El líder de Partido Popular no recurrió a rodeos a la hora de calificar de "muy malos" los resultados de su formación en las generales del pasado 28 de abril. Pasar de 137 escaños a 66 en el Congreso y de 130 senadores por elección directa a 56 fue todo un mazazo para Pablo Casado cuando todavía no lleva ni un año al frente de la formación conservadora. Un golpe que suena todavía más duro si se tiene en cuenta que, dentro de los pésimos números y comparando los resultados por circunscripciones, la marca PP resistió peor en el Congreso, institución en la que Casado se estrenaba como número uno por Madrid, que en el Senado.
En el Congreso hay 52 circunscripciones y en el Senado existen 59. No coinciden en las islas –hay 1 para el Congreso y 3 para el Senado en Baleares, mientras que en Canarias son 2 para la Cámara Baja y 7 para la Alta–, pero sí en las 47 provinciales peninsulares, en Ceuta y en Melilla. Pues bien, de esas 49 circunscripciones comparables, en 47 el senador del PP más votado logró más apoyo que la lista al Congreso en el mismo territorio. Las únicas excepciones fueron Navarra, donde el PP concurrió bajo el paraguas de Navarra Suma junto a Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Ciudadanos, y Ceuta.
Este dato es aún más llamativo si se tiene en cuentas que en las generales de 2016 se produjo exactamente el escenario contrario: en 48 de las 49 circunscripciones, las listas al Congreso de Mariano Rajoy lograron más respaldo que el senador del partido más votado. La única excepción entonces fue Iñaki Oyarzábal, número uno del PP a la Cámara Alta por Álava, que obtuvo 43 votos más que la candidatura al Congreso (34.319 frente a 34.276).
En términos absolutos, la mayor diferencia de votos en las elecciones del 28A se produce en Madrid, precisamente la circunscripción donde Pablo Casado iba de número uno para el Congreso. Mientras que 1.002.412 madrileños marcaron la casilla de Pío García-Escudero, presidente del Senado, sólo 699.904 escogieron la papeleta del líder del Partido Popular.
Así, García-Escudero, que es también presidente de los conservadores madrileños, obtuvo 302.508 votos más que su jefe de filas, el 30,18% más.
En círculos conservadores interpretan este resultado en un contexto de malestar de los electores con una lista, la encabeza por Casado, en la que el líder del PP optó por rodearse de candidatos polémicos o identificados con el sector más conservador. Es el caso de su número dos, Adolfo Suárez Illana; de su jefe de gabinete, Javier Fernández-Lasquetty; del economista ultraliberal Daniel Lacalle o de la periodista y socióloga Edurne Uriarte. En Madrid, el PP ha pasado de 15 diputados a 7.
Rajoy si 'ganaba' a Pío García-Escudero
En las últimas elecciones generales, cuando Mariano Rajoy fue cabeza de lista al Congreso por Madrid, el PP obtuvo 1.325.665 votos. En la Cámara Alta, García-Escudero logró 1.319.541 apoyos. El expresidente del Ejecutivo le superó en 6.124 sufragios.
Otro ejemplo paradigmático es Valencia, que ha sido uno de los grandes caladeros de votos del Partido Popular. Pero en las pasadas elecciones generales, se ubicó, tras Madrid, a la cabeza de las que más pierden en la comparación con lo ocurrido en el Senado. Así, en la Cámara Baja la lista encabezada por Belén Hoyo logró 255.257 votos, mientras que el candidato a senador Fernando de Rosa se hizo con 329.616. En total, 74.359 sufragios más.
En 2016, el senador Pedro Agramunt logró 9.461 votos menos que la lista a la Cámara Baja.
La apuesta de Pablo Casado por Cayetana Álvarez de Toledo como número uno por Barcelona no fue muy bien acogida en el partido. Ni por los electores si se tiene en cuenta que los cuatro escaños por esta circunscripción de 2016 se han quedado en uno solo siendo, además, el único de los conservadores en esta comunidad autónoma. La diferencia con lo ocurrido en el Senado en esta circunscripción tampoco pasa inadvertida. Mientras la lista encabezada por Álvarez de Toledo se hizo con 155.504 sufragios, el 5%, Manuel Buenaño obtuvo para la Cámara Alta 211.697 (7,04%). Una diferencia de 56.193 apoyos, el 26,5%.
En 2016, la diferencia fue de 10.111 votos, pero a favor de la candidatura al Congreso por esta circunscripción.
