Una ganadora de MasterChef Celebrity y un tiktoker de éxito se presentan a unas elecciones presidenciales. No sólo eso, sino que convencen a una buena parte del electorado y acaban compitiendo en la segunda vuelta el uno contra el otro por ser el jefe de Estado del país. Si no fuera porque esto mismo ha pasado en Rumanía, creeríamos que es el inicio de un chiste con un golpe de efecto al final. Pero lejos de ser una broma, las elecciones en este país de Europa Oriental (el sexto más poblado de toda la Unión Europea) han abierto de nuevo el debate del poder de las redes sociales para canalizar el discurso ultra y, por si fuera poco, están a punto de llevar a un político completamente fuera del radar y cercano ideológicamente a Vladimir Putin a la presidencia del país.
Los contendientes no podrían ser más antagónicos. Por un lado, Elena Lasconi, una conocida periodista y presentadora, ganadora del popular concurso culinario, que se ha hecho con la hegemonía del centro derecha liberal y que quiere representar una Rumanía europeísta y alejada de la corrupción. Por otro, Călin Georgescu, más conocido como el ‘mesías de TikTok’, un hombre que ha revolucionado la política rumana y europea tras su victoria en la primera ronda de las presidenciales del pasado domingo. Proruso, ultrareligioso y enormemente conservador, este político de extrema derecha ha copado los titulares por hacer algo que parecía imposible: ganar las presidenciales rumanas cuando las encuestas tan solo le daban en torno a un 5% de los votos. De esa paupérrima cifra, este “candidato invisible” ha subido hasta el 22%, superando por casi 4 puntos a Lasconi, en un vuelco inédito en la política del país.
Solo para poner en perspectiva el extremismo de Georgescu, en Rumanía, antes que él, ya existía un partido de extrema derecha, la llamada Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), del cual fue expulsado precisamente porque sus ideas eran demasiado radicales incluso para esa formación. “El aumento de los precios, la inflación, las deudas, las dificultades del día a día representan un conjunto de factores que han orientado al pueblo rumano como nunca, hacia un candidato independiente. Nadie se lo esperaba ni tampoco nadie nunca le tomó en cuenta”, afirma Silvia Marcu, investigadora en el CSIC y gran conocedora de la realidad de Rumanía.
Ese deterioro económico, unido a la desigualdad, ha contribuido en gran medida a la victoria del extremista, que, a imagen y semejanza de otros líderes populistas mundiales, ha sustentado los pilares de su discurso en la lucha contra una élite corrupta y desconectada del pueblo que rige los designios de Rumanía.
Para Camil Ungureanu, profesor de Filosofía Política en la Universitat Pompeu Fabra (UPF), este factor de la desigualdad es especialmente importante en el país, una democracia postcomunista que estuvo gobernada hasta el año 1989 por el sanguinario Nicolae Ceaușescu. “La democracia se presenta como una promesa de igualdad. Como en otras democracias, en Rumanía hay una parte creciente de la población que se siente desposeída y engañada”, afirma. Y se pregunta: “¿Cuándo entenderán las élites democráticas la urgencia de abordar cuestiones como el precio de la vivienda, la inflación y el coste de vida, así como las desigualdades abismales?”.
A esa sensación de abandono, se le ha sumado la incompetencia de los partidos tradicionales rumanos en los últimos años. El país, uno de los más corruptos de Europa, ha estado gobernado en la mayoría de las legislaturas posteriores a la dictadura por el Partido Socialdemócrata (PSD) o por el Partido Nacional Liberal (PNL). Pese a ello, ambas formaciones han sufrido mucho desgaste en los últimos años por culpa, principalmente, de la corrupción. Esa pérdida de confianza llegó a tal punto que los dos tuvieron que recurrir, en 2021, a formar una gran coalición para gobernar el país después de un fallido Ejecutivo del PNL con otras formaciones de centro. Una fórmula que sigue rigiendo los destinos del país a día de hoy, y que puede ser que se repita tras las elecciones parlamentarias de este pasado domingo.
