El futuro de la izquierda
Tania Sánchez cuenta a los militantes que tuvo que dejar el “infierno” de IU al ser “inviable” el cambio
Tania Sánchez adelantó su despedida de Izquierda Unida y de la candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid al equipo que le había acompañado en el viaje de las primarias –Recuperar Madrid, donde hizo tándem con Mauricio Valiente– el miércoles pasado. Luego lo explicó ante la prensa, a las 24 horas, intentando aclarar cuál será la siguiente estación: la construcción de un proyecto de "unidad popular" en el que no se descartan los pactos con Podemos. Después, en diversas entrevistas en medios de comunicación. Pero aún le faltaba explicar sus razones, por escrito, ante la militancia de la federación madrileña que la apoyó. Lo hizo el domingo por la noche, en una carta en la que relata el "infierno" en el que se había convertido IU-CM en los últimos meses, y en cómo tuvo que dejar el barco tras percibir que la transformación ya era "inviable". A lo largo del lunes, remitió la misiva a los dirigentes federales que le han respaldado frente a la cúpula madrileña. Fue además ayer cuando formalizó la entrega de su acta en la Asamblea de Madrid, junto a su compañera de filas María Espinosa.
Son casi cuatro folios de explicaciones, a los que ha tenido acceso infoLibre [consúltala aquí en PDF], en los que detalla cómo los últimos meses han sido una "montaña rusa" para la militancia, donde se ha pasado por momentos malos, aunque también de "ilusión y esperanza", con todo el proceso que rodeó a las primarias, cuando ella y muchos de sus partidarios sintieron que podrían "reconducir años de errores políticos", y que como resultado de ese debate se otorgara "protagonismo" a los procesos de convergencia.
Pero fue un "infierno", según sus palabras, ver las siglas de IU "vinculadas al enésimo, pero más impactante, escándalo vinculado a Caja Madrid y al modelo de especulación financiera y urbanística que ha sido el epicentro de la crisis económica más grave" que ha sufrido el país. Se refiere Sánchez al caso de las tarjetas black, tras el que se desencadenó el proceso de depuración de responsabilidades políticas. La dirección de Cayo Lara requirió la dimisión de los excoordinadores regionales Ángel Pérez y Gregorio Gordo, actuales portavoces en el Ayuntamiento y la Asamblea de Madrid. Pero ninguno dio el paso, y al final la Presidencia Federal acabó aprobando la apertura de expediente disciplinario contra ambos, ahora en tramitación.
Los manejos de una "minoría absoluta"
"Que en cada nueva encuesta IU apareciera en proceso de caída libre, mientras avanzaba la ola de cambio y superación del bipartidismo responsable de la mayor crisis de régimen que ha vivido el país desde la caída del franquismo, era un infierno en el que sólo sobrevivíamos con la ilusión de seguir trabajando, con quienes llevamos años encontrándonos en luchas sociales, por la unidad popular, que no dejara a ningún sujeto político del cambio fuera del mismo", cuenta Sánchez.
Las primarias, celebradas el 30 de noviembre, se saldaron con una alta participación de militantes y de simpatizantes, y su victoria y la de Valiente, en ambas urnas, hacía ver que era posible, a su juicio, vencer en la batalla más decisiva: la "restauración de un régimen incapaz de garantizar la dignidad a millones de personas frente a la ruptura democrática que abriera un tiempo de ilusión y futuro por un país mejor".
Sánchez prosigue en su carta pormenorizando cómo esa batalla no la pudo ganar dentro de IU-CM, porque una "minoría absoluta" –minoría que es mayoritaria en los órganos, y se nuclea en torno a Gordo y Pérez– cerró los ojos a la "ilusión" y a la confluencia, negándose a la "disolución" de la marca. "Ha sido un infierno descubrir que, tras el debate de la identidad y de las siglas, tras las 'imposibilidades estatutarias para actuar', se esconden quienes llevan años permitiendo que los debates políticos que se reflejan en documentos de análisis y propuesta de acción se traduzcan en estructuras que han bloqueado el desarrollo de la política aprobada". Es lo que la excandidata llamó en rueda de prensa el "cerrojazo" de la cúpula de IU-CM.
La exdiputada sí reconoce que en algún momento, ella y los suyos llegaron a participar de la cultura de la "componenda", de la negociación entre familias, cuyo resultado han sido la conformación de direcciones "incapaces de aplicar" las estrategias diseñadas desde hace años, "sabiendo que venían tiempos de cambio" y había que articular sujetos políticos capaces de "conquistar mayorías amplias que cambiaran el país".
"Ha llegado la hora"
Sánchez considera que ya no hay tiempo que perder, que "ha llegado la hora", porque las plazas están "llenas de gente ansiosa de cambio", de "ilusión y esperanza". Así que el poder ya no reside en los "despachos", que toca formar "parte del cambio" o ser "parte del pasado".
La exdiputada recuerda que en Madrid se lleva dando la batalla entre los partidarios de la "restauración" y los que (con ella) estaban con la "ruptura democrática", y que se intentó buscar el acuerdo, trabajando "desde la discrepancia". Pero esa guerra se había "estancado", según su lectura. Porque hay "dos formas de entender IU que se han hecho irreconciliables y que pueden bloquear el cambio en Madrid". La fractura ya era insoslayable.
"En momentos así, hay que adoptar decisiones, y todas son malas, todas tienen riesgo, y todas dejan a gente por el camino". La suya, y la de un grupo de seguidores, ha sido la de marcharse. Romper el carné, dejar su escaño de diputada (como María Espinosa) e intentar construir una candidatura de "unidad popular", una especie de Ganemos autonómico. "Decidir abandonar IU-CM es reconocer que se ha convertido en una herramienta inviable para la transformación, no por sus militantes, que son lo mejor que tiene Madrid, sino por una minoría de bloqueo [la vieja guardia] que no permite que estos se desplieguen y actúen por el cambio".
Sánchez insiste en que es una decisión "muy dolorosa", que "mucha gente" no "entenderá" ni "compartirá", e incluso pensará que es una "traición" a quienes la apoyaron en las primarias. A ello responde asegurando que, a su juicio, "traicionar esa ola de ilusión sería adoptar caminos que frustran el cambio en Madrid, aunque garanticen la supervivencia de unas siglas". "Ir hasta el final", como ella comprometió en la puesta de largo de su candidatura, el pasado 17 de enero, "no era posible en las circunstancias que la cúpula de la organización está imponiendo". "No es tiempo de resignarse, es tiempo de salir a por todas –añade–, porque ese fue nuestro compromiso, desde aquí hasta mayo. Hasta conquistar Sol [sede del Gobierno regional] ya no nos para nadie".
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La excandidata concluye pidiendo disculpas "de corazón" a quienes no hayan comprendido su decisión. Pero les tiende la mano: "Nos necesitamos, es tiempo de compartir un futuro mejor".
Sánchez no hace referencia en su carta a su nuevo proyecto, a los pasos que va a dar a partir de ahora. Tampoco a su tal vez complicado futuro judicial por la querella que le interpuso el PP a cuenta de las adjudicaciones que el Ayuntamiento de Rivas, del que ella fue concejala una legislatura (2007-2011), hizo a favor de Aúpa, la cooperativa administrada por su hermano, Héctor Sánchez. Pero la excandidata ha venido afirmando que esa cuestión no le ha llevado a tomar decisiones ni a calcular tiempos, que su marcha y la de sus compañeros es producto de un análisis "colectivo" después de que la Presidencia Federal, a iniciativa de Cayo Lara, decidiera no intervenir IU-CM. Pero en su escrito Sánchez tampoco menciona al coordinador.