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El futuro del PSOE

“Voy a ser el secretario general de la unidad”

Euforia. Alegría a rabiar como pocas veces vista en los últimos tiempos en la casa socialista. El PSOE ya tenía a su nuevo secretario general. Al ganador incontestable de un proceso inédito en la historia del partido. Un líder investido por el voto de la militancia: Pedro Sánchez

Eran cerca de las diez y media de la noche. Sala Ramón Rubial de Ferraz, en el sótano. 200 afiliados y periodistas esperan la llegada del nuevo jefe de filas de los socialistas. También su mujer, Begoña. Primero bajan Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Y Alfredo Pérez Rubalcaba. Y enseguida llega Sánchez. "¡Peeeeeeeedro, Peeeeeeeedro!", brama y corea el personal, entre aplausos. Todos se dirigen al escenario. Rubalcaba, el líder saliente, recuerda lo obvio, por lo que pasará a la historia esta noche del 13 de julio: Sánchez debe lucir con "orgullo" ser el primer secretario general aupado a la cúspide del partido con el voto de los militantes. De 62.477, el 48,69%, 12,5 puntos de ventaja sobre el diputado vasco (36,19%). Con un dato de participación altísimo, el 65,85%, más de 129.000 hombres y mujeres con carné rojo socialista. 

Sánchez se pone enseguida la chaqueta de ganador y se marca un speech de más de doce minutos en medio de un calor asfixiante. El de la sala, cero refrigerada, y el baño de ánimo de los militantes. Y enseguida se calienta: agradece la movilización de las bases, proclama que el PSOE puede decir "con orgullo" que a la "crisis de la democracia" le responde "con más democracia", con más participación. Y una mujer grita: "¡Unidad, unidad, unidad!". Sánchez responde rápido: "Claro que sí, va a haber unidad [...]. Voy a ser el secretario general de la unidad y voy a contar con Eduardo y José Antonio". La militancia aplaude eufórica. Es el mensaje que muchos querían oír después de años de divisiones. "¡Secretario general, secretario general!", grita la sala.

Detrás están los dos candidatos perdedores. Eduardo Madina, que aplaude a ratos, a veces con desgana, pero guarda la compostura y procura exhibir sonrisa. José Antonio Pérez Tapias, relajado y feliz como siempre. Dos caras de la derrota distintas. 

Un PSOE "laico"

El PSOE vivió este 13-J una jornada histórica. Por la alta participación y por el resultado, rotundo a favor de Sánchez y gracias al apoyo masivo de Andalucía. Pero el camino del relevo no será fácil. Él mismo se lo dijo a quienes se congregaban en la Ramón Rubial de Ferraz, miembros de las tres candidaturas. La tarea es "inmensa" y la militancia (y las "mujeres socialistas", añadió) va a ser una "pieza indispensable" en el nuevo proyecto. "En el PSOE que vamos a construir no sobra nadie, falta gente. Todo aquel que quiera arrimar el hombro se va a encontrar con la bienvenida del secretario general". 

Sánchez dibujó cómo será la nueva etapa en el partido con él al frente. Primero, tratará de "recuperar" la seña de identidad del PSOE, su vocación de gobierno, de fuerza política que "nunca se ha contentado con protestar", y que lo que quiere es "transformar la sociedad y no gestionar una realidad que le viene dada". El madrileño disparó más cambios del partido y cambios de país que tiene en mente, sumándolos los unos a los otros ("Cambiar el PSOE para cambiar España"): "Proteger al más débil, unir a España", tener una "voz clara y nítida en Europa", "dar más poder poder y más participación a la militancia de base", "rejuvenecer la organización", "forjar una alianza de generaciones dentro del partido" ser "implacables contra la corrupción", el partido "de la honradez intransigente". "Vamos a construir un nuevo proyecto socialista laico, apasionado en la noble tarea de modernizar España y Europa. Un PSOE comprometido con los trabajadores, con la regeneración democrática, con el medio ambiente, con la lucha contra el cambio climático, y con una ejecutiva que va a estar tan a la izquierda como la militancia de base". 

"Los socialistas no somos nacionalista"

Pasada una etapa, la del congreso federal extraordinario –ahora quedan dos semanas para negociar la ejecutiva, que saldrá elegida en el cónclave del 26 y 27 de julio–, queda la fase "más apasionante de todas", la de "cambiar España", dijo. "Nuestros enemigos tienen nombres y apellidos: se llama desigualdad, se llama pobreza, falta de trabajo, precariedad laboral, se llama también injusticia, como la que está sufriendo el pueblo palestino en Gaza, se llama violencia de género, se llama todas aquellas ideologías que no creen en la libertad de las mujeres, que rechazan la rica diversidad de la sociedad española y también rechazan la unión de los pueblos de España, la convivencia entre los pueblos de España. Esos son nuestros enemigos", enumeró, entre los aplausos constantes de los congregados. Sánchez también se acordó de los jóvenes exiliados, de los parados mayores de 40 años, la generación olvidada de los desempleados a los que el Gobierno del PP "ha desamparado". "Nosotros les vamos a ofrecer una España de oportunidades y una España de trabajo". 

