El economista Miguel Sebastián (Madrid, 1957) fue ministro de Industria, Turismo y Comercio en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2008 y 2011. Le tocó enfrentarse dentro del Ejecutivo a la histórica crisis económica que cambió buena parte de los modelos políticos y económicos del mundo occidental. En la actualidad, como profesor universitario, se dedica al análisis económico desde el INCAE (Instituto Complutense de Análisis Económico). Además, es colaborador asiduo de Al rojo vivo en laSexta.
La inflación
“Hay dos tipos de inflación. Por un lado, la que llamamos de demanda, que ocurre cuando la economía está recalentada o hay burbujas como la burbuja inmobiliaria, la de crédito, la de las bolsas, etcétera. Ese tipo de inflación es fácil de controlar mediante una contracción monetaria o una fiscal, es decir, una contracción de la demanda. Sin embargo, la inflación que estamos viviendo ahora es una inflación de oferta. Como consecuencia de la subida de los precios de la energía y de los alimentos, las empresas tienen más costes, los consumidores sufren una subida de costes y esa inflación es más difícil de controlar porque viene acompañada de menos crecimiento económico. Entonces si tratas de enfriar la inflación, también se enfría más el crecimiento económico. Por lo tanto, ahí se te plantea un dilema, ya que si quieres menos inflación tendrás menos crecimiento y si quieres que no tenga tanto impacto sobre el crecimiento, todavía tendrás más inflación. Esta es en la que estamos ahora, que es más difícil de controlar”.
El final de la crisis
“El que diga que sabe cuánto va a durar esta burbuja probablemente esté mintiendo, porque es una inflación que viene del primer corte de suministro de gas que hizo Rusia el 20 de septiembre del 2021, justo en la víspera del otoño. Estaba muy bien calculado. Ahí desató la escalada del precio del gas y luego vino la invasión de Ucrania. Y también estaba la escalada del precio del petróleo. Si sigue la guerra, más allá del destrozo de vidas, es un destrozo económico y un desastre. Seguirán las sanciones contra Rusia y el riesgo de que responda con un bloqueo de sus exportaciones de gas a Europa. Si al final hay, de una forma u otra, un acuerdo, creo que toda la burbuja de precios energéticos y de alimentos que tenemos ahora se vendrá abajo. Habrá una reducción de la inflación relativamente rápida, sin necesidad de que los bancos centrales suban los tipos de interés, que es el riesgo que tenemos si la inflación permanece alta durante mucho tiempo”.
El modelo económico español
“España tiene unos factores diferenciales muy importantes con respecto a otros países. Tenemos la suerte de contar con el gas que viene de Argelia directamente y tenemos una buena red regasificadora para los barcos que traen el gas licuado. Por la parte del suministro, estamos bien cubiertos. Pero eso da igual para el precio, que es internacional y sube para todos. Después, España tiene unas características muy especiales. La primera es una gran dependencia energética, a pesar de todo lo que hemos hecho en renovables porque somos probablemente el país del mundo que tiene más transporte de mercancías por carretera. Además tenemos un tejido empresarial que no es muy competitivo. Siempre se habla del sector eléctrico o de las constructoras que hacen colusión y se ponen de acuerdo para fijar precios. Quizás, el único sitio donde no tenemos ese problema es en la banca. Ahí, probablemente, lo que tengamos es un exceso de competencia. Es decir, tenemos justo un exceso de competencia donde no deberíamos tenerla y hay una falta de competencia en el resto de la economía”.
La crisis de 2008 frente a la actual
“La actual crisis es de oferta, es decir, una crisis en la que suben los costes para las empresas y en la que suben los precios de la electricidad y de los alimentos para los consumidores. Esto hace que se consuma menos porque se pierde poder adquisitivo. Nada que ver con la de 2008. Entonces veníamos de unos años de un boom, probablemente excesivo, causado por una burbuja de crédito. Una burbuja financiera que, en el caso de España, además se unía a una inmobiliaria. Ahora, en cambio, estamos en una situación donde han aumentado los costes y, por tanto, tenemos más inflación y menos crecimiento. Y además tenemos este dilema de política monetaria, que es muy difícil de resolver y probablemente nos da un margen de maniobra muy escaso. Solamente podemos actuar por la oferta, que quiere decir conseguir un pacto de rentas, bajar algunas tasas o costes a las empresas y un buen plan de ahorro energético. Algo que estoy echando de menos en el debate político”.
