La lectura de un libro para desconectar de la cotidianidad y poder adentrarse en una apasionante e interesante historia está ligada al verano. Estas fechas son las idóneas para adentrarse en una buena lectura, pero, como explica el escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966) a infoLibre: "cualquier momento es bueno para dejar que un buen libro lo ilumine y le otorgue profundidad". Además, añade que él siempre aprovecha los viajes largos para leer.
Silva, conocido por sus novelas policíacas, como La marca del Meridiano, galardonada con el premio Planeta en 2012, o El alquimista impaciente (2000), cuenta que la famosa obra del novelista francés Stendhal Rojo y negro ha sido la encargada de acompañarle numerosos veranos. Esta pieza pertenecía a la biblioteca de su padre y él, con tan solo 14 o 15 años, decidió leerla. Relata, con cierta nostalgia en sus palabras, que se adentró tan rápido en la historia que se lo leyó en el mismo día, "del tirón".
"Sin saber por qué, desde la primera vez que lo leí, de un tirón, se me quedó dentro la historia: la manera de contarla, la atmósfera, los personajes, en especial, la irresistible Madame de Rênal", explica el escritor madrileño. Además, Silva reconoce que ha querido sumergirse en esta novela, que considera como "inmersiva", en más de una ocasión y en todas se repite lo mismo: "siempre en verano, siempre en un solo día. [...] Volví a tener la misma experiencia de inmersión absoluta, de verme arrastrado por una historia vehemente, incontenible, emocionante, trágica, fatal. Años después, descubrí la frase que Stendhal escribió en Lucien Leuwen: 'Detalles, más detalles, no hay originalidad ni verdad sino en los detalles'. Y lo entendí todo".
Sin saber por qué, desde la primera vez que lo leí, de un tirón, se me quedó dentro la historia: la forma de contarla, la atmósfera, los personajes, en especial, la irresistible Madame de Rênal
Además, cada vez que decide volver a pasar cada una de sus páginas, tiene la sensación de que vuelve a casa y aprovecha la oportunidad para disfrutar de aquello que recuerda y reconoce y también de aquello en lo que de pronto le sorprende.
Tal es su pasión por el novelista francés, al que considera un maestro, en particular por esta obra, que resulta inevitable preguntarle si a raíz de esta lectura empezó a florecer su vocación por la escritura. Lorenzo Silva cuenta que ya había hecho sus pinitos, pero que esto provocó un efecto refuerzo y le sirvió como un elemento "inspirador".
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Además de hablar de la novela, el escritor madrileño cuenta a infoLibre que los encargados de inculcarle "el amor por la lectura" han sido tanto su padre como su madre. También es importante incidir en que su madre "escribió algo de poesía en sus últimos años" y Silva resalta que, además de sus progenitores, tuvo la "suerte" de encontrarse con profesores y profesoras, tanto en el colegio como en el instituto, que le han transmitido "con pasión e inteligencia el gusto por los libros y por lo que contienen".
Para finalizar, Silva ha querido deleitar a nuestros lectores con dos recomendaciones. Comienza con libros. "Cortos, La invención de Morel, de Bioy Casares, o El túnel de Ernesto Sabato. Largos, dense una oportunidad quienes no han leído El Quijote o Los tres Mosqueteros (toda la serie). Son libros para quedarse a vivir".
La segunda va dirigida a la gente que no es fan de la lectura. El novelista afirma rotundo: "Leer es una elección personal. Puedo decirles que es la mejor que yo he hecho en la vida. Que, para mí, con un buen libro en las manos hasta un día lamentable o un sitio anodino merecen la pena y se vuelven memorables".
La lectura de un libro para desconectar de la cotidianidad y poder adentrarse en una apasionante e interesante historia está ligada al verano. Estas fechas son las idóneas para adentrarse en una buena lectura, pero, como explica el escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966) a infoLibre: "cualquier momento es bueno para dejar que un buen libro lo ilumine y le otorgue profundidad". Además, añade que él siempre aprovecha los viajes largos para leer.