EL ESCENARIO ELECTORAL
La fuga de votos del PSOE al PP en todas las encuestas condiciona la batalla política del nuevo curso
Es muy difícil poner una cifra, porque nadie sabe cuál sería la participación si se celebrasen elecciones generales en estos días. Pero si fuese parecida a la de noviembre de 2019, casi 600.000 personas que entonces votaron PSOE lo harían ahora por el PP.
Eso es, al menos, lo que dice el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y corroboran, con algunas variaciones arriba o a abajo, encuestas publicadas por diferentes medios de comunicación en las últimas semanas.
Ese creciente trasvase de votos del PSOE al PP preocupa en La Moncloa y en Ferraz, donde se reflexiona desde hace meses sobre las fórmulas idóneas para mantener el rumbo a la izquierda marcado por el acuerdo de coalición con Unidas Podemos y de investidura con otros socios (como pareció explorar Sánchez en el debate sobre el estado de la nación) y competir a la vez por ese voto moderado o centrista que parece atraído por el discurso de Feijóo o desencantado con Sanchez. Falta poco más de un año para las elecciones y si no son capaces de invertir las cifras de las encuestas será muy difícil que Pedro Sánchez consiga la reelección, especialmente ahora que Cs agoniza y Vox está en horas bajas. Una tendencia que, de mantenerse, promete además dar un plus de representación al PP que no tuvo en 2019. De esa preocupación en el Gobierno y en el partido socialista, unida a la iniciativa de Yolanda Díaz con su proceso de "escucha" para lanzar el proyecto Sumar, surge la decisión de "echarse a la calle", con más de 30 actos protagonizados por Sánchez programados para este próximo trimestre bajo el eslogan El Gobierno de la gente. Este mismo sábado se ha celebrado el primero en Sevilla. Aún se está detallando la agenda de ministros y ministras, y será relevante comprobar el protagonismo que puedan tener nombres como el de la vicepresidenta económica Nadia Calviño, a quien no pocos consideran clave para contener esa fuga de votos hacia el PP.
El último dato del CIS arroja una transferencia del PSOE al PP del 8,3%. Pero “lo interesante es ver la evolución y en qué momentos se producen cambios significativos, porque el contexto ayuda a entender la reactividad de una parte del electorado”, precisa José Pablo Ferrándiz, director de Opinión Pública y Estudios Políticos de Ipsos.
“Con Casado al frente del PP, los bloques izquierda y derecha permanecían monolíticos: había transferencias intrabloques (transferencias internas entre los partidos dentro de cada bloque) pero no interbloques (no cruzaban votantes de un bloque a otro)”, recuerda.
¿Cuándo creció, hasta duplicarse, la transferencia de voto del PSOE al PP? Tras las elecciones autonómicas en Madrid después de la contundente victoria de Isabel Díaz Ayuso. Se pasó entonces de una transferencia PSOE-PP del 2,1% en abril de 2021, antes de la votación, al 4.1% en junio de 2021.
Voto reactivo
Pero “fue una reacción puntual”, precisa Ferrándiz. En julio de 2021 las transferencias volvieron a “normalizarse”, según la tendencia de los últimos tiempos, y pasaron otra vez al 2,7% (1,5% en septiembre de 2021). En esa evolución observa “intenciones poco cristalizadas que parecen responder más a la reactividad de un momento favorable”, en este caso del PP.
De hecho, recuerda, la transferencia de PSOE a PP volvió a crecer en marzo de este año, tras las elecciones de Castilla y León, donde el PP volvió a ser la fuerza más votada, aunque con menos holgura de lo esperado. La transferencia pasó del 2,3% en febrero al 3,6% en marzo.
Y a partir de ahí, “este porcentaje no ha dejado de crecer lenta, pero progresivamente”. En abril subió al 4,4%, tras la marcha de Casado y la llegada de Feijóo. En mayo, ya con el cambio de líder cerrado, pasa al 5,6%. En junio se mantiene (5,8%) pero en julio, tras el éxito de los populares en Andalucía, esa transferencia de voto del PSOE al PP pasa al 8,3%. “El dato más alto de los últimos años”, subraya.
Endika Núñez, ingeniero y analista de datos en infoLibre, calcula más allá del CIS que en estos momentos el porcentaje de votantes del PSOE de 2019 que ahora están pensando en apoyar al PP se mueve entre un 6 y un 8%, “en función de un escenario más optimista o menos optimista”.
Antes de Feijóo, asegura, no había una tendencia al alza. “Era mucho menor y más residual. Pero “ahora sí que se notan un poco esos movimientos en los datos. Lo que no sé es si ya está tocando techo. Puede ser una tendencia al alza, que es lo que da a entender un poco la lógica de la interpretación, pero técnicamente hablando puede estar estable también” porque hablamos de diferencias de dos a tres puntos entre diferentes encuestas.
