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Elecciones 20-D

La ley electoral es la gran barrera para que Podemos y Ciudadanos conviertan sus votos en escaños

Los candidatos de Ciudadanos, Albert Rivera, y de Podemos, Pablo Iglesias, durante el debate electoral.

La ley electoral puede poner las cosas difíciles a Podemos y Ciudadanos de cara al 20-D. En un contexto en el que las encuestas pronostican un resultado apretado entre PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, el actual sistema electoral será clave a la hora de transformar esos votos en escaños. Y los expertos consultados por infoLibre coinciden: la ley electoral, hoy por hoy, tiene visos de perjudicar a los partidos emergentes. Eso explica que algunas encuestas pronostiquen que Ciudadanos podría obtener más votos pero menos escaños que el PSOE.

A pesar de que la Constitución establece que el sistema debe atender "a criterios de representación proporcional", una de las denuncias clásicas de partidos como UPyD o IU es precisamente la escasa proporcionalidad de la ley electoral. El ejemplo más claro está en la actual distribución del Congreso, donde con un 44,6% de los votos el PP obtuvo en 2011 un total de 186 diputados, lo que supone más del 53% de los escaños.

La famosa ley D'Hondt, el sistema de reparto de las actas, tiene que ver en esta distorsión, pero los expertos sostienen que la causa más importante de la misma es la sobrerrepresentación de las provincias rurales y, fundamentalmente, el tamaño de cada circunscripción.

Así lo explica Julián Santamaría, catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que destaca que las circunscripciones en España pueden calificarse, en función del número de escaños que se repartan en cada una, como grandes –un total de seis provincias que eligen once o más diputados–, medianas –26 provincias de entre cinco y diez actas– y pequeñas –un total de 20 de menos de cinco diputados–. "Y en las circunscripciones pequeñas, la proporcionalidad del sistema es muy baja" y eso perjudica a cualquiera que no sea uno de los dos principales partidos, explica Santamaría.

El gran salto, entre el 17% y el 20%

Esta circunstancia podría privar a las formaciones emergentes de un buen número de diputados, ya que 11 de las 52 circunscripciones (las 50 provincias, Ceuta y Melilla) reparten tres diputados o menos –por lo que es imposible que PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos obtengan escaño a la vez– y otras 9 provincias eligen sólo cuatro escaños, lo que hace casi imposible que las cuatro fuerzas logren representación. "Si en esas circunscripciones PP y PSOE siguen siendo los partidos principales, Podemos y Ciudadanos saldrán perjudicados", sostiene Santamaría.

En este sentido, Alberto Penadés, profesor de Sociología de la Universidad de Salamanca, señala que "en una circunscripción de cuatro escaños, necesitas un 20% del voto para tener garantías de que vas a entrar, y si estás por debajo pierdes muchas de tus opciones". "En ese ejemplo, podrías conseguir escaño si hubiera una carambola por la cual el primer partido tuviese una victoria clara y los otros tres empatasen en torno al 13% de los votos. En promedio, el cálculo que yo haría es que los partidos quedan muy penalizados si obtienen un porcentaje por debajo del 15 o 17%, y por el contrario son premiados si su resultado está por encima del 20%", calcula Penadés.

"Ahí en medio es donde estaría el salto", sostiene el experto, que asegura que "mientras te quedes por debajo del 15 o 17%, sólo vas a entrar en las circunscripciones grandes y en alguna de las medianas", mientras que "si obtienes por encima del 20% de los votos, vas a conseguir representación en prácticamente todas" las provincias. Este corte supone una barrera difícil de franquear para partidos como Podemos y Ciudadanos, que según la mayor parte de las encuestas están más cerca del 15 o 17% que de superar el 20%.

Las provincias poco pobladas tienen ventaja

El problema se agrava por el hecho de que es precisamente en las circunscripciones pequeñas donde los partidos tradicionales tienen más fuerza y los emergentes son percibidos con mayor escepticismo por los ciudadanos. Y, precisamente, el sistema electoral prima a las circunscripciones menos pobladas en detrimento de las que más lo están, ya que el número de electores por cada diputado es hasta cuatro veces menor en Teruel –cada uno de sus tres escaños representa a 34.994 ciudadanos– que en Madrid –donde se elige un parlamentario por cada 129.117 electores–.

