La gestión de la dana

Gan Pampols, el militar apolítico que iba a salvar Valencia: sin plan, estructura ni casi agenda

Tercera manifestación, desde las riadas e inundaciones que a finales de octubre causaron en Valencia al menos 223 fallecidos, este domingo por el centro de la capital coincidiendo con el día en que se cumplen dos meses desde la dana.

Francisco Gan Pampols fue el fichaje estrella del presidente valenciano, Carlos Mazón, para tratar de dar una imagen de solvencia que no proyectó ni antes ni después de la dana del pasado 29 de octubre, que acabó con la vida de 223 personas y que dejó miles de hogares destrozados. El jefe del Consell fió al militar su futuro político, pero no le está dando mando en plaza. Ese trabajo se lo ha reservado a Susana Camarero. Mazón recurrió a ella como portavoz tras la catástrofe —desplazando a la consellera Ruth Merino, un perfil proveniente de Ciudadanos y que ha tratado de no vincularse con la gestión de la dana— y ahora ejerce como la cara visible de la Generalitat y contra el Gobierno central.

Por ahora, el cometido del vicepresidente segundo para la reconstrucción es visitar los municipios afectados por la dana y tomar nota de sus peticiones, evitando así que el propio Mazón se desplace a estas localidades de l'Horta Sud de València para eludir las críticas de los vecinos. Después de ese 'trabajo de campo' el militar retirado y su equipo deberán elaborar un plan de reconstrucción, que tendrá que tener un contenido presupuestario, en un plazo de tiempo marcado por el propio Gan Pampols: un trimestre. En ese periodo el plan debe arrancar o se marchará, dijo.

Durante su comparecencia en Les Corts el pasado 20 de diciembre apenas dio detalles del plan más allá de que debía ser "una herramienta colectiva" de entre todos los grupos políticos. "La unidad es nuestra mayor fortaleza", remarcó el vicepresidente que, sin embargo, no dio mucha más información a la oposición —ni a la prensa— más allá de decir que tendrá 40 funcionarios, que publicará informes periódicos, que pondrá en marcha una plataforma digital, que se crearán comités técnicos sectoriales y que se pondrá en marcha un grupo de expertos para analizar las alertas ante las emergencias.

Lo cierto es que el vicepresidente cuenta con una estructura mínima para desarrollar en un futuro estas funciones: no tiene subsecretario y comparte los funcionarios con la Conselleria de Hacienda, por lo que su margen de maniobra es limitado. Su departamento está formado por un total de siete altos cargos, de los cuales tres aún están pendientes de designar, entre ellas la persona que encabece la nueva dirección general. Una dirección general que, en un primer momento, fue creada como una secretaría autonómica cuyo objetivo era relacionarse con otras administraciones. Sin embargo, tras varios Plenos del Consell sin nombrar a nadie para el cargo, el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) publicó el pasado martes 17 de octubre el decreto por el que se suprimía el área. El Consell lo justificó aduciendo que era una "restructuración" para "ser más eficientes".

Ni coordinación con el Gobierno central ni con los alcaldes de la dana

Con todo, el propio Gan Pampols admitió que no todavía no se ha coordinado con el Ejecutivo central en materias como las ayudas económicas, objeto de polémica por parte del president de la Generalitat que en más de una ocasión ha asegurado que estas ayudas no llegan y que, además, "se tendrán que devolver con intereses", un extremo negado por el Gobierno de Pedro Sánchez. "Es verdad que el Gobierno central manda ayudas, pero lo hace no del todo coordinado con la Generalitat y se generan vacíos que son ineficiencias", dijo el militar la pasada semana en el Foro para la reconstrucción.

Él, teóricamente, es el encargado de coordinarse con el comisionado del Gobierno España para la reconstrucción, José María Ángel, pero el militar señaló que todavía no se habían reunido "formalmente" y que, cuando lo haga, procederá a "sectorizar las reuniones". La cuestión de las ayudas económicas preocupa tanto al Gobierno central como a la Generalitat ya que ambas han protagonizado en estos dos meses recurrentes críticas por la lentitud en su respuesta tras la dana a la hora de enviar efectivos y material.

