“Muy en serio”. Moncloa se toma así la moción de censura presentada por Vox, con Ramón Tamames como candidato. Pedro Sánchez y su entorno no lo ven como un mero show o un teatrillo. Y el Gobierno quiere aprovechar esta oportunidad para contrastar modelos y también para poner en evidencia que la ultraderecha y el PP pactarán si les dan los números tras las elecciones de finales de año.
Vox registró este lunes su moción de censura, que tendrá como aspirante a la Presidencia del Gobierno al economista y exdirigente comunista Ramón Tamames, de 89 años. Y se ha abierto una brecha entre los partidos sobre cómo afrontar el debate, pues la votación está escrita. No saldrá adelante, ya que sólo tienen intención de apoyarla los 52 miembros de la ultraderecha en la Carrera de San Jerónimo, mientras que el PP se abstendrá.
Pero no todos los partidos tienen la intención de subirse a la tribuna con la misma fuerza. El PP está intentando rebajar la importancia de esta cita parlamentaria, entendiendo que se trata sólo de un show, como lo ha definido el propio Alberto Núñez Feijóo. En Génova 13 analizan que la moción sólo dará alas al Gobierno de coalición, pues servirá para unir al bloque de investidura en un momento en el que está tensionado por la ley del ‘sólo sí es sí’. Se materializará, además, en una fotografía de fortaleza parlamentaria del actual presidente del Gobierno.
En Podemos tampoco quieren subir el tono con esta moción y la desdeñan. Su intención, junto con otros grupos de investidura, pasaría por un perfil bajo ante el “esperpento” y por no perder tiempo con esta iniciativa. Los socios externos del Gobierno en el Congreso están ahora estudiando la forma de enfrentarse, con la propuesta sobre la mesa que ha hecho ERC de pactar un párrafo, decirlo, marcharse y luego volver a votar. Según fuentes de Esquerra, se trata de “no participar del circo que ha montado Vox contra el PP, no contra el PSOE”.
"Esto no puede parecer un teatrillo, respeto al Parlamento"
Pero, en cambio, en Moncloa y en Ferraz no se toman la moción como algo menor. “Esto no puede parecer que es un teatrillo ante los ciudadanos”, explica un miembro del Gobierno. La idea que manejan los socialistas es que esta ocasión debe servir para confrontar modelos y para poner en evidencia que ellos defienden a la mayoría frente a los privilegios que sustentan los populares y la ultraderecha. Retratar a las derechas en su conjunto.
No será una cosa que sólo afecte a Vox, sino que la dirección socialista y La Moncloa ponen mucho el foco en que esta moción evidencia la puerta abierta de Feijóo a gobernar con la ultraderecha. “Esa abstención anunciada es inaudita, no pasaría en Europa”, comentan fuentes del Ejecutivo. Y diferencian esa postura respecto a la abstención del PSOE en la moción de Podemos contra Mariano Rajoy: “No era un Gobierno de la ultraderecha”.
En este sentido, señalan irónicamente que servirá para retratar la “moderación” de Núñez Feijóo. Incluso en el PSOE indican que el expresidente de la Xunta ha llegado mucho más lejos que Pablo Casado, al que se acusaba de estar muy cerca de Santiago Abascal. De hecho, el anterior líder popular votó en contra en la otra moción de censura de la ultraderecha contra Pedro Sánchez, lanzando aquella frase de: “Hasta aquí hemos llegado”. El presidente actual del PP no acudirá al Hemiciclo durante la moción. Para el PSOE, el gallego “tira la piedra y esconde la mano”.
El PSOE cree que Feijóo no quiere incomodar a Vox
La abstención de los populares también es leída en La Moncloa como un intento de Núñez Feijóo de no incomodar y no enfadar a la ultraderecha a pocos meses de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, donde la puerta está más que abierta para sumar los votos donde sea necesario. En el aire hay centenares de consistorios que pueden decantarse de un lado o de otro por los concejales de la ultraderecha o de Podemos.
Otra de las ideas que tienen los socialistas es que debe quedar claro que el PP se abstiene en una moción de censura de Vox, mientras que ha votado no medidas como la gratuidad del transporte, la reforma laboral o los impuestos a grandes fortunas, entidades financieras y compañías energéticas. El jefe del Ejecutivo hará mucha pedagogía de las medidas que se han tomado durante estos años.
Lo que todavía no hay es una fecha sobre cuándo será la moción. Esto compete ahora a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. La media de las mociones presentadas es que el debate se produce entre veinte días o un mes después de su registro, lo que podría llevar el debate a finales de marzo, apenas dos meses antes de las elecciones del 28M. Desde La Moncloa y el PSOE no emiten señales sobre cuándo prefieren el trámite.
Según el reglamento del Congreso, el debate se iniciará con la intervención, sin límite de tiempo, de uno de los diputados que firmaron la moción. Será, en este caso, Santiago Abascal. A continuación podrá intervenir Ramón Tamames, que tampoco tiene límite de tiempo. Luego lo hacen los representantes del resto de grupos, con turnos de hasta 30 minutos, con posibilidad de réplica. Por ejemplo, la que ganó Pedro Sánchez en 2018 contra Mariano Rajoy duró dos días (31 de mayo y 1 de junio).
Mirando más a Feijóo que a Tamames
En La Moncloa subrayan que hay que mostrar “máximo respeto” al Parlamento y que se trata de un instrumento constitucional. No se puede ver, insisten fuentes gubernamentales, como una “pantomima”. También advierten de que habrá que ver cómo afronta la ultraderecha el debate, recordando que debe ser algo “constructivo” enseñando el modelo de país.
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En el Gobierno expresan su “respeto” por Tamames y no planean lanzarse contra su figura durante la moción, no se piensa en ridiculizarlo. Otra fuentes de La Moncloa comenta que hay que mirar, sobre todo, el papel del Partido Popular, ya que hasta Alberto Núñez Feijóo comió con Tamames. “Es parte”, señala. “Feijóo y los populares son protagonistas también”, añade.
El Ejecutivo considera que los debates en el Parlamento le van bien al presidente del Gobierno, dándole la oportunidad de contrastar ideas y sostienen que Sánchez se crece en estos cara a cara contra sus rivales. Están muy satisfechos con la estrategia desplegada de buscar los duelos con Alberto Núñez Feijóo en el Senado, ya que creen que el líder de los populares queda en evidencia, como pasó la semana pasadas cuando criticó la ley trans y habló de la “gente de bien”. Por ello, también entienden que el conservador se esconde durante la moción de censura.
A la espera de fecha, la moción de censura se va a convertir en uno de los platos fuertes en las Cortes durante esta larga precampaña, en la que también se verá la reforma del sólo sí es sí. Su toma en consideración será el próximo martes, y no se descarta que Podemos incluso vote que no a la tramitación. No obstante, los socialistas seguirán hacia adelante y no contemplan que esto pueda llevar a una ruptura de la coalición. Sí puede haber un acuerdo pronto, en cambio, en la ley de vivienda, estancada en el Congreso, pero las partes están acercando posturas durante los últimos días.
“Muy en serio”. Moncloa se toma así la moción de censura presentada por Vox, con Ramón Tamames como candidato. Pedro Sánchez y su entorno no lo ven como un mero show o un teatrillo. Y el Gobierno quiere aprovechar esta oportunidad para contrastar modelos y también para poner en evidencia que la ultraderecha y el PP pactarán si les dan los números tras las elecciones de finales de año.