El papel de la Unión Europea
“La Unión Europea tiene que hacer caso a la Agencia Internacional de la Energía y preparar un buen plan de ahorro energético dirigido a las importaciones que hace de Asia y de petróleo de Rusia. Pero también, en general, de ahorro energético. Y, por supuesto, tiene que ayudar a los países a que protejan a su población más vulnerable. Creo que lo segundo sí que se está haciendo de alguna forma. Pero echo de menos un plan de ahorro energético que sea vinculante para todos los países, que sea serio y que nos permita afrontar el otoño y el invierno con una mayor tranquilidad en caso de que la guerra y, por tanto, la crisis energética continúen. Va a ser muy difícil que la Unión Europea frene la subida de los tipos de interés. Pero sí que me parece buena la medida que ha tomado el BCE para que no se castigue como en el 2010 a los países del sur de la zona euro, Grecia, Portugal, Italia, Grecia y España, y que todos los países sufran la misma subida de los tipos de interés”.
Margen de maniobra del Gobierno
“El Gobierno tiene muy poco margen de maniobra. Y se debería explicar y decírselo claramente a la población. No tenemos por qué tener una crisis más gorda que la que va a tener el resto de Europa. No tenemos herramientas, como tampoco las tiene ningún país europeo, para atajar esta solución, más allá de que se finalice la guerra de Ucrania lo más rápido posible. Y eso no está en las manos de un solo Ejecutivo. Evidentemente, el Gobierno español tiene que seguir la política europea, que consiste en defender a Ucrania, y sancionar a Moscú, sabiendo que se perjudica mucho a Rusia pero también a nosotros. Lo que pasa es que esta es una guerra distinta a las habituales. En nuestro caso, es una guerra económica, pero estamos en guerra”.
La excepción ibérica
“Es un poco pronto para evaluar la medida. Además, justo cuando se ha establecido el tope del precio del gas en la generación eléctrica, ha coincidido con una subida de su precio por el deterioro de la situación geopolítica. Por tanto, aquí la comparación relevante no es el precio de la electricidad antes y después de la medida, sino cuál sería si no se hubiera tomado. Esto es lo que hemos hecho desde el INCAE. Y lo que nos sale es que, si no se hubiera tomado la medida, el precio de la electricidad hoy sería un 21% más caro. Esto irá cambiando con el tiempo, según la evolución del precio del gas, pero sí que es verdad que ha tenido un impacto positivo. No sé si el que se esperaba”.
La valoración de los ciudadanos
“¿Por qué no se valoran las medidas que toma el Gobierno? Lo leí en una encuesta hace poco y me llamó mucho la atención. No soy politólogo, pero considero que es porque la mayoría de la gente cree que, aunque su situación personal no va mal, el país sí va mal. La gente, que es mucho más lista de lo que muchos piensan, sabe que algunas de las medidas no son buenas, pero otras sí. A mí, por ejemplo, la que menos me gusta es la subvención de 20 céntimos del gasóleo y gasolina a todos los consumidores. Es regresiva, es decir, que ayuda más a la gente con más renta. Es ineficiente porque no ayuda al ahorro energético. Es muy costosa porque cuesta 6.000 millones de euros al año. En cambio, suprimiendo esta medida podríamos tener el transporte gratuito para toda España. Y estoy plenamente convencido de que si el Gobierno retirara los 20 céntimos y a partir de ahora el transporte público fuera gratuito, el coste sería el mismo pero la gente la percibiría mejor”.
Diferencias en el Gobierno
“Siempre he sentido que había diferencias de opinión dentro de los Gobiernos. En el Ejecutivo del que formé parte había muchas y a mí eso no me parece malo. Lo que me parece mal es que trasciendan al debate público. Que haya discrepancias es bueno, porque ayuda a mejorar las medidas que se toman. Eso nos pasa a todos cuando debatimos: se mejora nuestras opiniones, se aclaran nuestras ideas, se fortalecen a lo mejor las dudas y se renuncia a algo que teníamos muy claro pero que a lo mejor no lo era tanto. El debate me parece muy sano y ayuda a que las medidas mejoren, pero no me gusta que trascienda porque da una imagen de división y de guirigay interno. Y esto no es bueno porque la gente percibe que estamos en una situación complicada, le gusta tener Ejecutivos que estén fuertes y que estén preocupados en hacer frente a la situación más que en las peleas internas”.
