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Teresa Ribera: “Abandonar la agenda verde sería directamente un suicidio”

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Teresa Ribera le ha cogido el gusto a la campaña. No para ni un segundo y le ha salido el alma mitinera que muchos no esperaban. A su equipo no para de pedirle que le pongan más actos. Todo bajo el lema de Más Europa. Y la vicepresidenta tercera el Gobierno se ve en condiciones de ganar el próximo 9 de junio en las europeas frente a la “nada” que ofrece el Partido Popular.

Ribera (Madrid, 1969) mira directamente a un puesto en la Comisión Europea, pero se afana durante estos días en señalar especialmente el gran peligro que, a su juicio, se enfrenta el proyecto de la UE: una alianza de los conservadores con la extrema derecha. Por eso, espera una gran movilización del electorado progresista frente a las fuerzas que quieren acabar, por ejemplo, con el pacto verde: “La elección es hacer bien las cosas o suicidarnos colectivamente”.

Casi todas las encuestas indican que el PP puede ganar las elecciones europeas, pero en los últimos días se están recomponiendo las expectativas con el PSOE subiendo. ¿Los socialistas están en condiciones de ganar los comicios?

Sí, estamos en condiciones de ganar. Ante una situación tan compleja como la que está viviendo Europa, tenemos propuestas e identificamos con honestidad los desafíos y las dificultades, mientras que el PP está haciendo una campaña de descrédito, de insulto y de blanqueamiento de la ultraderecha con cero propuestas. La gente lo percibe. Tenemos demasiadas complicaciones como para dejarnos llevar por esa foto de la ultraderecha y de la derecha que generaría grandes problemas para nuestras sociedades.

¿Qué sería un buen y un mal resultado?

A mí me gusta la horquilla de Tezanos.

¿La cree realista?

Veo que la gente está muy interesada y muy motivada. Hay un nivel de movilización al alza que es muy importante. Sí la veo realista. Obviamente no es ningún becario que empieza a trabajar con los datos, es un profesional experimentado.

La campaña socialista principalmente consiste en alertar de los riesgos de los pactos de la ultraderecha con la derecha más tradicional. Pedro Sánchez ha sido uno de los apoyos de la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen. Ahora ella se abre a acuerdos con la extrema derecha y coquetea con Giorgia Meloni. ¿Apoyará el PSOE a la dirigente alemana como líder de la CE?

Depende de qué haga Von der Leyen. Lo que no va a hacer el PSOE es apoyar un marco europeo con la ultraderecha. Sus palabras han sido desafortunadas. Europa está viviendo un momento muy sensible y hay dos alternativas: construir con aquellas fuerzas europeístas que quieren seguir avanzando o sumarse a los partidarios de la ultraderecha que están anunciando sin pudor que van a desestabilizar y destruir desde dentro. No cabe hacer disquisiciones. Mi confianza es que Von der Leyen recapacite. Estoy convencida además de que si va a ser la candidata de Alemania tendrá que contar con esa sensibilidad del Gobierno de coalición de su país, que es netamente europeísta. 

Si el PPE pacta con Meloni, ¿perderá a la familia socialdemócrata?

Por supuesto.

¿Le ha decepcionado Von der Leyen?

Ha tenido un papel muy importante y extraordinariamente positivo prácticamente durante todo su mandato. Es extraño este movimiento en estas últimas semanas, donde parece desdecirse de las respuestas unidas de Europa que se han vivido. Por ejemplo, como la apuesta por una agenda verde que es inevitable. No sé si está mandando estos mensajes porque está en campaña, pero no se corresponden con los activos de su gestión. Todo lo contrario, abre una puerta extraordinariamente peligrosa.

Nunca España había generado tanto respeto, cariño y atención en la UE como en estos momentos

¿Recogerá el acta como eurodiputada?

Como ya hemos dicho, no voy a recoger el acta como diputada europea. Es un mensaje político muy importante el que manda el PSOE de que es la manera que entendemos Europa: queremos contar con Teresa en las instituciones europeas porque es la forma de construir esa agenda en el Colegio de Comisarios. No es la primera vez ni será la última.

¿No es un poco extraño que se presente como cabeza de lista a las elecciones al Parlamento y ya sepamos que no va a trabajar allí?

El mensaje es muy claro: voy a trabajar en Europa. Ojalá este fuera el caso de todos los Estados miembros y sus gobiernos propongan directamente para explicar su idea de Europa a aquella persona que quieren que forme parte del Colegio de Comisarios. Es un ejercicio de lo más transparente.

¿Se ve como vicepresidenta en la Comisión para temas de energía y medio ambiente?

Me veo en un papel que nos permita construir Europa sobre la base de aquello en lo que creo que aporto más como energía, clima y medio ambiente. Una de las cosas positivas de este último ciclo europeo es que se ha sembrado la semilla de que la agenda verde aparezca reflejada en prácticamente todas las carteras. Hoy no podemos concebir una agenda de competitividad, industrial o exterior que no tenga esas sensibilidades. 

