El arrepentido David Marjaliza, uno de los principales imputados en la Operación Púnica, ha declarado ante el juez que fue Francisco Granados, antiguo número dos del PP madrileño y con quien compartía amistad y negocios, quien le pidió que localizara al que había sido su chófer, Sergio Ríos, porque el comisario José Villarejo lo necesitaba para “interceptar” documentación en poder de Luis Bárcenas. Ríos se convirtió en conductor habitual del extesorero del PP y, según lo investigado en lo que ya se conoce como Operación Kitchen, desempeñó un papel relevante en la vigilancia extraoficial a Bárcenas desarrollada durante el mandato de Mariano Rajoy por la llamada policía patriótica, en la que Villarejo ocupaba un lugar preeminente.
Sin dar fechas y según fuentes conocedoras de la declaración judicial, el arrepentido ha asegurado que Granados le hizo esa petición porque sabía que Sergio Ríos, que había sido su chófer en su etapa como consejero en el Gobierno de Esperanza Aguirre y que ya no trabajaba para la Comunidad de Madrid, era amigo del conductor de Marjaliza, Pedro H. Una vez puso en contacto con Granados a Sergio Ríos, a quien –ha dicho– él mismo le había vendido un piso en Valdemoro, Marjaliza no supo más del asunto.
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Granados, ha remarcado Marjaliza, era amigo de Villarejo y mantenía con él una fluida relación. Tanto –ha declarado– que cuando a finales de 2013 supieron que Suiza había alertado a España de que el entonces senador del PP tenía una cuenta abierta en ese país, Villarejo los puso a ambos en contacto con el bufete de Ernesto Díaz-Bastien. Según Marjaliza, Díaz-Bastien les presentó a su vez a sendos abogados suizos. Díaz-Bastien ejerció la defensa del propio Villarejo desde su encarcelamiento en noviembre de 2017 hasta octubre de este año. Este diario ha contactado con el bufete para conocer su versión sin obtener una respuesta.
Según Marjaliza, Granados y él mismo se reunieron dos veces con Villarejo para tratar de los problemas surgidos con la cuenta suiza. La segunda cita, ha dicho, tuvo lugar en un hotel del madrileño Paseo de la Castellana.
Fuentes presentes en la declaración han explicado que el abogado de Granados, Javier Vasallo, ha mantenido un durísimo enfrentamiento con Marjaliza. Al tiempo que desmentía de forma categórica cada una de sus afirmaciones, Vasallo ha disparado a Marjaliza una pregunta retórica para desacreditar sus revelaciones: “Usted lee mucha prensa, ¿verdad?” El abogado buscaba referirse así a todo lo que se ha ido publicando en relación a la Operación Kitchen: es decir, al papel del chófer de Bárcenas como espía con cargo a los fondos reservados y al asalto a su vivienda y posterior secuestro que sufrieron la esposa de Bárcenas, su hijo y la asistenta doméstica, a quienes un delincuente disfrazado de cura mantuvo retenidos con la exigencia de que le entregasen los documentos cuya posesión atribuía al extesorero.
El arrepentido David Marjaliza, uno de los principales imputados en la Operación Púnica, ha declarado ante el juez que fue Francisco Granados, antiguo número dos del PP madrileño y con quien compartía amistad y negocios, quien le pidió que localizara al que había sido su chófer, Sergio Ríos, porque el comisario José Villarejo lo necesitaba para “interceptar” documentación en poder de Luis Bárcenas. Ríos se convirtió en conductor habitual del extesorero del PP y, según lo investigado en lo que ya se conoce como Operación Kitchen, desempeñó un papel relevante en la vigilancia extraoficial a Bárcenas desarrollada durante el mandato de Mariano Rajoy por la llamada policía patriótica, en la que Villarejo ocupaba un lugar preeminente.