Así será la exhumación de Franco cuando el Supremo la autorice

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El tiempo corre para la familia Franco. De los quince días que les otorgó el Gobierno para presentar alegaciones al acuerdo de exhumación de los restos del dictador, ya solo les queda la mitad. Fue la propuesta estrella de Pedro Sánchez nada más llegar a la Moncloa. Inicialmente, el cadáver iba a estar fuera del Valle de los Caídos en verano. Más adelante, antes de Navidad. Luego, a principios de 2019. Y ahora, no solo no hay plazo, sino que el proceso podría estar en el aire. Así lo admitió este viernes la portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Isabel Celáa, durante la rueda de prensa posterior al penúltimo consejo de ministros del Ejecutivo socialista. Ante los periodistas, Celáa dijo que la exhumación "es la voluntad" del Gobierno. pero hizo un apunte: "Si el Ejecutivo tiene tiempo procederá a hacer lo que ha sido su intención desde el principio". Y es que el calendario parece ir más rápido que el Gobierno, que tiene hasta el 28 de abril para cumplir con su promesa. Para que en poco más de mes y medio el dictador esté fuera del mausoleo franquista tendrían que acelerarse mucho unos trámites que no dependen ya tanto del Ejecutivo como de los recursos que interponga la familia Franco y de las decisiones que tome el Tribunal Supremo

Aunque todavía quedan días para saber dónde quiere inhumar el cadáver la familia —o para que el Gobierno, en ausencia de respuesta, elija el enterramiento—, los preparativos ya han comenzado. Según un documento remitido por Patrimonio Nacional al Ministerio de Justicia y publicado por El Periódico, los trabajos no serán ni muy costosos ni muy arduos. Será, según la institución, una "obra menor". Y es que no hay que realizar ni una modificación urbanística, ni alterar la arquitectura del edificio. Tan solo se retirará la losa y se repondrá el pavimento. Algo rápido y no demasiado caro.

En la primera fase de los trabajos, que consistirá en la retirada de la losa, se invertirán, según el documento de Patrimonio, tres horas. En la segunda, que consistirá en reponer el solado correspondiente utilizando materiales "con las mismas características que las existentes en la faja circundante", dos días. En total, estima la institución, tres días de trabajo que costarán 3.738,9 euros (3.090 de la propia ejecución y 648,9 del 21% de IVA). 

¿Y quién lo llevará a cabo? La exhumación, según el documento, la realizará cualquier funeraria, sin que por el momento se haya especificado cuál. La reposición de los materiales, por su parte, funcionarios de Patrimonio Nacional.

 

"Visité en marzo el Valle de los Caídos y, aparentemente, parece una operación sencilla", explica en conversación telefónica Javier Iglesias, especialista en Antropología Forense. Se tratará, según detalla, de "levantar la lápida haciendo palanca y utilizando unos rodamientos que podrán moverla fácilmente". "Es probable que debajo de la lápida aparezca una pequeña bóveda de ladrillo que habría que quitar", añade. En ese momento, ya sí, se llegaría al ataúd que, asegura, es "probable" que se encuentre en buen estado de conservación.

Francisco Etxeberria, antropólogo forense y profesor titular de Medicina Legal y Forense de la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco, también coincide en la sencillez del procedimiento. "Yo creo que la primera cuestión será fijarse en cómo se produjo la inhumación. Hay imágenes de la época en las que se ve cómo es el hueco en el suelo y la losa, su grosor y su tamaño", indica a infoLibre. "Yo pienso que la exhumación será un proceso parecido a esas imágenes", concreta. Lo llevarán a cabo, coincide con el informe de Patrimonio, operarios de funeraria, "que son los que están en condiciones de poder desplazar la losa" que cubre al dictador.

El féretro y el cuerpo, casi en perfecto estado

Una vez retirada la losa, se encontrará el féretro que, según los expertos consultados, se habrá mantenido en un buen estado de conservación. No obstante, "si el ataúd está dañado o roto habría que meter el cuerpo en un saco mortuorio para trasladarlo a uno nuevo", explica Iglesias. Pero no creen que sea necesario aunque, eso sí, es un factor ante el que hay que estar prevenido. 

