La gestión de la dana

El PP valenciano teme una debacle electoral histórica que encumbre a Vox por la gestión del 'caso Mazón'

Una de las manimestación que han reclamado la dimisión de Carlos Mazón en València.

El mes de marzo es el favorito para muchos valencianos. Es el mes de las Fallas, la fiesta grande de la ciudad de València que congrega a millones de visitantes atraídos por las mascletàs, las txarangas y los ninots, las características figuras de varios metros de altura que se exponen en todos los barrios de la capital de Turia y que representan, de manera satírica, a un personaje o un acontecimiento destacado. Son también un instrumento de crítica social y este 2025 tienen un protagonista claro: Carlos Mazón. La errática gestión del president de la Generalitat de la dana que asoló la provincia de Valencia el pasado octubre aparece reflejada en su archiconocida comida en El Ventorro o en el envío tardío de la alerta de Protección Civil a la población.

Las Fallas serán la prueba de fuego de un Mazón que cada vez que pisa las calles de la autonomía que preside se arriesga a ser abucheado, increpado e insultado, incluso en lugares alejados geográficamente de la dana y que son feudos del PP como Ohiruela (Alicante), donde el pasado sábado una multitud recibió al president de la Generalitat al grito de "asesino". Al día siguiente, Mazón se ausentó del acto que daba inicio a las Fallas, la Crida, pese a que inicialmente sí estaba previsto que participara. Parte del público congregado en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, sin embargo, no se olvidó del jefe del Consell, al que recordó con el lema más coreado en las cuatro manifestaciones celebradas en la capital valenciana: 'Mazón, dimisión'.

Este sábado 1 de marzo se celebra la quinta manifestación contra Mazón y, horas antes, tendrá lugar la primera mascletà. La alcaldesa de València, María José Catalá, llamada a ser el recambio de Mazón al frente de la Generalitat, desconoce si el líder del PP valenciano acudirá. "Tendría que ser una zona ajena a cualquier polémica, por las Fallas en sí, por las falleras mayores que se lo merecen, por sus cortes y por todos los que llevan un año trabajando para que esto se haga realidad", dijo este viernes. Mazón, en todo caso, no tiene una salida fácil: o acude a los actos y se arriesga a ser abucheado o se esconde, lo que evidenciaría su debilidad interna. Una debilidad que, según las fuentes consultadas en el PP valenciano, ya está palpando en sus encuestas internas, en las que el PP sería ya la tercera fuerza en la Comunitat por detrás del PSOE y Vox.

Estas fuentes recalcan que su situación es "más dramática" ahora que en los años en que la corrupción del PP valenciano acaparaba todos los titulares y que la valoración del president de la Generalitat es peor ahora que durante las semanas posteriores a la dana. Las mentiras, los múltiples cambios de versión y la falta de previsión del jefe del Consell, sumado a la investigación liderada por la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra, le han convertido en un cadáver político, a ojos de sus propios compañeros de partido, desconcertados por su estrategia. En el PP han asumido, con pesar, que Mazón está priorizando su salvación penal aunque ello suponga renunciar al relato político sostenido hasta la fecha, con él supuestamente informado y al mando.

De los 55 escaños de Camps a la debacle de Fabra

El PP valenciano gozó de mayoría absoluta durante 20 años, desde 1995 hasta 2015. Dos décadas en las que el azul teñía todo el mapa autonómico, en las que se celebraron carísimas carreras de Fórmula 1 y de barcos y se edificaron aeropuertos sin aviones. Dos gobiernos casi al completo pasaron por el banquillo de los acusados, incluido su president, Francisco Camps, que ahora busca una segunda vida política tras ser absuelto. El sustituto de Camps, Alberto Fabra, llegó a la presidencia de la Generalitat con la promesa de tolerancia cero frente a la corrupción. Un compromiso que se quedó en papel mojado desde el mismo día de su anuncio puesto que sólo el grupo parlamentario que heredó de su antecesor ya contaba con nueve cargos imputados en varios sonados escándalos de corrupción, como el caso Gürtel, el caso Cooperación o el caso Brugal.

