"Se está cometiendo una masacre con el voto exterior". María R., residente en Berlín, donde trabaja en la recepción de un albergue, es rotunda. Considera que las trabas que se están encontrando los españoles emigrados a la hora de votar en el extranjero para las elecciones del 24-M están generando un modelo de sufragio "censitario e inconstitucional" que borra del mapa electoral a la ciudadanía en el exterior.
Hace tres años María estuvo en Alemania durante unos meses para hacer un curso intensivo de alemán, después regresó a España y volvió el pasado verano, ya con un empleo. Como duda de que su situación vaya a ser definitiva, intentó inscribirse de nuevo como residente temporal –lo había hecho ya en 2011 para poder votar en las generales de ese año– y en el consulado ahora le negaron esa posibilidad. Y el censo para inscribirse como permanente –de hacerlo ya no podría votar en las municipales– cerró el pasado 1 de enero. Así que la única opción que le queda para poder votar el próximo 24 de mayo es cogerse un avión. Y eso hará, aunque sabe que es algo que no todo el mundo se puede permitir.
El caso de María R. no es un único. Al menos, así lo vienen denunciando en los últimos meses desde el colectivo Marea Granate, creado por españoles que se han marchado al extranjero en busca de oportunidades de trabajo y que se movilizan en sus nuevos lugares de residencia para evidenciar su situación de nuevos emigrantes económicos y defender sus derechos como expatriados. Aseguran que desde que empezó el plazo de ruego para las próximas citas electorales –este período acaba el próximo 25 de abril– reciben cada día decenas de emails de españoles que se están teniendo dificultades para ejercer su derecho al voto en el exterior.
Entre los problemas que se están encontrando en la actualidad, explica María R., que también es portavoz de Marea Granate, hay casos como el suyo de personas a las que no les permiten volverse a inscribir en el registro de no residentes porque ya lo hicieron en el pasado o porque no pueden acreditar que llevan menos de un año residiendo en el país, pero también son frecuentes los que escriben quejándose del "caos" y la "desinformación" que, dicen, reina en algunos consulados o de que la obligación de hacer ciertos trámites de forma presencial les obliga a recorrer cientos de kilómetros lo que les hará imposible votar. En pasadas elecciones también se dieron casos de personas, especialmente residentes fuera de Europa, que a pesar de haber reclamado el voto por el procedimiento establecido nunca recibieron las papeletas o llegaron fuera de plazo.
infoLibre preguntó en la mañana de este viernes a la Oficina de Atención Diplomática si en el departamento se tenía constancia de estos problemas y si habían establecido protocolos para solucionarlos pero no obtuvo respuesta. Tras las quejas de los últimos años el Ministerio de Exteriores sí ofrece en su página web algunos gráficos orientativos sobre los trámites que tienen que hacer los expatriados para votar aunque todavía no hay rastro de la página web que resuelva las dudas en torno al voto rogado que aseguraron a este periódicoestar preparando el pasado febrero.
La reforma de la ley electoral
En el centro de la polémica está también la reforma de la ley electoral que PSOE y PP pactaron en 2011 y que, además de hurtarles la posibilidad de votar en las elecciones municipales a los inscritos como residentes permanentes, obliga a todos a pedir expresamente el voto –el llamado voto rogado–, una cláusula desconocida para gran parte de los expatriados españoles, según denuncian en Marea Granate. Aunque para los permanentes el ruego del voto desde este año se puede hacer por Internet y eso ha facilitado los trámites, también ha habido quejas por el mal funcionamiento de la página web. Para los inscritos como temporales el trámite es obligatoriamente presencial en los consulados, con la dificultad añadida en tiempo y dinero en el caso, por ejemplo, de tener cruzar medio país un día laborable para ir al consulado.
Las elecciones europeas de mayo de 2014 fueron un ejemplo de las consecuencias de una reforma, la del voto rogado, de la que el PSOE parece haber tardado poco en arrepentirse tal y como demuestran las múltiples peticiones de cambio legislativo que han dirigido al actual Gobierno. De las 1.692.618 personas inscritas en el censo CERA (residentes permanentes), 62.002 solicitaron el voto, aunque sólo 34.310 (el 2%) ejercieron finalmente el derecho a elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo. En los mismos comicios pero en 2009 –cuando aun no existía la obligación de rogar el voto– de los 1.232.902 electores inscritos en el censo votaron 173.474, el 14,1%. En porcentaje, la disminución del porcentaje de votantes fue del 85% entre unos comicios y otros.
El de Laura Gómez, de 25 años, que trabaja en un centro residencial para familias refugiadas o asiladas en Belfast (Irlanda del Norte) es un ejemplo de la dificultad para trasladarse la consulado por temas de distancia. El que le corresponde es el de Edimburgo, al otro lado del Mar de Irlanda. Es decir, para llegar hasta allí tiene que hacerlo en avión o en barco. Y no ha podido hacerlo por el momento. Asegura que en la representación de España en Edimburgo le han remitido a la "dureza y poca flexibilidad de la ley electoral" que, señalan, obliga a hacer esos trámites de forma presencial.
Una de las cosas que más rabia me da de todo esto es la propaganda que se está haciendo de lo fácil que es votar desde el extranjero cuando vemos que a efectos prácticos no lo es. E Irlanda del Norte es sólo un ejemplo", subraya. "Cuando veo los métodos que utilizan otros países se me cae el alma a los pies. He visto a países escandinavos facilitando el voto por internet, a Alemania facilitando el voto por correo solicitándolo previamente por internet o a Italia enviando funcionarios consulares a Belfast para recoger votos. Además teniendo un cónsul honorario de España para Irlanda del Norte que ya tiene competencias para tramitar ciertos asuntos entre los españoles de Irlanda del Norte y el consulado en Edimburgo, ¿por qué el voto se queda fuera?", se pregunta.
