Veinticuatro horas después de comparecer ante el juez Juan Carlos Peinado como testigo Pedro Sánchez habló de ese cara a cara. Y desde el mismo Palacio de La Moncloa durante la habitual comparecencia de fin de curso. El mensaje fue claro: la querella que ha interpuesto la Abogacía del Estado es para defender a la institución de la Presidencia del Gobierno por verse "atropellados" los derechos fijados "nada más y nada menos" que en 1886.
Sánchez puso fin a un estresante curso político y parlamentario en una intervención ante la prensa en el Palacio de La Moncloa donde se centró especialmente en el mensaje económico de que la economía va como un "tiro" y de que el Gobierno va a aguantar tres años más de la legislatura.
Pero las miradas y las preguntas estaban especialmente enfocadas en dos temas de actualidad: su declaración ante el juez Peinado como testigo y el preacuerdo alcanzado entre el PSC y Esquerra Republicana para hacer presidente en Cataluña a Salvador Illa con la principal contrapartida de la creación de una especie de concierto económico en esa comunidad.
"Un montaje"
Sánchez no quiso la tarde anterior hacer ningún comentario sobre su citación como testigo durante la rueda de prensa tras ver al rey en audiencia en Palma de Mallorca. Pero este miércoles por la mañana sí se detuvo en la cuestión: lo del martes en Moncloa fue un "montaje", según él. Para el jefe del Ejecutivo, fue "patético y bochornoso" cómo actuaron las "asociaciones de ultraderecha" peleándose por entrar a su testifical.
El presidente en todo momento remarcó que la querella interpuesta por la Abogacía del Estado contra el juez Peinado busca defender la "dignidad y la separación de poderes". Todo es un "no caso", añadió el jefe del Ejecutivo ante los periodistas, a los que contestó que hay un "gobierno que gobierna y una oposición que fabula"
"El tiempo pondrá las cosas en su sitio", resaltó en la zona noble de La Moncloa, a la vez que criticó a la oposición: "En vez de hablar de crecimiento económico, hablan de de un no caso; en lugar de hablar de avances sociales, identifican la migración con la delincuencia; en lugar de aportar y arrimar el hombro para resolver la crisis institucional derivada del conflicto en Cataluña, a todo lo llaman golpe de Estado".
"Un paso incuestionable en la federalización"
El fin del curso político deja también un tema que va a zarandera la política española: el preacuerdo entre el PSC y ERC. A pesar de las dudas dentro de su propio partido, el presidente mandó un mensaje de apoyo "con pasión" al pacto en Cataluña que previsiblemente hará president a Salvador Illa. En todo momento, mostró su respeto a Esquerra, cuyas bases tendrán que pronunciarse sobre el acuerdo el próximo viernes.
Sánchez puso en valor el acuerdo de la Ejecutiva de su partido apoyando el texto a pesar del ruido interno entre los barones. Aunque no quiso entrar en los detalles del texto, sí reconoció que consagra la negociación bilateral, que se trata de una financiación singular y que es un "paso en la federalización" del Estado autonómico "incuestionable".
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El mensaje fue para propios y ajenos. Al PP le señaló que no va a aceptar ninguna lección sobre igualdad de aquellos que quitan los impuestos a los ricos, a la vez que rebatió al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, sobre quien dijo que la noticia hubiera sido que le mostrara su apoyo.
"Magnífico acuerdo", reiteró el presidente del Gobierno, que añadió que todos los socialistas quieren ver a Illa al frente del Palau. "Yo estoy muy contento y muy feliz y reclamo, por supuesto, el respeto y reconocimiento a un partido como ERC, que gracias a la negociación y al acuerdo ha logrado importantes avances para reforzar el autogobierno", añadió en la rueda de prensa.
De esta manera, Sánchez cierra el curso político con una intervención en la que quiso dar mucha importancia a los datos económicos, que suelen quedar relegados en los periódicos por otros temas políticas. El presidente presumió de un acuerdo con los agentes sociales para flexibilizar las pensiones a las personas y cifras como los 21,6 millones de empleados. Este tampoco será un "verano azul", ironizó Sánchez, que defendió que aguantará toda la legislatura. "Felices vacaciones", lanzó a los periodistas exhaustos tras jornadas de vértigo en la política española.
Veinticuatro horas después de comparecer ante el juez Juan Carlos Peinado como testigo Pedro Sánchez habló de ese cara a cara. Y desde el mismo Palacio de La Moncloa durante la habitual comparecencia de fin de curso. El mensaje fue claro: la querella que ha interpuesto la Abogacía del Estado es para defender a la institución de la Presidencia del Gobierno por verse "atropellados" los derechos fijados "nada más y nada menos" que en 1886.