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Elecciones 20-D

El PSOE resiste como segunda fuerza

Ibon Uría

El PSOE resiste como segunda fuerza. Con el escrutinio prácticamente terminado, los socialistas logran 90 escaños y aventajan en 21 a Podemos. En porcentaje de votos, en cambio, el margen es más estrecho: las listas de Pedro Sánchez conseguirían el 22% de las papeletas frente al 20,6% de Iglesias y las diferentes coaliciones de las que forma parte el partido morado en Galicia, Cataluña y Comunitat Valenciana.

Con respecto a 2011 los socialistas empeoran su suelo electoral. Pierden 20 de los 110 escaños que tenían en el Congreso (el 18%) y más 1.500.000 votos. Pese a ello, la derrota parece menos amarga que entonces, porque en la Cámara baja que sale de este 20-D no se vislumbran mayorías claras y porque la suma de PP y Ciudadanos no alcanza la mayoría absoluta: con 162 escaños, aventaja sólo en tres al bloque que podrían formar PSOE y Podemos (159).

El candidato, Pedro Sánchez, compareció pasadas las once y media de la noche. Rodeado de colaboradores y miembros de la Ejecutiva, con el secretario de Organización César Luena a su derecha y la presidenta del PSOE, Micaela Navarro, a su izquierda, fue interrumpido en varias ocasiones con gritos de "presidente". Sánchez dio las gracias a los 5,5 millones de votantes del PSOE e indicó que ha felicitado por teléfono a Mariano Rajoy.

Sánchez agregó que el suyo es un partido "ganador" aunque en esta ocasión haya sido derrotado en las urnas. "España quiere izquierda, España quiere cambiar, pero los españoles han decidido con su voto que la primera fuerza sea el PP. Felicito al PP y a Mariano Rajoy por ser primera fuerza", apuntó el líder socialista.

Sobre lo que pasará a partir de ahora, reiteró que a la primera fuerza le corresponde intentar formar Gobierno, pero subrayó que "los españoles también han dicho que se abre una nueva etapa política", que "en España se tiene que abrir un proceso de diálogo" y que "el PSOE está dispuesto a llegar a acuerdos por los intereses generales de los españoles". "Hemos hecho historia, hemos hecho presente y el futuro es nuestro", remató.

Anteriormente, a medida que avanzaba el escrutinio, el secretario de Organización socialista, César Luena, aseguró en una conversación informal con periodistas que el PP "se hunde" y que el PSOE "resiste". En palabras del número dos del partido, los socialistas ven presidente a su candidato, Pedro Sánchez. Todo, pese a que la formación está lejos del PP: los conservadores lograrían en torno al 28,7% de los votos y 122 escaños.

Victoria en Andalucía y Extremadura

Por Comunidades Autónomas, el PSOE recupera el triunfo en Andalucía y Extremadura, dos regiones donde los socialistas Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara gobiernan desde mayo y en las que el PP se impuso en 2011. En Andalucía, con el escrutinio prácticamente terminado, pasa la barrera del 31% y saca un escaño al PP. Hace cuatro años los conservadores aventajaron en ocho asientos al PSOE.

La presidenta andaluza, Susana Díaz, realizó una declaración sin preguntas en la sede del PSOE-A poco después de que Sánchez hiciera lo propio en Ferraz. Díaz agradeció la victoria de los socialistas en esa Comunidad, y recalcó que el PSOE sigue siendo "el primer partido de la izquierda" y que "le corresponde luchar contra los recortes y la desigualdad". Del PP, en cambio, dijo que es "la responsabilidad de formar un gobierno".

Mientras tanto, en Extremadura, los socialistas consiguen cinco escaños por los cuatro del PP, aunque el resultado es ajustado: el PSOE consigue 232.00o votos, el 36%, apenas 7.500 papeletas y punto y medio más que los conservadores. En cualquier caso, es un vuelco con respecto a hace cuatro años: en las generales de noviembre de 2011 las urnas otorgaron seis actas al PP por cuatro del PSOE.

Al margen de estas dos victorias, los socialistas logran la segunda plaza por detrás del PP en Aragón (23% de los votos, pierden ocho puntos), Asturias (23%, baja el 6%), Canarias (21%, baja el 3%), Cantabria (22%, pierde tres puntos), Castilla y León (22%, pierden siete puntos), Castilla-La Mancha (28%, pierden dos puntos aunque mantienen los siete escaños), Murcia (con el 20%, lo mismo que en 2011) y La Rioja (23%, pierde casi ocho puntos).

