La gestión de la dana
Feijóo sostiene de momento a Mazón al verse incapaz de forzar una nueva etapa en el PP valenciano

Carlos Mazón sentenció su futuro político hace cuatro meses, la tarde del 29 de octubre de 2024. Hasta entonces el president de la Generalitat se presentaba como un político cercano en redes y gozaba de popularidad en las encuestas. La dana que asoló ese día la provincia de Valencia y que dejó 224 fallecidos y tres desaparecidos lo cambió todo. Las mentiras, los múltiples cambios de versión y la falta de previsión del jefe del Consell, sumado a la investigación liderada por la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra, lo han convertido en un cadáver político, a ojos de sus propios compañeros de partido, desconcertados por su estrategia.
En la dirección nacional del Partido Popular, liderada por Alberto Núñez Feijóo, se resisten, sin embargo, a dejarlo caer —el propio Mazón ha insistido en reiteradas ocasiones, la última vez este jueves, en que no va a dimitir —. Según entiende Génova, forzar su marcha implicaría reconocer que la responsabilidad siempre fue de la Generalitat, como así lo está dictaminando la jueza, lo que desarmaría sus intentos de culpar de lo ocurrido a organismos públicos como la Agencia Estatal de Meteorología y la Confederación Hidrográfica del Júcar.
Pero hay más motivos de peso que impiden a Feijóo dar un paso adelante. A diferencia de los presidentes que gobiernan en sus respectivas comunidades autónomas, su papel es hacerle oposición a Pedro Sánchez. Al no tener un poder institucional que le acompañe, el conservador está subordinado al de los dirigentes autonómicos de su partido—y no al revés—, cuya gestión debe defender como un "valor" de la marca PP. A Génova le preocupa que la errática gestión de Mazón frustre cualquier opción de gobernar de nuevo en la Comunitat Valenciana, la joya de la corona para el PP en los últimos comicios autonómicos, y además lastre las opciones de Feijóo de alcanzar la presidencia del Gobierno, con más de cinco millones de votos en juego.
La dirección nacional no puede tampoco obligar a Mazón a dimitir, aunque sí enseñarle la salida apartándolo, por ejemplo de la presidencia del PP valenciano e impulsar, en su lugar, una gestora para aupar a su sucesor. Un escenario lanzado este jueves por La Vanguardia pero desmentido rápidamente por la dirección nacional del partido. El departamento de comunicación del PP apenas tardó unos minutos en hacerlo desde que se publicó la información, titulada originalmente como Génova explora una gestora en Valencia para llevar a María José Catalá —actual alcaldesa de València y favorita para sustituir a Mazón—a la presidencia. Unas prisas atípicas por parte de Génova que evidencian también el estado de nerviosísimo en las filas populares.
Otra de las razones de la dirección nacional de Feijóo para mantener, por el momento, a Mazón radica en su debilidad parlamentaria. Al no tener mayoría absoluta en Les Corts, el PP necesita el apoyo de Vox o, en su lugar, del PSOE, para elegir a su potencial sustituta. Catalá podría acceder al cargo al tener un asiento en el parlamento valenciano —requisito indispensable para ser elegida— pero la extrema derecha, según han informado medios valencianos, ha vetado su nombre. Además, otro de los riesgos que ve Génova de situar a Catalá en la Presidencia de la Generalitat es el de "quemar" su imagen antes de tiempo.
Mazón busca salvarse judicialmente a costa de hundirse políticamente
Todos los elementos citados dejan a Feijóo con un estrecho margen de maniobra, atrapado entre los intereses del partido, los suyos propios y la "toxicidad" Mazón, como reconocen parlamentarios del PP, que le está arrastrando también a él. El miércoles, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, el líder del PP evitó a la prensa para no tener que respaldar al presidente valenciano directamente mientras fuentes de su entorno incidían, aunque sin mucho entusiasmo, en que "nada" había cambiado. Otros compañeros de Mazón sí se mostraron más críticos con su estrategia y lamentaron que no esté centrado en las labores de reconstrucción tras la dana.
