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El PP intenta evitar que los choques entre Aguirre y Cifuentes arruinen su estrategia electoral

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Fue el pasado viernes cuando Mariano Rajoy, viendo que el caso del ático de Ignacio González se le iba de las manos, dio la orden a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, de desbloquear las candidaturas a la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. La sorpresa fue la exclusión del presidente regional, que aspiraba a encabezar la lista de la institución que gobierna desde septiembre de 2012. Porque las elegidas, Esperanza Aguirre (Ayuntamiento) y Cristina Cifuentes (Comunidad) eran fijas en las quinielas desde hace más de un año. Con estas dos apuestas, el Partido Popular intenta lanzar un doble mensaje. En primer lugar, su preocupación por recuperar al sector más conservador de su electorado, tarea que recae sobre la presidenta del partido en Madrid. Por otro lado, intenta retener a aquellos de perfil ideológico más moderado, pero que, por lo general, comparten el ideario de esta formación. Cifuentes es identificada con esta corriente.

En este contexto, dirigentes del PP consultados por infoLibre admiten que el gran reto del partido, además de evitar el choque permanente de Aguirre con la dirección nacional, es que los mensajes entre ambas candidatas no se contradigan. "Además de la personalidad y el perfil de cada una, se trata de trasladar el programa electoral del partido para ambas instituciones. Eso es fundamental. Y en eso no hay interpretaciones", valora un dirigente curtido en la organización de campañas. "Si sobrevivieron Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón a campañas paralelas, con la relación tan polémica que han mantenido dentro del PP, lo de Aguirre y Cifuentes no tiene por qué salir mal", añade una diputada en la Asamblea de Madrid.

Sin haber empezado la campaña, ya han aflorado los primeros roces entre las candidatas. Ha sido Aguirre la encargada de marcar territorio y buscar elementos de diferencia con su compañera de cartel. Empezó el mismo lunes comparando su origen político (el Partido Liberal) con el de la delegada del Gobierno (Alianza Popular). El martes, se apuntó a la manifestación antiabortista del sábado en Madrid. No pasó inadvertido que Cifuentes es partidaria de la ley de plazos. Y aunque los suyos dicen que todo es fruto de su espontaneidad, no son pocos en el PP los que aseguran que responde a una estrategia "muy calculada". "Es como si su rival estuviera en su propio partido y no en la oposición", señala un miembro de la dirección nacional del partido

En este sentido, tampoco es ningún secreto que en los años que ha compartido cartel con el exministro de Justicia, los aguirristas se afanaban siempre el día después de las elecciones en hacer todo tipo de cálculos encaminados a vender que dentro del PP la ganadora era "la jefa", como la conocen sus fieles.

En esta ocasión a esa rivalidad electoral interna se suma la batalla por el control del partido. La dirección nacional ha sellado un pacto con la 'lideresa' muy sencillo. Consiste en que si gana, tendrá que dejar el control del PP de Madrid. En el partido existe el convencimiento de que la delegada del Gobierno en Madrid tiene muchas papeletas para hacerse con la presidencia del PP madrileño al gozar de la confianza de Rajoy y de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

A continuación se repasan algunos de los puntos que diferencian a ambas candidatas. En algunos ya ha habido algún roce, provocado siempre por la candidata a la Alcaldía.

A vueltas con la ideología: del Partido Liberal a Alianza Popular

Dice de sí misma que es una liberal convencida. Da mucha importancia a la ideología. Y reivindica, siempre que puede, que el PP no debe desviarse de sus "principios y valores", esa expresión que también maneja mucho José María Aznar y que a las generaciones más jóvenes del partido les produce cierto sarpullido. En más de una ocasión, Aguirre ha demandado a los suyos que defiendan las siglas del PP "sin complejos", sin dejarse llevar por los clichés con los que le bautiza la izquierda. La vez que lo hizo de forma más solemne y provocando muchas heridas internas fue en los meses previos al XVI Congreso Nacional del PP, celebrado en junio de 2008 en Valencia. Por estas fechas, Aguirre, escudada por Ignacio González y Francisco Granados, desplegó una campaña destinada a minar el liderazgo de Mariano Rajoy.

