La universidad de la Transición, el 'lugar político' de Ana Oramas

"Con 17 años entré en la universidad, y en el año 1976 la universidad era pura política". Ana Oramas, diputada de Coalición Canaria en el Congreso, destaca su vida universitaria como una de la experiencias que marcaron su futuro político. "El comienzo de mis estudios en Económicas coincidió con el comienzo de la Transición, y por lo tanto con la época de todas las situaciones que conllevó la muerte de Franco: huelgas, manifestaciones...", recuerda la parlamentaria insular.

Para Oramas, "la universidad en aquellos años fue maravillosa". La diputada califica de "chocante" todo aquello que "salió a la luz" con la muerte del dictador y que llevaba tantos años desaparecido o en la clandestinidad. "En la universidad había de todo, después de tanta represión y ocultismo: maoístas, comunistas, trotskistas... Aunque ahora suene extraño, en aquel momento fue muy impactante descubrir todo aquello", asegura. La diputada de Coalición Canaria tiene claro que "la juventud se traduce en curiosidad y cambio".

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Y más, en aquel periodo: "Los jóvenes estábamos en primera fila de todo; era la época idónea para dar rienda suelta a una juventud curiosa con inquietudes". "Nuestra vida era la política. Éramos y somos la generación de la Constitución, de la legalización de los sindicatos, después de tantos años, y encima estábamos en la universidad, un lugar para vivir y analizar todo aquello", relata.

La diputada concluye con una anécdota que resulta ejemplificadora de una situación en la que los viejos tiempos no acababan de morir y los nuevos no terminaban de nacer: "Mi padre, como muchas personas de la época, era muy rígido, y en mi casa existía una norma que no me permitía estar fuera de casa después de las nueve y media. Una noche, le dije a mis padres que me iba a estudiar a casa de una amiga y me fui a una discoteca con Javier Arenas, que en aquel momento era el secretario de las juventudes de la Unión de Centro Democrático", recuerda Oramas.

Con esta anécdota, en la que queda de manifiesto que Oramas ya tenía sus primeras experiencias con el mundo político, la diputada ejemplifica esa sensación e ilusión de libertad, la primera en muchos años, que surgió tras la muerte del dictador y que acompañó y marcó a la juventud de los años 70 y buena parte de los 80.