito los principios del PSC, entre los que se incluye "el federalismo". Martí, en el segundo debate entre aspirantes, en Rac1, el pasado 14 de marzo, defendió la consulta soberanista "sin adjetivos". O sea, sin necesidad de que sea "legal y acordada", como siempre ha defendido el PSC y como defendió en aquel careo, por cierto, el propio Collboni. Bonet se posicionó "rotundamente" a favor del derecho a decidir y Martínez-Sampere añadió que los catalanes "deben ser consultados". Andrés subrayó, marcando distancias, que prefiere decidir sobre "cosas del día".
"Quien se presente con las siglas del PSC contra el PSC tiene un problema y se está equivocando", advierten desde el círculo de Navarro, quienes añaden que Martí fue "puesto" por el primer secretario como jefe de la oposición en Barcelona.
La candidata del PSC en Barcelona Rocío Martínez-Sampere, el pasado 19 de marzo | EFE
La entrada en tromba de la cuestión catalana descabaló la campaña, que hasta el momento se había desarrollado sin sobresaltos, sin fricciones. E hizo descollar a Martí, por oposición al gran favorito, Collboni. Ello obligó a Bonet y Martínez-Sampere a intentar ocupar el campo de juego en el centro que los dos habían liberado. Desde el círculo del exdiputado reconocían que la apuesta más independentista del concejal "podría distorsionar" los resultados. Las últimas encuestas, de hecho, situaban a Martí en primera línea, junto a Andrés, a los que seguiría Bonet.
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Ni la dirección del PSC ni la cúpula de la federación barcelonesa se atreven a hacer demasiados pronósticos. Ni se creen los sondeos, por la baja notoriedad pública de todos los candidatos y por lo reducido de las muestras de entrevistados. Y previenen contra la confusión de electorado real y el activismo en las redes sociales. "Hay que darse cuenta de que esto es una experiencia nueva, no hay precedentes de unas primarias abiertas. Pero las primarias se basan en la capacidad de movilizar a los tuyos y en hacer equipo, no pesa tanto el tirón mediático, porque no estamos ante unas elecciones en las que se moviliza todo el electorado, ni siquiera ante unas primarias para elegir al presidente del Gobierno", opina una responsable del partido en Barcelona.
No obstante, las intuiciones de los dirigentes apuntan a que pasarán esta primera vuelta Collboni y Bonet, precisamente por ser los candidatos que tienen una mayor organización y que cuentan con un equipo de activistas más amplio. Sin descartar a Andrés, la primera que consiguió los avales y que es la más fuerte en el distrito de Nou Barris, muy fiel a los socialistas. Martínez-Sampere, según observan en la dirección, se habría quedado más descolgada, al situarse en un terreno de nadie entre los soberanistas (Bonet y Martí por ejemplo fueron al acto conjunto de los críticos el pasado viernes en Les Cotxeres de Sants) y los oficialistas. Sus defensores, sin embargo, ponen por delante su solvencia y esa cualidad de "interlocución" dentro, con los distintos sectores, y fuera, con los demás partidos. Collboni, mientras, intentó dejarla fuera de juego al dejar su escaño en el Parlament, para demostrar que se la "juega" con las primarias, que "arriesga".
Los jefes del partido señalan a su vez a las cifras de ciudadanos registrados (y sin carné del PSC) que han ido consiguiendo cada uno de los aspirantes: 1458, Bonet; 1.460, Martínez-Sampere; 1.469, Martí, y a mayor distancia, Andrés, con 2.178, y Collboni, 2.973. En el convencimiento de todos, en la dirección y en los equipos de los candidatos, sí se tiene más claro que habrá segunda vuelta el 5 de abril, porque es previsible que ninguno de los cinco rivales consiga un 40% o más de los votos válidos y una diferencia de 10 puntos o más en relación con su segundo competidor.
En apenas tres días los barceloneses podrán elegir a quién quieren como candidato a la alcaldía del PSC. O al menos, podrán descartar a quienes no quieren. Será la primera vuelta de las primarias abiertas. Pero, como todo proceso de primarias que se precie, siempre hay una segunda lectura que trasciende el resultado: en forma de respaldo o revés a la dirección del partido, encabezada por Pere Navarro. Más aún en plena tormenta por el incesante debate sobre el futuro político de Cataluña y de la consulta soberanista.