Maite Rodríguez, la víctima humillada por MAR: "Ayuso usa una estrategia de guerra contra las familias"

A las 21.30 horas de este domingo, Maite Rodríguez se sentó con su familia en frente del televisor. La suya iba a ser una de las voces que el periodista Jordi Évole había escogido para el programa en el que recordaría, junto a Fernando Simón, todo lo sucedido durante la pandemia. Lo que no pudo imaginar, sin embargo, es que se convertiría en la protagonista. Y no ya sólo del programa, sino de las horas posteriores. Durante la emisión, su móvil empezó a sonar. No le sorprendió lo que distintas personas le enviaron, pero aun así lo recibió como una especie de "cóctel molotov". El jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, cuestionó su testimonio. "La primera señora no tenía a su madre en ninguna residencia de la Comunidad de Madrid", escribió en X. Ella era esa "primera señora". Y su madre sí vivió en un geriátrico de la región hasta que falleció en plena crisis sanitaria.
Maite ha necesitado 24 horas para digerir lo que ha pasado. Descuelga el teléfono a infoLibre este martes por la tarde, después de trabajar. "Yo soy una persona normal que no está acostumbrada a estas cosas. Quise darme un día de tranquilidad", confiesa. No quería en ningún caso hablar en pleno enfado. Y eso que no personaliza en ella las palabras de Rodríguez. "No me insultó a mí. Formo parte de un colectivo y lo que dijo, al final, nos lo dijo a todos", señala.
El lunes por la mañana, Rodríguez pidió disculpas porque en su mensaje de X había mentido. Pero no rectificó el resto de sus palabras ni borró sus mensajes. Y eso que llegó a amenazar a los familiares de fallecidos en residencias. "Si estos testimonios nos dan su nombre, comprobaremos si es verdad y cuántas veces al año visitaban a sus familiares. No vaya a ser que es mentira" [sic], publicó. Este martes, además, rechazó pedir perdón en persona. Básicamente, argumentó, porque las familias "llevan años" llamando "asesina" a la presidenta. "Yo me equivoqué, lo he reconocido, he pedido disculpas y no le doy más importancia a este asunto", dijo ante los medios.
El problema es que personas como Maite sí lo hacen. "Si ese mensaje lo hubiera escrito una persona de a pie habría pensado que tiene cero sensibilidad y una nula empatía, lo que pasa es que eso lo ha publicado un cargo público. Me parece despreciable", señala desde el otro lado del teléfono. Cree, en cualquier caso, que forma parte de una estrategia. Y que no lo dijo de forma casual. "Lo que están haciendo [Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez] es una estrategia de guerra que consiste, básicamente en deshumanizar al contrario", lamenta.
Llevan ya prácticamente cinco años escuchando ese tipo de comentarios. Es más, cuando Rodríguez publicó esos mensajes hacía tan sólo tres días desde que la propia Ayuso asegurase en un acto en Ribadeo (Lugo) que todo lo que tiene que ver con su gestión de las residencias durante la crisis sanitaria no es más que una polémica creada "por una plataforma política organizada por resentidos del PSOE y Más Madrid que se quedaron fuera de las listas" y que actúan junto a "una serie de periodistas activistas que nunca han querido conocer la verdad". Y no se quedó ahí. Aseguró que es una "suerte" saber que en las residencias madrileñas fallecieron 7.291 personas sin asistencia sanitaria. "El Gobierno no sabe ni cuánta gente se le murió, ¿y sí sabe usted la cifra, con comas, de la Comunidad de Madrid?", se preguntó.
"En vez de reconocer el error que cometieron y de dar la cara, han querido enterrar este tema. No han querido saber nada de nosotros", lamenta Maite, que afirma que, sin la ayuda y el apoyo de las asociaciones de familiares —Marea de Residencias y 7291 Verdad y Justicia, a la que ella pertence— y de la Comisión de la Verdad que investigó, aunque informalmente, lo sucedido, estaría todavía "llorando en casa".
"No fue una tragedia, fue una decisión política"
En aquellos meses de pandemia todo fue sobrevenido. Su madre, de 88 años, falleció tan sólo seis días después de presentar los primeros síntomas de covid. Lo hizo en la residencia Los Ángeles de Getafe y sin posibilidad de ser trasladada al hospital. "Me reconocieron por teléfono que no lo hacían porque lo tenían prohibido. Me llegaron a decir que no iba a ir ninguna ambulancia, pero yo no entendía nada. No sabía qué hacer. Cuando me llamaron y me dijeron que había fallecido, empezó un duelo que todavía no ha acabado", recuerda.
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Necesitó ayuda psicológica para continuar. Y al principio le ayudó, el problema vino después. "Pareció que lo había aceptado, pero sólo lo había cerrado en falso. Cuando empecé a leer lo que había pasado, a ver los protocolos que publicó infoLibre, me di cuenta que la muerte de mi madre no fue una tragedia, sino una decisión política", lamenta. Dejó de ser "algo personal". "Una tragedia hubiera sido contraer la enfermedad y morir, pero esto fue una condena a una muerte, además, agónica. Me imagino a mi madre muriendo ahogada", confiesa.
Por eso necesita justicia para poder pasar página. Y hasta que eso no ocurra, dice, no podrá hacerlo. "Lo necesito. Necesito que se reconozca la discriminación que sufrieron todos los mayores", dice. Es precisamente ella una de las 109 firmantes de la macrodenuncia que actualmente está siendo investigada por varias fiscalías de Madrid y que estudia la presunta comisión de un delito de "denegación de asistencia sanitaria por motivos discriminatorios". En menos de un mes empezarán a prescribir todos esos casos, pero el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, confirmó precisamente unos minutos antes de que Maite saliera de trabajar que el objetivo es que eso no ocurra.
"Es verdad que es muy difícil olvidar, pero si se judicializa y los culpables pagan por ello me quedaría la sensación, de una forma u otra, de que toda esta lucha ha merecido la pena. Lo peligrosísimo de todo esto es que quede impune", sentencia.