La noche electoral, nada más conocerse que el Partido Popular era el ganador de las elecciones europeas pero dejándose por el camino ocho escaños –de 24 a 16– y 2,6 millones de votos respecto a 2009, la secretaria general del PP y el candidato comparecieron brevemente ante la prensa. Además de insistir en la victoria, María Dolores de Cospedal hizo hincapié en la singularidad del caso español al asegurar que sólo aquí, y en Alemania, había ganado el partido de Gobierno (se olvidó de Italia). Esta será una de las bazas que defienda España con sus socios del PP Europeo a la hora de reclamar cuotas de poder en las instituciones europeas, la de que el Gobierno de Mariano Rajoy ha puesto en marcha un paquete de medidas que, además de "haber contribuido a la recuperación", es apoyado por los votantes en las urnas. El problema está, según coinciden las fuentes consultadas, en que España aporta ahora menos diputados al Grupo Popular en el Parlamento Europeo y lo negociado inicialmente por el líder del Ejecutivo podría verse alterado, además, por la nueva configuración de la Comisión y de la cámara.
Mariano Rajoy y el Partido Popular saben que se la juegan en el reparto de poder que resulte de las recién celebradas elecciones europeas. Primero en la oposición, y, ahora en el Gobierno, los conservadores han hecho bandera de la crítica a la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero en las instituciones europeas. También fue uno de los argumentos de la reciente campaña electoral, en la que Miguel Arias Cañete, número uno de la lista del PP, llegó a decir que el expresidente José María Aznar (PP) negoció el "máximo" poder de España en la UE y su sucesor socialista "lo entregó a cambio de un plato de lentejas". Pese a estas declaraciones, en dos años y medio de Gobierno, España tampoco ha ganado poder en la UE. Al revés. Además de quedarse fuera del Banco Central Europeo (BCE), Rajoy ha perdido todas las oportunidades que se le han presentado de situar a un español en un puesto relevante: relevos en el BCE, en el Comité Económico y Social, en el Defensor del Pueblo y en el Tribunal de Justicia.
En los meses previos al 25-M, Mariano Rajoy y su equipo se movieron en Bruselas para preparar el escenario postelectoral. La intención era, según sostenían desde el PP y desde el Gobierno, que España recuperase su infrarrepresentación en las instituciones comunitarias. ¿Y qué significaba eso? Los principales objetivos, a corto plazo, eran los de lograr una vicepresidencia en la Comisión Europea que fuese acompañada de una comisaría potente, como Comercio o Competencia, y la presidencia del Eurogrupo. Los nombres estaban más o menos pensados: la comisaría –hay una por cada país miembro– y la vicepresidencia estaban concebidas para el que iba a ser el cabeza de lista de los conservadores, Miguel Arias Cañete, y la presidencia del Eurogrupo para el ministro de Economía, Luis de Guindos.
Con posterioridad, justo el día de las elecciones, se conoció que en sus conversaciones Rajoy también reclamó una de las vicepresidencias del Parlamento Europeo y que su candidato era Ramón Luis Valcárcel. El expresidente de Murcia, que da ahora el salto a Bruselas, confirmó esta información adelantada por el diario El Mundo. Desde 2012, el barón que tradicionalmente ha aportado más votos al partido del Gobierno (en porcentaje), preside el Comité de las Regiones, un órgano de la UE que también renovará presidencia en el mes de julio.
Estos eran los planes sobre el papel. Pero la realidad es distinta. Y desde el pasado martes ya están en marcha las negociaciones para conseguir que España quede bien ubicada en el nuevo mapa de poder. Objetivamente, el principal problema con el que se encuentran los conservadores es el descenso de los votos y la campaña emprendida por el PSOE, a la que se sumaron los socialistas europeos, para denunciar las declaraciones machistas de Miguel Arias Cañete un día después del cara a cara mantenido con Elena Valenciano, su rival en el principal partido de la oposición.
Las fuentes más optimistas consideran que es "muy complicado" que el Ejecutivo logre todas sus pretensiones. Y que, de hecho, no todas han de cumplirse a la vez. "El tema de las comisarías se cerrará a mitad de julio, cuando se nombre al presidente de la Comisión. Y el del Eurogrupo puede esperar".
España es el quinto país de la UE que más escaños aporta al Grupo Parlamentario Popular Europeo tras Alemania (34), Polonia (23), Francia (20) e Italia (17).
Antecedentes
Dublín. 7 de marzo de 2014. Los miembros de la delegación española asistieron sorprendidos a la forma en la que Mariano Rajoy jugó sus cartas a la hora de desvelar el voto de su formación al candidato del PPE a presidir la Comisión. Fue ya en plena votación cuando los dirigentes conservadores recibieron un aviso de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, instándoles a apostar por el luxemburgués Jean-Claude Juncker frente al francés Michel Barnier.
La decisión adoptada por el PP fue fruto de largas horas de negociación con los líderes de las formaciones de la familia del PPE, sobre todo con la todopoderosa alemana Angela Merkel. Rajoy quiso jugar su baza viajando a Dublín con el escenario totalmente abierto.