El 7 de abril de 2008, la presidenta del PP de Madrid protagonizó un foro organizado por el diario ABC en el que pronunció un discurso, en presencia de Rajoy, en el que se erigió como defensora de los valores del liberalismo político. En los días posteriores, siguió con el juego ideológico y llegó a asegurar que los socialdemócratas la preferían a ella antes que al presidente del PP. Poco más de una semana después, Rajoy lanzó una frase en un acto público en Elche que fue interpretada como un claro dardo a su actual candidata al Ayuntamiento. "Si alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya"

En su nueva faceta de aspirante al consistorio madrileño también le está dando juego la cuestión ideológica. El pasado lunes, en una entrevista en Telecinco, respondió a todos aquellos que la consideran más conservadora que a Cifuentes que ella proviene del Partido Liberal y su compañera tiene su origen político en las Nuevas Generaciones de Alianza Popular (AP), la formación germen del PP.

Puertas adentro de la formación conservadora, todos aquellos dirigentes que comenzaron en AP son denominados "pata negra". Es decir, que Cifuentes es "pata negra". Lo que obvió Aguirre es que ella también lo es porque también pasó por AP tras dejar el Partido Liberal.

Según su biografía en la agencia Efe, a raíz de la moción de censura de Hernández Mancha, abandonó su formación de origen para pasar en 1986 al partido fundado por Manuel Fraga.

Cifuentes ha optado por la prudencia. Un día después de escuchar a Aguirre encasillarla en AP como sinónimo de conservadurismo político, rechazó entrar en el cuerpo a cuerpo. "No voy a entrar en una competición de si soy más liberal o menos. Me parece absurdo. Algunas personas tenemos algunas ideas diferentes en algunos temas. Los partidos no son sectas".

La delegada del Gobierno nunca ha sido elegida al frente de una institución, pero es una gran conocedora de la política madrileña. Ha trabajado con los protagonistas de las mayorías absolutas en Comunidad y Ayuntamiento de los últimos años. Fue diputada en la Asamblea entre 1991 y 2012. Entre los años 2003-2007, la primera legislatura de Aguirre fue portavoz adjunta del PP en la cámara. Pero no era la primera vez que ocupaba esta función. Tuvo el mismo cargo entre 1995 y 1999, bajo el Gobierno de Ruiz-Gallardón. La nombró Manuel Cobo, por entonces portavoz. 

Ahora responsable del área local del PP en el equipo de Javier Arenas, Aguirre sigue marcando distancias con el que fue mano derecha del exministro de Justicia. En su enfado del domingo tras leer en El Mundo que Génova pensaba imponer una gestora en el PP de Madrid apuntó que no pensaba dejar que su programa se lo hicieran Cobo y Arenas.

Contra el aborto frente a la ley de plazos

Un día después de intentar diferenciarse con Cifuentes en lo ideológico, la presidenta del PP de Madrid puso sobre lo mesa otro asunto en el que sí tienen diferencias: la posición respecto al aborto. En esta ocasión, Aguirre no la citó. Pero no pasó inadvertido en el partido que estaba también marcando territorio en este asunto respecto a la delegada del Gobierno, que es partidaria de la ley de plazos.

"Pienso asistir. Puede usted ponerlo bien grande". Así daba respuesta en rueda de prensa a la pregunta de si el sábado, día 14, tenía en mente asistir a la manifestación contra el aborto convocada por la asociación ultraconservadora Foro de la Familia. Con este acto, la candidata de Rajoy al Ayuntamiento de Madrid, intentaba asegurarse los votos de un sector del electorado que en los últimos meses, a cuenta de la retirada de la reforma de la ley del aborto de Alberto Ruiz-Gallardón, se ha distanciado del partido.

En Génova, el anuncio de Aguirre disparó todas las alarmas. Los dirigentes consultados temen que esta manifestación pueda volverse contra el Gobierno y que en ella esté presente la presidenta del PP de Madrid y candidata al Ayuntamiento. "No es lo mismo que se vaya de forma anónima y a título personal que lo anuncie en rueda de prensa", valora un diputado. 