"Por las imágenes que hay de la inhumación, sabemos que se trata de un féretro de madera", explica Etxeberria. "Pero dentro hay una caja de metal zinc", apunta. ¿Por qué? Porque el cuerpo fue embalsamado y, cuando se dan estas condiciones, "es lo habitual".  Estos materiales, sumado a que se trata de un enterramiento realizado en una basílica cubierta, habrían generado las condiciones perfectas para que el ataúd se conserve de la mejor manera posible. "No se habrá visto afectado por humedad o por filtraciones de agua", explica Etxeberria. Por ello, "quizás el féretro pueda ser extraído entero, sin que se rompa", continúa. 

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Esto implicaría, según Etxeberria, que no tendría que ser necesaria la apertura del ataúd. ¿Y si lo fuera? ¿En qué estado se encontraría el dictador? Pues los dos expertos coinciden: casi intacto. Y es que Franco fue embalsamado, es decir, inyectado con formol, una sustancia que "coagula las proteínas y retrasa la putrefacción de un cadáver", según Etxeberria. Lo fue porque, después de morir, fue expuesto para que los franquistas que quisieran pudieran despedirse de él en la capilla ardiente que se organizó en el Palacio Real. "Y cuando eso se hacía, igual que cuando se viajaba en avión o cruzaba una frontera con un cadáver, era obligatorio realizar un embalsamamiento previo", explica el antropólogo. 

Hay, continúa, dos tipos de procesos: se puede inyectar el formol una vez han sido extraídas las vísceras o sin hacerlo. "Esto es lo que se hizo con Franco", dice. "Esto podría haber hecho que el estado de conservación sea un poco desigual", añade. Es decir, habrá zonas mejor conservadas que otras pero, sin duda, "estará el cuerpo entero, no dividido en huesos", afirma. Por tanto, "sí, él estará reconocible. Se tendrá que apreciar la vestimenta que se vio durante su funeral y los rasgos del rostro", añade. 

La operación, tan sencilla, no necesitaría de la presencia ni de forenses, ni de notarios. Aunque sí podrían estar. "Podrán estar presentes, al igual que miembros de la Iglesia o de la familia Franco, pero no es obligatorio puesto que no existen dudas ni sobre la identidad del cadáver ni sobre las causas de la muerte", explica Etxeberria. "Si se quiere dar formalidad y que haya personas que den sugerencias durante el proceso, bien, pero obligatorio no es", sentencia. No obstante, Iglesias, precisamente por la relevancia del personaje, sí ve necesario que haya alguien presente que certifique la identidad del cadáver. "Podría ser incluso el abogado de la familia", dice. Y es que, con la buena conservación que se cree que tendrá el dictador muerto hace casi 44 años, no sería necesario que lo haga alguien especializado. 

El tiempo corre para la familia Franco. De los quince días que les otorgó el Gobierno para presentar alegaciones al acuerdo de exhumación de los restos del dictador, ya solo les queda la mitad. Fue la propuesta estrella de Pedro Sánchez nada más llegar a la Moncloa. Inicialmente, el cadáver iba a estar fuera del Valle de los Caídos en verano. Más adelante, antes de Navidad. Luego, a principios de 2019. Y ahora, no solo no hay plazo, sino que el proceso podría estar en el aire. Así lo admitió este viernes la portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Isabel Celáa, durante la rueda de prensa posterior al penúltimo consejo de ministros del Ejecutivo socialista. Ante los periodistas, Celáa dijo que la exhumación "es la voluntad" del Gobierno. pero hizo un apunte: "Si el Ejecutivo tiene tiempo procederá a hacer lo que ha sido su intención desde el principio". Y es que el calendario parece ir más rápido que el Gobierno, que tiene hasta el 28 de abril para cumplir con su promesa. Para que en poco más de mes y medio el dictador esté fuera del mausoleo franquista tendrían que acelerarse mucho unos trámites que no dependen ya tanto del Ejecutivo como de los recursos que interponga la familia Franco y de las decisiones que tome el Tribunal Supremo

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