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Crisis del coronavirus

Las restricciones en Madrid elevan la tensión entre Ayuso y Aguado sin que Cs contemple romper la coalición

La presidenta y el vicepresidente del Gobierno madrileño, Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado.

Cuando arrancó el tira y afloja entre el Gobierno central y el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso por las medidas a aplicar en la región a fin de atajar la expansión descontrolada del coronavirus, la parte naranja del gabinete madrileño intentó mantener desde el primer momento un perfil propio en las negociaciones. El vicepresidente y líder de Ciudadanos en la comunidad, Ignacio Aguado, apostó por vender la imagen de consenso, de unidad. Por eso, en cuanto vio una mínima posibilidad de acuerdo entre las dos partes, no tardó en salir a apuntarse el tanto.

El problema, sin embargo, es que no estaba todo tan atado. Y al final, lo que parecía una victoria terminó por convertirse en un fracaso. El desarrollo final de los acontecimientos, y las declaraciones públicas de otros miembros del Ejecutivo regional, supusieron una desautorización al número dos del Gobierno de Díaz Ayuso, quien sigue manteniendo públicamente una línea a medio camino entre los dos bandos. Sin embargo, en el PP madrileño no ven riesgo de ruptura. Tampoco desde Ciudadanos, donde se rechaza por el momento cualquier intención de sumarse a una moción de censura.

Las últimas cuarenta y ocho horas en la Puerta del Sol han sido de todo menos fáciles. Y han puesto de manifiesto las dos almas del Ejecutivo madrileño. La azul y la naranja. Primero, Aguado se apuntaba un tanto en Twitter celebrando “un principio de acuerdo” con el Gobierno central. Luego, la Consejería de Sanidad templaba los ánimos limitándose a hablar de un emplazamiento “a seguir negociando los criterios técnicos”. Tras eso, la balanza empezaba a inclinarse hacia la ruptura con un comunicado lanzado por el Ejecutivo madrileño a pocos minutos del inicio del Consejo Interterritorial de Sanidad, un texto cuya publicación fue anunciada durante la comparecencia de Aguado posterior al Consejo de Gobierno.

Al final, los puentes levantados se vinieron abajo. Fue entonces cuando comenzaron las desautorizaciones públicas. “Lo que dijimos en esa reunión es que había que tener una reunión técnica para enriquecer esas medidas. Eso puede ser entendido como un principio de acuerdo, pero es entendido también con continuar con la negociación que el Gobierno había parado”, explicó en rueda de prensa el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, también se ha encargado de restar importancia a lo que salió del polémico encuentro con Sanidad. Este jueves, en la Asamblea de Madrid, se limitó a hablar de una reunión “en la que no hubo ni un solo papel”.

En el PP madrileño creen que Aguado se precipitó vendiendo en redes sociales un principio de acuerdo que todavía no estaba completamente cerrado. De hecho, desde las filas conservadoras también se lanza el mensaje de que este tipo de crisis ya se veían venir. “Había riesgo de que esto sucediese desde el momento en el que la portavocía no se sitúa en manos de una persona de la máxima confianza de la presidenta”, dicen.

Fuentes del Ejecutivo regional, por su parte, no niegan que en los últimos días haya habido “algo de confusión”. Sin embargo, consideran que se está magnificando esta “disparidad de criterios”. Y señalan a los socialistas como los principales interesados en colocar el mensaje de un Ejecutivo madrileño agrietado. Una lectura que también hacen otras fuentes de las filas conservadoras en la región. “El Gobierno está intentando malmeter en la relación que hay entre el PP y Ciudadanos. Está jugando a politizar esto”, insisten.

En contra de judicializar

Pero lo cierto es que la cuerda entre las dos almas en la Puerta del Sol sigue tensándose. Los mensajes de las últimas horas del Gobierno madrileño desautorizando a Aguado y quitando hierro al anuncio que hizo a bombo y platillo en las redes sociales no han hecho que el portavoz de Ciudadanos reconduzca su posición hacia la línea oficial mantenida por el Ejecutivo del que forma parte. El líder del partido en Madrid no se ha pronunciado este martes públicamente. Los únicos mensajes que ha lanzado han sido a través de las redes sociales. Esas mismas que le han jugado una mala pasada.

Aguado ya no tiene fijado en su perfil de Twitter el mensaje del principio de acuerdo. “La búsqueda de consensos no es una opción, es una obligación moral en estos momentos. La división cuesta vidas y empleos. No dejaré de defender que la unidad, los acuerdos y el respeto a la ley son el único camino para salir de esta crisis”, publicó mientras se celebraba el Pleno de la Asamblea de Madrid, donde la presidenta regional despejó todas las dudas que quedaban pendientes anunciando que su Ejecutivo no se declararía “en rebeldía” y cumpliría “las órdenes de forma estricta”.