El PP lo pagó en las urnas en las elecciones de 2015, cuando Fabra obtuvo 31 escaños frente a los 55 que lograron en 2011. El ascenso de Compromís y Podemos permitió al entonces líder del PSVP, Ximo Puig, sumar los números necesarios para convertirse en el president de la Generalitat, donde estuvo dos legislaturas hasta las pasadas elecciones autonómicas, cuando el PP de Mazón —aupado al cargo por la dirección de Pablo Casado— fue primera fuerza con 40 escaños y logró que los conservadores volvieran a hacerse con el bastón de mando de la Generalitat gracias un pacto con Vox que, sin embargo, perjudicó a nivel nacional a Feijóo.

Según apuntan a infoLibre fuentes del PP valenciano, en sus encuestas internas el PP estaría actualmente por debajo de esos 31 escaños que logró Fabra en 2015. El diario La Razón también se hace eco de estos sondeos con un titular demoledor para el jefe del Consell: Mazón hunde al PP en la Comunidad Valenciana. Con todo, desde el PP valenciano destacan que la izquierda no es quien lidera ese descontento con Mazón. "La gente de derechas no se va al PSOE, se va a Vox", resumen. El principal beneficiado sería, según estos sondeos, el partido de Santiago Abascal, que aprovecharía la desconfianza institucional generada tras la dana. Durante las primeras semanas tras la riada se popularizó el “sólo el pueblo salva al pueblo”, antaño grito de liberación y autogestión popular, capitalizado por una ultraderecha sin responsabilidades ni autonómicas ni estatales.

En las últimas elecciones a Les Corts, obtuvo 310.184 votos, el 12,57% del total, situándose como cuarta fuerza política de la comunidad —13 escaños, tres más que en las anteriores—, pero en las generales celebradas dos meses después consiguió adelantar a Compromís para ocupar el tercer lugar con el 15,65% de los sufragios. La extrema derecha valenciana suma, además, los vestigios de lo que se llamó blaverismo, el movimiento regionalista anticatalán de derechas surgido frente al valencianismo de izquierdas, más favorable a establecer vínculos culturales y lingüísticos con Cataluña, durante la Transición. Su expresión más institucional, la desaparecida Unió Valenciana, fue fagocitada por el PP de Zaplana y Camps.

Feijóo aplica su 'manual' de crisis y despeja su agenda

Feijóo sostiene de momento a Mazón al verse incapaz de forzar una nueva etapa en el PP valenciano

Feijóo sostiene de momento a Mazón al verse incapaz de forzar una nueva etapa en el PP valenciano

Por su parte, en Génova están incómodos con la errática actitud de Mazón. Como ha sucedido en tantas ocasiones desde que llegó a la presidencia del PP, Alberto Núñez Feijóo está aplicando su manual de crisis: despejar su agenda oficial y refugiarse en el silencio para no tener que dar la cara en asuntos polémicos, en este caso por el presidente valenciano. Ni actos, ni entrevistas, ni canutazos. Desde su entorno no responden a la pregunta de si Feijóo visitará València en Fallas, como sí hizo el pasado año. El líder del PP está atrapado: no tiene la fuerza interna para forzar su dimisión y, al menos de momento, no está dispuesto a dejarlo caer.

El pasado lunes el líder del PP no acompañó a Mazón en el desayuno informativo que celebró en Madrid, en su primera visita a la capital tras la dana. Justificó su ausencia por una entrevista, celebrada a la misma hora que el acto en el Hotel Ritz, con Ana Rosa Quintana en Telecinco. La presentadora de Telecinco le preguntó si Mazón era un "lastre" para el partido, a lo que Feijóo respondió: "El PP tomará la decisión más oportuna porque nos interesa gobernar Valencia". Entonces Mazón todavía no había modificado su relato para demostrar que no tuvo ninguna responsabilidad en el envío de la alerta.

En el PP reconocen que las críticas a la gestión del Consell les afectan y, aunque públicamente siguen recalcando que Mazón está "centrado en la reconstrucción", en privado admiten que no es así y consideran que el jefe del Consell únicamente está priorizando su estrategia judicial, lo que les perjudica tanto a nivel nacional como autonómico. Si Alberto Núñez Feijóo reconoció en diciembre que habían entrado "en la UCI" tras la dana, ahora tanto fuentes de Génova como del PP valenciano lo sitúan directamente en el coma.

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