Una crítica que también verbalizaron hace dos semanas las alcaldesas de Paiporta, Catarroja y Benetússer, que se presentaron en la tarde del martes 17 de diciembre en la reunión del órgano de coordinación de Emergencias, el Cecopi, para reclamar más medios. Lo cierto es que Gan Pampols solo ha acudido en dos ocasiones a las reuniones del Cecopi y la propia Generalitat no ha convocado ni organizado ningún foro de alcaldes para despachar las quejas de los ediles. La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, también reclamó la semana pasada a la Generalitat a tener lista "antes de que acabe el año" una "operativa clara, rápida y con un horizonte temporal" para sacar de las campas las decenas de miles de coches afectados por la dana. Desde el Consell de Mazón señalan, sin embargo, que quien lo debe hacer es el Ejecutivo de Sánchez.

Con el papel de Gan Pampols tan diluido la oposición, especialmente Compromís, también le ha criticado no publique su agenda, ya que las cuestiones. “Le preguntamos al vicepresidente qué estaba haciendo porque su agenda estaba vacía y eso generaba mucha desafección por parte de la ciudadanía afectada, que necesita que se atienda la emergencia en la que viven", lamentó recientemente la portavoz adjunta de la coalición valencianista, Isaura Navarro. "Estos días vemos que la agenda está vacía y no sabemos si es que está de vacaciones por Navidad o que no es consciente que debe cumplir la ley de Transparencia y publicar el trabajo que hace, si es que lo hace", añadió.

De la polémica por el sueldo a 'cortafuegos' de Mazón

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El breve mandato de Gan Pampols no ha estado exento de críticas por parte de la oposición —pese a que él ha tratado de jugar un papel 'apolítico'— especialmente después de que se publicara el decreto que le permitía cobrar más que el presidente del Gobierno, aunque el Ejecutivo valenciano finalmente dio marcha atrás y le asignó un salario de 84.000 euros, mayor que el de Mazón. La ley indica que los consejeros y altos cargos de la administración autonómica, en el caso de ser funcionarios, pueden percibir el mismo sueldo que cobraban en su puesto de origen siempre que este no superara el 15% por encima del salario del presidente, que es de 80.173,92 euros anuales.

"Yo tengo una carrera administrativa de 44 años, tengo unos derechos retributivos consolidados. Y en la Administración General del Estado los derechos retributivos consolidados se respetan siempre", justificó el militar retirado tras la decisión de su gobierno de eliminar el tope salarial para los nuevos miembros del Consell. El militar aseguró en diversas entrevistas cuando se conoció su nombre que aceptaba el cargo por "responsabilidad" porque era "imposible" decir que 'no' que acudía a la llamada de Mazón porque cuando "surgía la necesidad había que acudir" y desde el primer momento se presentó a a sí mismo como un 'outsider' de la política, alguien que no aceptaría "directrices políticas".

Hasta la fecha el vicepresidente segundo ha actuado como una suerte de 'cortafuegos' de Carlos Mazón, amparado por su prestigio profesional, ya que la gestión del president de la Generalitat ha dejado bajo mínimos su popularidad, tanto fuera como dentro de sus propias filas, y ya ha acumula tres masivas manifestaciones pidiendo su dimisión en el plazo de dos meses. Pese a los cambios realizados en el Consell, que se saldaron con el cese de las conselleras Nuria Montes y Salomé Pradas y la entrada de Juan Carlos Valderrama y Nuria Martínez Sanchis, desde la dirección de Génova siguen creyendo que Mazón no puede repetir como candidato. El valenciano, sin embargo, se resiste a dimitir a la espera de que Gan Pampols lo 'salve'.

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