La dimisión de la presidenta húngara
La vergonzosa caída de la joven musa de los ultracatólicos que fascinó a Abascal y Mayor Oreja
Ni aunque hubiera sido diseñado por sus enemigos –feministas, laicistas, progresistas, movimiento Lgtbi–, podría haber tenido Katalin Novák un final más paradójico y, al mismo tiempo, más vergonzoso. Musa dentro y fuera de las fronteras de Hungría de los defensores de la "familia tradicional" –también llamada "familia natural", es decir, con padres heterosexuales– y de los protectores de la infancia frente a las supuestas desviaciones de un progresismo inmoral, esta sobresaliente ejecutora del programa más conservador de Viktor Orbán ha caído... por el indulto al encubridor de un pederasta.
Pero con su dimisión como presidenta de Hungría, un cargo de escaso poder real pero gran importancia simbólica que da idea de la proyección que llegó a tener la figura de Novák (Szeged, Hungría, 1977), no sólo cae la guerrera tradicionalista contra el aborto, el feminismo y el divorcio que había hecho carrera en el país magiar, sino la mujer identificada como ejemplo a seguir por las más destacadas figuras de la derecha ultracatólica en medio mundo. También en España, donde Novák había sido elevada a la categoría de referente por Santiago Abascal (Vox), Jaime Mayor Oreja (NEOS) o Ignacio Arsuaga (Hazte Oír), entre otros.
Desde el sábado, cuando anunció su dimisión, el silencio entre los entusiastas de esta musa de los ultracatólicos –siendo ella cristiana calvinista– es la tónica dominante.
La joven guardiana de las esencias
Con sólo 44 años, Katalin Novák se convirtió en 2022 en la primera mujer, también en la persona más joven en presidir Hungría. Allí la colocó Viktor Orbán, jefe de su partido, el Fidesz, y primer ministro del país, convertido en un laboratorio de ensayo del autoritarismo nacionalista en pleno corazón de la UE.
Novák llegó hasta allí tras haber sobresalido hasta tal punto entre los meritorios del orbanismo que en 2017 ya era vicepresidenta del partido, donde había deslumbrado con un doble perfil. Economista y abogada políglota con experiencia como diplomática, siempre derrochando confianza en sí misma, aficionada al deporte –practica el boxeo y corre maratones desde los 18 años–, telegénica y hábil en el uso de las redes sociales, Novák aportaba un barniz modernizador a un régimen acusado de arcaico. Pero, al mismo tiempo, con ella llegaba a la presidencia la más entusiasta guardiana de las esencias conservadoras del proyecto de Orbán.
Porque Novák se convirtió en una celebridad política como ministra de Familia, el área donde Orbán libra con mayor beligerancia su batalla cultural contra los valores progresistas. Señalada por Forbes como la mujer más influyente de Hungría, fue secretaria de Estado de Juventud y Familia entre 2014 y 2020 y después titular de esa misma cartera hasta diciembre de 2021.
Eso le otorgó un papel relevante como ejecutora de parte sustancial de las medidas en defensa de los roles de género tradicionales y la "familia natural" emprendidas por el Fidesz, convirtiéndose en un icono de su política de "valores cristianos". ¿Un ejemplo? La ley, inspirada en una norma rusa, que prohíbe los contenidos Lgtbi en horario infantil o en libros pensados para menores, y que ha levantado las alertas en Bruselas.
Con un currículo así –al que se añade que su marido, István Veres, es un alto dirigente del Nacional de Hungría–, todo apuntaba hacia el cielo político para Nóvak. Hasta que todo se torció.
El pederasta, el encubridor, el indulto y la dimisión
En mayo de 2023 Novák indultó al subdirector de un centro de menores condenado por encubrir a su jefe, que había abusado sexualmente de una decena de niños. El hombre cargaba con una pena de tres años y cuatro meses de prisión por obligar a una de las víctimas a firmar una declaración falsa y ofrecer a otra dinero si se retractaba de su testimonio. Se trataba de proteger al director del orfanato, Cruz de Bronce al Mérito de Hungría antes de este caso, que ahora cumple una condena de ocho años. Al encubridor le quedaban por pasar nueve meses en la cárcel cuando se benefició de la medida de gracia con motivo de la visita del papa Francisco a Budapest.
Era el principio del fin de Novák.
Si hubo un cálculo político según el cual la opinión pública iba a pasar por alto el indulto, fue erróneo. A pesar del férreo control que Orbán y los suyos ejercen sobre la mayoría de los medios públicos y privados, el tema caló. Caló en la prensa y caló también en las bases del propio movimiento político dominante. Encuestas encargadas por el Gobierno testaron un importante malestar social, que llegó a expresarse en protestas en la calle. No sólo fue el fin de Novák, también de Judit Varga, que cuando se produjo el indulto era ministra de Justicia y ahora iba a ser cabeza de lista del Fidesz en las europeas de junio.