El desgaste socialista
Para entender lo que está pasando, Narciso Michavila, presidente de GAD3, recomienda echar la vista atrás y recordar que la victoria de Pedro Sánchez en su propio partido se asentó sobre lo que llama “el PSOE plurinacional”, en detrimento de los socialistas de comunidades conservadoras, como las dos Castillas y Madrid.
Según su análisis, lo que se está resintiendo no es la marca PSOE, sino Pedro Sánchez como consecuencia de las constantes diferencias que exhibe con sus socios de Unidas Podemos y de la necesidad de gobernar pactando con formaciones como Esquerra o Bildu. Ese es, subraya, un fenómeno previo a Feijóo del que el nuevo líder del PP se aprovecha, por ejemplo, en Andalucia, porque antes de su llegada Juanma Moreno ya era un candidato “muy fuerte”.
Siempre, en todos los gobiernos, ha habido conflictos internos, recuerda, pero ahora “las noticias permanentemente hablan de batallas” entre PSOE y UP, mientras el PP ha sido capaz de resolver en tiempo récord sus desavenencias internas a cuenta de Pablo Casado.
Muchos alcaldes socialistas no sólo van a aguantar sino a mejorar sus resultados porque ellos sí están pisando la calle
De hecho, Michavila no cree que la situación económica, en la que tiene un papel destacado la elevada inflación, esté siendo lo que más pesa en las encuestas, porque si no también habría pasado factura a Moreno o a gobiernos como el portugués. Y pone como ejemplo a los alcaldes socialistas, que en su opinión en su mayor parte no sólo van “a aguantar” en las elecciones de mayo de 2023 sino que “incluso van a mejorar resultados a pesar de la crisis”. ¿La causa? Que “esta crisis es muy distinta a la de 2008, que obligó a todos los gobiernos a recortes y a subidas de impuestos”. Los alcaldes saldrán reforzados porque ellos sí están “pisando la calle”. “El problema de la izquierda es que lleva mucho tiempo sin pisar los bares del sur de Madrid o del sur de España”, ironiza haciendo referencia a las dificultades que estarían afrontando PSOE y Unidas Podemos a la hora de analizar la realidad.
Las diferencias dentro de la coalición y los pactos con otros partidos, insiste, son “la clave, no la crisis” energética. “A los gobiernos no los sacan las pandemias, ni las guerras de Ucrania ni la inflación. Para Sánchez lo peor ya no es la subida del precio de las cosas” sino gestos que la gente no puede entender como “quitarse la corbata” y después irse “en el Falcon”.
Hay, en opinión del presidente de GAD3, un último factor que juega en contra el PSOE. “Se da otra novedad y es que ahora el PP no es la ultraderecha, porque ya hay algo a su derecha que es Vox”. Eso explica, asegura, que en Andalucía “264.000 votantes de Sánchez hayan cogido la papeleta del PP, en muchos casos por primera vez. Lo hicieron precisamente para evitar que [Macarena] Olona fuera vicepresidenta” y porque “les parecía mucho más moderado votar una mayoría absoluta de [Juanma] Moreno”.
Comportamiento variable
José Pablo Ferrándiz cree, en primer lugar, que "los datos muestran la existencia de un votante del PSOE con predisposición a votar al PP. No sabemos el techo, cuántos son o cuántos pueden llegar a ser, pero sí que son reactivos a los acontecimientos políticos y electorales favorables que afectan a los populares”.
Al mismo tiempo, añade, “parece también que no son comportamientos cristalizados: cuando transcurre poco tiempo desde el impacto político (sea este el que sea: una victoria electoral, un cambio de liderazgo…) el efecto vigorizante empieza a decaer”.
En este sentido, apunta, “será muy interesante conocer el dato del Barómetro del CIS de septiembre. Si vemos que ese porcentaje se mantiene o crece, podemos pensar que el efecto Feijóo es consistente y ha logrado consolidar una tendencia. Si cae, podemos llegar a pensar que el efecto de la victoria en Andalucía o de la llegada de Feijóo empieza a remitir. Si es así, haría bien el presidente Sánchez en retrasar y alejar todo lo posible las elecciones generales de las elecciones municipales y autonómicas si, como parecen indicar los datos hoy por hoy, estas van a ser muy favorables para el PP”.
¿Qué está motivando a electores del PSOE a pasarse al PP? Las razones, según el director de Opinión Pública de Ipsos, son múltiples y variadas. “Los electores más moderados ideológicamente o directamente sin ideología, es decir, aquellos más pragmáticos, son los más proclives a cambiar de voto”.
De hecho, explica, pueden votar opciones políticas diferentes en función del contexto (económico, político, social o incluso territorial: en municipales votar una cosa, en autonómicas otra y en generales, una diferente). Pueden cambiar el voto por cuestiones económicas (porque frente a una crisis económica piensen que el PP lo va a hacer mejor), por cuestiones políticas (no me gustan los pactos del Gobierno, no me gustan las medidas que está adoptando) o incluso por cuestiones sociopsicológicas (el PP se percibe como el caballo ganador y me apunto a ese carro). No suelen ser causas únicas, aunque en función del momento unas prevalecen sobre otras.