Inscritos como temporales
Además de las dificultades citadas, desde la Marea Granate recuerdan que otro de los problemas que se están encontrando es que se está impidiendo la inscripción como residente temporal a personas que llevan menos de un año viviendo en su país. Al mismo tiempo, recuerdan que registrarse como permanente tiene fuertes desincentivos. A saber: el hecho de perder la posibilidad de votar en las elecciones municipales y, algo que preocupa mucho a los expatriados, el acceso a la sanidad pública, pues desde el 1 de enero de este año el derecho a la atención sanitaria con cargo a la Administración de los ciudadanos españoles quedó ligado a la residencia.
Registrarse como permanente supone que a partir de los tres meses de residencia en el exterior deja de tener validez la tarjeta sanitaria europea que les daba cobertura siempre que el país de destino fuera Suiza, algún país de la UE o un miembro del Espacio Económico Europeo, porque en esos casos está ligada a la española. Aunque en el caso de regresar a España pueden recuperarla personándose en cualquiera de los Centros de Atención e Información de la Seguridad Social (CAISS) sí la pierden durante su estancia fuera y eso es algo que preocupa especialmente a los que se marchan a buscar trabajo o consiguen empleos precarios. "En Alemania, por ejemplo, hay mucha gente que sólo tiene minijobs que no les dan acceso a las prestaciones sanitarias y quieren mantener la española porque se sienten más protegidos", se queja María R.
El número de afectados
Calibrar el número de afectados por las "trabas" al voto desde el exterior es imposible porque no hay datos oficiales publicados sobre el número de españoles que están residiendo en el exterior de forma temporal. Los datos oficiales sobre emigración española como los que difunde el INE están basados exclusivamente en las bajas padronales, que se producen solo si los emigrados se dan de alta en los consulados de España en el exterior como residentes permanentes.
Esta institución, explicó a infoLibre la investigadora del CSIC Amparo González-Ferrer utiliza los datos que recogen los consulados siguiendo las instrucciones del Real Decreto en que se regula la gestión del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), que obliga a contabilizar como emigrante solo a quien puede demostrar que vivirá al menos un año en el extranjero y decide inscribirse. Sin embargo, la realidad es que son pocos los que se registran en los consulados durante su estancia en el extranjero porque no hay incentivos para hacerlo.
"Estas deficiencias en la contabilización de la emigración española se acentúan cuando los que se marchan son jóvenes que lo hacen por motivos laborales para un tiempo indefinido y el destino son otros países de la UE, pues las garantías de circulación y residencia que tienen los españoles como ciudadanos comunitarios hacen aún menos atractiva la inscripción en el Consulado", añade González-Ferrer. Aporta un ejemplo: el INE dice que de enero a junio de 2013 3.986 españoles se marcharon al Reino Unido, pero Reino Unido señala que fueron alrededor de 16.000 los que pidieron en este país el número de seguridad social en el mismo espacio de tiempo.
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En el INE confirman que no hay estadística alguna sobre el número de residentes temporales –los que se supone que van a estar menos de un año residiendo en el país extranjero en cuestión–. Y se remiten a los inscritos en los registros consulares según los datos del PERE, que eran 2.183.043 a 1 de enero de 2015. Este registro sí recoge un aumento de 711.352 personas entre 2009 y 2015, si bien de estas sólo 99.637 habían nacido en España, por lo que, a la luz de las cifras, el crecimiento se explica más por el incremento en la nacionalización de ciudadanos extranjeros como consecuencia de la Ley de Memoria Histórica y el retorno a sus países de inmigrantes nacionalizados que por la nueva emigración económica. También el censo de emigrados permanentes ha aumentado, pasando, por ejemplo, de los 1.205.329 registrados para las generales de 2008 a los 1.692.618 de las europeas de 2014, aunque aquí sólo se incluye a la población con derecho a voto.
Reivindicaciones
En cualquier caso, desde Marea Granate insisten en que seguirán movilizándose para evitar que la alta abstención de las pasadas europeas se haga crónica en los sucesivos comicios. El pasado 31 de marzo, en una visita del colectivo al Parlamento Europeo plasmaron negro su blanco sus reivindicaciones en cuanto al sufragio y se las hicieron llegar a los 54 eurodiputados españoles. Entre ellas está la exigencia de derogación de la reforma de la ley electoral en la que se introdujo el mecanismo del "voto rogado" y la "elaboración de un protocolo de voto exterior lo suficientemente reflexionado y consensuado con todo el colectivo emigrante y los grupos políticos, que permita la accesibilidad al ejercicio del sufragio sin volver a las irregularidades del sistema anterior". Asimismo, reclamaron la "flexibilización urgente" de los trámites de inscripción en el registro de matricula consular, admitiendo la inscripción a distancia y ampliando los horarios de los consulados.
"Se está cometiendo una masacre con el voto exterior". María R., residente en Berlín, donde trabaja en la recepción de un albergue, es rotunda. Considera que las trabas que se están encontrando los españoles emigrados a la hora de votar en el extranjero para las elecciones del 24-M están generando un modelo de sufragio "censitario e inconstitucional" que borra del mapa electoral a la ciudadanía en el exterior.