Formalmente era una “rueda de prensa”, pero en realidad fue un acto político al aire libre, un mitin, celebrado en un espacio público y sin autorización, según confirmó a infoLibre el Ayuntamiento de Sevilla. Santiago Abascal, presidente de Vox, citó a las 13.00 horas a los medios en el centro de la capital andaluza, en la Plaza Nueva, junto al edificio consistorial. Pero no sólo citó a los medios. La convocatoria, al ser difundida a través de las redes sociales, atrajo a numerosos simpatizantes, que jalearon a su “presidente” entre gritos de “viva España”, “viva el rey” y “viva la Guardia Civil”. Otros se quedaron tras el cordón policial, indignados y gritando “¡libertad, libertad!”. Políticamente, ¿qué mensaje traía a Sevilla Abascal, líder de un partido clave para la fijación de una mayoría en la comunidad más poblada de España? Uno enardecido en superficie, como es habitual, pero suave con el Gobierno andaluz que sostiene en el Parlamento desde el inicio de la legislatura. En Andalucía, Vox aprieta pero no ahoga.
El jefe de Vox retiró su exigencia de elecciones anticipadas en Andalucía, limitándose a sugerir al presidente Juan Manuel Moreno (PP) una “reflexión” sobre si merece la pena seguir adelante con un socio, Ciudadanos, que puede cometer “traición” en cualquier momento, según afirmó. Nada que ver con el tono tras la moción de censura de la Región de Murcia, cuando exigía elecciones inmediatas.
Abascal descartó una moción de censura: “No se nos ha pasado semejante cosa por la cabeza”. Y añadió: “Vox no va a plantear un ultimátum en ningún caso. Estamos aquí para decir que Vox no es un problema para la estabilidad, el problema es el puñal naranja”. El mensaje suavizado de Abascal, lanzado con el telón de fondo del proceso electoral en la Comunidad de Madrid, recalca que Vox es el socio fiable del PP, frente a las veleidades del “puñal naranja”. Esta posición tiene un impacto parlamentario en Andalucía, donde Vox es fundamental, porque sus 11 diputados –perdió una representante, que ahora es de Falange– permiten a PP y Cs alcanzar la mayoría absoluta, algo que no pueden hacer por sí mismos.
Seguidores de Abascal frente a la Policía
La escena formada en torno a la rueda de prensa-mitin era curiosa. Llegó a arracimarse un grupo de unas 50 personas entre la Avenida de la Constitución y la Plaza Nueva, en el mismo corazón del centro de Sevilla. Allí protestaban contra el cordón policial que impedía el acceso a la plaza. Agentes de la Policía Nacional –los había por decenas, llegados en furgones– cortaban la desembocadura de todas las calles que daban a la Plaza Nueva. Las protestas fueron subiendo de volumen conforme los indignados comprobaban la Policía Nacional era firme en su negativa. “¡Soy un padre de familia!”, gritaba un señor con mascarilla de la Guardia Civil. El grito más frecuente era el que reclamaba “libertad”. De repente, euforia: “¡Yo soy de Abascal, Abascal, Abascal!”. Pero predominaba el cabreo. Mensajes de este tipo, una y otra vez: si fuera en Cataluña, nos dejarían hasta tirar piedras; si fuéramos feministas, podríamos hacer lo que nos diera la gana.
La llegada de Abascal, pasadas las 13.00, enardeció a los que no pudieron pasar. Hubo gritos contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, contra el alcalde, Juan Espadas, y por supuesto contra el presidente, Pedro Sánchez, y contra Pablo Iglesias. Un exaltado, que no parecía muy en sus cabales porque iba cambiando de tema y de consigna sin ton ni son, dijo que a ver lo que pasaría si todos tuviéramos una pistola, como en Estados Unidos. Más que una amenaza, sonaba a la bravata de un desnortado. Los policías ni se inmutaron, ni ante esta ni ante ninguna otra provocación. El guión estaba claro: tranquilidad y aguantar el tirón. “A los que hemos venido aquí, simplemente a defender la unidad de España, nos impiden pasar. A los que queman las calles los dejan tranquilos y los animan”, protestaba un señor con parafernalia patriótica. Un chaval de unos veintitantos años transformó lo que iba a ser una declaración a una televisión en una especie de discurso contra los “comunistas” que acabó en una ovación del personal.
Más mitin que rueda de prensa
Al otro lado del cordón policial había un grupo nutrido de asistentes al mitin, en torno a 200, a los que sí se dio acceso. También era posible entrar con carné de prensa y mostrando el DNI. Pero eso no lo convertía en una rueda de prensa al uso. Pasadas las 13.00 horas llegó Abascal, aclamado: “¡Presidente, presidente!”. ¿Qué había convocado? Formalmente, una rueda de prensa. Pero, claro, lo había hecho a través de Twitter, con lo que no estaba sólo dirigida a periodistas.