“Esa alianza cártel está basada en el clientelismo y tiene como consecuencia la promoción de líderes totalmente mediocres ”, describe Ungureanu. Una sensación que también percibe la investigadora del CSIC: “El juego de los partidos políticos es interminable. De izquierda a derecha, de derecha a izquierda. Llevan 35 años de ese modo. El pueblo rumano está, realmente, ‘mareado’ y sin rumbo, aún sin saber qué votar el próximo domingo”.
Cómo la extrema derecha domina las redes
En este punto entra el gran arma que ha propulsado, según todos los analistas, la victoria de Georgescu: su cuenta de TikTok. Un recurso que no por recurrente entre la extrema derecha deja de ser efectivo. Desde el líder de la Lega de Italia, Matteo Salvini, pionero en el uso de las redes con fines políticos, hasta el nuevo icono de la extrema derecha francesa, Jordan Bardella, el político con más éxito de Europa en TikTok, prácticamente todos los líderes extremistas han recurrido a la plataforma china para la lanzar su campaña. Eso sí, ninguno lo ha hecho con la efectividad de Georgescu, pasando de ser un completo desconocido a todo un ganador de unas presidenciales.
En su perfil, con medio millón de seguidores (en septiembre solo tenía 30.000), a imagen y semejanza de todos esos líderes ultras, encontramos vídeos de todo tipo, muchos de ellos por encima del millón de visualizaciones. La mayoría son enfrentamientos con periodistas, participaciones en podcasts y sus intervenciones en diferentes eventos. Sin embargo, también hay hueco para su parte más humana: vídeos de Georgescu practicando atletismo, equitación y kárate, se combinan con encuentros con simpatizantes, especialmente jóvenes, para crear una máquina casi perfecta. Todas ellas son imágenes que le muestran cercano, natural y, por encima de todo, alejado de la imagen de un radical. Sin embargo si hay algo que tienen en común todos sus formatos es que la política solo es una excusa, no la protagonista. No hay contenido profundo, ni ideológico, sino que Georgescu opta por unos vídeos más cercanos al entretenimiento puro que a difundir un marcado programa político.
La receta no es nueva, pero el resultado sí que ha sido sin precedentes. Políticos como Alvise Pérez en España lograron grandes réditos electorales usando las redes sociales como principal medio para hacer campaña pero, a diferencia del rumano, se quedaron lejos de ganarlas. Ahora, con su resultado, Georgescu ha puesto en cuestión esa idea de que TikTok sí era muy efectivo para movilizar al electorado, pero no tanto para ganar elecciones, sobre todo si solo se usaba este método para convencer a los votantes. “En lugares como España, se observa que las redes son un medio necesario pero no suficiente para realizar una buena campaña electoral. Por ese motivo, hay que combinarlas con otras formas de comunicación. Esta era la tónica que habíamos visto en toda Europa hasta ahora”, explica Inma Aguilar, consultora política y electoral y experta en comunicación política.
TikTok para dominar el malestar
Entonces ¿por qué ha funcionado tan bien la campaña del político ultra en Rumanía? Una vez más, la respuesta está en el contexto. “Georgescu ha coagulado el voto de protesta de muchos rumanos desencantados con las élites políticas, que han perdido la fe en el proyecto democrático. Eso ha creado el caldo de cultivo perfecto para el triunfo de un candidato tan extremista como él”, explica Ungureanu.
Esa situación de tensión e inestabilidad se acrecentó aún más el pasado jueves, cuando el Tribunal Constitucional ordenó un nuevo recuento de las papeletas de la primera vuelta en medio de la indignación popular. Una decisión inédita en la historia del país que seguramente no afecte tanto al ganador como a la segunda clasificada, ya que a Lasconi solo la separan 2.740 del actual primer ministro y candidato socialdemócrata, Marcel Ciolacu. “TikTok, con su algoritmo, favorece especialmente a los discursos centrados en la emoción, precisamente en lo que destacan los mensajes populistas y extremistas de Georgescu. Si a eso le sumamos que los contextos de tensión le dan alas a estos discursos, tenemos el cóctel perfecto para entender el impacto de TikTok. Por si fuera poco, los candidatos que centran sus campañas en redes suelen ser outsiders y antisistemas, por lo que lo tienen más fácil en estos contextos”, comenta Aguilar.
