Madrid deberá vacunar a 6,7 millones de personas con una de las menores tasas de enfermeros en Primaria del país

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La Atención Primaria, la más castigada por los recortes de la Gran Recesión en el sistema sanitario, está jugando un papel fundamental en la lucha contra la pandemia. Desde el comienzo de la desescalada, los centros de salud de la Comunidad de Madrid trabajan a destajo para seguir las cadenas de contagio o realizar pruebas diagnósticas sin descuidar a otras tantas patologías. Funciones a las que se sumará, a partir del próximo mes de enero, el suministro de una más que esperada vacuna contra el coronavirus. El reto es enorme en una región con 6,7 millones de habitantes, la tercera más poblada del país, solo por detrás de Andalucía y Cataluña. Sobre todo, teniendo en cuenta las carencias de personal que el territorio tiene en materia de vacunación. Madrid es una de las comunidades con menor proporción de enfermeras –un sector enormemente feminizado– por cada millar de personas en Primaria. Un agujero de recursos humanos que, en opinión de las asociaciones profesionales del sector, debería cubrirse con urgencia con unos 4.000 refuerzos para poder asumir sin problemas la vacunación masiva prevista.

El colectivo de enfermería va a ser clave en el plan del Ejecutivo central en los más de cuatro centenares de centros de salud que hay en la Comunidad de Madrid –unos 13.000 a lo largo de toda la geografía española–. En sus manos no solo está la administración de la dosis, sino también el almacenaje, la adecuada conservación o el control de caducidad. Sin embargo, para una campaña masiva como la que se está dibujando en el horizonte, los profesionales consideran que las plantillas que hay ahora mismo en Atención Primaria son insuficientes. Lo avisa Jesús García, portavoz del Sindicato de Enfermeros de Madrid (Satse). “Si se quiere continuar con la actividad habitual al mismo tiempo, no vamos a dar abasto con el personal actual. Así, no veo posible que se pueda vacunar a todas las personas que se pretende en un plazo razonable de tiempo”, afirma. Con él coincide Juan José Jurado, presidente de la Sociedad Madrileña de Enfermería Familiar y Comunitaria (Semap). “Si la situación epidemiológica es similar a la actual y no se refuerza la plantilla, va a ser difícil llevarlo a cabo sin descuidar otras funciones”, dice.

Que España tiene un importante déficit de enfermeros en comparación con otros países de su entorno europeo no es ningún secreto. De hecho, es un problema que lleva años arrastrando. En 2017, era el sexto con las peores cifras del Viejo Continente. Según el informe Los sistemas sanitarios en los países de la Unión Europea, en aquel momento contaba con 5,7 enfermeros por cada 1.000 habitantes –teniendo en cuenta tanto los que trabajan en centros de salud como en hospitales–, muy por debajo de países como Alemania, Irlanda, Países Bajos o Francia: los tres primeros superan la decena y el cuarto se situaba en los 9,6. En cuanto a la situación concreta de este colectivo en Atención Primaria, los últimos datos disponibles del Ministerio de Sanidad, relativos al año 2018, cifraban en 29.662 el número de profesionales de la enfermería que desarrollaban sus labores en los diferentes centros de salud. Teniendo en cuenta que en aquel momento la población asignada a estos profesionales se situaba en los 46,011 millones de personas, estamos hablando de una tasa media a nivel nacional de 0,66 enfermeros por cada millar de personas asignadas.

0,5 enfermeros por cada millar de personas

Por regiones, Madrid es la que presenta las cifras más bajas, a pesar de ser la tercera comunidad más poblada. Junto con Ceuta y Melilla e Illes Baleares, las últimas cifras del Sanidad colocan al territorio que preside Isabel Díaz Ayuso en los 0,5 enfermeros por cada millar de habitantes asignados a los equipos de Atención Primaria. En los niveles medios se encuentran otras cinco regiones: Andalucía, Canarias, Cantabria, Comunitat Valenciana y Murcia. Ligeramente por encima están Aragón, Asturias, Cataluña, Galicia y País Vasco, con una tasa de 0,7. Castilla-La Mancha, La Rioja y Navarra se sitúan en la parte alta de la tabla, con un índice de 0,8. Y, en cabeza, Castilla y León y Extremadura. En ambos casos, con una tasa por 1.000 personas asignadas de 0,9 enfermeros en los centros de salud y consultorios, casi el doble que las tres comunidades con los agujeros de personal más importantes. “Antes de que estallara la crisis sanitaria, ya veníamos arrastrando un déficit de personal de base. Estamos hablando de unas 1.900 o 2.000 tarjetas sanitarias por enfermera, lo que ya de por sí es una barbaridad”, apunta Jurado al otro lado del teléfono.

Con la llegada de la crisis del coronavirus, Madrid se ha visto forzada a recuperar cierto músculo sanitario. En total, la Consejería de Sanidad, que dirige Enrique Ruiz Escudero, fichó a cerca de diez millares de sanitarios de forma temporal. “Los planes de contratación reforzaron los hospitales, pero la Atención Primaria no se blindó de forma efectiva”, sostiene el portavoz de Satse. En concreto, según los datos del Sermas, la plantilla con formación universitaria en los centros de salud ha pasado de los 9.300 profesionales que había registrados en octubre de 2019 a los 9.801, un incremento del 5,3%. Especialmente notable es el aumento de enfermeras en Atención Primaria. Si en el ejercicio pasado estaban por estas fechas en las 3.670, ahora la plantilla es de 4.107, una subida de casi el 12%. Sin embargo, a pesar de este incremento, Madrid no alcanza todavía la media nacional que había en 2018. Teniendo en cuenta que actualmente la población asignada en la región es de unos 6,7 millones de personas, estaríamos hablando de una tasa por cada millar de personas asignadas a un equipo de Atención Primaria del 0,61%.

