No hay convocada ninguna manifestación al estilo de los años precedentes —el movimiento feminista se debate entre una concentración unitaria con un aforo limitado o repartir las convocatorias por barrios y pueblos— pero PP, Vox y Ciudadanos ya se han mostrado en contra. Y han aprovechado, de paso, para recuperar la tesis que los tres partidos defendieron contra toda evidencia científica en la primera ola y culpar a las movilizaciones del 8 de marzo de 2020 de la propagación sin control de la pandemia de la covid-19 por toda España.
No hay ningún indicio de que aquellas manifestaciones tuviesen un efecto multiplicador de los contagios —todas las denuncias presentadas ante los tribunales acabaron archivadas—. Al menos no por encima de lo que sucedió en el resto de capitales europeas que también celebraron el 8M en la calle. O más que los partidos de fútbol que congregaron a cientos de miles de espectadores ese fin de semana. O que los miles de militantes de Vox que se concentraron en Madrid. O que los viajeros de Metro de Madrid de ese fin de semana, que según cifras oficiales eran en esas fechas una media de 1,54 millones de personas los sábados y 1,08 millones los domingos.
A pesar de ello, los tres partidos aprovecharon este jueves para volver a vincular las movilizaciones feministas con los contagios. La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, que el año pasado tuvo el encargo de encabezar una reducida delegación con la misión de representar por primera vez al PP el 8M, rechazó cualquier intento de celebrar manifestaciones multitudinarias que nadie ha solicitado.
Gamarra insistió en que lo que ocurrió el año pasado fue, en opinión de su partido y a pesar de que ella misma acudió, una “irresponsabilidad” porque el Gobierno ya sabía “cómo estaba la situación”. La pandemia “sigue ahí”, recordó. Y “si los abuelos no pueden estar con sus nietos, y lo hacen por responsabilidad, lo primero que tenemos que hacer los políticos es dar ejemplo de esa responsabilidad”. Sobre todo después de que la propia ministra de Sanidad, Carolina Darias, ya haya dicho que “no procede” celebrar manifestaciones.
Mientras Gamarra hacía pública la posición del PP, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, desbordaba este planteamiento y se situaba codo con codo con Vox rechazado la manifestación del 8M en estas circunstancias y en cualquiera otra.
Ayuso aseguró respetar a quien quiere manifestarse pero que con ella “no cuenten”, proclamó. “No pienso ir a ninguna manifestación donde sea obligatoria la presencia porque eso no es una manifestación”. Ella prefiere, añadió, representar a las mujeres “en el día a día, desde el trabajo, el tesón y el esfuerzo”. El 8M, se burló, “ha pasado de celebrarse un día, de ser un día concreto, a celebrarse una semana antes, y ahora ya dos semanas antes. Va a llegar un momento en el que solo se va a hablar del 8 de marzo”.
La presidenta madrileña fue aún más lejos y acusó al movimiento feminista y a la izquierda en general de querer “revivir lo sucedido el pasado 8 de marzo, que dejó de ser el Día de la Mujer, para presenciar lo que se convirtió en el Día de la Mujer Contagiada”. Quienes le piden que cierre comercios y restaurantes, añadió, luego llaman “a la gente a manifestarse de manera masiva en las calles”.
“Apenas ahora se están manifestando los ciudadanos por sus pérdidas de comercios, de empleos, por la situación vivida, precisamente por responsabilidad. Creo que toca que todos hagamos lo mismo”, advirtió en una intervención desde el estadio Wanda Metropolitano en el que ha centralizado buena parte del proceso de vacunación de la Comunidad de Madrid.
Ayuso, más cerca de Vox que del PP
Al negar la necesidad de un día de la mujer Ayuso no sólo contradice a su propio partido sino que se alinea nítidamente con Vox. Los ultras propusieron el pasado lunes poner fin a las celebraciones feministas vinculando oficialmente esa fecha con el SARS-CoV-2 declarándola Día Nacional de las Víctimas de Coronavirus. Su portavoz, Jorge Buxadé, igual que Gamarra, sostiene que entonces el Gobierno ya tenía “pleno conocimiento” del peligro que suponía el virus pero decidió no actuar. Claro que, según su líder, Santiago Abascal, ellos mismos sabían del peligro ya desde finales de enero y aún así decidieron reunir ese fin de semana en Madrid a miles de sus seguidores.
Ciudadanos sí participó en la movilización de hace una año, aunque tuvo que abandonar la calle por consejo de la Policía ante las protestas de otros participantes, disconformes con la presencia de la formación naranja en gobiernos apoyados por la ultraderecha. A la marcha de Madrid acudieron entonces la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y los diputados Edmundo Bal, Marcos de Quintos —que ya ha dejado el partido—, Sara Jiménez y Miguel Gutiérrez.
Su presidenta, Inés Arrimadas, cree que este año es mejor evitar las manifestaciones por el riesgo de contagio del coronavirus, pero sí ha anunciado que su partido estará presente en los actos institucionales que se celebren el 8M.
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“Hay que distinguir entre los actos institucionales, en los que desde luego que vamos a participar, como todos los años, siguiendo las medidas de seguridad, y las manifestaciones y aglomeraciones, que ya ayer la ministra dijo que no ha lugar", indicó en declaraciones a Antena 3.
Su portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados, Edmundo Bal, fue el encargado de vincular la pandemia con las manifestaciones del año pasado. Celebrarlas cuando el virus ya estaba circulando por España fue, en su opinión, “un auténtico dislate”.
Previamente, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, habían discrepado sobre la celebración. La primera había asegurado que su partido no estaría "de ninguna manera” en las manifestaciones del 8M, aunque no sean multitudinarias y se celebren respetando medidas de seguridad, porque es una “grandísima irresponsabilidad”. El segundo, en cambio, defendió el derecho legítimo a manifestarse el Día de la Mujer siempre que se cumplan las recomendaciones sanitarias e incluso avanzó que si, finalmente se celebra una marcha, él acudiría.