Ferrándiz sostiene que para que la derecha llegue al Gobierno tienen que darse tres condiciones a la vez: que en el bloque de la derecha no haya más de dos partidos —“tres, como hasta ahora en los últimos años, es electoralmente poco eficiente”—, que una parte importante del electorado de izquierda “esté desmovilizada” y “que haya trasvase de voto interbloques desde la izquierda hacia la derecha”. “Los últimos sondeos detectan que se están produciendo estas tres condiciones al mismo tiempo”.
Revertir la situación
En su opinión, el PSOE, el Gobierno y el presidente, “están adoptando medidas para revertir las dos condiciones que está en su mano cambiar: la desmovilización (visible demoscópicamente) de una parte de la izquierda y las transferencias de voto”.
No obstante, el problema es que “los votantes del PSOE que en estos momentos están desmovilizados son diferentes a los votantes del PSOE que ahora manifiestan intención de votar al PP”. Con lo cual, en principio, “las soluciones para retener a unos y para movilizar a otros probablemente serían diferentes. Es un poco el problema que siempre tuvo el PP cuando era el partido único de la derecha y según se acercaban las elecciones tenía que cuidar al electorado de centroderecha (mucho más numeroso), pero también al de la derecha más dura y al de extrema derecha (menos numerosos, pero igualmente necesarios)”.
El PSOE debe centrarse en su electorado tradicional, que es el que últimamente se está quedando en casa, y Yolanda Díaz tiene que volver a ilusionar a la izquierda de la izquierda del PSOE
La diferencia es que “ahora no es un partido, sino que el Gobierno es de coalición y los dos se necesitan”. Son complementarios y, en este sentido, “creo que cada uno tiene que hacer su trabajo: el PSOE centrarse en su electorado tradicional, que es el que últimamente, en algunas elecciones (Madrid y Andalucía), se está quedando en casa; y Unidas Podemos o Yolanda Díaz tiene que volver a ilusionar a la izquierda de la izquierda del PSOE”. “Lo que menos le tiene que preocupar al PSOE, subraya, “es si algunos de sus votantes se van en dirección a Yolanda Díaz. Todo voto es necesario en la izquierda: el problema, como antes he comentado, es la desmovilización y la transferencia a la derecha”.
Entre los electores que votaban al PSOE y ahora dicen que lo harán por el PP hay una presencia notable de personas que se autoubican en el 5 (de 0 a 10) de la escala ideológica. “Hay un 40% más de transferencias del PSOE al PP” en ese dígito que en la población total. De hecho, si para la población en general el trasvase es del 8%, sube al 10% entre quienes se sitúan ideológicamente en el 5, señala Endika Níñez.
El ‘falso’ centro
Ahora bien, advierte, “ese grupo no necesariamente es gente de centro. Puede ser gente que no se quiere mojar o a la que la política no le va mucho y se coloca ahí por no poner ni izquierda ni derecha. Muchas veces damos demasiada importancia a ese 5 ideológico que es la posición de neutralidad donde no te mojas”.
El analista de datos electorales de infoLibre afirma que “mucha gente en ese espacio y que ahora está diciendo que va a votar al PP puede ser gente que se considera de derechas” que en estos momentos cuando se le pregunta en las encuestas “no se moja ideológicamente o no se coloca en ningún espacio”.
Las encuestas dan 11 puntos de ventaja a las derechas, cuya dificultad es mantener esa distancia más de un año
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Núñez llama en general a la prudencia a la hora de analizar los datos y especular sobre lo que puede ocurrir en los próxmos meses. “La valoración general de Pedro Sánchez ha decaído un poco en el último año. Siempre estaba por encima de cuatro y ahora ha bajado” porque “hay un desgaste muy grande” con “todo lo que está ocurriendo con la inflación y con el encarecimiento de la vida”. Feijóo, en cambio, no está en el Gobierno, así que “puede haber gente que opte más por el cambio, simplemente. Si a ellos no les va bien, prefieren cambiar”.
En el voto al PP hay mucha más volatilidad
No obstante, advierte, en el promedio de encuestas se ve que aunque el PSOE “está en mínimos de la legislatura”, en realidad ha cedido muy poco. Después de casi tres años “ha variado muy poco su intención de voto: en el mejor momento estaría en un 28% y ahora está en el 24%”.
En cambio, el Partido Popular ha estado en el 23% y ahora en el 34%. “En el voto al PP hay mucha más volatilidad”, causada primero por la victoria de Ayuso en 2021 y este año por la crisis de Casado, la llegada de Feijóo y las elecciones andaluzas de junio. “Ahora está en ese punto de despegue”, pero entre la volatilidad del voto al PP y la relativa estabilidad del PSOE “tampoco diría que hay un gran desencanto con el Partido Socialista”. Porque ahora mismo, recuerda, “los votantes de derechas están más entusiasmados con la idea de ir a votar. Están más movilizados porque no están en el Gobierno y quieren cambiarlo”.