El voto verde va a ser muy importante en estas elecciones. Sus compañeros de coalición (Sumar) han elevado el tono durante la campaña y dicen que usted es la candidata de los oligopolios. ¿Qué le parece que diga eso Estrella Galán?

Fuera de la realidad. No se corresponde ni con lo que he hecho ni siquiera con lo que ellos piensan. Pero estamos en campaña.

¿Está en cuestión el pacto verde europeo por ese coqueteo del PPE con la ultraderecha? ¿Puede ir Europa hacia atrás en pleno 2024?

Esa es la gran disquisición. Esa amenaza de implosión de Europa tiene mucho que ver con ese comportamiento, como dice Rodríguez Zapatero, terraplanista. Uno no puede decir que aparta la agenda verde porque la considera ideológica. Las amenazas para la disponibilidad de agua, la manera en la que los ecosistemas avanzan, la seguridad energética o cómo el cambio climático afecta a nuestra salud ocurren al margen de los procesos electorales y de lo que opinen Abascal, Feijóo y el primo de Rajoy. La única manera de evitar las peores consecuencias es abordar de frente para estar estar preparados y aprovechar las oportunidades de esa transformación. 

El cambio climático es una amenaza para los sectores agrícola y turístico

La Agencia Europea del Medioambiente identifica que alrededor del 20% del PIB europeo puede desaparecer en 2050 si no estamos preparados. Y uno de los epicentros de esa afección es la península Ibérica con una amenaza muy seria en los sectores agrícola y turístico. Hablamos de un impacto real en la economía. Sería disparanos o suicidarnos directamente el abandonar esa agenda. Es la década en la que estamos a tiempo de abordarlo. ¿Va a consentir Europa que toda su capacidad de ahorro salga a ser invertida a terceros países donde sí están activando esta transformación? Sería un error. La elección es hacer bien las cosas y seguir progresando o asumimos que nos tiramos por un barranco y nos suicidamos colectivamente. Es la gran disyuntiva de estas elecciones.

Hablamos de Europa, pero el PP ha planteado una campaña muy nacional con la ley de amnistía y la causa abierta contra la esposa del presidente. ¿Estamos ante una especie de segunda vuelta de las elecciones generales?

Me parece muy deprimente que un partido que aspira a ejercer responsabilidades de gobierno y que tiene tradición de ello abandone cualquier intento de hacer propuestas y análisis sobre los desafíos. No dice nada: Europa no existe, ni los problemas europeos en el mundo, ni China, ni los problemas de seguridad, ni la amenaza de la ultraderecha en el mundo. No dice nada de nada. En lugar de eso, ha optado por una campaña de mentiras y sobre cómo desestabilizar al presidente del Gobierno legítimamente nombrado y cuestionar con añoranza de tiempos peores los avances en convivencia y en restauración de la normalidad territorial. Era el asunto que más preocupaba hace cinco años a los españoles y lo recibimos en herencia. Ahora hay una oportunidad para poder encarrilarlo gracias a Salvador Illa. 

Es una campaña tremendamente negativa: yo destruyo a ver si con esas consigo recomponer. Y es peligroso porque polariza y hace que proliferen esos partidos de ultraderecha antisistema. Además, desde el punto social, genera una cierta desconfianza con respecto a la capacidad que tenemos para resolver problemas desde las instituciones. Me hubiera gustado ver una campaña diferente y conocer cuáles son sus propuestas. Sólo hemos escuchado los ruidos, los gritos y esta actitud que tiene el efecto contrario: hacen que crezcan sus socios de la ultraderecha.

Durante muchos años España ha mirado a Europa como esa modernidad que había que importar. ¿Está en juego ahora lo contrario y que nuestro país deje de ser una excepción respecto a otros países donde la ultraderecha gobierna y el europeísmo está en declive? 

Llevo casi 25 años trabajando muy vinculada a temas europeos. Eso me ha permitido hacer un seguimiento muy a pie de calle sobre cómo nos ven en la UE. Nunca hemos generado tanto respeto, cariño, admiración y atención como en este momento. Es muy agradable porque uno siente que debemos contribuir a la búsqueda de soluciones y que la defensa de los intereses españoles coincide en muchas ocasiones con los intereses europeos. La defensa de las libertades, los derechos y el progreso social es la referencia que aporta nuestro país cuando otros están viviendo momentos de involución. Mi convicción es que vamos a seguir ejerciendo este papel. 

La agenda verde fue el gran tema durante las elecciones de hace cinco años, ¿le ha quitado ese papel el tema de defensa?

