Pradales logra salvar los muebles de Urkullu pese a perder en porcentaje de votos y escaños

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Con tres escaños menos de los obtenidos hace cuatro años, el PNV ha logrado mantenerse como la primera fuerza en votos en las elecciones de este domingo, aunque empatados a 27 actas con EH Bildu, que logra su mejor resultado histórico. La formación ha ganado votos respecto a 2020 —de 349.960 entonces a 369.504 ahora— porque la participación ha subido, ya que aquellos comicios se celebraron en plena pandemia, pero también pierde más de tres puntos en porcentaje de voto. Ha pasado del 39,07% de entonces al 35,22% actual.

Sin embargo, ese bajada no ha influido en el discurso de Imanol Pradales, que ya se ha autocoronado próximo lehendakari, que se ha reivindicado como el ganador. "Trataré de conformar un Gobierno conformado por mujeres y hombres de solvencia contrastada", aseguró. Estas elecciones eran la prueba más difícil electoralmente a la que se ha enfrentado en las últimas décadas el PNV, el partido que ha dominado de manera abrumadora la política de Euskadi y que tiene en la Lehendakaritza la joya de la corona y su principal razón de ser.

Los peneuvistas asumen que volverán a gobernar de la mano del PSE-EE, al sobrepasar la mayoría absoluta con 39 diputados, aunque con una correlación de fuerza más favorable para los socialistas en esta legislatura. Durante su declaración al final de la noche, Enenko Andueza confirmó que su voto servirá para lo prometido en campaña: "Que nadie tenga ninguna duda", destacó. Así, Pradales, que durante toda la campaña se ha definido como "un independentista con los pies en el suelo" seguirá la estela de Íñigo Urkullu aunque con la amenaza de EH Bildu más presente que nunca, tras lograr arrebatarles esa hegemonía histórica.

Pradales, un candidato sin 'apellidos vascos' y alumno de Urkullu

Pradales es un candidato sin ningún apellido vasco, un perfecto desconocido para la opinión pública hasta el día en el que el Euskadi Buru Batzar lo proclamó como candidato, lo que también forzó a EH Bildu a hacer lo propio con Pello Otxandiano. La elección de Pradales, como indican en el partido, buscaba simbolizar a un partido transversal que acoge a toda la sociedad con un aspirante criado en zona castellanoparlante y que también escucha a las nuevas generaciones.  En los próximos años deberá hacer frente a problemáticas como el empleo y la sanidad, las principales preocupaciones de los vascos según indican las encuestas.

El alumno se convertirá en el sucesor de su maestro, Íñigo Urkullu —en todos los sentidos, ya que fue su profesor en la etapa de primaria— que en los últimos doce años ha estado al frente del gobierno vasco. Pradales, sin embargo, no viene de las grandes familias industriales y burguesas. Al contrario: procede de un distrito obrero, su familia era muy humilde y lo pasó muy mal durante la reconversión industrial. 

En su discurso, el aspirante a la Lehendakaritza ha asegurado que defenderá los intereses "de toda la ciudadanía vasca", a la que se debe "por encima de todo": "Han confiado de manera mayoritaria en nuestro proyecto, han confiado de manera mayoritaria en nuestra propuesta. No hay mayor honor ni mayor responsabilidad. Con humildad, con trabajo, daré todo por Euskadi, todos y cada uno de los días", concluyó, arropado por el presidente del partido, Andoni Ortuzar.

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La clave de la victoria de Pradales se explica en su buen resultado en Bizkaia, el principal bastión del PNV. En esa provincia los jetzales han obtenido 222.092 votos, el 39,51% del total, lo que les ha garantizado tener once escaños frente a los ocho de EH Bildu, que ha tenido 160.782 votos, el 28,60%. Esa diferencia de más de diez puntos y más de sesenta mil votos ha sido clave para mantenerse como la formación más votada y empatar en escaños con los de Arnaldo Otegi. Sin embargo, en comparación con los resultados de 2020, también han retrocedido posiciones, ya que tienen un escaño menos y EH Bildu dos más.

La izquierda abertzale ha ganado el pulso en las otras dos provincias. Se ha impuesto cómodamente en Gipuzkoa, donde ha obtenido once escaños por los nueve del PNV, con una diferencia en porcentajes muy similar a la de Bizkaia. EH Bildu logró el 40,28% del total, con más de 136 mil votos, frente al 31,78% de los de Pradales, con 107 mil votantes. Hace cuatro años fue el PNV quien ganó, tanto en votos como en escaños, aunque con un estrecho margen: obtuvieron diez actas por las nueve de la izquierda nacionalista, con apenas un punto de diferencia.

En Álava era donde ambos partidos sabían que se produciría la competición más reñida. Se trata del territorio menos poblado aunque reparte el mismo número de escaños en el Parlamento (25). Tradicionalmente ha sido donde más fuerza ha logrado el nacionalismo español —ha sido donde Vox, pero también Sumar, han obtenido su acta— y donde EH Bildu ha logrado alzarse con la victoria por ocho escaños a siete, con cuatro mil votos de diferencia. La legislatura pasada el mapa fue el siguiente: PNV (9), EH Bildu (6), PSE-EE (4), PP+Cs (3), Podemos (2) y Vox (1).

Con tres escaños menos de los obtenidos hace cuatro años, el PNV ha logrado mantenerse como la primera fuerza en votos en las elecciones de este domingo, aunque empatados a 27 actas con EH Bildu, que logra su mejor resultado histórico. La formación ha ganado votos respecto a 2020 —de 349.960 entonces a 369.504 ahora— porque la participación ha subido, ya que aquellos comicios se celebraron en plena pandemia, pero también pierde más de tres puntos en porcentaje de voto. Ha pasado del 39,07% de entonces al 35,22% actual.

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