Los muros de color ocre del Palacio Real de Rabat con casi infranqueables. Pocas personas tienen acceso al lugar donde se mueve el poder de Marruecos. A las afueras de la ciudad, entre jardines con palmeras y sinuosas piscinas. Mármol, celosías y caftanes blancos que se mueven al ritmo de los empleados. Desde allí Mohamed VI rige los destinos del país vecino. España ha vivido todo tipo etapas diplomáticas entre las dos orillas. Y el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo ha vivido en primera persona durante sus casi seis años ya al frente de La Moncloa.
Este miércoles el monarca y el presidente español se vieron cara a cara en las estancias del palacio en Rabat. Casi una hora duró el encuentro después de que el año pasado se aguase la cita con motivo de la Reunión de Alto Nivel (RAN). Mohamed VI se quedó entonces en su residencia de Gabón a pesar de que el Gobierno español esperaba el encuentro. Esta vez no se anunció oficialmente por parte de la delegación española la cita hasta poco antes de que aterrizase el vuelo en el aeropuerto en el que viajaron un grupo de periodistas junto a Sánchez y su equipo.
De la crisis a la mejor relación en décadas
Una viaje oficial exprés de unas siete horas, en las que España y Marruecos han afianzado su "relación estratégica" y han comprobado que la conexión diplomática es la mejor en décadas. Una situación que no tiene nada que ver con la dura crisis que se vivió en 2021 entre los dos países, que se escenificó con el drama migratorio y las imágenes de centenares de personas saltando las vallas españolas.
El paso de Sánchez no se salda con un acuerdo concreto o un nuevo documento, pero sirve para mostrar la total convicción de seguir cumpliendo con la hoja de ruta marcada entre los dos países, que incluye el giro que dio España en materia del Sáhara Occidental acercándose a las posturas defendidas por Rabat.
En las conversaciones que mantuvo Sánchez con el rey y con el jefe del Gobierno, Aziz Ajanuch, se trataron muchas cuestiones, desde la migración hasta los lazos culturales, pero especialmente el mensaje que lanzó la delegación de Marruecos es el interés por el futuro mundial de fútbol masculino que celebrarán los dos países junto a Portugal en 2030. Además, se trasladó al Gobierno español el deseo de que haya una presencia más organizada y estructurada de grandes empresas del Ibex 35 en Marruecos, según reconoció en una conversación informal Sánchez con los periodistas a la vuelta.
Sánchez regresa, no obstante, sin una fecha por parte de Marruecos para la apertura de las aduanas en Ceuta y Melilla, donde la parte española ya tiene todo listo. Las autoridades de Marruecos volvieron a mostrar su interés en completar su parte, ya que le quedan todavía algunos aspectos por solucionar como el fitosanitario. El presidente del Gobierno espera que la reapertura sea pronto.
Según explicó Sánchez en la rueda de prensa tras ver a Mohamed VI, la relación entre Gobierno es "la mejor en décadas". Con mucho interés también en el impulso de las infraestructuras. Y además abordaron temas de migración y de lucha contra el tráfico de personas, un asunto vital en la relación entre los dos países. El presidente quiso en todas sus intervenciones ante la prensa remarcar los resultados "excelentes" en esta colaboración, a la vez que indicó que no tiene ningún reproche a Rabat sobre la lucha contra el narcotráfico en un momento en el que España ha impactado el asesinato de dos guardias civiles en Barbate (Cádiz) en una operación de estas características.
"Avanzar sin pausa" hacia los Estados de Israel y Palestina
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La geopolítica mundial estuvo muy presente en las conversaciones que tuvo Sánchez con el rey y el jefe del Gobierno. Una de las cuestiones sobre las que más se habló fue sobre la situación en Gaza. Los dos coincidieron, según trasladó el presidente español, en que debe haber un alto el fuego inmediato en la Franja y que se debe evitar una nueva situación devastadora en la zona de Rafah. Además, el jefe del Ejecutivo español hizo hincapié en que se debe "avanzar sin pausa" para implementar la solución de los dos Estados. En Marruecos se valora muy positivamente la postura que ha adoptado Madrid respecto a la guerra en Israel y Palestina.
El viaje de Sánchez supone un paso más en esa hoja de ruta trazada en la que España quiere la mejor relación posible con Marruecos y evita cualquier sobresalto diplomático, con una estrategia muy marcada por el actual ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación y UE, José Manuel Albares, que estuvo en todo momento junto a Sánchez en el viaje a Rabat.
La relación de Sánchez con Marruecos también promete nuevas polémicas políticas en España, donde la oposición y la izquierda del PSOE siempre la han utilizado contra el propio presidente. Pero Sánchez, como confesó a los periodistas en el avión, está convencido de que aguantará toda la legislatura: "Las elecciones son en 2027. Tengo todo el tiempo posible". Con un deseo que dijo en Rabat: "Que la final del Mundial sea entre España y Marruecos".
Los muros de color ocre del Palacio Real de Rabat con casi infranqueables. Pocas personas tienen acceso al lugar donde se mueve el poder de Marruecos. A las afueras de la ciudad, entre jardines con palmeras y sinuosas piscinas. Mármol, celosías y caftanes blancos que se mueven al ritmo de los empleados. Desde allí Mohamed VI rige los destinos del país vecino. España ha vivido todo tipo etapas diplomáticas entre las dos orillas. Y el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo ha vivido en primera persona durante sus casi seis años ya al frente de La Moncloa.