Asturias, Baleares, Canarias, Castilla y León, Región de Murcia, Euskadi y La Rioja, además de las dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla), aún no han publicado en sus boletines oficiales las convocatorias de ayudas para la rehabilitación energética de viviendas con cargo a los Fondos de Recuperación. El resto ha publicado alguna de las líneas de subvención, pero no todas las que permite el decreto 853/2021, publicado en octubre del año pasado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. La tardanza no es grosera, pero la urgencia es total: la Comisión Europea ha aumentado sus objetivos de eficiencia con la vista puesta en que cuanto menos calor y fresco dejen escapar los edificios, menos se emitirá y, sobre todo, menos gas ruso será necesario.
Por dinero no va a ser: se trata de la partida más generosamente regada por el Plan de Recuperación español. 2.900 millones al año para una reforma masiva del parque de viviendas español, han sido presupuestados. El 40% de las casas fueron construidas antes de 1980. En verano, necesitan de un equipo de aire acondicionado para mantener una temperatura agradable: y en invierno, una caldera de gas natural, butano o gasóleo para no helarse. El problema es que quien más necesita una reforma menos tiempo y dinero tiene para abordarla, aunque a largo plazo se traduzca en ahorro. Por eso la administración debe tomar la delantera. Por ahora, con calma.
Asturias, Baleares, Canarias, Castilla y León, Región de Murcia, Euskadi y La Rioja aún no han recogido el decreto de octubre, con conexión directa con los fondos europeos; pero eso no quiere decir que no estén haciendo nada. Varias tienen convocatorias propias: como Euskadi, que tiene el decreto de las subvenciones en base al Plan de Recuperación en proceso de información pública y, mientras tanto, ha anunciado una convocatoria de 38 millones a la rehabilitación: incluyendo, eso sí, las obras para mejorar la accesibilidad y no solo el aislamiento (por ejemplo, instalando rampas y ascensores).
De las que sí han publicado las ayudas, Comunitat Valenciana es la única, por el momento, que ya ha publicado las subvenciones tanto para la rehabilitación de viviendas y casas, que sufragan entre el 40% y el 80% de la obra (el 100% en caso de vulnerabilidad económica), como las subvenciones a los Ayuntamientos para que ejecuten las reformas integrales de barrios enteros, priorizando evidentemente los más envejecidos e ineficientes –donde suele vivir la población de menor renta–.
El decreto también ayuda a las comunidades a instalar las llamadas ventanillas únicas: la fusión de todos los trámites en un solo espacio de burocracia, para evitar que los interesados se ahoguen entre el papeleo. Pero, por ahora, solo Aragón ha recogido la normativa y ha publicado las ayudas al respecto. Andalucía únicamente ha difundido las subvenciones para las actuaciones a nivel de barrio; y regiones como Cantabria, Extremadura, Galicia, Comunidad de Madrid o Navarra han sacado en sus boletines oficiales las subvenciones más urgentes, las que permiten los beneficios a edificios y viviendas, pero aún les quedan varios programas por cubrir. Ninguna autonomía ha terminado por completo los deberes.
"Los ciudadanos deben enterarse de que esto es para ellos", para vivir mejor, en mejores viviendas. "Depende de ellos", explica Dolores Huerta, directora de Green Building Council España (GBCe). Sin embargo, los que más necesitan estas reformas son los que menos tiempo, dinero y espacio mental tienen para ejecutarlas, por lo que las administraciones tienen que ser "proactivas" e ir puerta por puerta para convencer a los vecinos de los múltiples beneficios de la intervención, en opinión de Joan Groizard, director del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), el organismo encargado hasta el pasado año de los programas públicos de rehabilitación. Pero, por el momento, solo tres comunidades han sacado las ayudas para implantar las ventanillas únicas y las actuaciones a nivel de barrio, que agilizan y simplifican las gestiones.
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Las prisas de la Comisión Europea, que ha pasado su meta de eficiencia energética del 9% al 13% para 2030, cumplen una doble función: una, porque reduciendo el consumo energético, además de acelerar la descarbonización del continente, se acelera la independencia del gas de Rusia. En segundo lugar, porque las casas eficientes, de bajo consumo energético, son las que permiten con mucha más facilidad desprenderse de las aún comunes calderas de gas e instalar bombas de calor. Esta tecnología de calefacción renovable es mucho más útil cuando las viviendas no dejan escapar tanto el calor como el frío; el periodo de amortización se reduce.
Sin embargo, por mucha subvención que se ponga sobre la mesa, el proceso no va a ser sencillo. A largo plazo, la instalación de bombas de calor es rentable; a corto plazo, es una gran inversión, que no suele ser cubierta del todo por las ayudas. "Donde actualmente estamos centrando los mayores esfuerzos es en la introducción de la bomba de calor en la rehabilitación de los edificios. Este es el sector que presenta mayores barreras y que más tenemos que trabajar", confirmaba para infoLibre la responsable de las ayudas del IDAE para esta tecnología, Carmen López.
Huerta es optimista. Antes, era difícil encontrar los llamados "agentes rehabilitadores", los profesionales que se encargan de todos los trámites para facilitar la reforma a comunidades de vecinos o propietarios. Ahora, salen de hasta debajo de las piedras. Hay oferta y la demanda. Falta el último empujón para que el sector, clave en tiempos de guerra y crisis climática, empiece a andar y vuele por sí solo.
Asturias, Baleares, Canarias, Castilla y León, Región de Murcia, Euskadi y La Rioja, además de las dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla), aún no han publicado en sus boletines oficiales las convocatorias de ayudas para la rehabilitación energética de viviendas con cargo a los Fondos de Recuperación. El resto ha publicado alguna de las líneas de subvención, pero no todas las que permite el decreto 853/2021, publicado en octubre del año pasado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. La tardanza no es grosera, pero la urgencia es total: la Comisión Europea ha aumentado sus objetivos de eficiencia con la vista puesta en que cuanto menos calor y fresco dejen escapar los edificios, menos se emitirá y, sobre todo, menos gas ruso será necesario.