De hecho, el partido llevaba días cuidando mucho sus declaraciones públicas sin decantarse por ninguno de los dos candidatos. Y dejando la puerta abierta a la posibilidad de que España presentase a su propio candidato: Íñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado para la Unión Europea. En privado, los dirigentes conservadores admitían que era una forma de presionar y volver de Irlanda con algunos acuerdos cerrados de cara a la configuración del mapa de poder de las instituciones europeas una vez celebradas las elecciones del 25-M.
Rajoy se decantó por el candidato apoyado por Angela Merkel. Sus demandas de una comisaría potente que se sume a una vicepresidencia de la Comisión y la presidencia del Eurogrupo estuvieron sobre la mesa, según coinciden las fuentes consultadas.
Ya a finales de enero, el ministro de Economía fue elegido coordinador del Eurogrupo para la zona euro del PPE. Su nombramiento fue acordado por la presidencia del PPE y el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble. Este episodio, subrayan en la formación que preside Mariano Rajoy, es una muestra del respaldo que concita la operación De Guindos.
¿Otra 'minicrisis' de Gobierno?
Precisamente, Guindos ha sido uno de los miembros del Gobierno más insistentes a la hora de denunciar la infrarrepresentación de España en los órganos de Gobierno de la UE. En enero de 2013 fue muy sonado el portazo de España en la votación al holandés Jeroen Dijsselbloem como presidente del Eurogrupo. España fue el único país de la Eurozona que no respaldó el nombramiento del ministro holandés de Finanzas para sustituir a Jean-Claude Juncker.
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"El planteamiento de España es simple: se considera que está infrarrepresentada en las instituciones comunitarias e, igual que ocurrió con el consejero del Banco Central Europeo (el luxemburgués Yves Mersch), lo que ha hecho España es no apoyar el nombramiento del presidente del Eurogrupo", sostuvo el ministro. Ahora él es uno de los candidatos. Desde que Guindos hizo estas declaraciones, España ha tenido la oportunidad de incrementar su peso en los relevos que se han producido en el Defensor del Pueblo y en el Comité Económico y Social. Pero no ha sido así. Estamos, cuentan las fuentes consultadas, en el momento más bajo de presencia en los órganos que toman decisiones en la UE desde la incorporación de España en 1986.
Uno de los momentos decisivos fue también la renovación en el Banco Central Europeo a finales de 2012, cuando Mariano Rajoy llevaba ya un año en La Moncloa. El presidente del Gobierno Rajoy apoyó a Antonio Sáinz de Vicuña para relevar a José Manuel González-Páramo, que finalizaba mandato tras ocho años en la cúpula, pero la Comisión apostó por Ives Mersch. Las fuentes conocedoras del proceso subrayan que el error del Gobierno fue rechazar la candidatura del exsecretario de Estado con Zapatero, José Manuel Campa. Este gozaba del visto bueno de Mario Draghi, presidente de la institución. Este episodio llevó a España a estar fuera de la cúpula del BCE por primera vez desde 1999. Hasta mayo de 2018 no habrá ninguna vacante, por lo que no será hasta esta fecha cuando pueda solucionarse este desequilibrio.
El actual jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, tiene mandato hasta verano de 2015, pero éste podría verse reducido si finalmente se crea el puesto de presidente a tiempo completo, cargo en el que el actual titular no está interesado. El nuevo puesto podría decidirse en junio, cuando se negocie el reparto de los altos cargos en las instituciones comunitarias tras las elecciones europeas. Tras la sustitución como ministro de Miguel Arias Cañete al ser elegido candidato a las europeas, la marcha de De Guindos abriría la segunda minicrisis de Gobierno de esta legislatura. "Yo estaré donde me diga el presidente del Gobierno", ha señalado el ministro sobre su posible candidatura al Eurogrupo.
La noche electoral, nada más conocerse que el Partido Popular era el ganador de las elecciones europeas pero dejándose por el camino ocho escaños –de 24 a 16– y 2,6 millones de votos respecto a 2009, la secretaria general del PP y el candidato comparecieron brevemente ante la prensa. Además de insistir en la victoria, María Dolores de Cospedal hizo hincapié en la singularidad del caso español al asegurar que sólo aquí, y en Alemania, había ganado el partido de Gobierno (se olvidó de Italia). Esta será una de las bazas que defienda España con sus socios del PP Europeo a la hora de reclamar cuotas de poder en las instituciones europeas, la de que el Gobierno de Mariano Rajoy ha puesto en marcha un paquete de medidas que, además de "haber contribuido a la recuperación", es apoyado por los votantes en las urnas. El problema está, según coinciden las fuentes consultadas, en que España aporta ahora menos diputados al Grupo Popular en el Parlamento Europeo y lo negociado inicialmente por el líder del Ejecutivo podría verse alterado, además, por la nueva configuración de la Comisión y de la cámara.