Así que de una tacada Orbán ha perdido a dos de las figuras femeninas más destacadas dentro de un esquema de poder hipermasculinizado.
Novák anunció su dimisión el sábado en un mensaje en húngaro subtitulado en inglés. Entre justificaciones y proclamas de amor a su país, admitió haber cometido un error que "causó confusión y malestar".
"Me pronuncié en favor de la clemencia creyendo que el convicto no abusaba de la vulnerabilidad de los niños que tenía a su cargo. Me equivoqué, porque la decisión y la ausencia de justificación podrían generar dudas sobre la tolerancia cero con la pedofilia [...]. Los niños son nuestro tesoro más importante. Creo que la nación está unida en esto, a pesar de todas las diferencias de opinión. Proteger a los niños es nuestro deber común. Di a luz a tres niños, así que experimenté personalmente cómo una vida desprotegida y vulnerable necesita seguridad y protección".
La obsesión con la infancia
Novák ha sido en parte víctima de la presión que ejercen fuerzas aún más radicales que el Fidesz, como la ultraderechista Jobbik. Pero también ha sido víctima de su propia trayectoria. La ya expresidenta ha sido impulsora de una obsesiva campaña política que presentaba a los menores como seres expuestos a una permanente amenaza de corrupción moral y sexual. Es el tipo de paranoia, cebada también por los republicanos en EEUU y por Vox en España, según la cual el lobby Lgtbi y otras fuerzas afines tratan de desviar a los niños del recto camino. Es también el tipo de discurso que ha moldeado en Hungría un conservadurismo incapaz ahora de transigir con el indulto.
Al mismo tiempo, esta vitola de defensora de los niños y las familias en peligro contribuyó a hacer de Novák una figura reverenciada por la derecha cristiana a nivel internacional. La extitular de Familia húngara se lo ganó a pulso. Durante años ha sido máquina de regalar titulares a favor de la maternidad múltiple, la natividad nacional como complemento a las políticas de freno a la inmigración, la familia tradicional y la diferencia de roles de hombres y mujeres. Esa es Novak: desacomplejada amalgama de identidad nacional y religiosa, ideas de regusto medieval soltadas con frescura y editadas para Instagram, guiños de regusto nacionalcatólico y una sonrisa para la cámara con el pulgar levantado.
Todo ello le ha granjeado una legión de ardientes defensores. ¿En España? Por supuesto. Y destacados.
Mayor Oreja, Propagandistas Católicos, Hazte Oír, Vox
Ya en 2015 recibió el premio Luchador por la Familia de la Plataforma per la Familia de Catalunya. "Para mí ser madre de tres hijos es más importante que cualquier cargo público que pueda ostentar", declaró entonces.
La relación más estrecha y fructífera de Novák en España ha sido con Jaime Mayor Oreja. El uno es referente de la otra y viceversa. Novák entregó en 2016 al exministro del Interior (PP) el Premio Pro Familis, “en reconocimiento a su inmensa y incansable labor por los valores de la familia, como fundamento de nuestras sociedades”. "Estoy especialmente orgulloso que me lo dé un Gobierno de Hungría, que está sufriendo muchos ataques por tener una posición valiente y por atreverse a decir la verdad de la familia", dijo Mayor Oreja. En noviembre de ese mismo año fue Mayor Oreja el que la agasajó como anfitrión en un debate organizado en Madrid por la Asociación Católica de Propagandistas, que sirvió de escenario para que Novák sacara pecho de las políticas profamilia húngaras.
Más referentes españoles de la derecha dura han encumbrado en Novák. Hazte Oír la galardonó en 2021 por "su trabajo para promover la familia y proteger a los niños del adoctrinamiento". Los conductores de la gala en que se hizo entrega el galardón se deshacían así en elogios. "Lo que está consiguiendo esta mujer al frente del Ministerio de Familia en Hungría es un éxito sin paragón". Frente al discurso a favor de la inmigración de los "gurús globalistas", Novák ha optado por "incentivar la natalidad nacional" y ha contribuido a convertir Hungría en "un baluarte contra el despotismo ideológico de Bruselas" y en "todo un referente en la lucha de las naciones por defender nuestras frontera y nuestra identidad".
Acudió a recibir el premio –de manos del presidente de Hazte Oír, Ignacio Arsuaga– la embajadora húngara Katalin Tóth, que leyó unas palabras de la entonces ministra Novák. Agradecida por el "prestigioso" galardón, que aquel año recibió también Alvise Pérez, Novák exaltó los valores "históricos y tradicionales" que son "menospreciados en la actualidad", como "la familia" y "la vida". La reducción de los divorcios y los abortos en Hungría, dijo Novák por voz de Tóth, son una "puerta a la esperanza" que puede servir de "ejemplo para otras naciones".
infoLibre solicitó una valoración sobre la dimisión de Novák tanto a NEOS, la red de asociaciones que ahora lidera Mayor Oreja, como a Hazte Oír. Sin respuesta.
