Sánchez intenta neutralizar un debate sobre la monarquía impulsado por Podemos desde el Gobierno

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A un atípico 3 de agosto, dominado por el anuncio del rey emérito de que abandona España, siguió un 4 de agosto, martes, en el que el plato fuerte político del día se lo había reservado el presidente del Gobierno para comparecer ante los informadores y hacer balance del curso político. Tras cuatro horas de reunión de Consejo de Ministros, Pedro Sánchez hizo acto de presencia en la sala de prensa del complejo de la Moncloa. Se puso delante del atril. Y durante más de media hora leyó una intervención en la que repasó lo ejecutado, lo pendiente, las prioridades para el próximo curso y su convencimiento de que será una legislatura "larga y fructífera" puesto que el compromiso del Gobierno de coalición sigue vigente. No era la primera vez que Pedro Sánchez destacaba que en sus planes está el de agotar la legislatura. Tampoco la primera vez que se refería a los compromisos del Gobierno de coalición. Pero este martes sus palabras cobraban especial relevancia si se tiene en cuenta que sólo 24 horas antes habían quedado muy al descubierto las estrategias contradictorias de PSOE y Unidas Podemos a la hora de abordar la marcha anunciada de Juan Carlos I. Porque mientras desde el entorno del presidente se mostraba el "respeto" a la decisión del emérito, el propio vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, lo consideraba un "fraude a la justicia", unas declaraciones en las que se ratificaría horas después del Consejo de Ministros en una entrevista en Telecinco.

Sánchez no quiso entrar a valorar en su intervención inicial la decisión de Juan Carlos I. No hizo una sola mención al tema. Pero después aprovecharía las preguntas de los periodistas –el grueso de ellas versaron sobre el anuncio y sus implicaciones– para intentar zanjar el debate sobre el futuro de la monarquía agitado por Unidas Podemos desde que se hizo público el comunicado. Sin hacer distinciones entre los dos partidos que conviven en el Consejo de Ministros, el jefe del Ejecutivo destacó que su Gobierno considera "plenamente vigente el pacto constitucional". Es decir, la monarquía parlamentaria. "Aquí no se juzga a instituciones, se juzga a personas", destacó.

"España necesita de estabilidad y de instituciones robustas, y éstas tienen que abonarse con ejemplaridad, transparencia y regeneración. La línea marcada por la casa real considero que es la adecuada", diría. Él entiende, destacó, que los periodistas comenten quién dice una cosa y quién dice otra, pero se confesó "francamente satisfecho" de la marcha del Gobierno de coalición. Y negó que estas últimas discrepancias hayan supuesto una erosión de la relación con sus socios.

Sánchez intentaba zanjar así un debate al que miembros del Gobierno con carné de Unidas Podemos no habían rehuido. A primera hora de la mañana, después de los tuits del vicepresidente y de un comunicado de Unidas Podemos en el que se consideraba a la monarquía una "carga" sin "valores éticos", la ministra de Igualdad protagonizaba una entrevista en la cadena Ser. Insistía, como Iglesias, en que el paso dado por Juan Carlos I dejaba a la jefatura del Estado en una situación "comprometida" y aprovechaba para desvincular a la formación morada de cualquier tipo de pacto o negociación con Felipe VI relacionado con la salida de España del emérito. "Desde luego no es una decisión que se haya tomado en el Gobierno. Respeto las decisiones del PSOE pero no es una decisión que haya tomado el Gobierno de coalición", sostuvo.

"Confidencialidad" y "discreción"

Preguntado sobre el motivo por el que sus socios en el Gobierno no estaban al tanto de los pasos que iba a dar el padre del rey, Sánchez se escudó en que la relación que mantiene con el monarca se basa en la "confidencialidad" y la "discreción". También dijo no tener información sobre su paradero cuando los medios de comunicación le ubican en Portugal o en República Dominicana.

