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La dimisión de Espinosa de los Monteros o hasta dónde llega la guerra de facciones en la ultraderecha

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La marcha de Iván Espinosa de los Monteros, cofundador de Vox junto con Santiago Abascal, dejó este martes al descubierto lo que hasta ahora y al menos a efectos mediáticos había permanecido en el subsuelo: la casi siempre silenciosa pero imparable guerra de poder entre las distintas facciones o corrientes del partido de ultraderecha.

En una breve comparecencia sin preguntas, el primer secretario general de Vox -lo fue hasta octubre de 2016- y portavoz parlamentario desde 2019 atribuyó a razones personales y familiares su renuncia al escaño y a cualquier puesto de dirección en el partido. Pero su salida, adelantada por el diario El Mundo, dinamita la imagen de unidad interna. Apenas dos semanas después de las elecciones generales -19 diputados menos e incapacidad por tanto para garantizar un Gobierno de derechas- y al día siguiente de que copase titulares el comunicado del partido que ofrece apoyo a Feijóo sin condiciones al tiempo que levanta en la práctica el veto al PNV, la renuncia de Espinosa de los Monteros abre una grieta de calado.

Considerado un ultraliberal partidario de un Estado mínimo -la década de los ochenta, con Thatcher y Reagan fue “gloriosa”, escribió en un tuit - y pese a intervenciones como la que le llevó a decir que “un extranjero es tres veces más propenso a violar que un español” , el dimisionario proyecta un perfil más moderado que el de quienes se han hecho con los mandos en la cúpula junto a Santiago Abascal: en cabeza, el barcelonés Jorge Buxadé, abogado del Estado, europarlamentario ultracatólico y vinculado al Opus Dei según distintas informaciones nunca desmentidas, antiguo falangista, luego militante del PP y jefe durante ese periodo de una asociación provida cercana a Hazte Oír y ahora portavoz de Vox.

Entre los muy próximos a Buxadé figuran Ignacio Garriga, secretario general del partido y diputado del Parlamento catalán. Y el prácticamente desconocido Ignacio Hoces Íñiguez, conceptuado por expertos como número dos de Buxadé y jefe del equipo que elaboró las listas para las autonómicas y municipales del 28 de mayo. O sea, el que decidió quién se sentaría en un consistorio o una cámara autonómica y quién quedaría fuera.

De la “añoranza” de Buxadé por el franquismo”, el periodista Xavier Rius se extiende en su libro Vox, el retorno de los ultras que nunca se fueron. Gran conocedor de la ultraderecha española y sus mimbres, Rius reproduce parte de una intervención del por ahora triunfador de la guerra interna de Vox en un acto público celebrado en 2012: «La Constitución dice que España es un Estado social, democrático y de derecho, pero nosotros vivimos en un Estado autonomista y de partidos. De social y democrático, nada. El Estado de las autonomías ha privado al hombre español de su historia. Y el Estado de los partidos ha privado al hombre de aquellas instituciones en las que vivía arraigado: su familia, su municipio, su empresa, el sindicato o la corporación profesional. Ha creado un hombre desarraigado». Implacable enemigo de la Agenda 2030, Buxadé sostiene por ejemplo que los ODS no son las siglas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible sino de los “Objetivos de Demolición Social”. Su papel en la negociación del pacto de Extremadura con el PP fue decisivo.

Fuera del selecto comité

En junio, cuando la Asamblea General Ordinaria de Vox reformó los estatutos del partido, Espinosa de los Monteros quedó fuera del Comité de Acción Política (CAP), el órgano que realmente dirige el partido. Hasta ese momento, la normativa interna había preceptuado que al CAP pertenecería por definición el portavoz parlamentario. Los nuevos estatutos, inaccesibles en la web de Vox, que sigue manteniendo los ya modificados y de los que infoLibre ha obtenido copia, instauran un sistema más opaco y que afianza el poder de Abascal y de quien él determine sin ajustarse a reglas.  “Son miembros del Comité de Acción Política el Presidente, el Secretario General, y los miembros que acuerden Presidente y Secretario General”, se lee ahora en el apartado que antes decía lo que sigue: “El CAP estará integrado por el Presidente, el Secretario General, el Portavoz del Congreso, el Director de la DPPM [Dirección de Política Parlamentaria y Municipal] , el Director de la DPG [Dirección de Política de Gobierno] y un responsable de Comunicación”

En su brevísima intervención ante la prensa, Espinosa de los Monteros deslizó un dato. Lo hizo envolviéndolo en el ropaje del agradecimiento: “Gracias a los dirigentes presentes y pasados de VOX, con mención especial para las personas que en algún momento han contribuido desde el Comité Ejecutivo Nacional y desde el Comité de Acción Política, que como saben lo componen, además de nuestro presidente, Ignacio Garriga, Jorge Buxadé y Manuel Mariscal”. De forma sutil dejó así constancia de que él ya no formaba parte del selecto y por tanto reducido comando de poder del partido.

