La situación en el PP
El PP adelanta un año la batalla por controlar el poder en Madrid
Queda poco más de un año para las elecciones autonómicas y municipales en Madrid. Con los candidatos poco claros, las diferentes corrientes y familias del PP empiezan ya a tomar posiciones con la mirada puesta en Esperanza Aguirre. Es algo similar a lo que en las últimas semanas ha ocurrido en el PP de Andalucía o en el PP vasco. Pero a una escala mayor. Están en juego los gobiernos de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. Comunidad
Fueron, de hecho, los movimientos en Andalucía los que encendieron la luz de alarma en algunos despachos del consistorio y del Gobierno regional. La batalla librada entre la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general, María Dolores de Cospedal, para designar al presidente del PP andaluz y, por tanto, candidato a la Junta de Andalucía, hizo pensar a más de uno en el PP que la pelea por el futuro control del partido ya está en marcha. Y que los dirigentes con más posibilidades de suceder a Mariano Rajoy cuando éste decida dejar la presidencia han empezado ya a hacerse notar conquistando territorios. En este contexto, a nadie le pasa inadvertida la importancia de hacerse con el control de Madrid.
Como ha admitido Aguirre en la última semana, el PP de Madrid, que ella dirige, no tiene posibilidad con los estatutos en la mano de designar candidato a la Comunidad y al Ayuntamiento. Pero la formación que controla la lideresa –como ella se autodefinió en su día–, siempre correosa con Génova, sí puede entrar en el debate. Intencionadamente o no, ella misma se metió de lleno hace casi un mes cuando criticó que en Andalucía, en el proceso de selección de Juan Manuel Moreno, apuntase a los efectos del "dedo divino" de Javier Arenas. Y, más de lleno aún, cuando hace quince días no tuvo ningún reparo a la hora de señalar que al final, en el proceso de relevo de la presidencia del PP andaluz, lo que había acabado por resolver la crisis había sido el "dedo divino" de su jefe de filas, Mariano Rajoy.
En ningún momento hizo una alusión directa a que ella en Madrid no lo fuese a tolerar. Aunque a nadie le extraña conociendo su perfil, que puede dar mucha guerra. Pero sus afirmaciones fueron interpretadas como advertencias en algunos despachos de Génova en los que se desempolvaron los estatutos para cerciorarse de que los cabezas de lista en Madrid los ponen ellos. Los más críticos con Aguirre dedujeron que ya había empezado la batalla. Lo mismo que pensaron los aguirristas cuando se publicó que Francisco Granados, el hombre que lo fue casi todo en los gobiernos de Aguirre, tuvo, al menos hasta las pasadas navidades, una cuenta en Suiza.
Los protagonistas
Pero Aguirre no es una mera espectadora con mucho poder que no dudará en jugar sus cartas si el partido decide que Ana Botella no puede ser la cabeza de lista. Además de tener en sus manos el potente aparato del PP de Madrid –los principales ayuntamientos de la Comunidad de Madrid están en manos de gente de su máxima confianza y de la de su delfín, Ignacio González–, se sabe el centro de todas las miradas. Sus máximos detractores y sus más devotos coinciden en que hay pocas personas en el partido que puedan salvar el Ayuntamiento. Y que una es ella. Sobre lo que no hay unanimidad es sobre si Rajoy, a quien Aguirre le ha jugado más de una mala pasada, va a dirigirse a ella para pedírselo.
Sobre esto hay varias opiniones enfrentadas en el partido. Hay quien cree que sí. Que el presidente del PP, que mide muy bien los tiempos, escuchará a sus asesores, analizará encuestas y se acercará a ella si cree que es la única vía de salvar el Ayuntamiento. Recurriendo a ella, muy valorada por las bases del partido, y sobre todo en Madrid, el perfil del candidato a la Comunidad sería algo más secundario porque su candidatura, interpretan las fuentes del PP consultadas, arrastraría a la otra.
La ventaja para Rajoy en este escenario es que si a final las urnas no la respaldan, la derrota no se la atribuirían a él, sino a la candidata.
