DUELO PARLAMENTARIO
Sánchez define la estrategia de la precampaña: contraste absoluto con el PP y espolear la movilización
El 2023 marcará el rumbo de la política española para el siguiente ciclo. Un curso espídico en las urnas, con municipales, autonómicas y generales. Y buena parte de las cartas se pusieron encima de la mesa este martes durante el primer gran Pleno del año en el Congreso de los Diputados, con el principal duelo entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la portavoz del PP, Cuca Gamarra.
El menú del martes incluyó la aprobación de dos reales decretos y la comparecencia del jefe del Ejecutivo, a petición propia, para explicar el Consejo Europeo. Pero supuso una puesta en escena política de la espiral de cara a las urnas, dejando pistas evidentes de cómo pretende la izquierda conservar La Moncloa y cómo busca arrebatársela la derecha.
Con una primera tónica: el Gobierno logró sacar adelante el decreto de medidas anticrisis con mayoría absoluta, sin sufrir en negociaciones hasta el final y demostrando en la fase final de la legislatura que el Ejecutivo es uno de los más estables en los últimos años. El fantasma Frankenstein queda enterrado a base de votaciones. En esta ocasión, el PP, Vox y ERC se abstuvieron con el paquete que incluye medidas como la eliminación del IVA en productos alimenticios de primera necesidad y un cheque de 200 euros para las familias vulnerables.
Objetivo: que cale el contraste total con los populares
Y esta larga sesión también deja constancia de la estrategia que va a implementar el presidente del Gobierno. Contrastar, contrastar, contrastar dos modelos. Esa palabra la repiten los suyos sobre el rumbo iniciado. Por un lado, quiere defender, con ahínco, que su gestión está orientada hacia la mayoría social y no beneficia a las élites (es de “sentido común” el impuesto a la banca, argumentó). Y que esto es efectivo con datos como los más de 20 millones de empleos o el crecimiento por encima del 5% del PIB durante 2022.
En el otro lado está, dibujó Sánchez, el modelo que representan el PP y Vox, con varias patas. Una es el retroceso a otras épocas por el intento de retocar derechos, al estilo de las fuerzas ultras en Brasil y Estados Unidos. Con un mensaje muy claro contra los conservadores: “Les tiemblan las piernas” ante Vox. Pero, además, lideran un sistema, en el retrato de Sánchez, que no es acorde a los tiempos pues copian las “recetas neoliberales fracasadas”. Es decir, aquellos recortes y el austericidio que dominaron la Europa de hace diez años, bajo el ascendente de Angela Merkel. En cambio, ahora se presenta el presidente como uno de los impulsores en Bruselas de esa salida social.
Precisamente será una campaña nacional pero con muchos componentes internacionales y es que Sánchez centró buena parte de su relato en lo conseguido por España en la UE: “Exportamos ideas”. Por ello, presenta como una de sus principales banderas la excepción ibérica, frente a los que la tildaron de “timo ibérico”.
Un suelo electoral sólido: ahora toca movilizar
Sánchez piensa dar todas las batallas y no esconderse durante estos meses previos a las urnas. Y es que este Pleno supuso el primer asalto de esta batalla parlamentaria, que tendrá como plato fuerte el cara a cara con Alberto Núñez Feijóo en el Senado. En el Gobierno están convencidos de que esta estrategia de contraste de modelos (un paso más avanzado que el de desgastar al líder del PP) cala entre la gente.
Para La Moncloa, el suelo electoral del PSOE es “muy sólido”, sobre el 26%. Y creen que a partir de ahí ya solo toca crecer. Señalan en el entorno del presidente que ahora toca “movilizar” a los progresistas, y entienden que este rumbo de contraponer las dos vías es efectivo para ello. Con ese tono empleado la semana pasada en Davos, que le ha valido muchos aplausos de los suyos y ha tenido un tirón viral entre los progresistas. Muy político, aunque sin ningún gran anuncio este martes.
Como evidenció Sánchez con su discurso: la economía es el principal caballo para ganar este alocado esprint final. Al presidente se le vio cómodo y orgulloso de los datos, cifras, previsiones e impuestos. Será uno de sus fuertes, vendiendo el “liderazgo” en transición energética, inversión extranjera y turismo, entre otros aspectos.
El PP, que siempre se arrogó ser un gran gestor, imprime una estrategia mucho más ideológica y dura contra el sanchismo. Esto lo reflejó Gamarra durante su intervención en la tribuna de oradores: buscando desgastar al presidente con la aplicación de la ley del sólo sí es sí. “Su feminismo es mentira”, le lanzó. Asimismo, intentó evitar que su imagen sea cercana a Vox con acusaciones a Pedro Sánchez de votar junto a Le Pen en el Parlamento Europeo.
Choque total con Gamarra y Abascal
Tras más de cuatro horas de debate, el punto álgido que radiografió estos próximos meses electorales fue la réplica entre Gamarra y Sánchez. El jefe del Ejecutivo quiso desmontar el catastrofismo de los populares y le afeó sus previsiones apocalípticas, con esta ironía hacia la portavoz del PP: “Usted también pronosticó que Pablo Casado sería presidente del Gobierno”. “Ustedes gastaban más en enviar la carta de la pensión que en subirla”, le afeó también en su respuesta en el plano económico, para comentar: “A ustedes les duele que la dignidad laboral también llena la hucha de las pensiones”.
Sánchez entró de lleno para contrarrestar esa imagen del PP y de Vox. Ahí sacó contra Gamarra las proclamas de la manifestación del pasado sábado en la plaza de Cibeles: “¿De verdad piensa que España va camino de una dictadura? ¿De verdad? Hacia un régimen colectivista de estilo bolivariano. ¿Seriamente lo piensan? No se ría porque es muy grave”. Para Santiago Abascal también tuvo duras palabras: “Estamos aun esperando su moción de censura”. “Espabile que se le echa el tiempo encima”, agregó, dándoles en este sentido: “No parece que la España que madrugue se reconozca mucho en ustedes”.
El dirigente socialista puso el foco también en la coalición del PP y Vox en Castilla y León. Advirtió a Gamarra de que son los mismos socios que han intentado los asaltos en Brasil y Estados Unidos. Con otro mensaje directo a Santiago Abascal: “No vuelva o intente atacar el derecho de interrumpir el embarazo y ningún otro de las mujeres. No lo vamos a consentir ni a tolerar”. Y aseguró que sería una “vergüenza y un bochorno” para España si hubiera un presidente que defienda a la ultraderecha, por ejemplo, en una cumbre con Enmanuel Macron.
Si el duelo por la derecha fue en ese sentido, en la izquierda hubo toques al presidente salpicados ya de ese aire del 28M. El socio de Unidas Podemos quiso marcar perfil propio, a través de Pablo Echenique. Por eso, incidió en sus críticas al dueño de Mercadona, Juan Roig. También se dirigió a Sánchez para presionar para un acuerdo pronto de la ley de vivienda (que arrancó este martes su trámite de ponencia) y con el tope de los alimentos. Todo para frenar al “capitalismo despiadado”.
Esquerra Republicana jugó también a pinchar a Sánchez por el flanco izquierdo, diciendo Gabriel Rufián que el presidente fue un “Che con corbata en Davos”, pero luego no toma medidas “valientes”. Le trasladó en el Pleno al jefe del Ejecutivo: "Presidente, no le echará de Moncloa un exceso de valentía en lo nacional, indultar a unos presos políticos, reformar delitos anacrónicos del Código Penal o manifestaciones ultras; le puede llegar a echar un exceso de prudencia en lo social".