“Van a ser necesarios refuerzos”

Con el inicio de la campaña masiva de vacunación a la vuelta de la esquina, los profesionales del sector ya avisan de que el número de manos actual en los centros de salud madrileños se torna insuficiente. “Hay que esperar a ver cuál es la situación epidemiológica cuando comiencen a suministrarse las dosis. Con la enfermería haciendo durante toda la jornada pruebas PCR, filtro en los accesos a los centros o seguimiento de contagios, parece imposible que se pueda asumir la vacunación del coronavirus con la plantilla actual sin desatender, por ejemplo, a todos aquellos pacientes crónicos con patologías distintas al covid”, apunta el presidente de la Sociedad Madrileña de Enfermería Familiar y Comunitaria (Semap). Y eso, dice, que todavía no se conocen ciertos detalles ligados a la vacuna, como si va a ser necesario aplicar sólo una dosis o dos o si las soluciones ya van a venir preparadas. “En una jornada de seis horas, una enfermera puede poner entre 100 y 120 dosis. Si es necesario un procedimiento de preparación previo a la inyección, ya necesitas al menos dos profesionales para seguir administrándola a ese ritmo”, explica Jurado con la vista puesta en el ejemplo de la de la gripe.

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“Si queremos que el proceso se alargue durante todo un año, continuemos con los trabajadores que tenemos actualmente. Pero si el objetivo es que en pocos meses hayamos cubierto a la mayor cantidad de población vulnerable, van a ser necesarios refuerzos”, sostiene el portavoz de Satse, que recuerda también que hay profesionales que se están dando de baja y que esos huecos no los está cubriendo la Consejería de Sanidad. En este sentido, quiere recordar que el colectivo tiene otros quehaceres más allá del coronavirus. Por ejemplo, la atención a “pacientes crónicos” o los desplazamientos a domicilios. Sin olvidarse tampoco de la campaña de la gripe, que se prolongará hasta finales de enero. Por eso, y teniendo en cuenta también los “límites de aforo” en los centros de salud, García estima que serán necesarios unos 4.000 enfermeros nuevos en la región si lo que se pretende es acercarse a la media nacional y tener a parte importante de la población cubierta para el verano. “Se podrían destinar entonces a profesionales a vacunar de forma masiva durante todo el día”, señala en conversación con infoLibre.

Desde el Colegio Oficial de Enfermería de Madrid también llevan desde el inicio de la pandemia exigiendo un refuerzo de las plantillas. A finales de mayo, cuando el país daba los primeros pasos para la vuelta a la normalidad tras el duro confinamiento de marzo, la institución colegial aprovechó que formaba parte del grupo de profesionales convocados por Díaz Ayuso con la vista puesta en la desescalada para requerir al Ejecutivo madrileño que contratase a más enfermeras en este nivel asistencial. Y el pasado mes de octubre, cuando la situación epidemiológica en la región era preocupante, aprovecharon un nuevo comunicado para volver a recordar a la Consejería de Sanidad que estas trabajadoras sanitarias estaban “desbordadas y sobrepasadas” por la situación.

El Consejo de Ministros aprobó este martes el Plan de Vacunación contra el covid-19. Según este documento, los residentes y el personal sanitario de las residencias de mayores y centros de grandes dependientes serán los primeros en recibir las vacunas una vez comiencen a llegar las dosis el próximo mes de enero. Les seguirá el resto de personal sanitario y los grandes dependientes no institucionalizados. Esta primera fase de la campaña está previsto que se alargue entre enero y marzo de 2021. Luego, el Ministerio de Sanidad ha previsto una segunda etapa entre marzo y junio en la que se irá incrementando el número de personas a vacunar hasta ir cubriendo, poco a poco, a los diferentes grupos prioritarios. La priorización, según explicó el ministro, Salvador Illa, se hará “en base a un marco ético”: “principio de igualdad y dignidad de derechos, necesidad, equidad, protección a la discapacidad y al menor, beneficio social, reciprocidad y solidaridad”. En total, se prevé que España pueda contar con hasta 140 millones de dosis de vacunas a través de los acuerdos firmados por la Comisión Europea con las distintas farmacéuticas que se están encargando de su desarrollo.

La Atención Primaria, la más castigada por los recortes de la Gran Recesión en el sistema sanitario, está jugando un papel fundamental en la lucha contra la pandemia. Desde el comienzo de la desescalada, los centros de salud de la Comunidad de Madrid trabajan a destajo para seguir las cadenas de contagio o realizar pruebas diagnósticas sin descuidar a otras tantas patologías. Funciones a las que se sumará, a partir del próximo mes de enero, el suministro de una más que esperada vacuna contra el coronavirus. El reto es enorme en una región con 6,7 millones de habitantes, la tercera más poblada del país, solo por detrás de Andalucía y Cataluña. Sobre todo, teniendo en cuenta las carencias de personal que el territorio tiene en materia de vacunación. Madrid es una de las comunidades con menor proporción de enfermeras –un sector enormemente feminizado– por cada millar de personas en Primaria. Un agujero de recursos humanos que, en opinión de las asociaciones profesionales del sector, debería cubrirse con urgencia con unos 4.000 refuerzos para poder asumir sin problemas la vacunación masiva prevista.

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