La bajada de impuestos del PP
“No han entendido cuál es el choque económico al que se enfrenta la economía española. Tenemos una crisis de oferta, no de demanda. Estamos ante una caída de la oferta y, por tanto, salvo algunas tasas, a lo mejor las cotizaciones o costes para las empresas que podrían ser aliviadas, una bajada generalizada de los impuestos no ayuda a la inflación. Al revés, la empeora, porque aumenta más la demanda. Por tanto, se tienen que hacer propuestas, pero sensatas. Pero sí que es verdad que debería haber más diálogo entre los partidos, como se hizo con los Pactos de la Moncloa. No fue un pacto sólo de agentes sociales para buscar el pacto de rentas, que es lo que necesitamos ahora”.
Becas para ricos
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“La derecha no entiende el papel que tienen la educación y la sanidad como dos pilares tanto para mejorar la eficiencia como la equidad y que son buenas para la economía en su conjunto. Hay lo que se llama una externalidad positiva y, en segundo lugar, mejora la igualdad de oportunidades. La igualdad de oportunidades es muchas veces muy difícil de conseguir y uno de los canales clave es a través de las becas. La propuesta de Ayuso plantea que la universidad ya es prácticamente gratuita, incluso para los ricos. Ahora, añaden otro problema más, empeorando la justicia, la equidad y la eficiencia del modelo educativo, diciendo que las becas también se den a los ricos. Es algo realmente que creo que no entienden: ¿Cuál es el papel que desempeñan las becas en nuestro sistema?”.
El imposible pacto de rentas
“¿Por qué es tan difícil un pacto de rentas? Es una pregunta que me hago con frecuencia porque es difícil de entender. El ambiente político no es como el que teníamos en 1977 cuando se negociaron los Pactos de la Moncloa. En la actualidad, parece que se ha instalado la idea de que cuanto peor le vaya al Gobierno y, por tanto, a España, mejor para el partido de la oposición, porque así tendrá un mejor resultado electoral. Y esto es un desastre, porque al final lo que se ve es que si al Gobierno le va mal, le va mal a toda España. Si el PP se sienta para favorecer unos pactos de rentas, unos nuevos pactos de la Moncloa, será bueno también para ellos. Al PSOE no le pasó factura firmarlos. Esos pactos ayudaron a bajar la inflación y fueron exitosos para todos los partidos, no solamente para el Gobierno”.
Mensajes positivos
“Una de las grandes buenas noticias es Europa. El Banco Central Europeo de ahora no tiene nada que ver con el del 2008. Lo ha demostrado durante la pandemia y lo sigue haciendo con la guerra de Ucrania. Es una muy buena noticia que la UE sabe que ahora tiene que haber un aumento del déficit como consecuencia de esta guerra y que tiene la necesidad de proteger a la población más vulnerable y ayudar a muchos sectores empresariales afectados por la crisis. En el caso concreto de la economía española, tenemos algunas señales positivas que no se ponen en valor. Tenemos un crecimiento económico de más calidad que los de otros países. Está creciendo la inversión, la buena, la inversión en equipo, la productiva, no tanto el ladrillo. Y están creciendo mucho las exportaciones. Y esto es una buena noticia. La otra es que la reforma laboral ha conseguido mejorar el problema de la temporalidad. Nos queda saber si, en caso de un choque negativo como el que podríamos tener, sobre todo en el otoño o en el invierno, va a haber más flexibilidad salarial y menos ajuste de empleo que otras veces”.
El economista Miguel Sebastián (Madrid, 1957) fue ministro de Industria, Turismo y Comercio en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2008 y 2011. Le tocó enfrentarse dentro del Ejecutivo a la histórica crisis económica que cambió buena parte de los modelos políticos y económicos del mundo occidental. En la actualidad, como profesor universitario, se dedica al análisis económico desde el INCAE (Instituto Complutense de Análisis Económico). Además, es colaborador asiduo de Al rojo vivo en laSexta.