Tampoco contestó Vox, donde Novák lleva años causando fascinación. El presidente del partido, Santiago Abascal, que ha mantenido con Novák al menos dos encuentros, acudió a su toma de posesión como ministra y se fotografió con ella, "un referente en la lucha por defender las raíces, la soberanía, la familia y las tradiciones". "Firme defensora de la familia y de las tradiciones. Una política valiente, madre y luchadora", la ha descrito la diputada Lourdes Méndez Monasterio, la figura del partido con mayor penetración en el intrincado bosque de organizaciones de la derecha católica.
Otros puntales de este movimiento en Vox, como Gádor Joya y Francisco José Contreras, han expresado también su admiración por Novák. La ya expresidenta tiene incluso etiqueta propia en la web La Gaceta, vehículo de propaganda de Vox, que le dedica titulares en los que "reivindica la maternidad y la familia tradicional ante la ONU", "advierte sobre la cultura woke en su visita a California" o "fortalece la alianza con Bolsonaro".
Ilustra la vinculación de Novák con Vox el que llegara incluso a pronunciarse sobre asuntos de política española, como cuando en 2021, siendo ministra de Familia, expresó su preocupación –en español– tras un acto de Abascal en la precampaña de las autonómicas en Vallecas que terminó con cargas policiales, detenciones y heridos. Le agradeció el gesto Jorge Buxadé, otro dirigente dado a la propaganda sobre el modelo húngaro.
Pero los admiradores de Novák en la política española no se limitan a Vox. En el PP, Javier Puente, cara visible del sector más conservador del partido en cuestiones morales, la ha presentado como un referente por su "excelente trabajo en defensa de la familia, de la maternidad, de los jóvenes".
En la élite de un movimiento internacional
Novák ha sido un nombre destacado en el organigrama de la red de organizaciones internacionales por "la vida" y "la familia". Cuando Mayor Oreja dejó en 2019 la presidencia de la Political Network of Values, una red de políticos de derecha católica contra el aborto y el feminismo, fue Novák quien lo sucedió. Él se quedó, eso sí, como presidente de honor, donde continúa.
Ella lo tenía todo para estar al mando de los generales de la cruzada cultural de la derecha de base religiosa. "La ministra Novák –escribió sobre ella en 2021 el filósofo conservador Enrique García-Máiquez– presume de estabilidad conyugal en sus redes sociales y de la fidelidad de sus padres y suegros. Hay una constante apelación pública a la bondad de las virtudes familiares. También en la publicidad institucional. Más aún, se trabajan los contenidos educativos y de concienciación de la juventud. Se promueve sin complejos una cultura pro-vida para construir un país pro-familia". Finalmente Novak dejó el cargo en 2022 para centrarse en la presidencia de Hungría que ahora ha tenido que abandonar. Al frente de Political Network for Values la sustituyó el líder ultraderechista chileno José Antonio Kast.
En 2021 Novák fue anfitriona en Budapest de la Cumbre Demográfica, donde hubo altos representantes de la República Checa, de la República Srpska –una de las dos entidades de Bosnia y Herzegovina–, de Serbia y de Estados Unidos, entones liderados por Donald Trump, que envió nada menos que a su vicepresidente, Mike Pence. También estuvo Marion Maréchal, sobrina de Marine Le Pen y gran promesa de la extrema derecha francesa, además de fundadora de una escuela de formación y pensamiento que tiene delegación en España, el Issep, estrechamente vinculado a Vox. También acudió Mayor Oreja, que dijo con tristeza: “Esta conferencia no podría haber tenido lugar en España, Italia o Francia. En la mayor parte del mundo occidental hemos desperdiciado puntos de referencia como la familia”.
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A todos ellos se dirigió Novak, asegurándoles que sí, que existe la tierra prometida para los guerreros cristianos y está atravesada por el Danubio, como demostraban las políticas de Orbán: "No hay alternativa a la familia. Se necesitan pensamiento y acción comunes. No hay desarrollo sostenible sin tener hijos. El mayor problema en el mundo occidental es que no nacen suficientes niños. Tenemos que defender los valores tradicionales y tomar decisiones que apoyen a las familias", afirmó en su discurso.
Con declaraciones así no es raro que los líderes de su familia política hayan tenido su foto con ella: de Jair Bolsonaro a Marine Le Pen, de Giorgia Meloni a Abascal. Está por ver cuántas fotos con se hacen con ella a partir de ahora.
Porque el futuro político de Novák es una incógnita. Eso sí, el ideario que ha contribuido a expandir parece tener el porvenir garantizado.