Los periodistas eran clarísima minoría... Y no podían trabajar en las mejores condiciones. La periodista Marta Maldonado, de La Razón, fue objeto de insultos como “puta” y “golfa”, salidos de entre los asistentes, después de preguntar a Abascal por los motivos de la convocatoria de una rueda de prensa que parecía un mitin. Otros compañeros fueron también abucheados e increpados tras sus preguntas.
¿Cómo llegó a cocinarse este acto sui generis? Un portavoz del Gobierno local asegura que el martes, en torno a las 12.00 horas, Vox presentó una solicitud de autorización de ocupación de vía pública con un escenario para rueda de prensa. El aforo estimado era de más de 300 personas y se anunciaba un grupo de 20 voluntarios para acotar el espacio, explica el mismo portavoz. “Esas autorizaciones de vía pública –añade– no se dan en 24 horas, requieren un plazo más amplio de tramitación, y así se les comunicó. Por tanto, no tenían autorización de ocupación de vía pública municipal”.
La Delegación del Gobierno en Andalucía señala que Vox había informado a la Subdelegación en Sevilla de una rueda de prensa a las 13.00 horas en Plaza Nueva, con la advertencia de que podría haber asistentes espontáneos, señala un portavoz. La solicitud no se realizó por el trámite reglado para concentraciones, ni requirió de un informe de la Consejería de Salud. No se dio ninguna autorización expresa, porque no correspondía. La Policía Nacional, agrega un portavoz, se limitó a prestar apoyo a la Policía Local. Vox no responde a infoLibre sobre cómo y de qué informó a las autoridades para la celebración del acto.
El resultado es que, para evitar que el acto derivara en una aglomeración, la Plaza Nueva estaba prácticamente cerrada para cuando llegó Abascal, andando a buen paso, rodeado de acólitos, y subió al espacio habilitado en el centro de la Plaza Nueva. El personal que había accedido, en teoría “voluntarios” a tenor de lo comunicado al Ayuntamiento, rondaba los dos centenares. Antes de entrar en los mensajes políticos, Abascal se quitó toda la responsabilidad por las posibles aglomeraciones. El presidente de Vox dijo que lo convocado era “una rueda de prensa, no un acto político” y criticó las “órdenes ilegales” dadas por Pedro Sánchez y Fernando Grande-Marlaska a la Policía Nacional, en una actitud “arbitraria y criminal”, restringiendo la “libertad de circulación” de los sevillanos y provocando “daño a los comerciantes”. También mencionó las palabras “Pablo Iglesias”, tras las cuales se escuchaba salir del auditorio: “¡Rata!”.
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El mensaje central de la rueda de prensa-mitin era contra la “veleta naranja, que ahora es el puñal naranja”, en contraste con la “estabilidad” que da Vox a los gobiernos de derechas. En este caso, al de Andalucía, liderado por Juan Manuel Moreno (PP) con Juan Marín de vicepresidente (Cs). Abascal, que tras la moción de censura en Murcia pidió elecciones anticipadas, este miércoles no lo hizo. Es más, recalcó que no estaba pidiendo elecciones anticipadas, como sí hizo el 10 de marzo,
Lo que hacía ahora, enfatizó, era reclamar al presidente andaluz una “una seria reflexión sobre la fiabilidad de su socio de gobierno". “Vox no es un problema para la estabilidad en Andalucía; el problema es uno de los socios del gobierno, el puñal naranja, Ciudadanos, que se ha convertido en un partido imprevisible", afirmó Abascal. Causó confusión que luego Vox comunicara tras el acto a través de sus cauces habituales que Abascal había pedido elecciones anticipadas, si bien luego el departamento de prensa aclaró que fue un error. El mensaje que venía a dar Abascal era otro: tranquilidad, que aquí estamos para dar apoyo, no como Ciudadanos.
El presidente de Vox, al que se le preguntó si se había reunido con algún miembro del Gobierno andaluz, prefirió no responder “por discreción”. El entorno de Moreno aseguró que no se había reunido con el líder de Vox.
Formalmente era una “rueda de prensa”, pero en realidad fue un acto político al aire libre, un mitin, celebrado en un espacio público y sin autorización, según confirmó a infoLibre el Ayuntamiento de Sevilla. Santiago Abascal, presidente de Vox, citó a las 13.00 horas a los medios en el centro de la capital andaluza, en la Plaza Nueva, junto al edificio consistorial. Pero no sólo citó a los medios. La convocatoria, al ser difundida a través de las redes sociales, atrajo a numerosos simpatizantes, que jalearon a su “presidente” entre gritos de “viva España”, “viva el rey” y “viva la Guardia Civil”. Otros se quedaron tras el cordón policial, indignados y gritando “¡libertad, libertad!”. Políticamente, ¿qué mensaje traía a Sevilla Abascal, líder de un partido clave para la fijación de una mayoría en la comunidad más poblada de España? Uno enardecido en superficie, como es habitual, pero suave con el Gobierno andaluz que sostiene en el Parlamento desde el inicio de la legislatura. En Andalucía, Vox aprieta pero no ahoga.