"En una palabra, va a ser ella la que mande. Y que no haya dudas".
Un veterano socialista andaluz traduce el principal mensaje que Susana Díaz quiere proclamar en su congreso de coronación de este fin de semana, 23 y 24 de noviembre, en Granada. Que ella quiere y tiene todo el poder. En la Junta y ahora, también, en el partido. Y para que se visualice ese cambio, esa inflexión respecto a la etapa que ahora se cierra, la de José Antonio Griñán, suprimirá la vicesecretaría general del PSOE regional, que desde 2012 recaía en el onubense Mario Jiménez.
Todo el partido, y no sólo en Andalucía, está pendiente del cónclave extraordinario que este sábado comienza en el Palacio de Congresos de Granada, y que reunirá a 2.500 personas (800 delegados) bajo el lema Andalucía, la fuerza que nos uneAndalucía, la fuerza que nos une. La expectación es casi una paradoja, si se tiene en cuenta que lo importante, lo mollar, está más que amarrado. Pero Andalucía es Andalucía –una federación de 46.000 militantes, con un peso del 25% en el conjunto del partido–, y Díaz, la figura emergente de un socialismo en horas bajas, y por ella pasa toda decisión de futuro del PSOE, también la cíclica presión de las primarias. Prueba de esa expectación será la nutrida representación de dirigentes socialistas de primera línea: cúpula federal, barones territoriales de toda España (también el del PSC, Pere Navarro), secretarios provinciales, posibles candidatos...
La principal incógnita que se cernía sobre el congreso quedó despejada el pasado lunes. Como adelantó El País, la presidenta de la Junta reunió a los siete secretarios provinciales andaluces (ella es la octava, pues hasta la semana que viene no se desprenderá de la vara de mando de Sevilla) y les trasladó algunas ideas nucleares de su nuevo proyecto en el PSOE-A. Primero, que eliminaría la vicesecretaría general que ocupa Jiménez. El hasta ahora número dos asumirá su antiguo cargo, la portavocía del grupo parlamentario en la Cámara autonómica, y dejará su escaño de senador. En su puesto en Madrid le reemplazará Francisco Álvarez de la Chica, el actual portavoz en el Parlamento.
Una renovación ya escrita
Jiménez y Díaz, los dos de la misma generación –él de 1971, ella de 1974–, habían funcionado como tándem desde la elección de Griñán como secretario general en otro congreso extraordinario, en 2010, el de la jubilación de Manuel Chaves. Griñán ubicó al primero en la dirección del grupo y a la segunda, en la poderosa Secretaría de Organización del partido. El presidente nombró también como vicesecretario general a Rafael Velasco, pero apenas duró unos meses en el puesto tras verse envuelto en la polémica de unas ayudas a la empresa de su esposa. Su hueco quedó vacante, Díaz ocupó el espacio.
Tras las elecciones de marzo de 2012, en las que el PSOE pudo mantener las riendas de la Junta gracias al pacto con IU, Griñán señaló a sus favoritos: a Díaz le otorgó la cartera de Presidencia, la número dos del Gobierno, ungiéndola como su delfín; a Jiménez, la vicesecretaría general, el número dos del partido, y en quien en el líder descargó el día a día de un PSOE-A agujereado por un sector crítico con un peso del 30%.
Como siempre ha reivindicado Griñán, las páginas de la renovación ya estaban escritas. Estaba escrito que él adelantaría su salida de la Junta y convocara unas rápidas primarias en las que su heredera, Díaz, partía con infinita ventaja sobre sus rivales. Y estaba escrito que, una vez cedido el testigo del Gobierno, promovería su sucesión en el partido. Jiménez no compitió contra Díaz. La apuntaló en su ascenso a la cima.
