Luis Tudanca: "Yo no necesito que nadie me preste un tractor para hacerme la foto"

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Luis Tudanca (Burgos, 1978) se pasa por Madrid para cumplir con varios compromisos de una precampaña electoral en Castilla y León que nunca antes había acaparado tantos focos a nivel nacional. Todos interpretan la cita con las urnas del 13 de febrero como el pistoletazo de salida de un nuevo ciclo electoral que luego tendrá parada en Andalucía, posteriormente dará lugar a las autonómicas y municipales y, finalmente y si todo va según lo previsto, concluirá con las generales. De hecho, el PSOE interpreta que el adelanto electoral de Castilla y León tiene mucho que ver con las prisas de Casado por acelerar ese ciclo que él pretende sea de cambio. Tudanca, que ganó como candidato las últimas elecciones autonómicas, se enfrenta ahora la tarea de acabar con 35 años de gobiernos del PP y de voltear unas encuestas que dibujan una amplia mayoría de derechas en la comunidad.

¿Cómo se afrontan unas elecciones que no tocaban?

Que no tocaban y que son profundamente irresponsables, además. En cierto modo, las esperábamos. Como Mañueco siempre dijo que no las iba a adelantar y siempre hace lo contrario de lo que dice…

¿Estaban preparados, entonces?

Pensaba que al final no lo haría, que se pararía a pensar lo irresponsable que es convocar elecciones en un momento en el que nos jugamos la reforma de la financiación autonómica y los fondos europeos y en el que estamos rondando los 5.000 de incidencia acumulada en la sexta ola de la pandemia. Pero sabíamos que él antepondría sus intereses. 

Mañueco antepone los intereses de su partido a los de la gente y porque le viene un calendario judicial endiablado.

¿Por qué piensa usted que las adelanta?

Porque antepone los intereses de su partido a los de la gente y porque le viene un calendario judicial endiablado. Tras la batalla de Casado y Ayuso parece que Mañueco ha obedecido órdenes y quiere hacerle la ofrenda de Castilla y León a su líder, aunque no lo va a lograr. Y hay que tener en cuenta que, en breve, se juzga el caso de sus propias primarias. Ya han reconocido que para elegirlo como candidato hicieron trampas pero, además, un juzgado les acusa de financiación ilegal. Y en primavera también se juzga la trama eólica, que si fuera un caso de corrupción en otro territorio estaría ocupando todas las portadas porque estamos hablando de una petición de 138 años de cárcel y 850 millones de multa a altos cargos del PP. Por no hablar del caso de la Perla Negra, donde va a tener que comparecer el expresidente de Castilla y León como testigo. Lo peor es que, mientras nosotros estamos en todo eso, el resto de comunidades están corriendo a toda velocidad para luchar contra la pandemia y para la llegada de los fondos europeos, que es el momento histórico más importante para nuestra comunidad y para nuestro país en las últimas décadas. Nos estamos jugando que por fin podamos tener los recursos suficientes para reindustrializar y para transformar nuestro modelo económico y productivo.

En 2019 el PSOE ganó unas elecciones en Castilla y León por primera vez en 35 años siendo usted candidato. ¿Qué pesa más, el optimismo de que ha sido el que más cerca ha estado de conseguirlo o la sensación de que se le escapó el tren por los pelos?

Allí rompimos la sensación de inevitabilidad. Demostramos no solo que era posible, es que ganamos de forma rotunda y muy clara. Se demostraron las ganas de cambio y estoy convencido de que están tan vigentes como entonces o incluso más. Eso lo palpo en la calle. No tengo ninguna frustración, pienso que a quien defraudaron PP y Ciudadanos fue a la gente de Castilla y León. Hubo un voto claro de cambio que se sintió frustrado. Toda esa gente es la que tiene la palabra el 13 de febrero. 

Resulta enternecedor ver a Mañueco hacer promesas electorales como si acabara de llegar. Podría presentarse con el programa electoral del 1987 porque llevan prometiendo 37 años las mismas cosas y no las cumplen.

¿Llegó a empatizar algo con el señor [Francisco] Igea aquel día en que se enteró por la radio en directo de que lo echaban del Gobierno y que había elecciones?