Para la cabeza de lista al consistorio de la capital, el aborto "no es un derecho, sino un fracaso de la mujer". "Desgraciadamente, lo que tenemos que hacer es evitar que con leyes como la anterior a la última que puso el señor Zapatero en el tiempo de Felipe González, que era la ley vigente, cuando se produjeron lo que yo llamo asesinatos de bebés de ocho meses con el famoso doctor Morín en Barcelona, puedan volverse a producir". "Hay que dejar claro que el aborto no es un derecho, porque si no, los médicos y los enfermeros no podrán tener derecho, ellos, a la objeción de conciencia. Y ese sí me parece un asunto importante", recalcó.

En el equipo de Aguirre están convencidos de este gesto de su jefa con las asociaciones antiabortistas les va a reportar votos. No obstante, aseguran que no va por cuestiones electoralistas, sino por convicción.

El presidente del Gobierno, que tuvo que prescindir de Ruiz-Gallardón como ministro tras rechazar la reforma de la ley del aborto que él mismo le había encargado no quiere ni oir hablar del tema. La reforma prometida se ha quedado reducida a algo muy light respecto a lo que presentó el exalcalde de Madrid. A saber: desaparecen los supuestos y se limita a la cuestión del consentimiento paterno para los menores de 16 y 17 años. El nuevo texto descansa en el registro del Congreso de los Diputados y su aprobación no se intuye fácil. Una decena de diputados y senadores del PP ya han avisado de que no lo votarán. Aguirre agranda la brecha.

En cuestiones de preferencia de modelo de estado, Cifuentes, y en eso sí discrepa con gran parte de su partido, se considera republicana.

Los equipos: Cifuentes da cabida a Génova

Los primeros nombramientos también hablan de diferencias entre ambas. Si Aguirre se ha rodeado de su equipo de más fieles colaboradores, Cifuentes ha dado un puesto clave, el de director de Campaña, a Juan Carlos Vera, un hombre de la máxima confianza de Mariano Rajoy.

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Entre los 'fichajes' de Aguirre destaca el de Íñigo Henríquez de Luna, portavoz del PP en la Asamblea de Madrid. Será el director de campaña del PP de Madrid. Es decir, coordinará tanto la campaña municipal como la autonómica. En 2008, el también presidente del PP del distrito madrileño de Salamanca, considerado la joya de la corona del PP, fue una pieza clave en la estructura de la presidenta de los conservadores madrileños para desgastar a Mariano Rajoy.

En los meses previos, cuando el liderazgo del presidente del PP estaba por los suelos y algunos de sus compañeros anunciaban su disposición a disputarle el puesto, Henríquez de Luna promovió una campaña interna en el partido reclamando primarias para la elección de líderes. La idea era "un militante, un voto". No triunfó. No obtuvo el apoyo suficiente de sus compañeros y la propuesta fue rechazada en la ponencia de estatutos. En 2012 lo volvió a intentar, también sin éxito.

Vera, por su parte es un hombre del aparato del PP. Es diputado y con una amplia experiencia en campañas. En la actualidad es coordinador adjunto del equipo nacional de campaña para las autonómicas y municipales de 2015. Esta no será la primera vez que está al frente de la del PP a la Comunidad de Madrid. Ya fue director de campaña de Aguirre en las elecciones de octubre de 2003, las posteriores al 'tamayazo'.

Fue el pasado viernes cuando Mariano Rajoy, viendo que el caso del ático de Ignacio González se le iba de las manos, dio la orden a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, de desbloquear las candidaturas a la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. La sorpresa fue la exclusión del presidente regional, que aspiraba a encabezar la lista de la institución que gobierna desde septiembre de 2012. Porque las elegidas, Esperanza Aguirre (Ayuntamiento) y Cristina Cifuentes (Comunidad) eran fijas en las quinielas desde hace más de un año. Con estas dos apuestas, el Partido Popular intenta lanzar un doble mensaje. En primer lugar, su preocupación por recuperar al sector más conservador de su electorado, tarea que recae sobre la presidenta del partido en Madrid. Por otro lado, intenta retener a aquellos de perfil ideológico más moderado, pero que, por lo general, comparten el ideario de esta formación. Cifuentes es identificada con esta corriente.

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