Aborto
El sacerdote de la iglesia de la protesta a favor del aborto: “Son ciudadanos e hijos de Dios, sus razones tenían”
El sacerdote que oficiaba la misa en la que, el 9 de febrero de 2014, interrumpieron en la iglesia de Sant Miquel de Palma una veintena de activistas con proclamas a favor del aborto libre y gratuito subrayó que las personas que irrumpieron en el templo "son ciudadanos, hijos de Dios", y "sus razones tenían" para actuar así.
Así lo puso de manifiesto durante su declaración como testigo en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Palma por estos hechos y por los que seis proabortistas se sientan en el banquillo bajo peticiones de pena de entre un año y medio de cárcel –por parte de la Fiscalía– y cuatro –por parte del Obispado de Mallorca, personado como acusación particular–.
El religioso recordó que, mientras se celebraba la eucaristía, vio que una serie de asistentes se iban levantando para contener a los activistas: "sé que gritaban algo pero mi preocupación era la pancarta que llevaban". Según señaló, hubo un "forcejeo lógico", sin violencia, y, "al ver que se iba a solucionar, volví al altar y continué la celebración con toda normalidad".
Al ser preguntado por la fiscal por qué entiende por "forcejeo", el sacerdote lo interpretó como el hecho de que "un grupo de personas entra en un sitio y otro grupo de personas intenta que salgan. Hubo un encontronazo, contacto físico, pero no agresividad por ninguna de las dos partes".
Por su parte, uno de los feligreses que se encontraban presentes en la iglesia apuntó que los manifestantes –"de veinte a treinta"–entraron "en tropel" en el templo "pegando gritos" y profiriendo "frases injuriosas". Algo que, aseguró, "nunca habíamos visto".
El testigo, feligrés desde hace 21 años y quien se definió como un "monaguillo moderno que ayuda al sacerdote", recordó que él se encontraba en el atril cuando accedieron los proabortistas al edificio, en el que había "unas 200 ó 300 personas". "La celebración quedó totalmente paralizada", manifestó.
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En esta línea, dijo que los activistas proclamaban expresiones "injuriosas contra la Iglesia" y, tras diez o quince minutos de "algarabía", "intentamos que se apaciguara todo". Después, apuntó, la misa "continuó como si nada".
Otra feligresa explicó que, en el momento en que los acusados se encontraban dentro, "sugerimos que salieran porque no era lugar para dar ese espectáculo", llegando incluso a subrayar que "menos mal que el capellán nos dijo palabras que nos tranquilizaron, que perdonásemos a esta gente porque se habían equivocado".
Por su parte, uno de los asistentes que se encontraban ese día escuchando la eucaristía, recordó el "gran alboroto" que se produjo, si bien aseguró no recordar qué gritaban los activistas puesto que, "por más que quiera, el catalán no lo entiendo bien y no sé lo que decían. Algo de rosarios". Otra empleada de la parroquia señaló, por su parte, que es un día que "no se me va a olvidar en la vida".