Yo creo que la gente no le va a perdonar lo que le hicieron a Castilla y León, esa oportunidad de cambio que traicionaron pudiendo ser partícipes. Creo poco en aquellos que de repente se caen del caballo y descubren la verdad. Ahora resulta que después de dos años y medio en los que sabían perfectamente que se compraron y se vendieron voluntades para traicionar la voluntad de la gente, ahora de repente han descubierto que el PP es corrupto, que no tiene palabra…¡Vaya sorpresa! Yo ya avisé al señor Igea de que alguien que había traicionado hasta a los de su propio partido también le traicionaría a él. Lo que pasa es que ahora en la campaña están intentando que nadie se entere de que han gobernado juntos estos dos años. Son corresponsables el señor Igea y el señor Mañueco de que los consultorios médicos hayan cerrado, de que los profesionales sanitarios les hayan pedido la dimisión por su gestión y su trato, de la despoblación…Pero eso es el pasado y tenemos que dejarlo atrás el 13 de febrero. Yo creo que ya no pueden engañar a nadie porque ya no hay que imaginar lo que harían, ya sabemos todos lo que hicieron y sabemos que lo volverían a hacer. Resulta enternecedor ver a Mañueco hacer promesas electorales como si acabara de llegar. Podría presentarse con el programa electoral del 1987 porque llevan prometiendo 37 años las mismas cosas y no las cumplen. 

¿Igea le ha llamado?

Me parece que no tiene ningún papel que jugar. Todo el mundo sabe que la única posibilidad de cambio es que el PSOE no tenga una mayoría como la de 2019, si no mayor. Ahora dice Igea que no pactará con Mañueco, que es lo mismo que decía hace dos años. Pero Arrimadas está diciendo que sí. Con toda humildad, nosotros llevamos mucho tiempo trabajando en una alternativa para Castilla y León que habla de reto demográfico, de reindustrialización, de retorno del talento, de defender la sanidad, de defender los servicios públicos en el ámbito rural. Quiero un gobierno que hable de esas cosas. 

¿Qué dos cosas serían hoy diferentes en Castilla y León si usted hubiera podido gobernar en 2019?

No se hubieran roto los consensos básicos. Nosotros respetamos el diálogo social con sindicatos, con empresarios, con representantes de los sanitarios. Y, por otro lado, yo hubiera afrontado la pandemia manteniendo la atención presencial de la sanidad. Nosotros hubiéramos mantenido la red de consultorios rurales abiertos, todos los ciudadanos deberían haber tenido la garantía de que, vivieran donde vivieran, tenían los mismos derechos en sanidad pública.  

Creo que el señor Garzón fue inoportuno en la forma y en el sitio de esas declaraciones, pero creo que al final el PP se ha pasado de frenada y ha sufrido un efecto bumerán. Nosotros lo tenemos muy claro.

La idea que se ha generado en torno a la gestión de Mañueco de la pandemia es que no ha sido catastrófica ni ha sido muy desleal con el Gobierno de Sánchez, aunque no sé si todo eso es así porque se analiza desde Madrid y se compara con Ayuso. 

Si uno ve los datos de Castilla y León hemos sido siempre, de la primera a la sexta ola, unas de las comunidades con más incidencia acumulada. En la primera ola, en la más dura, fuimos la tercera con más fallecidos en las residencias, solo por detrás de Madrid y Cataluña con mucha menos población. Durante buena parte de la pandemia lo que decidimos como oposición fue apoyar o callarnos, incluso con medidas que eran discutibles, pero creíamos que no debíamos generar confusión o inseguridad en los ciudadanos. Luego hubo un cambio en la actitud del señor Mañueco por dos motivos: el contagio de la guerra interna del PP y el temor a Vox. Cambiaron de repente su actitud, rechazaron nuestra mano tendida, incumplieron el pacto por la reconstrucción, rompieron con los colectivos sanitarios… Sí hubo una primera fase de lealtad de Mañueco con el Gobierno de España hasta que se impusieron las órdenes de Casado y la competencia con Vox. A mí me parece que eso hay que castigarlo. 

Moncloa hizo un llamamiento la semana pasada diciendo literalmente que se acababa ya la polémica de las macrogranjas. Reconozco que pensé: “Eso ha sido Tudanca, que ha levantado el teléfono para que dejen de fastidiarle la campaña”. 

No, no. (Risas). Ya he dicho en muchas ocasiones que creo que el señor [Alberto] Garzón fue inoportuno en la forma y en el sitio de esas declaraciones, pero creo que al final el PP se ha pasado de frenada y ha sufrido un efecto bumerán. Nosotros lo tenemos muy claro. Las asociaciones de ganaderos nos conocen, sabemos muy bien cómo es el sector, hemos abordado la situación de algunas macrogranjas, que son perjudiciales para ellos, como ocurre en la montaña palentina o en la Ribera del Duero, que perjudica a un sector como el vitivinícola que es muy potente. También ocurre en Soria…

Tenía apuntado que, solo en la provincia de Palencia, hay un proyecto de 14 macrogranjas.

