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El futuro de Cataluña

El TC tendrá la llave para frenar una investidura no presencial de Puigdemont

El presidente de la Generalitat cesado, Carles Puigdemont, saluda a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, al finalizar el Pleno que puso en marcha las normas del referéndum.

Fernando Varela

El pulso por la investidura de Carles Puigdemont como nuevo president de Cataluña continúa y, de momento, amenaza tablas. El candidato de Junts per Catalunya (JuntsxCat) ya sabe —a la vista del auto del Tribunal Supremo que la semana pasada negó a Oriol Junqueras (ERC) la libertad provisional entre otros motivos porque está en situación de volver a tener responsabilidades en el Govern— que si regresa a España es seguro que el magistrado Pablo Llaneras ordenará su ingreso inmediato en prisión y con toda probabilidad le negará la posibilidad de defender su investidura en el Parlament.

Así que, para sortear este obstáculo, Puigdemont explora estos días la idea de que una Mesa controlada por los independentistas haga una interpretación del Reglamento de la Cámara que le permita presentarse a la investidura a distancia, sin abandonar su refugio de Bruselas, obtenerla y regresar entonces a Cataluña. En este escenario, sostienen fuentes próximas al president destituido, el Supremo tendría más difícil justificar su ingreso en prisión.

El reglamento del Parlament en vigor no prevé la posibilidad de investir a un president ausente del hemiciclo, pero tampoco lo impide expresamente. A esta circunstancia se aferran los partidarios de hacer una interpretación de la norma que permita a Puigdemont presentarse. El artículo 146 del reglamento se limita a señalar que en la sesión de investidura “el candidato presenta, sin límite de tiempo, el programa de gobierno y solicita la confianza del Pleno”. “El candidato”, añade el mismo artículo, “puede hacer uso de la palabra tantas veces como lo solicite”.

La adquisición de la condición de president, con todo, no finaliza con la votación de investidura. De acuerdo con la Ley de la Presidencia de la Generalitat, “el nombramiento del president se publica en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya y tiene efectos a partir de la toma de posesión, que debe celebrarse en el plazo de cinco días a partir del nombramiento” y que siempre hasta ahora ha sido presencial. Legalmente, Puigdemont no sería president hasta ese momento.

Lo primero que necesita el candidato de JuntsxCat para hacer realidad este escenario es garantizar una mayoría independentista en la Mesa que el Parlament elegirá el próximo 17 de enero. La previsible renuncia a sus actas de diputados, según fuentes independentistas, de los cuatro consellers cesados que permanecen en Bélgica (Clara Ponsatí, Lluís Puig, Toni Comín y Meritxell Serret) garantiza al partido del president en el exilio, Esquerra y la CUP un total de 66 votos, suficientes para impedir que Ciudadanos se haga con la Presidencia de la Cámara si Catalunya en Comú-Podem (CatECP) niega su respaldo al aspirante de Ciudadanos. Los consellers que tendrían que sacrificar sus puestos en el Parlament para garantizar los votos serían compensados, según algunas fuentes, con puestos en el Govern, una vez se constituyese.

Negociaciones

Precisamente este martes la diputada electa de CatECP, Elisenda Alamany, se reunirá con representantes de ERC, Cs y PSC para abordar la configuración de la Mesa del Parlament y su Presidencia, han explicado a Europa Press fuentes de la formación.

Con una Mesa formada por dos miembros de la lista del president, dos de Esquerra, dos de Ciudadanos y uno del PSC, los independentistas pueden plantear la interpretación del reglamento que busca Puigdemont para hacer realidad su investidura a distancia. Aunque los republicanos de Junqueras no quisieron pronunciarse este lunes al respecto: harán los que digan los letrados de la Cámara.

El plan de Puigdemont, sin embargo, no despeja del todo su camino de vuelta al Palau de la Generalitat. Es seguro que el PP, Ciudadanos y el PSC recurrirán al Tribunal Constitucional un hipotético acuerdo de la Mesa que autorice la convocatoria de una investidura no presencial y todo hace pensar que el Alto Tribunal se pronunciará inmediatamente y desbaratará el intento del candidato de JuntsxCat de ser elegido presidente sin regresar de Bélgica.

JuntsxCat y ERC pactan la Mesa del Parlament y negocian la investidura

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Si la Mesa acata una decisión en ese sentido, Puigdemont no podrá presentarse. Y si no lo hace, los miembros del órgano que gobierna el Parlament que estén en libertad provisional, como es el caso de Carme Forcadell si finalmente acepta estar en este órgano en la nueva legislatura, ya saben que esa decisión puede llevarles a la cárcel. Ese es uno de los motivos por los que la designación de quienes han de estar en la Mesa es tan delicada. De hecho, Forcadell sigue sin confirmar su disposición a repetir como presidenta. Y está aún por resolver la propuesta de Esquerra de ceder ese puesto a Joan Josep Nuet (Catalunya en Comú), también imputado en la misma causa.

Las negociaciones entre JuntsxCat, Esquerra y la CUP incluyen este viernes una cita relevante en Bruselas. Carles Puigdemont insiste en negociar por separado la elección de la Mesa del Parlament, la investidura y la el reparto del Govern. Sus interlocutores, Esquerra y la CUP, prefiere pactar todo a la vez. La idea del president cesado es que si ERC se hace con la Presidencia de la Cámara, después tendrá mucho más difícil reclamar la investidura de Junqueras, una posibilidad de la que no quiere ni oír hablar y que hoy volvió a plantear el diputado en el Congreso Gabriel Rufián.

De hecho, el plan b de Puigdemont, en caso de que finamente no pueda someterse a la investidura, sigue siendo presentar a alguien de la lista de JuntsxCat. Si Jordi Sànchez sigue en prisión y la justicia no le permite someterse a la votación, los mejor situados para ese puesto son el exconseller Jordi TurullElsa Artadi, jefa de campaña de Puigdemont en las elecciones del 21D.

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