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'La casa de papel', 'Paquita Salas' y 'Gigantes': la tele de Borja Sémper se queda en España esta temporada

Borja Sémper, portavoz del PP en el Parlamento Vasco.

Borja Sémper (Irún, 1976) es el portavoz del Partido Popular en el Parlamento vasco, además de ser concejal en San Sebastián. Autor de varias publicaciones, entre ellas un poemario, Maldito (des)amor (Lapsus Calami), Sémper participa en De series, dentro de la revista Verano libre, en la que a lo largo de agosto políticos, politólogos y periodistas comentan las series que más y que menos les han gustado. El verso suelto del PP, como muchos lo llaman, o, simplemente, la cara más heterodoxa del partido, se inclina por tres producciones españolas en esta temporada: La casa de papel, Paquita Salas y Gigantes.

“Me han gustado muchas, pero sin necesidad de ser las mejores y cada una por cosas diferentes”, afirma el dirigente del PP vasco. La casa de papel, aunque por el momento nos cueste acostumbrarnos a ver caras españolas en las grandes pantallas de Times Square, es el mejor ejemplo de que, desde la casa patria, puede hacerse una televisión que guste más allá de nuestras fronteras —contar con una plataforma como Netflix es sin duda la clave de su éxito—. Estrenada en 2017 y protagonizada por Úrsula Corberó, Alba Flores y Álvaro Morte, esta producción de Atresmedia y Netflix narra los lances y peripecias de ocho atracadores que, en su primera temporada —en julio se estrenó la tercera—, urden un plan cuadrado al milímetro para asaltar la Fábrica de la Moneda.

Para Borja Sémper, la llave del éxito de La casa de papel nace de su “osadía y proyección global”. Ahora, dado el indiscutible bombazo que ha supuesto la serie, desde las salas de máquinas de las productoras españolas se están cambiando los formatos, acortando la duración de los episodios, adaptando las series a un estándar más internacional… como desde Atresmedia, donde los capítulos ahora intentan no rebasar los 50 minutos.

Concentrando y generando expectativas, alimentando la tensión de la ficción y facilitando el enganche del espectador, se maqueta un producto más exportable, con mayores garantías de éxito. Sin embargo, las dinámicas de consumo de series están cambiando. Así, plataformas como Netflix promueven el binge-watching, el famoso atracón de seriesbinge-watching, que le facilita al espectador consumir en tan sólo dos días la temporada de una serie que normalmente, con la dilación de las semanas, tardaba dos o tres meses en proyectarse por completo. 

Paquita Salas, que se estrenó en julio de 2016, se ha ganado la atención del dirigente vasco por “su talento y humor”. Dirigida por Javier Calvo y Javier Ambrossi y protagonizada por Brays Efe, Paquita Salas es una comedia que empezó a emitirse en Flooxer, una plataforma de Atresmedia, pero en 2017 Netflix compra los derechos de la serie y pasa a ser de su propiedad y distribución. Las aventuras de Paquita, una representante de actores que tiene su negocio de capa caída, han conquistado a su público con una fuerte apuesta por el humor, la ironía y una constante alusión a la cultura pop y costumbrista española que se gana la empatía del espectador, por el fuerte imaginario común.

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Sémper también muestra sus simpatías por Gigantes, una producción de Movistar+ codirigida entre Enrique Urbizu y Jorge Dorado y protagonizada por José Coronado y Daniel Grao. Así lo justifica el dirigente del PP: “Por su crudeza, por su nivel interpretativo y por ser Urbizu en estado puro”. Gigantes —con dos temporadas— cuenta la historia de la familia Guerrero, que oculta sus actividades criminales con la compraventa de muebles como tapadera y tendrá que hacer lo posible por rehuir de la policía, que pisa los talones al clan familiar.

En cuanto a su serie favorita de la historia, Borja Sémper no tiene tan clara la respuesta. No entiende eso de elegir una serie por encima de otras, sino que prefiere cuadrar una en cada época de su vida: “Cada momento tiene una serie, ya sea por edad, momento vital o lo que sea, no puedo quedarme con una”. Pero al final lo hace, y lo achaca a la “nostalgia”: “Elijo El ala oeste de la Casa Blanca”. Emitida a partir de 1999 durante siete temporadas y 155 capítulos, la producción de la NBC se ambienta en la Casa Blanca, justo en el ala oeste, donde se encuentra el despacho oval. La ficción sobre la presidencia del demócrata Josiah Bartlet, interpretado por Martin Sheen, cosechó numerosos éxitos, convirtiéndose así en una de las series más galardonadas de la historia —26 premios Emmy sin ir más lejos—. Así, este drama político desnuda los entresijos de las acciones y tensiones que una legislatura al frente de la administración del país con más poder del mundo puede generar.

Por último, hubo series que el concejal vasco no terminó, pero no bajo la excusa de que no fueran buenas, sino porque en su momento lo fueron tanto, que no merecía la pena continuarlas si no daban la talla. Dos de ellas son House of cards y Homeland, “grandísimas series que dejé de ver cuando creí que ya no podían dar más cosas nuevas”, afirma Sémper. House of cards, en Netflix y con seis temporadas —ya finalizada—, protagonizada por Kevin Spacey y Robin Wright, es otro drama político que sigue la historia de Frank Underwood, un congresista demócrata que, en su afán de llegar al mando de la Casa Blanca, se envuelve en una intrincada historia de mentiras y manipulaciones que dan cuenta de la peor cara del poder. Y Homeland, también con tintes de thriller político, pero con más contenido dirigido a la acción, centra su trama en la lucha contra el terrorismo dentro de la propia CIA, a través de Carrie Mathison, interpretada por Claire Danes, que, pese a su talento innato y su astucia, tendrá que dirimir sus batallas personales mientras las compatibiliza con su trabajo. La ya confirmada y última temporada se estrenará en otoño de este 2019, tras ocho años de éxitos, premios y un constante esfuerzo por elevar la tensión televisiva a su máximo exponente.

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