A Díaz no le gustaba la figura del vicesecretario general. Ella misma se lo dijo a los secretarios provinciales el lunes en la sede regional de la calle de San Vicente de Sevilla con una sentencia elocuente: "Yo voy a dirigir el partido, yo voy a ser la voz del partido". A pocos sorprendió su rotundidad, porque no hacía más que resaltar, como analizaba ayer un líder provincial, que ella "ha mamado el PSOE, que lo conoce como la palma de su mano, que se siente cómoda en él y se mueve como pez en el agua, pese a que sólo tiene 39 años". Su decisión supone un viraje respecto al modelo de gobierno de su mentor, que no tenía tanto anclaje orgánico en el PSOE y que prefería volcarse más en su faceta institucional como presidente de la Junta. Díaz, a diferencia de Griñán, entiende que la secretaría general es la "esencia" de su cargo, "no un añadido". "Está en su talante y en su trayectoria personal", indicaban fuentes de la dirección. La nueva baronesa hunde sus raíces en el partido desde que ingresara en Juventudes Socialistas y se fogueó muy pronto en la fontanería.
Entrar en Ferraz "por la puerta grande"
Jiménez pierde algún galón, pero no protagonismo, porque su nuevo puesto de portavoz le garantiza una presencia continua en los medios. Un brillo que no le hace bajar peldaños de cara a su carrera federal, de la que se habla en el PSOE como un secreto a voces. "Él prefiere entrar en el federal por la puerta grande, elegido en un congreso, y no ahora, por la puerta trasera y con una ejecutiva más que desgastada. Mejor la seguridad antes que aventuras", destacaba ayer un cargo muy próximo a la presidenta. Díaz, de haber querido, podría haber empujado a Alfredo Pérez Rubalcaba a modificar su equipo para incorporar a Jiménez, lo que habría supuesto la salida de otro dirigente. Al mantener a Jiménez a su vera, ya toma posición de cara al futuro y le deja abierta la puerta para una eventual marcha a Madrid. "Esto no le resta posibilidades a Mario. Para nada. Y salir del Senado tampoco supone nada. No le aporta nada tener un escaño allí", resumía otra política del staff andaluz.
El recorrido vital de la presidenta ya casi parece descartar, según varios dirigentes consultados por infoLibre, otra opción: que elija a un portavoz. Lo esperable es que el siguiente en la pirámide, el secretario de Organización, tenga una posición preeminente como jefe del aparato, pero la portavocía se prevé "colegiada", para que se visualicen "distintas voces en función de los temas".
Díaz también transmitió a sus compañeros que deseaba configurar una ejecutiva reducida, con carteras semejantes a las de su Gobierno, para fomentar la coordinación y la unidad de mensaje. Y "poliédrica", "polifónica". Pero a partir de ahí no hubo más concreciones. Ningún secretario provincial, según diversas fuentes, se opuso a ese diseño, ni levantó la mano para expresar su petición.
Los siguientes nombres vendrán en los próximos días, porque por ahora no hay más novedades y la presidenta mueve sus fichas con suma discreción, como ya ocurrió en septiembre, cuando confeccionó su Gobierno.Mañana viernes, en las horas previas al arranque del congreso, se prevé que Díaz converse uno a uno con los jefes provinciales para enseñarles algo más de detalle de la estructura orgánica que tiene en la cabeza, para acabar de perfilar toda la dirección el sábado por la tarde, tras su encumbramiento a la Secretaría General. "Pero ya conocido lo importante, lo de Mario, lo demás es pedrea", bromeaba un alto cargo de su Ejecutivo.
Cierto, porque el "único conflicto", la "única tensión" que tenía Díaz sobre la mesa era consensuar con Jiménez su nuevo puesto y comunicarlo previamente a sus compañeros. Ahora, con el camino expedito, falta por poner nombre a las carteras más golosas. La Secretaría de Organización, en primer término, y ahí se apuesta por la continuidad del gaditano Juan Cornejo, un hombre "solvente", de "trabajo callado", buen conocedor del partido, como valoran distintos dirigentes. En su contra, según especulan algunos, tiene que el número dos del Ejecutivo, el consejero de Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, procede también de Cádiz, por lo que esta provincia gozaría de especial tirón.