Pablo Iglesias fue cuestionado por este asunto en la entrevista concedida a Informativos Telecinco. Y no quiso ir más allá de señalar que se mantiene "discreto" respecto a lo que haya podido hablar con el presidente. Más se extendió a la hora de valorar la actuación del emérito: "No es aceptable que no esté en su país, para dar la cara en su país ante su pueblo". 

El vicepresidente no quiso calificar la intervención de Sánchez. Dijo que respetaba sus palabras. Pero si lo hicieron desde el partido. Fue el presidente del grupo en el Congreso, Jaume Asens (En Comú), quien la calificó de "decepcionante".

"Demuestra muy poco sentido crítico ante la huida indigna de quien fue Jefe del Estado", escribió Asens en su perfil de twitter. "La ciudadanía merece que las fuerzas de izquierda estemos a la altura", dijo en clara alusión al Partido Socialista.

Un debate para el que no salen las cuentas

Esto entronca con el comunicado emitido a última hora del lunes por Unidas Podemos en el que el partido morado consideraba que no se podía "seguir impidiendo" el "debate social" sobre el modelo de Estado. "Pensamos que se abre paso la idea de una república solidaria y plurinacional donde se garanticen todos los derechos sociales, civiles y políticos para todas las personas", podía leerse. Se trata, no obstante, de un debate imposible de articular en la Cámara Baja, donde los socialistas han llegado a unirse con la derecha para rechazar una comisión de investigación sobre el emérito. Iglesias llegó a admitir que la correlación de fuerzas para una reforma constitucional no se dan a día de hoy: "No soy ingenuo". No obstante, se mostró convencido de que "tarde o temprano" los jóvenes de nuestro país "impulsarán una República" en España. Un debete que consideró "legítimo".

"Pensamos distinto, claro que sí. Y esto es normalidad democrática", quiso destacar Iglesias sobre los roces con la parte socialista del Gobierno, que sí coincidió con Sánchez en que la coalición "tiene muchos años por delante".

El pasado 22 de julio, en la sesión de control al Gobierno, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, defendía que la Jefatura del Estado "no está en cuestión", Respondía del diputado de EH Bildu JonIñarritu, que había preguntado "qué más tiene que ocurrir" para que el Ejecutivo apoyase la convocatoria de un referéndum para elegir entre Monarquía o República referéndum . "Lo que tiene que ocurrir es que tanto usted como yo respetemos el marco constitucional y lo respetemos en la Jefatura del Estado, nada más", replicó la 'número dos' del Gobierno. Añadió Calvo que para la convocatoria de ese referéndum tendría que darse el caso de que los partidos políticos lo llevaran en sus programas electorales y dejó claro que no hay nada parecido en los planes del Gobierno. "No está previsto ningún referéndum que nos haga desembocar en una reforma de la Constitución de esa envergadura", dijo.

El principal partido de la oposición lleva años oponiéndose a cualquier reforma de la Carta Magna precisamente por el temor que desde Unidas Podemos se aprovechase para solicitar un referéndum que acabase abarcando al modelo de Estado. El punto 3 del artículo 167 de la Constitución refleja que "aprobada la reforma [constitucional] por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación cuando así lo soliciten, dentro de los quince días siguientes a su aprobación, una décima parte de los miembros de cualquiera de las Cámaras". Es decir, 35 diputados.

A vueltas con Ciudadanos y los Presupuestos

Pero Sánchez y sus socios de Unidas Podemos no se van de vacaciones sólo habiendo dejado al descubierto sus diferencias en lo que tiene que ver con el futuro de la monarquía. Porque pocas horas antes de que la Casa del Rey emitiera el comunicado, desde la parte morada del Gobierno no se había ocultado malestar y enfado por la reunión que mantuvo una delegación del Ejecutivo liderada por Carmen Calvo con dirigentes de Ciudadanos, encabezados por Edmundo Bal, su portavoz adjunto.