Como siempre antes de publicar una información y a través de un mensaje escrito, infoLibre preguntó al equipo de comunicación de Vox cuándo dejó Espinosa de los Monteros de pertenecer al CAP y por qué los estatutos reformados este año eliminan la obligatoria pertenencia del portavoz del Congreso a ese órgano. Pero, como siempre y en aplicación del veto impuesto a determinados medios, Vox no respondió. Una vez publicada esta información y transcurridas 29 horas desde la recepción de las preguntas de este medio, sus portavoces de comunicación sí han mandado un mensaje donde aseguran que Espinosa de los Monteros seguía siendo del Comité de Acción Política. Y que con sus palabras "se estaba despidiendo de los que junto con él estaban en el CAP". infoLibre consultó de nuevo con las fuentes que el martes aseguraron que Espinosa de los Monteros ya no formaba parte del comité: las fuentes se ratificaron en lo dicho. Este medio comunicó de inmediato tal extremo a los portavoces de comunicación de Vox y les formuló una nueva pregunta: ¿cómo se explica que, tal como publica el diario El Mundo citando a fuentes del entorno de Espinosa de los Monteros, llevase "dos meses" sin tener contacto directo con Abascal si el CAP se reúne habitualmente de forma semanal? No hubo respuesta.

¿Habría repetido Espinosa de los Monteros como portavoz en el Congreso de los Diputados cuando arranque la nueva legislatura, sea cuando sea? A la vista de lo sucedido en los últimos meses, no está claro. ¿Ha preferido irse por voluntad propia antes de que el ala más dura le propinase una patada y lo confinase en los sótanos del partido? Este martes, un antiguo dirigente de Vox señalaba a este diario que en su decisión ha pesado no solo su declive sino “la necesidad de proteger a su mujer, Rocío Monasterio”.

Hijo del antiguo alto cargo de Aznar Carlos Espinosa de los Monteros, marqués de Valtierra, el ya exdirigente de Vox forma pareja no solo sentimental sino profesional y política con Rocío Monasterio, presidenta de Vox en Madrid. A lo largo de años, ambos se vieron afectados por distintas demandas y sentencias desfavorables relativas al sector inmobiliario. Espinosa llegó a ser socio de uno de los condenados en Gürtel -Jacobo Gordon- pero nunca estuvo investigado ni declaró siquiera como testigo.

Tanto el economista como Monasterio tuvieron una carrera fulgurante en Vox. Ahora, la situación ha cambiado. Irrelevante en la Asamblea de Madrid tras la arrolladora mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso al frente del PP, Monasterio estuvo en riesgo de caer políticamente, aseguran fuentes internas: “La distancia fue tanta que ahora Vox Madrid está en una sede distinta a la de la dirección nacional”. Como publicó El Periódico de España, Monasterio había intentado saltar al Congreso de los Diputados. Su intento resultó fallido.

Olona, Ortega Smith, Sánchez del Real y la carga en Twitter

La guerra de poder ya había derivado antes en la salida de dirigentes como Macarena Olona hace un año. O el apartamiento de otros como Javier Ortega Smith, descabalgado como secretario general en octubre de 2022. Pero la salida de Espinosa de los Monteros adquiere mayor relevancia por lo que indica en cuanto al triunfo del sector más extremista de Vox y porque destapa que la guerra sigue abierta. Por ejemplo, tanto Olona como Ortega Smith, también de pasado falangista y que se mantiene como portavoz municipal de Vox en el Ayuntamiento de Madrid pero distanciado de la dirección, dedicaron este martes a Espinosa mensajes de apoyo en las redes sociales.

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En su cuenta de Twitter, Ortega Smith definió a Espinosa de los Monteros como “compañero y amigo” y ha elogiado su lucha “sin descanso” con “lealtad, generosidad y sacrificio”. A partir de ahí, el dardo: “Aunque algunos no han sabido reconocértelo, la inmensa mayoría tenemos una impagable deuda de patriotismo contigo. Seguiremos luchando por los mismos principios y valores por los que juntos pusimos en marcha este proyecto al servicio de España y de la libertad”.

Olona ha ido aún más lejos: “Hoy sólo diré algo. El silencio que he mantenido por mí no lo mantendré si el acoso lo sufre él. Porque en la salida todo son buenas palabras. El acoso organizado llega después. Recordadlo cuando estéis descorchando la botella: 19”. Diecinueve son los diputados que perdió Vox el 23J.

También el exdiputado extremeño Víctor Sánchez del Real, excluido de las listas en las últimas elecciones, ha salido en defensa de Espinosa de los Monteros. A un mensaje donde un tuitero sostenía que Abascal se ha rodeado “de aduladores”, Sánchez del Real respondió de forma concisa pero inequívoca: “Así es”.

La marcha de Iván Espinosa de los Monteros, cofundador de Vox junto con Santiago Abascal, dejó este martes al descubierto lo que hasta ahora y al menos a efectos mediáticos había permanecido en el subsuelo: la casi siempre silenciosa pero imparable guerra de poder entre las distintas facciones o corrientes del partido de ultraderecha.

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