Moreno anuncia una segunda ronda de bajadas fiscales mientras exige a Sánchez más financiación

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Juan Manuel Moreno encara su segunda era al frente del Gobierno andaluz con el reto de desanudar un nudo nada fácil. Por un lado, quiere seguir bajando impuestos, su gran bandera. Pero, por otro, no es ajeno a que la etapa de expansión en el gasto público, empujada desde la UE y que le ha dotado durante su primera legislatura de recursos extraordinarios, podría acercarse a su fin, lo cual le complicaría el panorama, más aún cuando los servicios públicos se muestran ya claramente resentidos. En su discurso de investidura, Moreno trató este miércoles de resolver el sudoku anunciando rebajas fiscales de hasta 620 millones en la legislatura, al mismo tiempo que dejando en el tejado del Gobierno la responsabilidad de combatir la inflación y reclamando al Estado una compensación extraordinaria de su infrafinanciación próxima a los 1.000 millones al año. Tal y como situó sus fichas el presidente, es fácil prever un clima de exigencia permanente al Gobierno de Pedro Sánchez, sobre todo si hay crisis y con ella rigores.

Discurso el miércoles, investidura el jueves

"Hemos sido un modelo de gobierno de coalición en España", proclamó Moreno desde la tribuna de oradores, afirmación que es probable que sólo comparta a medias la dirigencia de Cs, el que ha sido su socio, que ha muerto desangrado por la experiencia de arrimarse hasta casi confundirse con el PP, dependiendo además de Vox [ver aquí, aquí y aquí]. Está por ver si ahora Moreno da entrada a figuras de Cs en su gobierno. Pero para eso aún queda. Primero tocaba el discurso de investidura, este miércoles, antes de oír a la oposición este jueves para terminar después con la votación en la que Moreno saldrá elegido por la mayoría absoluta del PP. Luego formará gobierno y la semana que viene tendrá lugar la primera reunión del mismo, justo antes de las vacaciones de agosto.

Este miércoles tocaba discurso de investidura, que no es un discurso más, al menos sobre el papel [ver aquí el discurso completo]. Es el discurso con el que el candidato a presidente expone el programa con el que reclama su confianza a la Cámara. En el caso de Moreno, no lo necesita, porque los 58 parlamentarios del PP, siendo 109 el total, son suficientes para su elección. No obstante, se presentó en el salón de plenos repitiendo la palabra "humildad", con mano tendida, sin ataques a la oposición –aunque sí al Gobierno central–. Moreno evita pronunciar la expresión "mayoría absoluta", porque cree que recuerda a los tiempos de Manuel Chaves, y prefiere "mayoría suficiente". Incluso da la vuelta a la tortilla y le pide al resto de grupos que no le hagan a él una "oposición absoluta". De momento, todos los grupos valoraron negativamente su discurso, incluido Vox. La crítica más extendida a Moreno era por falta de concreción.

Satisfacción y continuidad

Pero, ¿qué dijo –y qué no dijo– el presidente en su discurso? En una intervención en que no tiró de la "herencia recibida", que esta legislatura le valdrá menos que la pasada, Moreno reafirmó las líneas maestras de su proyecto. El presidente está convencido de ir en la dirección correcta y estar "conquistando espacios de liderazgo en España y en Europa", a pesar de que en su primera legislatura no ha habido convergencia con el conjunto del país ni de la UE [ver aquí y aquí]. "Cuando algo funciona y tiene el respaldo de los ciudadanos no hay que cambiarlo, pero sí hay que mejorarlo", afirmó el presidente-candidato. El catálogo de supuestos méritos es el de siempre, destacando que el paro está por debajo del 20%, dato del que presume sin considerar el impacto de la reforma laboral, observable en el conjunto del país.

"Andalucía lidera la cifra de autónomos en España", destacó el candidato del PP, pese que a un análisis en detalle indica que el auge del "emprendimiento" podría estar conectado con la falta de opciones en un mercado laboral precario. Tomando su propio discurso, el plan de Moreno este este: seguir bajando impuestos y eliminando "burocracia" para así atraer inversión y, con ello, combatir el paro, subir el número de cotizantes y recaudar más, financiando así los servicios públicos. Y con un colofón: hacerlo todo en paralelo a una "revolución verde". El problema es que el discurso de la "revolución verde" emite algún chirrido al contacto con los hechos.