La posibilidad de la entrada de Micaela Navarro
Para la Presidencia del PSOE-A, las quinielas apuntan a la jiennense Micaela Navarro. En este congreso se debe lacrar la pacificación del partido. Griñán tenía como principal foco crítico Jaén, feudo de Gaspar Zarrías, el todopoderoso hombre de Chaves en sus años de Gobierno, y excluyó a la provincia de su ejecutiva. Pero Díaz pactó con Zarrías y con Jaén y amalgamó a los socialistas andaluces de las ocho provincias en torno a ella. Así que es segura la vuelta de Jaén a la dirección en un puesto de primera fila. Si conquistara la presidencia, la candidata "verosímil" es la exconsejera Navarro. La otra silla de poder a la que aspira Jaén es la Secretaría de Política Institucional, que ahora ocupa la diputada autonómica sevillana Verónica Pérez.
Estos movimientos sitúan en la casilla de salida a la actual presidenta, Amparo Rubiales, una mujer de dilatada trayectoria política y de la generación del expresidente Griñán. Rubiales, no obstante, goza de la total confianza de Díaz y, como observan en su entorno, "que no permanezca en la dirección no quiere decir que no cuente con ella, todo lo contrario". En el círculo de la próxima secretaria general se da por seguro que seguirá consultando y pidiendo consejo a Rubiales y al propio Griñán, que sólo mantendría los puestos de presidente federal del PSOE y de senador.
La composición de la ejecutiva regional dará también señales para el siguiente proceso orgánico: el congreso extraordinario de Sevilla, el próximo fin de semana. Tiene todos los números para alzarse con el liderazgo Verónica Pérez, una mujer joven, de 35 años. Pero si Pérez se mantiene en la cúpula andaluza en un cargo relevante, podrían mermar sus opciones en la primera agrupación provincial. En cualquier caso, nada es seguro. A fin de cuentas, la decisión última sobre los puestos de mayor peso (Presidencia, Organización y Política Institucional) corresponde en exclusiva a la líder, mientras que en el resto sí se tiene en cuenta la sugerencia de los secretarios provinciales.
"Cada cosa, a su tiempo"
El congreso, a falta de mayores misterios, se presenta "tranquilo", "abrochado", con una unanimidad en torno a Díaz que se augura "incontestable". No hay ponencia marco que discutir. Sí se escucharán discursos de Mario Jiménez, Elena Valenciano, José Luis Rodríguez Zapatero y José Antonio Griñán en la apertura, y de Díaz y Rubalcaba en la clausura.
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Así que la ebullición se sentirá en los pasillos, por la abundancia de la parroquia socialista. La dirección andaluza, y el entorno de la propia jefa del Ejecutivo autonómico, ya advierten de que de allí no saldrá más noticia que la entronización de Díaz y de su ejecutiva. Un aviso para los navegantes que pretendan hablar de primarias. "Susana tiene muy claro que cada cosa, a su tiempo. Ahora toca congreso regional. La próxima semana, el sevillano y, ya en enero, el Comité Federal". Quiere jugar sus cartas una a una, no todas a la vez.
La feligresía de la presidenta señala que el cónclave es casi una "prolongación" de la Conferencia Política del PSOE, hace dos semanas, donde Andalucía cortó de cuajo el debate sucesorio y donde se visualizó el protagonismo de Díaz a través de los gestos y los discursos. En palabras de un dirigente provincial: "Ella da sensación de fortaleza, de ilusión, de revulsivo. Y lo que está claro es que el PSOE tiene que contar con Andalucía más que nunca". Con Díaz, en suma. El susanismo ya ha comenzadosusanismo .
"En una palabra, va a ser ella la que mande. Y que no haya dudas".