El ganador recordó también los valores del partido. El primero, que los socialistas "no son nacionalistas". Y después, los que ha venido reivindicando en su campaña, los que dejó grabados a sangre y fuego el fundador del PSOE, Pablo Iglesias: libertad, justicia social, igualdad, ejemplaridad. Sánchez felicitó a continuación a Miquel Iceta, el primer secretario electo también esta noche, a los sindicatos y especialmente a la central hermana, la UGT. Más aplausos. 

Un PSOE "que no caiga en el populismo"

Sánchez insistió en que España sólo vólverá a confiar en el PSOE si es "audaz" en las propuestas y si es "coherente" en su acción política, si lo que dice se corresponde con lo que hace. Un reto que han de abordar todos los socialistas "juntos". "Porque sólo el PSOE puede gobernar España gracias a un proyecto progresista que no caiga en el populismo y tampoco en la demagogia –señaló, en velada alusión a Podemos–. Por dos veces lo hicimos en el pasado [en 1982 y en 2004] y lo vamos a hacer, compañeros y compañeras, una tercera vez, que no os quepa la menor duda. Vamos a ganar al PP en las elecciones municipales y autonómicas y en las generales de noviembre de 2015". La sala se venía abajo. 

"Humilde, pero orgulloso, consciente del reto, pero resuelto también a afrontarlo", prometió. La mirada está puesta en 2014. "El cambio del PSOE y el cambio de España ha comenzado hoy, o lo que es lo mismo, ha comenzado el principio del fin de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno".

Pocas palabras más. Rubalcaba elogió el "resultado muy importante" logrado por Sánchez. Pero más importante aún es que ahora disponga del apoyo "del cien por cien" del PSOE. También alabó el "arrojo" de los tres candidatos y su "magnífica campaña". Una más, la de Susana Díaz desde Sevilla. La otra gran ganadora de este domingo, la que más nutrió de apoyos a Sánchez. La presidenta de la Junta prometió al nuevo líder el "respaldo y la fuerza de los socialistas andaluces", para que el PSOE salga "unido" del congreso. Díaz reiteró que no se sentará en la ejecutiva entrante.

Madina y Pérez Tapias siguieron la intervención de Sánchez desde la parte posterior del escenario. En un segundo plano. Pero apuntalando el mensaje de unidad que tocaba, y en el que el PSOE se juega mucho. Ninguno intervino desde la tribuna. Los dos lo felicitaron públicamente por Twitter

En ambos equipos, la cara de la derrota era completamente distinta. Los de Pérez Tapias lucían satisfacción por el 15% obtenido. Para los de Madina, el fracaso había sido mucho más doloroso. El diputado vasco no perdió por poco, sino por más de 12 puntos, con un resultado humillante en Andalucía (23,18%). Su equipo –Imma Aguilar, Luis Marañón, Daniel Bardavío...– bajó a la Ramón Rubial lloroso, con caras largas. Tras la comparecencia, Madina y los suyos emigraron al bar situado frente a la sede socialista, a ahogar penas y a degustar el final de un pulso que, con seguridad, le sacará de futuras competiciones. Como él mismo dijo, no dará "la lata"

La euforia se veía en los rostros de los que apoyaron a Sánchez. Y allí estaban Tomás Gómez y su número dos en Madrid, Maru Menéndez; el responsable de Economía del PSM, Antonio Miguel Carmona, dirigentes de la ejecutiva saliente como Gaspar Zarrías y María González Veracruz; los diputados Teresa Cunillera (jefa de campaña del ganador) y Pablo Martín Peré; el secretario provincial de Córdoba, Juan Pablo Durán... Hubo una foto que marcará las semanas siguientes: el abrazo de Sánchez y Gómez. Antes, enfrentados; ahora, unidos. Aunque Gómez se ha dejado muchos pelos en la gatera, como lo prueba el resultado ajustado en Madrid (42,61%-38,98). 

El PSOE inicia una nueva etapa. Con nuevo rostro y próxima nueva dirección. Nada asegura que el trayecto sea fácil, ni que esa victoria en las urnas, las de la calle, esté al alcance de la mano.  

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