La "revolución verde" y los regadíos de Doñana

Cuando quiso entrar el fondo de su programa ecologista, Moreno reconoció que Andalucía tiene un grave problema con el agua que puebla de nubarrones el horizonte [ver aquí]. "Lamentablemente, nuestra situación geográfica y el avance del cambio climático hacen del agua un recurso cada vez más escaso", señaló. ¿Significa eso que abandona sus planes de legalización de regadíos en el entorno de Doñana, criticados por el Gobierno, la Unesco, la Comisión Europea, los principales supermercados del continente, un millar largo de autoridades científicas y hasta el presidente del Consejo de Participación de Doñana, Miguel Delibes de Castro? Moreno hizo sólo una velada –y muy medida– alusión al tema: "El nuevo gobierno buscará una solución definitiva, clara y legal para los agricultores de la Corona Norte de Doñana". Hubo aplauso de su bancada. El candidato se mostró plenamente convencido de desarrollar cuanto antes la Ley del Suelo aprobada en la legislatura anterior, que rebaja los requisitos para la construcción en zona rústica.

"Libertad" educativa y "problemas" en atención primaria

Con algún acento autocrítico –reconoció "problemas", por otra parte innegables, en atención primaria–, el candidato del PP reafirmó todas sus líneas de actuación en cuanto a servicios públicos, incluida la defensa de la "libertad de las familias para elegir la educación de sus hijos", es decir, el apoyo a la educación concertada que ya explícito durante el Gobierno PP-Cs. Fue claro en varios anuncios. En sanidad, donde ha dado un impulso a la concertación en la pasada legislatura, detalló anuncios de ampliación de los cribados de cáncer y cifró en "48 horas de media" el tiempo para que te vea el médico de cabecera.

Más impreciso se mostró en una eterna asignatura pendiente, al anunciar un "avance progresivo en la gratuidad de la escolarización de 0 a 3 años", clave para combatir la desigualdad, pero sin dar fechas. No entró en el tema del abandono escolar, donde Andalucía ofrece el peor dato de España.

620 millones de rebajas fiscales en cuatro años

La mayor concreción llegó con los impuestos, área en la que en la pasada legislatura el Gobierno andaluz ya acometió reformas significativas con apoyo de Vox, entre ellas algunas regresivas. Su idea es clara: quiere que "las familias puedan disponer de más dinero". "Frente a cualquier intento de armonización al alza, que significaría un paso atrás en nuestro autogobierno, defenderemos con claridad la autonomía fiscal de Andalucía", afirmó, en un posicionamiento que recuerda a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso.

Moreno anunció que suspenderá la aplicación del canon del agua, lo que "permitirá rebajar una media de 40 euros la factura del agua sin afectar de ningún modo a la ejecución de las infraestructuras hidráulicas", ya que hay –dijo– "un remanente de recaudación" que el anterior Gobierno (PSOE) no utilizó. También aseguró que bajará el IRPF "en los primeros tres tramos de renta", para ahorrar a "las familias" –sustantivo omnipresente– 70 millones de euros, más 50 por el aumento de las cantidades exentas. A lo largo de la legislatura, dijo Moreno, el ahorro fiscal será 620 millones de euros, 260 en 2023. Esta vez Moreno se ahorró la expresión "BMI" o "bajada masiva de impuestos".

Frentes con el Gobierno

Moreno –como cualquier gobernante hoy, del último concejal al presidente del Gobierno– se enfrenta a un problema para lograr el bienestar de la mayoría: la inflación. Y, por supuesto, también se enfrenta a la posibilidad de una crisis a la vuelta de verano. Andalucía sufrió brutalmente la Gran Recesión y está por ver cómo encajaría un retroceso económico fuerte, si –como augura con insistencia su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo– llega a producirse. El mal dato de paro de junio, cuando fue la única comunidad en que subió, ya ha encendido algunas alarmas. Los economistas críticos, reunidos en torno a foros como el Observatorio de Desigualdad, insisten en que las dificultades económicas de Andalucía son producto de una posición marginal en el reparto del capital y su alejamiento de los centros de decisión política, algo que no se arregla con menos burocracia y menos impuestos. Al contrario, advierten, ello puede reducir la capacidad de la Administración pública andaluza para mantener los servicios públicos en caso de crisis.

El candidato del PP se muestra convencido de su hoja de ruta, pero también consciente de que las amenazas a la vuelta de la esquina. Moreno afirma que es "realista" y deja claro que la inflación no es su responsabilidad, aunque hará lo que esté en su mano. Ante este fenómeno, dijo, hay que mirar al Gobierno. "La solución a la actual coyuntura económica supera claramente las competencias autonómicas. Las medidas que más impacto tendrían en las economías familiares y para evitar la pérdida de empleos sólo las puede tomar el Gobierno de la nación. España –y por tanto Andalucía– necesita del Gobierno central un plan de medidas coherente, que beneficie realmente a la clase media y trabajadora y aparte los muros ideológicos", afirmó.

