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El órdago de Iglesias y la renuncia temporal de Rajoy ponen toda la presión sobre Sánchez

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La primera ronda de conversaciones de los representantes políticos con el rey ha terminado sin candidato a la investidura. Pero ha dejado claro el escenario: Pablo Iglesias marca el discurso, Mariano Rajoy intenta ganar tiempo y Pedro Sánchez está en una situación muy complicada. Podemos y Partido Popular le han ubicado como la persona que tiene ahora más posibilidades de abrir la sesión de investidura. Todos los focos se dirigen hacia él.

Lo que comenzó como un viernes con un final previamente escrito: el anuncio de que el presidente del Gobierno en funciones iba a presentarse a una sesión de investidura sin tener amarrados todos los apoyos, terminó con justo lo contrario. A las 19.50 horas, la Casa del Rey emitía un comunicado en el que anunciaba que, como estaba previsto, Felipe VI había propuesto a Mariano Rajoy que fuese candidato a la Presidencia del Gobierno. Pero había habido sorpresa. "Don Mariano Rajoy Brey ha agradecido a su majestad el rey dicho ofrecimiento, que ha declinado", podía leerse. La jornada no podía cerrarse peor para los de Pedro Sánchez que llevaban días insistiendo en la tesis de que era al jefe de los conservadores el que le correspondía enfrentarse en primer lugar a una sesión de investidura. Con ello, los socialistas ganaban tiempo para buscar apoyos y, lo que es muy importante, tenían la baza de que Rajoy saliese muy debilitado de esa sesión. Por no tener los votos y porque los escándalos de corrupción que han afectado al PP iban a ser uno de los platos fuertes, el principal arma de la oposición casi en pleno.

¿Qué pasó para que ese escenario se torciese? El propio Rajoy admitió que en su paso atrás había tenido peso el hecho de que esa misma mañana Podemos hubiese anunciado su apoyo a los socialistas con una serie de condiciones. "No tenía ningún sentido que yo prepare mi discurso de investidura mientras hay otros que se están repartiendo el Gobierno", dijo en la rueda de prensa que convocó en la Moncloa. "Tengo una mayoría absoluta acreditada de votos en contra. 180 como mínimo", justificó.

El primer susto

El primer susto del día que se llevaban los socialistas llegaba al mediodía. Tras reunirse con el rey en la Zarzuela, Iglesias ofrecía una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados en la que aseguraba que había traslado al monarca, y que después se lo iba a trasladar al PSOE, su apuesta por un Gobierno de coalición liderado por Sánchez y cuyo número dos sería él mismo. IU, por su parte, tendría al menos una cartera ministerial en el gabinete.

El líder de Podemos explicó que su apuesta por lo que llamó el “Gobierno del cambio” implicaba que la formación morada no renunciaría a exigir el derecho a decidir pero que estaría centrado en medidas sociales, donde PSOE, Podemos e IU tienen bastantes coincidencias. “O se está con el cambio, o se está con el inmovilismo y el bloqueo”, subrayó. Fue un órdago en toda regla al líder de los socialistas, que de todas las formaciones de la alianza que propuso Iglesias es la que cuenta con más escaños (90).

Y aunque fue un duro golpe, Sánchez dio la impresión de haberlo encajado bien cuando en la rueda de prensa posterior a su cita con el rey bromeó con el hecho de que ya hubiese ministerios repartidos y se mostró partidario de "abrir el escenario de negociación, con Podemos y con otras fuerzas, una vez Rajoy haya fracasado". No contaba con el giro del presidente.

Una condición: el nombre de Rajoy es innegociable

La decisión de Rajoy también redobla la presión sobre el candidato socialista. Como ya ha venido haciendo desde el día después a las elecciones, dejó claro que su apuesta es un Gobierno liderado por él al que se sumen PSOE y Ciudadanos. Los conservadores aseguran que en esto no hay líneas rojas. Aunque de sus discursos se deprende que sí hay una: no hay recambio para Mariano Rajoy. Es él o él. 