Fichajes estrella a los que superaron exministros
También por encima del 25% de diferencia entre los votos del Congreso y el número uno del Senado se ubica la circunscripción de Huelva, donde Casado optó por Juan José Cortés como cabeza de una lista que en 2016 había liderado la exministra Fátima Báñez.
Así, mientras que la candidatura del padre de la niña Mari Luz Cortes, asesinada en enero de 2008, logró 44.929 votos –el 17,02% del total–, 60.743 votantes (23,91%) marcaron en su papeleta el nombre de Carmelo Romero, número uno del PP al Senado por Huelva. ¿La diferencia? 15.814 votos más en la Cámara Alta.
Hace tres años, la lista al Congreso por Huelva, encabezada por Báñez, logró 81.959 votos, 2.620 sufragios más que Loles López, número uno al Senado por esa provincia.
Maillo, Hernando, Floriano... los desplazados
La dirección nacional del Partido Popular desplazó al Senado a dirigentes que tuvieron un papel muy destacado en la etapa de Mariano Rajoy. Así, los exresponsables de Organización Fernando Martínez-Maillo y Carlos Floriano fueron incluidos en las listas a la Cámara Alta como números uno por Zamora y Cáceres, respectivamente. En el caso de Rafael Hernando, el último portavoz en el Congreso de los Diputados de Rajoy acabó de número uno por Almería cuando parecía seguro que Casado le tenía reservado un puesto en la lista europea, algo a lo que él aspiraba.
Rafael Hernando obtuvo un 13,2% más votos que la lista al Congreso por Almería: 84.773 votos frente a 73.574. En 2016 ocurrió lo contrario: la lista al Congreso consiguió 3.281 apoyos más que más.
Carlos Floriano, por su parte, obtuvo, como cabeza de lista al Senado por Cáceres, 8.129 sufragios más que la lista al Congreso. Traducido a porcentaje, el 12,47%. Y Fernando Martínez-Maillo superó a la lista de la Cámara Baja en 3.407 sufragios, el 9,49%.
Salvando los mencionados casos de Ceuta (271 votos más en el Congreso que en el Senado) y Navarra (985 más), las circunscripciones en los que la brecha Senado-Congreso ha sido menos amplia, pero siempre con la Cámara Alta por delante, son Álava, Ourense, Lugo, A Coruña y Pontevedra.
En Álava, la lista al Congreso encabezada por el responsable de Organización del PP, Javier Maroto, logró 609 votos menos que el candidato a senador Iñaki Oyarzábal. Ninguno de los dos logró que estos votos se tradujeran en escaños.
En el caso de Ourense, la diferencia fue del 2,74% –siempre el Senado por delante–; del 3,01% en el de Lugo; del 5,79% en Pontevedra y del 6,33 en A Coruña%.
El 'éxito' de la campaña del 1+1+1
En la dirección del Partido Popular aseguran tener una explicación para este fenómeno. Subrayan que es fruto de la llamada campaña del "1+1+1" que fue enviada de forma masiva por whatsApp antes de la votación. Supuestamente, para evitar "regalar" el Senado a Pedro Sánchez, se recomendaba votar a un senador del PP, uno de Ciudadanos y uno de Vox.
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Con esta base, en el mensaje se aseguraba que se lograría que en todas las circunscripciones hubiese un senador del PP, uno de Cs, uno de Vox y otro del PSOE.
En un principio, desde el PP se consideraba que estos mensajes estaban siendo distribuidos por sectores próximos a los socialistas. Después, llegó a decirse que eran idea de Vox.
En todo caso, desde el PP responsabilizan a Vox y Cs de lo ocurrido en el Senado porque se negaron a llegar a acuerdos previos que, a ojos de los conservadores, habrían evitado que la derecha perdiera la mayoría absoluta en la Cámara.
El líder de Partido Popular no recurrió a rodeos a la hora de calificar de "muy malos" los resultados de su formación en las generales del pasado 28 de abril. Pasar de 137 escaños a 66 en el Congreso y de 130 senadores por elección directa a 56 fue todo un mazazo para Pablo Casado cuando todavía no lleva ni un año al frente de la formación conservadora. Un golpe que suena todavía más duro si se tiene en cuenta que, dentro de los pésimos números y comparando los resultados por circunscripciones, la marca PP resistió peor en el Congreso, institución en la que Casado se estrenaba como número uno por Madrid, que en el Senado.