No fue el único frente de posible conflicto con el Gobierno que quedó abierto con el discurso. Moreno, que se reunirá el jueves de la semana que viene con Pedro Sánchez en La Moncloa, expresó su deseo de una "nueva relación" con el presidente. Al mismo tiempo, calificó de "gravísimo error" que no atienda el "rechazo" del "campo andaluz" a la PAC, de cuya aplicación reclamó un aplazamiento. También reprochó al Ejecutivo central la "imposición unilateral" de los criterios de reparto de los fondos europeos. Y reclamó la "reforma del sistema de financiación autonómica, que está obsoleto y nos perjudica".

Reforma del sistema de financiación (y 1.000 millones mientras tanto)

La reforma del sistema de financiación es un asunto espinoso para el PP, ya que Moreno defiende un modelo de reparto con la población como prioridad que choca con el que como presidente de Galicia reclamaba Alberto Núñez Feijóo. El tema tampoco es cómodo para Sánchez ni para Juan Espadas, ya que el PSOE andaluz también le reclamaba con insistencia a Mariano Rajoy una reforma similar a la que ahora abandera Moreno.

El candidato del PP sabe que la reforma del sistema no se hace de un día para otro, porque es "complejo y difícil". Así que reclamó que se active un "mecanismo transitorio de nivelación" que "palíe" los "casi 1.000 millones de euros que perdemos cada año respecto a la media de lo que reciben las comunidades autónomas".

Un 'discurso ómnibus'

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El de Moreno fue el clásico discurso de este tipo, un discurso ómnibus, con aspiración de abarcarlo casi todo. Prometió una tramitación rápida del presupuesto de 2023. Dijo que entre las primeras leyes estarán las de Atención Temprana y Economía Circular. Anunció un Plan Estratégico para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, un Plan Industrial de Andalucía 2023-2027, una Estrategia Aeroespacial de Andalucía 2021-2027, un Plan General del Turismo Sostenible 2027. Anuncios que, quitando los años, se diría que llevan décadas sonando en el salón de plenos del Parlamento andaluz.

Y hubo guiños, claro. Al "mundo rural", a la "juventud", a la "cultura". Algunos llevaban ecos de esa competición de PP y Vox por hacerse con determinadas banderas. Moreno anunció que declarará la "música de Semana Santa" como Bien de Interés Cultural y que seguirá apoyando a las hermandades; también respaldará al "mundo del toro"; y a la caza, con "ayudas a la contratación de guardas rurales para vigilancia y asistencia en fincas cinegéticas". El Gobierno aprobará un Plan Andaluz de Natalidad y un Ley de Familias.

Todo ello con el estilo Moreno, prodigando las palabras "moderación", "serenidad" y "humildad". Esta vez se arrancó con una vistosa cita de Winston Churchill: “Se necesita coraje para levantarse y hablar; y se necesita coraje para sentarse y escuchar”. También con una frase ensoñadora: "Para lograr las cosas hay que soñarlas. Para soñarlas hay que creer en ellas". Y anunció un detalle aplaudido en memoria de Javier Imbroda, el que fue consejero de Educación y seleccionador español de baloncesto, que murió de cáncer en abril y que dará nombre a la futura escuela de formación aeroespacial en La Rinconada (Sevilla).

Juan Manuel Moreno encara su segunda era al frente del Gobierno andaluz con el reto de desanudar un nudo nada fácil. Por un lado, quiere seguir bajando impuestos, su gran bandera. Pero, por otro, no es ajeno a que la etapa de expansión en el gasto público, empujada desde la UE y que le ha dotado durante su primera legislatura de recursos extraordinarios, podría acercarse a su fin, lo cual le complicaría el panorama, más aún cuando los servicios públicos se muestran ya claramente resentidos. En su discurso de investidura, Moreno trató este miércoles de resolver el sudoku anunciando rebajas fiscales de hasta 620 millones en la legislatura, al mismo tiempo que dejando en el tejado del Gobierno la responsabilidad de combatir la inflación y reclamando al Estado una compensación extraordinaria de su infrafinanciación próxima a los 1.000 millones al año. Tal y como situó sus fichas el presidente, es fácil prever un clima de exigencia permanente al Gobierno de Pedro Sánchez, sobre todo si hay crisis y con ella rigores.

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