Otro sector del partido cree que Rajoy está tan cansado de las permanentes tensiones que genera el PP de Madrid que quiere cerrar de una vez el asunto abriendo una nueva etapa con alguien más de su entorno.
Pese a que han tenido enfrentamientos más de una vez, los aguirristas creen que si la secretaria general tuviese que decantarse por algunos de los nombres que suenan para el ayuntamiento este sería, sin duda, Aguirre. A esta tesis ha contribuido que, en esta misma semana, la número dos del PP, preguntada por una eventual candidatura de la que fue su jefa en su etapa como consejera en Madrid, respondiera que en "proyectos políticos de mucha envergadura" las "buenas o malas relaciones" tienen que quedar "al margen".
"Lo importante es que el proyecto tenga continuidad y mejoría a través de las personas más adecuadas, que no tienen que irse a cenar juntas todas las noches, no es necesario, lo necesario es que tengan un mismo objetivo y que ese objetivo sea claro", insistió.
Las encuestas, para la lideresa
El asesor de cabecera de Rajoy, Pedro Arriola, ya ha encargado algunas encuestas sobre las posibilidades electorales de Madrid con varios candidatos posibles. Uno es Aguirre. Ella es la que mejor parada sale.
Si en el Partido Popular señalan que Aguirre podría ser respaldada por Cospedal, a Cristina Cifuentes, otro de los nombres que más suenan, la ven mejor ubicada ya que contaría con el respaldo de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. No pasa inadvertido que la mano derecha de Rajoy en el Ejecutivo ya se ha apuntado un tanto puertas adentro del PP después de que el presidente se decantara por Juan Manuel Moreno para Andalucía.
Siempre que se le pregunta, la delegada del Gobierno es muy insistente en la idea de que no se ha planteado nada para el futuro porque no ha llegado el momento. No obstante, los dirigentes consultados reconocen que, en el supuesto de querer aspirar a una candidatura, está jugando muy bien su baza huyendo de los focos y de las batallas internas.
Una pantalla gigante para ver el Real Madrid-Atlético hace aflorar las tensiones en el PP de Madrid
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Este puzle lo completa Ana Botella, la persona que tiene en sus manos uno de los trofeos en juego: el Ayuntamiento de Madrid. Heredera del cargo tras la marcha de Alberto Ruiz-Gallardón al Gobierno, la regidora municipal despeja como puede todas las preguntas que apuntan a su futuro político y observa, con cierto enfado, cómo la sucesión en el consistorio es ya elemento de fricción cuando le queda todavía bastante para agotar la legislatura. Ella no ha rechazado del todo la idea de presentarse a unas elecciones si el partido se lo reclama, pero, de los nombres que suena, es el que, a ojos del PP, tiene menos posibilidades.
Este jueves, el hombre del que heredó el puesto, la echó un capote. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, señaló que sería "inexplicable" que se estuviera pensando en otra persona que no sea Ana Botella para ejercer la responsabilidad de alcaldesa de Madrid. Así se pronunció tras ser preguntado por los periodistas sobre las posibles candidaturas para las próximas elecciones autonómicas y municipales. "Madrid tiene la suerte de tener la mejor alcaldesa que puede tener", pues Botella es "una persona que en situaciones muy difíciles ha sabido poner al Ayuntamiento en línea de liderazgo de España". En los últimos días en el Ayuntamiento de Madrid corre el rumor de que el exalcalde está tomando posiciones de nuevo tras su fracaso con la reforma de la ley del aborto.
A escasos kilómetros, en la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional, Ignacio González continúa haciendo de la bajada de impuestos y de la demanda de una financiación más justa para Madrid el eje de su segundo tramo de legislatura. Con la paralalización de la privatización de la sanidad, aguarda el momento en el que su partido designe candidatos. Él, de momento, ya ha anunciado que sí quiere. A su favor está que la batalla, de momento es más complicada en el Palacio de Cibeles, sede del consistorio.