"La clave de este asunto es que el voto de los partidos emergentes es esencialmente urbano, y es en las grandes aglomeraciones urbanas donde más cuesta elegir un diputado", abunda en este sentido Enrique Del Olmo, sociólogo experto en el sistema electoral del colectivo +Democracia, que sostiene que "los votos en la España más despoblada", las zonas que eligen un diputado más fácilmente que los grandes núcleos urbanos, "suelen ir a una opción de voto más conservadora".

En este sentido, cada diputado representará de media a 98.618 ciudadanos tras las elecciones –según los datos del censo electoral de octubre de 2015 que proporciona el INE–, si bien en 18 circunscripciones esta cifra es mayor. Las que menos diputados tienen con respecto a su población son Madrid y Barcelona, que eligen 36 y 31 escaños respectivamente y cuyos parlamentarios representan a más de 125.000 ciudadanos cada uno. Por el contrario, en Segovia, Soria y Teruel son menos de 40.000 los electores por cada diputado, y en Guadalajara, Ceuta, La Rioja, Huesca, Melilla, Cuenca, Zamora, Palencia y Ávila esta cifra no alcanza los 60.000 electores por escaño.

La distancia entre los primeros y el resto, clave

En el número de escaños influye también el reparto que se realiza a través de la ley D'Hondt. Este sistema consiste en dividir el número total de votos obtenido por cada partido entre tantos divisores como diputados se elijan en la circunscripción, asignando escaños a los cocientes más altos que resulten de cada división.

Este sistema implica que también influye en el reparto final "la distancia que existe entre el primer y el segundo partido y los demás, o entre el primero y el segundo entre sí", explica Julián Santamaría, que pone un ejemplo: "IU, cuando más votos ha tenido, obtuvo entre el 10 y 11% y consiguió 21 diputados, mientras que ahora hay algunas encuestas que dándole un 11% a Podemos le atribuyen cuarenta y tantos diputados, y eso tan sólo es explicable si la distancia entre los principales partidos y los siguientes no es tan grande como era antes".

"Esto se ve muy bien analizando los resultados de las elecciones de 1982, cuando el PSOE sacó el 48% de los votos pero obtuvo una aplastante victoria con 202 escaños, un 57,7% del Congreso", explica Santamaría, quien recuerda que "el segundo partido [Alianza Popular] se quedó a 22 puntos, y el tercero [UCD] sólo tenía el seis y pico por ciento". La distancia entre las formaciones fue otro de los factores que provocó una desigual distribución de los escaños.

Menos votos, más escaños

Así las cosas, el sistema electoral podría provocar, por ejemplo, que un partido que obtuviera más votos en el conjunto del Estado se viera superado por otro al repartirse los escaños en el Congreso. Eso es lo que le ha ocurrido elección tras elección a formaciones como IU, pero en un panorama tan novedoso como el actual el problema podría afectar a formaciones con opciones de Gobierno.

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Y no sería la primera vez, explica Alberto Penadés, que señala que en Cataluña –que carece de ley electoral propia y se rige, para sus elecciones autonómicas, por el sistema estatal– ya ha ocurrido en alguna ocasión, "incluso con el ganador". El experto se refiere a las elecciones de 1999 y 2003: en el primer caso, el PSC superó por apenas unas centésimas a CiU, pero sólo obtuvo 52 escaños por 56 de la lista de Jordi Pujol, mientras que en el segundo la candidatura de Artur Mas se quedó a dos décimas del PSC pero volvió a sacarle cuatro escaños: 46 frente a 42.

"Esto afecta a la legitimidad del conjunto del sistema", critica Enrique Del Olmo, quien sostiene que "uno de los grandes temas de estas elecciones será una reforma del sistema electoral para que gane legitimidad e integración de los ciudadanos". "Es evidente que cuanto más se distancia el sistema de la proporcionalidad, más diferencia hay entre los electores y el electo", argumenta el experto.

Por de pronto, PSOE, Podemos, Ciudadanos, IU, UPyD ya han planteado sus propuestas de reforma. Serán las Cortes elegidas el próximo 20 de diciembre quienes, en su caso, abran una nueva etapa.

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