"Cs gobierna gracias a Vox, por eso no es creíble que vayan a apoyar las políticas centrales del Gobierno de coalición. Quien mira hacia la derecha no es el Gobierno, sino una parte de él. Cumplir el acuerdo de Gobierno implica cuidar la mayoría parlamentaria que lo hizo posible", valoraba Irene Montero en Twitter. Unas palabras que chocaban con unas declaraciones de Carmen Calvo en las que defendía que allá donde hay un miembro del Gobierno, todo el Gobierno está representado.

El jefe del Ejecutivo también intentó zanjar este asunto. Dejó claro que la hoja de ruta del proyecto presupuestario que espera se convierta en ley "en el próximo semestre" será el acuerdo de gobierno que selló con sus socios de coalición. Pero, al mismo tiempo, recordó que PSOE y Unidas Podemos sólo suman 155 escaños y que, por tanto, les faltan 21 votos para llegar a la mayoría absoluta de 176 que requerirán para aprobar las cuentas. 

En este contexto, Sánchez mostró su disposición a hablar con todos los partidos, al los que pidió "arrimar el hombro".

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Tanto el PP como Ciudadanos coincidieron este martes en exigir a Sánchez que defendiese a Felipe VI de lo que consideran "ataques" del partido morado.

El jefe del principal partido de la oposición, Pablo Casado acusó al presidente de caer en la autocomplacencia en vez de defender al Rey Felipe VI de los "ataques intolerables" del vicepresidente Pablo Iglesias, y le recordó que su "responsabilidad" es estar con la Constitución frente a las "amenazas de sus socios". En el cuartel general de los conservadores aseguran que Sánchez no informó a Casado previamente de la decisión de Juan Carlos I, lo que consideran una "deslealtad".

Mientras, el portavoz adjunto de Ciudadanos, Edmundo Bal, consideró "inadmisible" que miembros del Gobierno de Unidas Podemos como Pablo Iglesias e Irene Montero "aprovechen" la situación del rey emérito para "tratar de confundir" las acciones de una persona concreta con las de la institución monárquica. En distintas entrevistas radiofónicas recogidas por Europa Press, el dirigente del partido naranja se ha refirió así a las declaraciones de Iglesias y Montero sobre la decisión de Juan Carlos I. Bal consideró que estas palabras las puede verter "cualquier ciudadano" dentro de su libertad de expresión, pero que es "inadmisible" que las hayan hecho miembros del Gobierno "que han prometido acatar la Constitución con el rey Felipe VI delante".

A un atípico 3 de agosto, dominado por el anuncio del rey emérito de que abandona España, siguió un 4 de agosto, martes, en el que el plato fuerte político del día se lo había reservado el presidente del Gobierno para comparecer ante los informadores y hacer balance del curso político. Tras cuatro horas de reunión de Consejo de Ministros, Pedro Sánchez hizo acto de presencia en la sala de prensa del complejo de la Moncloa. Se puso delante del atril. Y durante más de media hora leyó una intervención en la que repasó lo ejecutado, lo pendiente, las prioridades para el próximo curso y su convencimiento de que será una legislatura "larga y fructífera" puesto que el compromiso del Gobierno de coalición sigue vigente. No era la primera vez que Pedro Sánchez destacaba que en sus planes está el de agotar la legislatura. Tampoco la primera vez que se refería a los compromisos del Gobierno de coalición. Pero este martes sus palabras cobraban especial relevancia si se tiene en cuenta que sólo 24 horas antes habían quedado muy al descubierto las estrategias contradictorias de PSOE y Unidas Podemos a la hora de abordar la marcha anunciada de Juan Carlos I. Porque mientras desde el entorno del presidente se mostraba el "respeto" a la decisión del emérito, el propio vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, lo consideraba un "fraude a la justicia", unas declaraciones en las que se ratificaría horas después del Consejo de Ministros en una entrevista en Telecinco.

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