Es que están muy vinculadas las dos cosas. Europa sigue siendo el continente más rico del mundo, pero cada vez representa menos en términos agregados. Esa prosperidad se ha conseguido sobre la base de principios como la convivencia, los derechos, la democracia y las libertades. El continente es consciente de que, frente a lo que ocurría hace décadas, ahora hay una batalla económica de primer orden por la eficiencia en el uso de recursos naturales. Uno no puede decir que hay que elegir entre economía y ecología. 

¿Y hay que elegir entre ecología y defensa? Todos los países están multiplicando su presupuesto a la luz de lo que está pasando en Ucrania…

Europa debe ser una fuerza de paz y un referente en democracia. Simultáneamente sabemos que la seguridad es hoy algo más que la defensa militar del territorio: lo hemos vivido con el uso que ha hecho Putin de los combustibles o de la desinformación. Son amenazas reales para la desestabilización de la sociedad europea. Tenemos que mantener una inversión muy importante en la agenda verde y se abre un debate inmediatamente después sobre cuál es el marco financiero. 

¿Y son compatibles esas inversiones?

Depende del volumen de recursos y del equilibrio. Pero tengo clarísimo que es imprescindible seguir anticipando y consolidando esa transformación del modelo económico.

España acaba de reconocer junto a Irlanda y Noruega a Palestina como Estado, ¿pero dónde están los otros grandes países? 

Eslovenia también lo acaba de hacer. Estoy segura de que no va a ser el último. Hemos oído un cambio en el discurso de la diplomacia europea y de los Estados miembros. Está mucho más comprometido el presidente francés, Enmanuel Macron. También hemos escuchado un discurso más reivindicativo del Ministerio alemán de Exteriores. Y el Ministerio de Defensa de Italia ha sido más nítido. Las cosas están cambiando. Obviamente no nos podemos quedar aquí, pero ha sido una señal política muy importante de cara a reivindicar el orden internacional y los derechos humanos, además para explicitar al Gobierno de Netanyahu que esto no puede seguir siendo tolerado por la comunidad internacional. Me ha gustado la intervención de Josep Borrel diciendo que va a dejar de hablar de Gobierno de Israel para hablar de Gobierno de Netanyahu. 

¿Cuáles son los siguientes pasos?

Hay que ir viendo, están trabajando las diplomacias española y europea para ver las medidas más efectivas para ir recuperando la normalidad. Desgraciadamente hoy por hoy no se ven señales en el horizonte que nos puedan permitir adivinar un cese rápido de esas operaciones hostiles. Tampoco es gratificante ver a parlamentarios españoles alegrándose de lo ocurrido.

¿Tiene sentido retirar a la embajadora española en Argentina y no hacer lo mismo con la embajadora en Israel ante los miles de muertos y los insultos al Gobierno de España?

La apuesta que se está haciendo en estos momentos es por la presión diplomática fuerte. Hay una diferencia muy importante entre lo uno y lo otro. La reacción del Gobierno de Netanyahu es absolutamente denunciable desde el punto de vista de lo insultante y fuera de rango que corresponde, lo ha hecho con los tres Estados. Ha sido entre violento y pueril. Pero es importante mantener la presión en Tel Aviv y seguir generando una concertación in situ para poder favorecer un diálogo directo entre los colectivos y los partidos políticos para conseguir el cese de las agresiones cuanto antes.

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Es extraordinariamente preocupante ver que en un país con una tradición democrática tan dilatada como es EEUU todo el segmento moderado del Partido Republicano no haya encontrado una alternativa diferente y se deje llevar. No es bueno tampoco no tener capacidad de reacción ante lo que estamos viendo de cómo se alimenta en redes la desinformación con una estrategia deliberada. Hay que construir más Europa. Hoy sí sabemos quién es Donald Trump y vimos lo que ocurrió en el Capitolio. 

Las elecciones europeas son las que tienen menos participación tradicionalmente (por debajo del 50%). ¿Teme una alta abstención del votante progresista que logró salvar a la coalición el pasado 23 de julio o cree que van a conseguir esa movilización?

Forma parte de los objetivos y de los mensajes que estamos dando. Nadie se puede quedar en su casa: una persona progresista se puede llevar un disgusto espantoso al día siguiente. Esto no acaba el 9J, sino que empieza. Los cinco años que vienen son críticos para la evolución de la democracia y del proyecto europeo. No se puede quedar ni un solo voto progresista en casa. Confío en que, a pesar de que la tradición es de una participación inferior, el entendimiento y la claridad sobre lo que nos jugamos tenga el efecto movilizador.

Teresa Ribera le ha cogido el gusto a la campaña. No para ni un segundo y le ha salido el alma mitinera que muchos no esperaban. A su equipo no para de pedirle que le pongan más actos. Todo bajo el lema de Más Europa. Y la vicepresidenta tercera el Gobierno se ve en condiciones de ganar el próximo 9 de junio en las europeas frente a la “nada” que ofrece el Partido Popular.

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