movimientos sociales
“¡Vuestros sobres, nuestro exilio!”, claman jóvenes españoles en todo el mundo
La opción de poder elegir, de no verse a obligados a hacer las maletas y tener marcharse para tener el futuro que les niega el deteriorado mercado de trabajo español es lo que reclamaron este domingo centenares de jóvenes españoles en más de 30 ciudades de todo el mundo.
Convocados por Juventud Sin Futuro –el colectivo que, hace dos años promovió una manifestación contra la precariedad, el paro y la privatización de la educación que prendió la mecha del 15-M–, se movilizaron bajo el lema "No nos vamos, nos echan" con que el quisieron visibilizar el drama de una generación abocada al desempleo, la inestabilidad y precariedad laboral o el "exilio forzado".
Jóvenes españoles que tuvieron que marcharse en busca de oportunidades laborales en el extranjero se movilizaron en sus nuevos lugares de residencia para evidenciar el drama de estos nuevos emigrantes económicos de los que es difícil encontrar datos oficiales pues las estadísticas sólo reflejan a los emigrados que se apuntan en los consulados. Así, hubo convocatorias en varias capitales europeas como Ámsterdam, Berlín, Bolonia, Bruselas, Copenhague, Dublín o Roma. También en ciudades latinoamericanas como Montevideo, Buenos Aires, San Salvador o Managua. O en las lejanas Ho Chi Minh o Reykjavik. En España, además de en Madrid, hubo protestas en Barcelona, Zaragoza y Palma.
La manifestación de la capital arrancó al filo de las 19.30 horas desde las inmediaciones de la estación de Atocha. En un ambiente pacífico y reivindicativo, centenares de jóvenes recorrieron las calles del centro de la capital entre gritos de "¡Sus sobres, nuestro exilio!", "¡Qué no, qué no, qué no queremos irnos!" o "¡Precario si no luchas, nadie te escucha!".
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Con una pancarta en la podía leerse “A Laponia que se vayan ellos” acudió a la manifestación de la capital Carlos Beneitez, estudiante de 4º de agrónomos. Tiene previsto acabar su carrera dentro de un año y medio. Y, aunque no quiere, cree que tendrá que acabar emigrando a América Latina, Holanda o incluso Marruecos para encontrar un trabajo. “Veo que los compañeros que acaban se marchan al extranjero a pesar de que España es el segundo país de la UE en superficie cultivada. Se supone que tendría que haber trabajo para nosotros, pero no lo hay”, lamenta este joven de 21 años.
En una situación similar está Inés Juaristi, de 22 años, que acudió a la marcha de Madrid con un cartel pegado a la espalda en el que había escrito "Somos la generación más pre/parada". Estudia quinto curso de Bioquímica. Su proyecto ideal sería acabar en un año la carrera y conseguir alguna beca en un instituto público para investigar sobre neurociencia. Sabe que será muy complicado, pero no se resigna. “Es el peor momento para licenciarse. Me daré dos años para conseguir financiación, si no, tendré que irme fuera aunque no me apetece”, señala. Inés cree que una estancia internacional es algo positivo, aunque opina que es algo que deberían decidir los investigadores, no una situación “impuesta” por la falta de oportunidades en España.
Alberto Gómez, Ana Sandoya y Raquel Argibay –treintañeros con empleo, aunque dos de ellos con contratos temporales– saben bien que es eso del "exilio laboral". Hace un par de semanas despidieron a su amigo Jorge –"Informático y primero de su promoción", dice orgulloso Alberto–, que se marchó a probar suerte en Londres harto de las escasas y precarias ofertas laborales. "Emocionalmente es triste pero también un desperdicio. Estamos dejando ir un talento en el que llevamos años inviertiendo con el dinero de todos", setencia este joven.