Pero no pasa inadvertido que el presidente del Gobierno en funciones tomó su decisión de reservarse para más adelante movido por el gesto de Rivera de proponerle, y casi organizarle, un Ejecutivo a Pedro Sánchez. Si bien es cierto que en los últimos días algunos dirigentes del PP le habían recomendado que no se presentase en primer lugar a la investidura, que dejase que Sánchez se quemase, él seguía convencido de que "por responsabilidad" le correspondía a él, señala un miembro de la dirección nacional de los conservadores. La misma fuente admite que Iglesias había trastocado los planes porque las cuentas les daban todavía menos.

En pocas horas, Rajoy, que un día antes aseguró que se veía con fuerzas para afrontar la investidura y que por supuesto que iba a hacerlo, ponía tiempo de por medio. La justificación para la contradicción entre lo dicho un día y lo dicho otro fue recurrir a que nunca mintió porque nunca habló de cuándo. Pero él mismo no pudo ocultar en la rueda de prensa que lo que había ocurrido esa mañana tras la reunión entre Felipe VI e Iglesias hacía imposible que pudiese presentar ese día su candidatura.

Ahora, la tortilla se da la vuelta. Y, en vez de ganar tiempo el PSOE, el que parece ganarlo es el PP. Y, de paso, Rajoy consigue casi de carambola tranquilizar a los dirigentes de su partido que veían muy peligroso que se sometiese a una investidura de inmediato. La dirección del PP no ha perdido todavía la esperanza de que la presión sobre Sánchez, tanto interna como externa, sea tal que acabe permitiendo con su abstención que Mariano Rajoy no tenga que mudarse de la Moncloa

Una de las primeras voces socialistas que se escuchó fue la del ex secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba. "Es la primera vez que oigo en mi vida ofrecer un acuerdo de gobierno insultando gravemente al partido con el que quieres acordar. Para llegar a un acuerdo con un partido lo primero que hay que hacer es respetar a sus dirigentes, a sus militantes y, por supuesto a sus votantes", escribió en su cuenta de Facebook.

Por su parte, el exministro de Administraciones Públicas y responsable económico del PSOE, Jordi Sevilla, avisó desde su cuenta de Twitter a Podemos de que la política no puede ser "sólo y siempre" trucos de prestidigitación y ha criticado que hayan empezado por "repartirse los ministerios".

Rajoy, un "antisistema"

A última hora de este viernes, el PSOE convocaba a la prensa en Ferraz para reaccionar al paso a un lado de Rajoy. El secretario de Organización, César Luena, criticó con dureza la decisión de Rajoy de declinar "de momento" someterse al debate de investidura. A su juicio, esa decisión es "más propia de un antisistema" que "de un presidente en funciones", y la definió como la propia del "perro del hortelano", que "ni come ni deja comer". "Al PSOE esta decisión le parece muy irresponsable, más propia de un trilero", apuntó.

Y para cerrar el círculo, más presión. El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, subrayó este viernes que ahora Sánchez, debe decidir si busca acuerdos en el constitucionalismo o con partidos separatistas. Así lo puso de manifiesto en su cuenta de Twitter.

Próximos pasos

Rajoy le robó la cartera a Pablo Iglesias

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Dado que no hay fecha para la investidura, el tiempo no corre. Es decir, no podemos hacernos una idea de cuándo se celebrarían unas nuevas elecciones en el supuesto de que transcurriesen dos meses in acuerdo desde la primera votación.

El comunicado de la Casa del Rey marcaba los pasos a seguir la próxima semana: "Su majestad el rey ha convocado en audiencia al señor presidente del Congreso de los Diputados el próximo lunes 25 de enero, a las 17.00 horas, con el objeto de que le facilite la preceptiva lista de representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, para llevar a cabo una nueva ronda de consulta que se iniciará a partir del miércoles día 27 de la próxima semana".

Pablo Iglesias, el hombre que trastocó la agenda de un viernes en el que lo previsible era que Rajoy aceptase presentarse a la investidura, lo tiene claro: "España no tiene por qué esperar a Rajoy", dijo en un acto de partido en Toledo.

La primera ronda de conversaciones de los representantes políticos con el rey ha terminado sin candidato a la investidura. Pero ha dejado claro el escenario: Pablo Iglesias marca el discurso, Mariano Rajoy intenta ganar tiempo y Pedro Sánchez está en una situación muy complicada. Podemos y Partido Popular le han ubicado como la persona que tiene ahora más posibilidades de abrir la sesión de investidura. Todos los focos se dirigen hacia él.

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