El equipo directo del líder del PP tampoco cuestionó la nueva versión de Mazón de su llegada al Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) a las 20.30 horas, es decir, después de la remisión del mensaje masivo de alerta que se envió a través del sistema Es-Alert a las 20.11, cuando la Rambla del Poyo, el epicentro de la catástrofe, ya se había desbordado y decenas de municipios estaban anegados. Inicialmente el jefe del Consell había mantenido que llegó al centro de emergencias "a partir de las siete", para tratar demostrar que, pese a su desaparición tras la comida con Maribel Vilaplana estuvo informado y al mando del operativo. Ahora que la jueza apunta a la elaboración y el envío de esa comunicación fallida como prueba de que, si se hubiera enviado antes y con otras instrucciones, algunas de las muertes se habrían podido evitar, trata de blindarse.
Para probar su nueva versión, cuestionada por algunos testigos, la Generalitat ha facilitado a EFE un informe firmado por el coordinador de Prevención y Emergencias de la Generalitat valenciana, basado en imágenes de las cámaras del sistema de seguridad de Cecopi, que muestra la llegada de Mazón a las 20.28 horas. En esas imágenes se puede ver al jefe del Consell saludando a las personas de la recepción con una sonrisa. Así, Mazón busca que toda la responsabilidad sobre el envío del mensaje recaiga únicamente sobre la consellera de Emergencias, Salomé Pradas, a la que cesó tres semanas después de la catástrofe. A los pocos días de la riada, aseguró que se enteró de la existencia de ese sistema de alertas a móviles poco antes de que se enviara.
En estos meses Pradas ha guardado silencio pero recientemente concedió una entrevista al programa Espejo Público de Antena 3 en la que evitó confirmar la que llegó Mazón al Cecopi pero aseguró que le mantuvo informado durante la tarde y que la decisión del lanzamiento del mensaje ES-Alert la tomaron los técnicos. Pradas también ahonda sobre su situación personal y afirma que está destrozada y que no deja de pensar en todo lo ocurrido aquel día, pero también que se siente frustrada porque no puede defenderse. Aun así, promete que hablará cuando le toque hacerlo: "Tengo claro lo que pasó", dijo.
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Al margen de la investigación judicial, la cronología de los hechos y las mentiras y excusas posteriores —fácilmente desmontadas— muestran fallos en la cadena de Emergencias del Gobierno valenciano y su presidente, que el mismo día de la dana encadenó tres actos ajenos al temporal —en ningún momento anuló su agenda— y después se ausentó para comer con Vilaplana en un restaurante cercano al Palau de la Generalitat, El Ventorro, donde se le ofreció la presidencia de la radio televisión pública valenciana, À Punt.
En estos meses el PP no ha acabado de encontrar su estrategia con Mazón. El jefe del Consell descartó dimitir desde el primer momento, y aunque realizó algunos cambios en su Consell —pese a que inicialmente no reconoció errores en público amparándose en un fallo global del "sistema"— fio su futuro en la Generalitat y también dentro del PP a la reconstrucción de la provincia de Valencia. Fue Génova la que forzó ese compromiso y según recalcó el propio Feijóo, la "decisión final" sobre si continúa o no como candidato la tendrá la dirección nacional del PP, que también sostuvo que el presiden de la Generalitat no se podía permitir más "errores". Unos errores que, a la vista de lo ocurrido, se siguen produciendo con el aval de Génova.
Quien sí parece que lo tiene claro es la derecha mediática. La columna de Abc firmada por su director, Julián Quirós, sentencia que Mazón caerá por la dana y que el president de la Generalitat "se mueve en clave penal, para salvar su horizonte judicial, y eso, lejos de ayudarle políticamente, todavía socava más su posición". La presentadora Ana Rosa Quintana también le dedicó unas duras palabras en su programa, desde donde reclamó su dimisión. Y en el grupo dirigido por Federico Jiménez Losantos también han explicitado que Mazón debe dimitir para no arrastrar a Feijóo por el camino.