El partido queda por detrás de Podemos y sus diferentes marcas territoriales en seis regiones. Los socialistas son terceros en Baleares –bajan 10 puntos, hasta el 18%–, Comunidad Valenciana –pierden siete puntos–, Galicia –pierden 6,5 puntos–, Navarra –se quedan con un 15,5%– y Cataluña –por detrás de En Comú Podem y ERC, los socialistas obtienen un 15,7% de los votos–.

Finalmente, el PSOE es tercero en escaños pero cuarto en votos en Euskadi –pasa de un 21 a un 13%, y queda por detrás de PNV, Podemos y EH Bildu–. Madrid es la única comunidad donde es cuarto tanto en votos como en escaños. Con 640.000 votos –160.000 menos que los que Ángel Gabilondo obtuvo en las elecciones autonómicas de mayo–, se queda en el 17,8% de los votos y saca seis escaños.

De la lista socialista por Madrid sólo sacan escaño Pedro Sánchez, Meritxell Batet, Antonio Hernando, Irene Lozano, Rafael Simancas y Zaida Cantera. El diputado vasco Eduardo Madina se quedó fuera de la Cámara baja a última hora.

Si se tienen en cuenta las diferentes circunscripciones, por provincias, hace cuatro años los socialistas sólo ganaron en Sevilla, fueron terceros en Gipuzkoa y quedaron segundos en todas las demás. Tras las elecciones de este domingo, los socialistas reeditan el triunfo en la capital andaluza y ganan además en otras cuatro provincias andaluzas –todas salvo Málaga, Granada y Almería– y en Badajoz.

Mal resultado en las ciudades

Donde peor resiste el PSOE es en las grandes ciudades. Hace cuatro años los socialistas fueron segunda fuerza en nueve de las diez grandes urbes –a excepción de Bilbao, donde fueron terceros–. De media, obtuvieron un 26,7% de los votos. Ahora, salvo en Sevilla (27% de los votos) y Málaga (23%), donde sí resisten como segunda fuerza, los socialistas pierden terreno en todas ellas.

En Madrid capital son cuarta fuerza, a medio punto de Ciudadanos y cuatro de Podemos. Los socialistas han perdido más de 130.000 votos en la ciudad. También en Barcelona, donde quedan por detrás de En Común Podem, ERC y Democracia y Libertad –la marca de Convergència en estas generales–. Y en Valencia tampoco pasan del cuarto puesto: les supera el PP, És el moment –la coalición de Podemos y Compromís– y también Ciudadanos.

El PSOE baja del segundo al tercer puesto en Zaragoza (20%), Palma de Mallorca (17%) y Las Palmas de Gran Canaria (20%), y cae del segundo al cuarto en Murcia (15%) y Bilbao (12%)

Campaña complicada

En los últimos días de campaña los socialistas apelaron al voto útil. Conscientes del riesgo que entrañaban Ciudadanos primero y Podemos después, se presentaron como la única alternativa al poder de Mariano Rajoy y el PP. "Hay muchas opciones el 20-D, pero sólo una para cambiar de Gobierno: el PSOE", insistió el viernes Pedro Sánchez en Zaragoza, en uno de sus últimos actos de campaña.

El PSOE redobló sus ataques contra Podemos y Ciudadanos. Del partido de Iglesias dijo que sólo aspiraba a "dividir a la izquierda", que había renunciado a ganar las elecciones. De la formación naranja, que no eran sino la muleta que el PP necesitaba para que nada cambiase. "Si las derechas suman Rajoy seguirá gobernando –dijo Sánchez también el viernes–, porque donde Ciudadanos suma con el PP siempre apoya al PP".

Pero los sondeos dieron la espalda al partido desde el primer día. Además, en los dos primeros debates la actuación de Sánchez no destacó especialmente. La inyección de moral para las filas socialistas sólo llegó en el cara a cara con Rajoy, donde Sánchez –agresivo por momentos– acorraló al presidente y le espetó: "El presidente del Gobierno tiene que ser una persona decente. Y usted no lo ha sido". 

Futuro por decidir

Lo que pueda pasar a partir de ahora es una incógnita. Sánchez ha afirmado que le corresponde intentar formar Gobierno a la lista más votada en primer lugar, pero nunca ha descartado la posibilidad de una suma alternativa. En la cabeza del líder socialista estaba encabezar un Gobierno monocolor con apoyos de otras formaciones, especialmente de Podemos, cuyos apoyos daba por seguros salvo giros inesperados de última hora.

Además de los pactos postelectorales, es una incógnita el futuro del propio Sánchez. Si gobierna, las aguas se calmarán. Si no lo hace, se reabrirán viejas heridas y aparecerán tensiones que cuestionarán su papel. Días antes de las elecciones dijo que lo "último" que le importaba era su futuro. Repreguntado por la misma cuestión, sostuvo en Hoy por hoy que "los militantes" decidirán su futuro y que aspira a reeditar su liderazgo.

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