10N | Elecciones Generales
PSOE y Unidas Podemos inician 10 días de campaña con posiciones más distantes que nunca
Las dificultades para ponerse de acuerdo después del 28 de abril desembocaron en la repetición electoral. Y ahora, dos meses después de aquel fracaso, la grieta que separa a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, y a Pablo Iglesias, el líder de Unidas Podemos, continúa agrandándose al calor de los mítines, empujados ambos por la necesidad de retener y a ser posible aumentar el apoyo electoral que obtuvieron en las últimas elecciones generales.
Y las diferencias no son sólo estratégicas sino de fondo, especialmente en torno a Cataluña. Y se hicieron especialmente patentes este jueves.
Iglesias, en una entrevista emitida por Rac1, volvió a defender su propuesta de celebración de un referéndum de autoderminación en Cataluña para resolver el conflicto, en el que los votantes tengan tres opciones: independencia, autonomía o un nuevo encaje dentro de una España plurinacional. Una iniciativa a la que sus socios catalanes, Catalunya en Comú, añaden otra particularmente delicada para los socialistas: la liberación de los condenados por el procés.
Todo lo contrario de lo que está defendiendo Pedro Sánchez y lo que recoge el programa del PSOE. Los socialistas rechazan cualquier posibilidad de convocar un referéndum de autodeterminación y reafirman, siempre que tienen ocasión, su intención de respetar “íntegramente” las condenas dictadas por el Supremo.
El último desencuentro en relación con Cataluña lo han tenido Iglesias y Sánchez a cuenta de la decisión del Gobierno de aprobar este jueves, apenas unas horas antes del inicio de la campaña, un real decreto ley para dotarse de los instrumentos legales necesarios con los que impedir cualquier intento de utilización de las instituciones de la Generalitat para crear una identidad digital catalana.
Una medida que el líder de Unidas Podemos considera inútil y oportunista. “No sé que parte de lo que le ha dicho la Junta Electoral de no usar el Gobierno para hacer electoralismo con fines partidistas no ha entendido”, le reprochó. Lo que plantea el Gobierno socialista es “ponerle puertas al campo” y eso “no va a ninguna parte”.
En cualquier caso, remató, se trata de una acuerdo que revela la intención de Sánchez de querer hablar sólo de Franco y de Cataluña. Aunque no le va a salir bien: “La gente no es tonta y sabe que se acerca una desaceleración económica”, aunque el presidente en funciones insista en “competir con Ciudadanos y PP en el discurso de inflamación en Cataluña”.
Iglesias tampoco comparte la decisión de Sánchez de no aceptar una reunión con Quim Torra hasta que el president de la Generalitat marque distancias con los promotores de los disturbios en las calles de Barcelona y sobre todo mientras no convoque a un diálogo político a todas las fuerzas catalanas, incluidas las no independentistas. Al líder de UP le parece “ridículo” que Sánchez se niegue a hablar con Torra. Si él fuera presidente del Gobierno sí lo haría, aseguró.
Y si Cataluña ha crecido como un obstáculo para el entendimiento entre el PSOE y Unidas Podemos —algo que Sánchez repite con frecuencia en sus mítines para justificar su negativa a formar un gobierno de coalición con la formación morada—, los reproches por la investidura fallida y la acusación mutua de tener una agenda oculta ensanchan cada día el disenso entre ambas formaciones.
El día después del 10N
Iglesias insiste todos los días en que el plan de Sánchez es pactar con el PP después del 10N, precisamente con la excusa de Cataluña, pero que no podrá hacerlo si Unidas Podemos tiene un buen resultado, porque si pacta con la derecha muchos electores socialistas no volverán a votarle. Y su plan está “fallando”, asegura, porque Unidas Podemos no se está hundiendo y al PSOE no le quedará más remedio que pactar y formar la coalición de Gobierno a la que se negó tras el fracaso de la investidura el pasado julio. Y eso que, en su opinión, Sánchez acepta vetos que provienen de las “cloacas” para evitar que Unidas Podemos gobierne.
El presidente en funciones, por su parte, ya pide abiertamente reunir todo el voto de la izquierda en torno al PSOE como la única manera de romper “el bloqueo” y formar gobierno después del 10N. Un bloqueo que atribuye a la derecha pero también, y muy especialmente, a Unidas Podemos.
“Mucha gente me ha felicitado por la exhumación de los restos del dictador. Por eso no deja de sorprenderme esa izquierda que cuando ganamos siente que pierde”, subrayó el miércoles en Viladecans (Barcelona) en referencia a UP.
Y replica a diario a las acusaciones de Iglesias de planear un acuerdo con la derecha. “Dice que nosotros queremos pactar con el PP, cuando en 40 años de democracia nunca hemos pactado con el PP. Es más: yo dimití como diputado y como secretario general para no facilitar la investidura del señor Rajoy”, recordó en el mismo mitin.
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El problema, según Sánchez, es que Iglesias tiene el mismo proyecto que la derecha y el independentismo: “Frenar al Partido Socialista, que salga debilitado el 10 de noviembre. Quieren impedir de nuevo que gobierne el PSOE en nuestro país” como han hecho hasta en cuatro ocasiones en los últimos años, en referencia a las veces que UP ha sido decisiva para que no saliera adelante su investidura.
En ese razonamiento es en el que Sánchez se apoya precisamente para pedir a los electores una gran movilización y “una mayoría fuerte” con la que construir un “Gobierno socialista” apoyado en pactos con la izquierda que no necesiten a los independentistas. “Somos los únicos que podemos garantizar un Gobierno fuerte en España”, proclama.
La distancia entre el PSOE y Unidas Podemos se ensancha y la posición política de fondo de cada uno de ellos no se mueve. Sánchez sigue apostando por un gobierno en solitario y por alcanzar acuerdos por la izquierda e Iglesias insiste en que sólo la entrada de los suyos en el Gobierno garantizará que el PSOE cumpla sus compromisos. Y ambos esperan que los electores refrenden sus posiciones el próximo 10 de noviembre.