Ese es uno de los proyectos que están montando y que tiene una gran contestación social. Nosotros hemos defendido siempre el modelo social agrario de pequeñas explotaciones sostenibles que crean empleo, que fijan población, que son compatibles con otros usos…

Perdone que le interrumpa, pero parece que estuviera leyendo las declaraciones de Alberto Garzón. Eso es casi lo que dijo, palabra por palabra, el ministro de Consumo. 

Por eso digo, que hemos puesto el foco en las macrogranjas, que es verdad que es donde está el objeto de debate. Nosotros hemos pedido una declaración medioambiental de las 14 macrogranjas de Palencia que se quieren parcelar para eludir controles. Es que al final en Castilla y León va a ser más fácil abrir una macrogranja que un consultorio médico. Es decir, en el fondo del asunto…

¿Lleva razón Garzón?

No, pero el PP ha utilizado esto como cortina de humo porque quiere hacer unas elecciones en Castilla y León sin que se hable de los problemas de verdad y sin que se sepa que quien se presenta es Mañueco. Han renunciado a defender su gestión de estos últimos con 35 años. 

Sé que en campaña es aún más complicado, si cabe, ser sincero pero ¿no cree que muchos compañeros de filas suyos, de dentro y de fuera del Gobierno, han caído en esa trampa y le han hecho a usted un flaco favor en la campaña?

No, no, a mí no…

Yo en campaña no voy a tener que hacerme ninguna foto con vacas ni reunirme con nadie con el que no me haya reunido ya.

¿Pero han caído en la trampa?

Bueno, insisto: el PP tiene no interés en hablar de Castilla y León y yo sí. Lo que creo es que ahora en el sector están tan enfadados con el ministro Garzón como con el PP. He escuchado a las asociaciones decir que se sienten magníficamente representadas por el ministro Planas. 

¿Irá [Luis] Planas a la campaña?

Sí, sí. Esta semana viene. Y hay un dato que me parece definitivo: en Castilla y León han desaparecido 18.000 cotizantes del régimen agrario y 10.000 explotaciones en los últimos 5 años. Eso no es culpa ni responsabilidad de las declaraciones de ningún ministro. Eso es culpa de la falta de modelo agrario y ganadero y del campo del PP de Castilla y León.

¿Se va a hacer muchas fotos con vacas, cerdos y pollos?

Yo en campaña no voy a tener que hacerme ninguna foto ni reunirme con nadie con el que no me haya reunido ya. Esto lo da la coherencia. Hace un mes y medio estuve en pequeñas explotaciones hablando de los problemas que tiene el campo y he ido a muchos rincones para conocer sus problemas. No voy a tener que pedirle a nadie que me preste su tractor para hacerme una foto. 

¿Entiende el movimiento de la España vaciada?

Sí, por supuesto. Cómo no lo voy a entender viniendo de la tierra que sufre la mayor despoblación de toda España. Es una comunidad autónoma en la que sentimos un gran abandono por parte del gobierno autonómico desde hace muchísimo tiempo. La despoblación no es solo un problema nuestro pero no hay ningún otro territorio comparable a las cifras que sufrimos nosotros. Castilla y León ha perdido un 7,5% de población desde 1987 y otras Comunidades, como Aragón o Castilla-La Mancha, que también tienen esos problemas, han crecido un 10% y un 23% respectivamente. Es que en ese tiempo España ha ganado 8 millones de habitantes. Entonces, ese movimiento responde a esa sensación de agravio, de enfado, porque en este país se ha olvidado a buena parte del territorio. Estamos hartos de que aquí parezca que solo existen algunos territorios y algunas comunidades autónomas. Porque no es sostenible, no podemos vivir y trabajar todos en Madrid. 

Imagino que de eso culpa a todo el mundo, porque el Estado lo han gobernado partidos de todos los colores incluyendo el suyo.

No, no, esto es una cuestión de modelo de país. Yo reivindico que el PSOE ha hecho mucho por intentar resolverlo. El primer presidente que empezó a preocuparse por esto fue Zapatero, que invirtió y mucho en una zona que lo necesitaba, como es el oeste de la comunidad. Ahora estamos haciendo un esfuerzo de descentralización sin precedentes. Pero cuando llegas a Castilla y León, eso no pasa. No puede ser que se haya hecho un esfuerzo de descentralización y el gobierno autonómico no haga más que recentralizar. 

En la candidatura de la España vaciada de Valladolid hay 14 personas que se presentaron con Ciudadanos en las últimas elecciones. No parece que eso responda a nada nuevo.