El segundo mensaje sobre la crisis sanitaria apareció a la hora de comer. Y, en él, Aguado volvió a situarse de nuevo entre los dos bandos de la guerra abierta. “El Gobierno ha llegado tarde, pero al fin reconoce que es la única salida. Ahora toca colaborar más y pelearnos menos en ruedas de prensa o tribunales para salvar vidas”, escribió en su perfil de Twitter. Un mensaje que se sale del guion sobre los próximos pasos a dar en el que ha insistido la Puerta del Sol en las últimas horas.

“Iremos a los tribunales, como lo hicimos con el cambio de fase, para defender los intereses legítimos de los madrileños y que las medidas se ajusten a la normativa, a la realidad, que sean objetivas y justas”, sostuvo en su intervención en la Asamblea la presidenta madrileña al entender, como ya anunció ayer Ruiz Escudero, que la orden carece de validez jurídica al no haberse adoptado por consenso. A última hora de la tarde, el Gobierno anunció que el viernes interpondría recursos ante la Audiencia Nacional solicitando cautelares.

Las fuentes del Ejecutivo madrileño pulsadas no creen que sea relevante que se trasladen diferencias. En su opinión, la madre del cordero, más que en el hecho de que el Gobierno regional deje entrever sus costuras al enfrentarse a varias voces a una crisis sanitaria de esta envergadura, se encuentra en “la actitud” del Gobierno central “contra Madrid”. No obstante, no es la primera vez durante la pandemia en la que los dos socios de gobierno se enfrentan abiertamente. Sin embargo, fuentes del Ejecutivo madrileño pulsadas por este diario no ven peligrar, al menos por el momento, la coalición. “Es un capítulo más dentro de la convivencia entre socios de Gobierno”, apuntan. En este sentido, señalan que ni en el Consejo de Gobierno del miércoles ni en el Pleno de la Asamblea de este jueves se vio tensión alguna entre Ayuso y Aguado.

Sin embargo, hay un sector dentro del Ejecutivo regional que desconfía de Ciudadanos y teme que en algún momento pueda terminar planteándose formar parte de una moción de censura contra la presidenta madrileña. Es una posibilidad que lleva meses deslizándose en suelo madrileño pero que no ha terminado nunca por concretarse. En Ciudadanos, sin embargo, se descarta por completo esa posibilidad a día de hoy. Fuentes del partido naranja rechazan cualquier ruptura de la coalición de gobierno o que se encuentren cerca de una hipotética moción de censura. Y, sobre los últimos mensajes lanzados en sus redes sociales por parte de Aguado, simplemente explican que tratan de poner de relieve que “la salud y la economía” tienen que estar por delante de “intereses partidistas”.

De la crisis de Room Mate a la de las residencias

Desde el comienzo de la pandemia, los recelos entre naranjas y conservadores han sido constantes. De hecho, varias han sido las crisis internas que han salido al exterior desde el mes de mayo. La primera fue por la publicación por “error”, según se aclaró en su momento, de un contrato que supuestamente no se había formalizado con el empresario Kike Sarasola en plena polémica por el lujoso apartamento que este último había cedido a la presidenta madrileña cuando estaba haciendo cuarentena.

Directo | El viceconsejero de Políticas Sociales, Javier Luengo, sustituirá a Reyero al frente de la Consejería

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Aquella licitación fantasma partía de la Consejería de Políticas Sociales y Familia, capitaneada por Alberto Reyero, de Ciudadanos. El alto cargo del departamento al que se achacó el fallo fue apartado después de que la propia Ayuso anunciara en la Asamblea de Madrid una investigación interna para aclarar los hechos. Es decir, después de que deslizara que sus socios de gobierno podían estar detrás de las filtraciones que se estaban produciendo sobre su alojamiento en una suite de la cadena hotelera Room Mate a pocos metros de la céntrica Plaza de España, por la que estaba pagando un precio irrisorio en comparación con el del resto de hoteles de la zona.

Luego, fue el propio Reyero el que estuvo en el ojo del huracán. Pocos meses después de que la presidenta madrileña decidiera retirar al consejero naranja la gestión de las residencias, el titular de Políticas Sociales y Familia se mostró públicamente muy crítico con la gestión que el Ejecutivo regional había hecho de la crisis en estos centros. En concreto, puso en cuestión abiertamente los criterios, desvelados por infoLibre, que se habían consensuado en el seno del Gobierno madrileño para seleccionar qué ancianos podían ser derivados a los hospitales y cuáles no. “No es ético y posiblemente no sea legal”, sostuvo entonces.

Luego, empezaron las filtraciones de correos donde Reyero advertía a Escudero de las “graves consecuencias legales” de estas indicaciones y de una carta enviada por el consejero a Amnistía Internacional en la que denunciaba que no estaba recibiendo respaldo de la Consejería de Sanidad para salvar vidas en las residencias.

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