Si comenzamos esta pieza nombrando a Miguel López, probablemente, a la mayoría de los lectores, este nombre no les diga absolutamente nada. Sin embargo, si lo cambiamos por su seudónimo, con el que ha triunfado en redes sociales y en librerías de todo el mundo, El Hematocrítico (A Coruña, 1982), a muchos ya les comenzará a cambiar la cara. Este coruñés acumula casi 160.000 seguidores en su cuenta de Twitter, donde cada día comenta diferentes temas de la actualidad con amplias dosis de humor. Allí se define como “demasiado gallego” pero, además de eso, es muchas cosas más. Antes de convertirse en un fenómeno de las redes, López era maestro de Educación Infantil y Primaria, una profesión que le ha permitido estar cerca de los niños, que son los protagonistas de otra de las actividades que realiza este polifacético coruñés, la de escritor.
El Hematocrítico es uno de los autores de literatura infantil más exitosos del panorama español, con libros como Rapunzel con piojos, Agente Ricitos, El lobo con botas o la saga Max Burbuja. Pero su labor literaria no solo se limita al público infantil, sino también al adulto. El año pasado escribió ¡Escúchalos! Por una crianza con empatía, donde reflexiona y aporta su particular visión sobre temas tan importantes como el tiempo libre de los niños, los deberes o la tecnología, todo ello para favorecer una crianza mucho más respetuosa con los más pequeños, donde la empatía, la escucha, la ternura y el acompañamiento sean los ejes de la educación.
Además de su carrera literaria, El Hematocrítico también se ha adentrado en el mundo del podcast con el programa Los Hermanos Podcast, donde comenta junto a Noel Ceballos y Nus Cuevas diferentes temas de la actualidad siempre desde el toque de humor que le caracteriza. Por otro lado, ha creado espacios en la red como Rama en el Portal, El Hematocrítico de Arte o Legends of Hemato, dedicados a diferentes temáticas. Con sus tantas facetas y con tanto humor, los placeres culpables de este escritor a buen seguro no van a defraudar.
Y eso que comienza negando la mayor: “¡Yo no creo en los placeres culpables! Creo en disfrutar las cosas a calzón quitado sin complejos”. Sin embargo, reconoce que hay cosas por las que la gente le pide "más explicaciones que por otras”. Entre esas que le requieren justificarse más, el escritor destaca la serie Médico de Familia y la música de Bad Bunny, las cuales definiría como sus dos placeres culpables más recientes.
En el caso de la mítica serie de los años noventa, una de las más exitosas de la historia de nuestra país con más de 7 millones de espectadores de media durante sus nueve temporadas, la puerta de entrada para el autor fue su propio podcast: “En Los Hermanos Podcast estoy ahora enfrascado en una revisión con análisis exhaustivo de Médico de Familia que me está dando la vida”.
Por otra parte, El Hematocrítico se declara “muy fan” de Bad Bunny, un cantante que, en su opinión, “tiene tantos detractores como fans acérrimos”. De hecho, cree que la música del puertorriqueño es considerada un placer culpable por todos los prejuicios asociados a la música latina: “En España nuestra cultura musical le debe más al pop rock anglosajón que a la música latina, y mucha gente pone una gran cruz roja a toda la música que se hace en Latinoamérica ya de entrada”. Él piensa así porque, confiesa, antes era de los que tenía prejuicios asociados a la música latina, hasta que un buen amigo le "abrió los ojos” con una selección de canciones y, desde entonces, le encanta.
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Cuando comenzó a escuchar a Bad Bunny, lo que más le llamó la atención fue la “mezcla de música contemporánea muy potente con una personalidad muy nueva y original”. "Me recordaba a Kanye West o Drake, gente que me encanta", subraya. A todo ello se le añadía, además, que sus canciones son en español, lo cual le parecía “muy fresco”. Desde ese primer momento de acercamiento a música del puertorriqueño hasta ahora, El Hematocrítico admite que su percepción de Bad Bunny ha cambiado muchísimo: “Es el músico más escuchado del planeta por una razón. Tiene una potencia increíble, es la voz del momento”.
Después de confesar su devoción por Bad Bunny y por Médico de Familia, la pregunta que nos queda por hacer a El Hematocrítico es por qué ocultamos estos placeres si los disfrutamos tanto. “Vivimos pendientes de la opinión de los demás y del qué dirán. Yo creo que cuanto más mayor me hago menos me importa que me vean leyendo la revista Hola, escuchando Bad Gyal o viendo La Isla de las Tentaciones. Creo que es compatible con leer la Rockdelux, escuchar Radiohead o ver Sucession, sin lugar a dudas”, reivindica el escritor, quien reconoce estar siempre abierto a recomendaciones culturales y a explorar nuevos horizontes que le sorprendan.
Con esta reflexión, no llama la atención que el escritor no sea demasiado defensor de la separación entre alta y baja cultura. “La cultura es la cultura y la misma obra le afecta a unas personas de manera diferente que a otras. Cuando salieron, los Beatles fueron percibidos como ruido y basura por los fans de la música culturetas del momento y mira ahora”, defiende el autor.
Si comenzamos esta pieza nombrando a Miguel López, probablemente, a la mayoría de los lectores, este nombre no les diga absolutamente nada. Sin embargo, si lo cambiamos por su seudónimo, con el que ha triunfado en redes sociales y en librerías de todo el mundo, El Hematocrítico (A Coruña, 1982), a muchos ya les comenzará a cambiar la cara. Este coruñés acumula casi 160.000 seguidores en su cuenta de Twitter, donde cada día comenta diferentes temas de la actualidad con amplias dosis de humor. Allí se define como “demasiado gallego” pero, además de eso, es muchas cosas más. Antes de convertirse en un fenómeno de las redes, López era maestro de Educación Infantil y Primaria, una profesión que le ha permitido estar cerca de los niños, que son los protagonistas de otra de las actividades que realiza este polifacético coruñés, la de escritor.