¿Y por qué ese descontento que usted achaca al PP no se convierte entonces en un apoyo masivo al PSOE y se vehicula, por el contrario, en nuevas plataformas vecinales y ciudadanas?

Nos apoyan tanto que sacamos 35 escaños y nos quedamos a 6 de la mayoría absoluta en 2019. Hemos respondido a esa demanda. Nosotros ya gobernamos en buena parte del territorio a nivel municipal. Conocemos bien esos movimientos y algunos de ellos son muy heterogéneos. Hemos trabajado mucho con colectivos que han intentado visibilizar este problema de la España vaciada y hay parte del movimiento que sabemos que está defraudada por algunas de las candidaturas que se han concretado. Veremos a ver qué sucede con eso. 

Me da la sensación de que es un movimiento de alcance imprevisible aún para todas las fuerzas políticas. 

Es imprevisible, sí. Pero le pongo un ejemplo. En la candidatura de la España vaciada de Valladolid hay 14 personas que se presentaron con Ciudadanos en las últimas elecciones. No parece que eso responda a nada nuevo, pero bienvenidas todas las manos que quieran trabajar por mejorar Castilla y León. 

¿Cómo es posible que en 2022 haya provincias de Castilla y León que no presten servicio de atención oncológica a los ciudadanos y se tengan que hacer cientos de kilómetros para ser atendidos?

Son cuatro provincias y El Bierzo. Es eso, justo eso. El otro día el señor Mañueco fue a Soria y dijo: “La próxima legislatura Soria tendrá unidad de radioterapia”. Fantástico, pero es que en 2019 ya dijo lo mismo. Y en 2015, y en 2011, y en 2007. Llevan muchos años prometiendo que habría unidades de radioterapia en todas las provincias. No podemos esperar más. Los pacientes oncológicos tienen que hacer peregrinajes indignos para recibir tratamiento en Soria, Palencia, Segovia, Ávila y El Bierzo. ¿Sabe qué pasa ahora? Que la iniciativa privada sí está desarrollando esos equipamientos en esas provincias y la Junta ya ha anunciado que lo que hará es conveniar con servicios privados de salud para prestar ese servicio. No era una cuestión de que no se pudiera, era que no se quería. Nuestro modelo es completamente diferente. 

Está claro que el PP fía la mejor de sus expectativas a cambiar de socio: quitarse a Ciudadanos para gobernar con Vox. Esa es su mejor expectativa.

¿Cree que la extrema derecha será quien se aproveche de ese sentimiento de decepción de mucha gente conservadora con el PP tras tanto tiempo gobernando?

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Está claro que el PP fía la mejor de sus expectativas a cambiar de socio: quitarse a Ciudadanos para gobernar con Vox. Esa es su mejor expectativa. Pero ya lo han hecho, han pactado con Vox en muchos ayuntamientos. A mí me parece que en la derecha no hay ningún entusiasmo hacia el señor Mañueco, y eso va a afectar. Y si sumamos eso al contagio del PP respecto a la extrema derecha por competir con ellos en vez de aislarlos, como hace la derecha democrática y civilizada en toda Europa, lo que provoca es que la extrema derecha crezca, y eso me preocupa. Claro que me preocupa que la extrema derecha lleve al Boletín Oficial lo que dice en Twitter el candidato de Vox. Pero si depende de ello para gobernar, Mañueco le hará vicepresidente y les meterá en el Gobierno y tomarán decisiones sobre nuestras vidas. Por eso necesitamos una victoria aún más amplia que la de 2019. 

¿Castilla León es de derechas?

No, en Castilla y León hay enormes posibilidades y ahora nos jugamos nuestro futuro para las próximas décadas. Y podemos ser otra cosa, debemos ser otra cosa. 

Luis Tudanca (Burgos, 1978) se pasa por Madrid para cumplir con varios compromisos de una precampaña electoral en Castilla y León que nunca antes había acaparado tantos focos a nivel nacional. Todos interpretan la cita con las urnas del 13 de febrero como el pistoletazo de salida de un nuevo ciclo electoral que luego tendrá parada en Andalucía, posteriormente dará lugar a las autonómicas y municipales y, finalmente y si todo va según lo previsto, concluirá con las generales. De hecho, el PSOE interpreta que el adelanto electoral de Castilla y León tiene mucho que ver con las prisas de Casado por acelerar ese ciclo que él pretende sea de cambio. Tudanca, que ganó como candidato las últimas elecciones autonómicas, se enfrenta ahora la tarea de acabar con 35 años de gobiernos del PP y de voltear unas encuestas que dibujan una amplia mayoría de derechas en la comunidad.

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