A ese factor hay que añadir que los jóvenes son el votante mayoritario del candidato, precisamente el grupo poblacional que más usa TikTok. “El voto joven aún no está construido y es un caladero perfecto para nuevos partidos y candidatos independientes”, asegura la experta en comunicación política. Sin embargo, Ungureanu advierte que, pese a que la red social china ha podido ser un activo fundamental para la victoria de Georgescu, este también ha realizado una campaña de cara a cara muy potente, viajando por toda Rumanía, lo cual también ha podido contribuir decisivamente a su victoria. “Es bien diferente hacer sólo campaña en TikTok a que esta red social sea tu principal canal de comunicación”, matiza Alex Comes, periodista, politólogo y consultor de comunicación política e institucional.
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Lo que sí tiene TikTok de diferencial con respecto a otras plataformas donde se puede hacer campaña es su facilidad para ocultar de donde viene el dinero destinado a captar nuevos votantes. “Meta, desde el escándalo de Cambridge Analytics tiene, por obligación de las autoridades, un sistema de transparencia en cuanto a la financiación de campañas electorales y anuncios políticos, cosa que, a día de hoy, Tiktok no tiene. Esto, probablemente, hace que la publicidad política en la red social china sea más opaca que en otras plataformas”, explica Comes. De hecho, mientras él sostiene que no gastó un solo euro, muchos expertos dudan de que el exponencial crecimiento del candidato en esta parte final de la campaña fuera natural y creen que se gestó a base de campañas que suelen costar muchísimo dinero.
Aun así, y más allá de la financiación, hay otros aspectos coyunturales a la red social china que favorecieron al ultra para darse para conocer y a tener más relevancia. “TikTok ayuda más a candidatos independientes como él que a partidos. Los vídeos que mejor funcionan no son los que van de política, sino los que van sobre las personas, así que al final gana quien logre aparecer en el timeline de los usuarios camuflado de tal forma que no parezca un político”, describe la experta en comunicación política. Con eso y con la facilidad para ganar interacciones de sus posts incendiarios, Georgescu se convirtió en la maquinaria perfecta para TikTok, especialmente en la fase final de la campaña.
Ahora, Rumanía se enfrenta a una segunda vuelta el próximo domingo que pondrá a prueba el rumbo del país y su propia posición dentro de la UE. Aunque tanto Ungureanu como Marcu afirman que el sentimiento prorruso en el país no ha aumentado y que el éxito de Georgescu se explica por otros factores, su llegada al poder pondría a un nuevo aliado de Putin en un país de la UE, y en este caso, en un país fronterizo con Ucrania. “Una buena parte de los votantes del Partido Socialdemócrata votará por Georgescu y, en ningún caso, por la Elena Lasconi, que es de derechas. Además, la cultura rumana es patriarcal y estamos viviendo tiempos de guerra”, zanja el profesor de la UPF.
Una ganadora de MasterChef Celebrity y un tiktoker de éxito se presentan a unas elecciones presidenciales. No sólo eso, sino que convencen a una buena parte del electorado y acaban compitiendo en la segunda vuelta el uno contra el otro por ser el jefe de Estado del país. Si no fuera porque esto mismo ha pasado en Rumanía, creeríamos que es el inicio de un chiste con un golpe de efecto al final. Pero lejos de ser una broma, las elecciones en este país de Europa Oriental (el sexto más poblado de toda la Unión Europea) han abierto de nuevo el debate del poder de las redes sociales para canalizar el discurso ultra y, por si fuera poco, están a punto de llevar a un político completamente fuera del radar y cercano ideológicamente a Vladimir Putin a la presidencia del país.